Toma Mi Mano USA

Episodio 105: Herida

Episode Summary

Gabriel sale gravemente herido y le pide a Alex que busque venganza, mientras Güicha arriesga todo para curarlo. Por otro lado, Raúl le propone a Jefferson renunciar a su trabajo, generando más conflictos. Además, Rogelio comienza a sospechar que Antonio está detrás de los problemas de Ruth.

Episode Transcription

Es el momento.

De empezar de nuevo juntos.

Volver a nacer.

Toma mi mano.

Por Judas.

Yo digo que mejor llevemos

al diablo al hospital.

Se está desangrando.

Nos vemos a Mate en el carro.

El diablo

dijo que no quiere ir a ningún hospital.

Y por eso lo trajimos a su chante.

Yo me arreglé

porque creí que lo habían matado.

Cállate, mula.

¿Y qué pasó con la muchacha?

Yo le dije al Trini

que se la fuera a traer, pero ya se tardó.

Llámalo otra vez

para ver por dónde vienen. ¡Ah!

Alex, tráeme un poco de agua, carnal.

Tengo mucha sed.

Tranquilo, mi diablo.

Tu carnalito no tarda en llegar.

Ahorita te traigo el agua.

¡Ah! ¡Ah!

¡Oh, chica,

cómo me duele esta onda, muchacha!

A lo mejor busquemos una botella de guaro

para aguantar.

Oh, compadre.

Vas a estar bien. Solo no te muevas mucho.

Vivos.

Ya cayó la ficha.

¿Que pasó? Mucha.

¿Balearon? Al diablo, muchacha.

Le sale mucha sangre. Sánate.

Abrí el maletín. Apúrate, patojo.

Judas, tené

las tijeras y córtale la camisa.

¿Cómo lo ves, muchacha?

Primero déjame ver la herida.

Se desmayó una vez en el carro. Gabriel.

Te va a doler,

pero vas a tener que aguantar mucha.

¿Veniste?

Me duele mucho, amor.

Aquí estoy, Gabriel.

Tranquilo. Sánate. Tráete esas toallas.

Necesito que hagas presión aquí

y no la sueltes por nada.

Cucha.

Ya vi la herida, pero esto es grave.

¿A qué hora fue el balazo, Judas?

Hace una hora.

¿Y por qué chingados no lo llevaron

a la emergencia del hospital?

Vos sabes que si lo llevamos al hospital,

la policía va a empezar a hacer preguntas.

Miren,

la bala entró y salió,

pero no sé si tocó algún órgano.