Toma mi mano.
Entonces llevó a Lucy a la capital.
Si doña Marta ya estaba cansada
de lo que pasaba con mi nieta.
Ya se siente tranquila.
Bueno, con ese examen de sangre,
por lo menos es
seguro que embarazada no está.
¿Por qué dice por lo menos?
Es que yo quería saber si Lucía.
Todavía es virgen.
Pero, doña Esperanza.
¿Por qué es importante para usted saberlo?
Mi pobre nieta ya está en boca de todos.
Y aunque no esté embarazada,
quiero desengancharme.
De desengañarse. ¿De qué?
Que no ha tenido que ver con ningún patojo
para que se case.
Virgen pura.
¿Usted iba a dejar que le hicieran
un examen para eso?
Pues sí. Se lo pedí al doctor.
¡Ay, doña Esperanza!
¡Por Dios santo!
Pero viera la cara que puso.
Me imagino.
Se enojó tanto que me contestó
que ese tipo de exámenes no los hacía.
Los doctores pueden decir
si una mujer es virgen o no.
Cuando yo estuve exiliada en México,
nos capacitaron en muchas cosas.
Fíjese que uno de los doctores
nos dijo que era difícil
saber si una mujer es virgen o no.
Pero cuando uno se casa,
el marido se ha de dar cuenta.
Es que la gente tiene metido en la cabeza
que una mujer es virgen
sólo si tiene el himen,
esa tela que cierra su vagina.
Yo solo quiero saber si Lucía es virgen
o no.
Lo demás no me interesa.
¿Doña Esperanza, cómo va a orientar a
Lucía si no conoce de estos temas?
Pero yo no puedo.
¡Ay, no!
La verdad es que no puedo.
Sí puede, doña Esperanza.
Todo está en
que tenga la voluntad de hacerlo.
No sé.
Pero cuénteme más.
Pues sólo
espéreme un ratito. Voy por café.
¿Cómo está Lucía con todo esto?
Ay, está muy enojada.
Se vino callada en todo el camino.
Será para menos.
¿Pero qué salida teníamos?
Ella no me dice de quién es esa prueba.
De seguro está apoyando a alguien más.
Pero si la sigue presionando,
menos que le vaya a decir algo.
Pero es su obligación decirme la verdad.
Eso quiere confianza, doña Esperanza.
Y que usted preguntará por su virginidad
para saber la verdad.
¿No cree que se le pasó la mano?
Hoy será doña Marta. Me parece que sí.
¿Y ahora qué hago?
Recuerde que si las jovencitas
y los jovencitos tienen la información
correcta entienden lo valioso
que es su cuerpo y lo cuidan mejor. Mmm.
Pero igual meten las patas.
Dígame una cosa.
¿Cuántas veces ha hablado con Lucía
y con Ángel
de la responsabilidad
de tener relaciones sexuales?
Ay, cómo en mis tiempos
ni esas palabras se decían.
Pero ahora lo encuentran todo en Internet.
Doña Esperanza y la familia.
Bien, gracias. No orienten nada.
Yo no puedo hacer mucho.
Claro que sí.
Lo primero,
no piense sólo en la virtud de Lucía.
Mejor piensa en su salud.
Eso es lo que estoy haciendo.
Entonces mejor háblele de cómo protegerse
para no pescar una enfermedad
o un embarazo.
¿Y lo de llegar pura al matrimonio?
Ay, doña Esperanza.
No se puede juzgar el valor de una mujer
porque tenga o no un himen.
Es que así ya nadie la va a querer.
Eso no es así.
Lo importante es que
las niñas sepan que valen por lo que son
y no por una telita que puede estar allí
o no, por distintas razones.
Ah, pero marca la diferencia doña Marta
en la forma en que los demás
lo miran a uno. ¡Ay, doña Esperanza!
En primer lugar,
no hay maneras para que se den cuenta.
¿Y usted va a seguir insistiendo
con lo mismo?
Ay, a mí
nunca me dijeron nada cuando era niña.
Ya ve.
Hay lugares como el centro de salud
donde dan información.
Si quiere que Lucía le tenga confianza,
usted tiene que dar el primer paso.
Piénselo.
Lucía no merece que usted
la mortifique de esta forma.
Toma mi mano.
Es que yo quiero saber la verdad.
José Luis.
Mamá. Ay, vos me espantaste.
Tocá antes de entrar, hombre.
Ay, disculpe, la señora.
Solo venía a decirte que el desayuno ya
está servido.
Déjate de payasadas.
Y eso que hoy que madrugas.
Sí, ya son las siete.
Pero es sábado.
Sé. ¿Y vos
ya estás viendo novelas tan temprano?
Solo a esta hora. Dan alma de cristal.
Uy, esa novela vieja
la repiten a cada rato y todo el día.
¿Tenés algún problema con eso?
A mí me da igual.
Solo que se te va a enfriar el desayuno.
Come vos. Hay algo más tarde.
¿Ya se despertó tu tío?
Él sí
que ha de estar todavía en el 5.º sueño.
Me avisas cuando se levante. Entonces.
Así desayuno con él. Vaya.
Con permiso.
Buenos días. Hermanita.
Ya está el desayuno.
Ahorita voy.
Silvia solo platicó algo con mi mamá.
Allá te espero.
¿Ya venís vos también
a quitarme el tiempo?
Ya está, que hoy no termino de ver
mi novela.
Es que necesito hablar
algo importante con usted.
Ah, está bien.
Cerrarme la puerta que se me entra
Chiflón.
Mamá, yo.
Espérate, que ya vienen los comerciales.
Enseguida regresamos con el maratón
de su telenovela Alma de Cristal.
¿Se siente feliz?
¿Qué quieres?
¿No puedes esperar a que termine
mi novela?
No, mamá, es algo urgente.
¿Qué es tan urgente? Pues. Mamá.
Es algo sobre el tío Antonio.
Otra vez.
¡Qué mentira!
¿Me vas a venir a contar ahora?
No son mentiras. Ya te habías tardado.
Ya vas a empezar con tus mismos cuentos de
hace años.
No son cuentos.
Y además es algo que pasó ayer. Ajá.
¿Y qué? Ayer
usted me llamó para decirme
que iba a dejar a Silvia sola en la casa
y yo vine lo más rápido que pude.
Y te dejé una nota.
¿No la leíste o qué?
Vi la nota cuando entré a la casa.
Me fui a bañar y ahí fue cuando escuché
que alguien abrió la puerta.
Y cuando salí del baño,
el que estaba allí era el tío Antonio.
Mamá.
¿Y eso qué tiene? Es tu tío.
No pasa nada.
¿Cómo que no pasa nada? ¿Mamá?
Usted sabe lo que él.
Él no hizo nada.
¿Cuántas veces lo tengo que repetir?
Es que trató de quitarme la toalla.
¡Ay! Tal vez era un juego.
Vos te lo tomas todo en serio.
¿Cuál juegos, mamá?
Me siguió hasta el 4.º
y de una patada abrió y se metió.
Vaya a ver cómo quedó la puerta.
Ahora resulta que no tiene fuerza.
Por favor.
No se ría, mamá.
Esto es serio.
¿Qué se me hace?
¿Que vos provocaste todo eso?
¿Quién te manda salir en toalla
y pasearte casi desnuda por toda la casa?
No entiendo por qué usted
siempre lo justifica.
Yo no tengo por qué justificar a nadie.
Antonio es el hombre de esta casa.
Pero si hizo eso conmigo,
imagínese qué podría hacerle a Silvia.
Nada.
No le haría nada.
Eso solo pasa en tu cabeza sucia, Ruth.
Silvia está en peligro, Mamá.
¿En qué peligro va a estar Silvia?
Hombre. Vos estás peor que la novela.
No. Ayer,
cuando usted iba entrando, él me lo dijo.
¿Qué te dijo? A ver si lo ves.
Me dijo que si yo me iba de esta casa,
él le haría algo a Silvia.
Y hasta que te vas a ir.
¿Y de verdad vas a hacer eso?
Si siguen las cosas así con ese señor.
Si ahora resulta que vos te querés ir.
Ese día ya te dije que te fueras.
¿Sabes qué?
Ándate, pero ándate de una vez.
Ahora que está a tono en la casa,
nadie te necesita.
¿Por qué es así conmigo, mamá?
Yo solo le digo la verdad.
Y usted no me cree.
¿Qué más le he hecho para que me trates?
Tampoco vengas a hacerme el drama a mi 4.º
por cosas que vos inventaste
para llamar la atención.
Para dramas tengo con los de la novela.
Usted sabe que es verdad, mamá.
Yo solo sé que mi hermano nunca oírlo.
Bien.
Nunca haría todas esas cochinadas
que vos estás inventando.
Aunque usted trate de cubrirlo,
ya no puede.
No quiero que haga con
Silvia lo que hizo conmigo.
Mamá, por favor, haga algo.
¿Y qué querés que haga?
Los hombres hacen lo que hacen
porque las mujeres los provocan.
Mamá, por favor, no permita que Silvia
pase por lo mismo que pasé yo.
Solo te puedo decir una cosa, Ruth.
Es la vida que nos tocó vivir.
No, mamá se equivoca.
No tiene que ser así.
Se puede evitar.
¿Sabes cómo lo podés evitar? ¿Cómo?
Quédate y hazle caso a tu tío,
que es el hombre de la casa.
No me diga eso, mamá.
Yo no puedo seguir aquí.
Me voy
y me llevo a Silvia.
Y hablamos de esto antes.
Vos no te podés
llevar a Silvia a ninguna parte.
No le haga esto, por favor.
A ella no.
Si quieres irte, ándate sola.
Silvia se queda aquí.
Y lo que le pase será tu culpa.
Toma mi mano.
Acá estoy solo.
Dale, Dale hasta el centro. Segundo palo.
Segundo palo.
Tienes mucha alegría.
Ahí te va,
Diego, Putica.
Qué golazo, muchacha.
¡Gol! ¡Golazo!
Muchachos, vengan para acá.
Se acabó el entreno.
Muy buena práctica.
Patojos.
¿Qué les parece estar en una cancha
oficial como la del Estadio Nacional?
¿Y como consiguió que nos dejaran entrenar
acá, profe?
Deben cobrar muy caro.
No, nada de eso, Carlos.
Solo fueron unos trámites y ya.
Además, les tengo una sorpresa, muchachos.
Miren quién viene
ahí a platicar con ustedes.
A la profe.
No lo puedo creer.
Es Memín. Funes. Así es, Alex.
Le pedí favor
a Juan Manuel que nos acompañara hoy.
Y los estuvo viendo mientras entrenaban.
Qué buena onda, profe.
Me mindfulnes. Me vio jugar y vio mi gol.
Y el centro de Rogelio.
Y el resorte del Alex. ¡Ah, qué lujo!
¿Qué tal, Cruz? ¿Cómo estás?
¿Cómo están los muchachos? Bien.
Gracias.
¿Todo bien,
Memín?
Gracias por las gestiones
para que mis patojos
pudieran jugar un rato en la cancha.
No fue nada.
Es un placer para mí.
Oigan, muchachos.
Qué bien. Juegan al fútbol.
Tienen estilo y fuerza.
Ah, Somos
el primer lugar de la Liga municipal.
Fíjate. Juan Manuel y Alex.
Este muchacho de acá
es el goleador del campeonato.
Se nota. Tenés fuerza y rapidez.
También me gustó tu visión de campo
y haces muy buenos pases para todo.
Gracias, señor Funes.
Se hace lo que se puede.
Nada de señor Funes.
Memín para mis amigos.
Y mira, Alex,
cuando uno es bueno en lo que hace,
solo hay un camino hacia adelante.
Y eso va para todos.
Gracias, Memín.
En general me gusta cómo juegan
y se nota que se entienden en el campo.
Muchas gracias.
Yo les dije una serie como
bien Funes Hadley.
Carlos
pero esperemos a ver qué dice el profe.
¿Profe Cruz, usted cómo conoce a Memín?
Jugábamos juntos cuando éramos patojos
en los campos de la zona cinco.
Ahora ya no existen.
Imagínense ya hace rato.
¿Saben cómo le decíamos a Cruz
en aquellos años?
Como el conejo.
No por sus dientes
grandes, sino porque andaba saltando
por todos lados.
Ya ni me acordaba.
Pero no solo en el campo.
Se venía desde su casa en La Palmita,
brincando y brincando,
tocando timbres,
tratando de alcanzar ramas en los árboles.
Puro conejo.
Pues qué bueno que pudieron venir
a la capital y jugar un rato.
Yo de verdad lo veo muy bien.
Sigan entrenando duro y nada de
andar de parranda ni andar fumando.
No se desgasten por gusto.
Muchas gracias.
¿Ahora sí nos podemos tomar una foto?
Por supuesto. Para todos,
el honor es para mí.
Júntense, pues, muchá.
Don Cruz nos toma la foto con mi teléfono.
Vos, Alex, pégate un cacho Más mano.
Si nos vamos a salir,
pues el Diego mejor que nos salga muchas
más. Diego,
A las tres digan Renacimiento Junior.
Pues 123.
Renacimiento.
Algunos
alegres acontecimientos.
Qué bueno que vinieron muchachos.
Que tengan buen retorno.
Gracias, Augusto.
Buenísimo, Alex, vení un rato.
¿Memín te quiere decir algo?
Sí. Dígame, profe.
Alex,
Me gustó mucho tu actitud en el campo.
Ese último gol
pudiste meterlo vos, pero con el cabezazo
le hiciste el pase a tu compañero.
Eso es jugar en equipo.
Gracias, Memín.
Es que esa jugada la teníamos ya ensayada
y él tenía mejor ángulo que yo.
Exacto, de eso se trata.
Pero hay que perfeccionarlo,
mejorando la técnica.
Así que déjame ver qué puedo hacer.
Juan Manuel te ofrece gestionar una beca
en su escuela de fútbol Memín Funes.
Y si todo va bien, podemos incluirte en el
grupo que hará una prueba en la Sub17.
Ese es mi sueño, Memín,
poder jugar como profesional.
Esta carrera requiere dedicación,
esfuerzo y constancia.
Eso lo sé.
Solo necesito una oportunidad.
¿Verdad, profe?
Pues cuando tenga alguna noticia
yo le cuento al conejo
para que te traiga a la escuela.
Gracias, Memín.
Gracias, profe. No los voy a defraudar.
Qué buen grupo de jugadores tenés
en San Juan.
De seguro ganan el campeonato.
Gracias vos.
Estamos muy agradecidos.
Bueno, yo me tengo que ir,
pero seguí echándole ganas.
Conejo.
Los patojos tienen potencial
y vos sos un buen entrenador.
Gracias por tu tiempo, Memín.
Que te vaya bien. Gracias. Gracias.
Que les vaya bien. Gracias,
profe.
Profe. ¿Escuchó lo que dijo? Me mima.
La beca es un hecho.
Va a saber. Eso es lo primero.
Te lo mereces, patojo.
Gracias por todo, profe.
Todo se lo debes a tu talento
y tu esfuerzo.
Y no se lo había dicho, profe,
pero me salí de la casa de Gabriel.
Me estaba quedando con Diego.
Pero todavía me puedo ir a su casa.
Claro, Alex, qué buena noticia. Pero.
¿Y Gabriel?
Ya no le tengo miedo a mi hermano, profe.
Y como dice Memín,
mi único camino es hacia adelante.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en Triple W.
Punto. Toma mi mano Punto F o síguenos
en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escucha las.
En Spotify, YouTube y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.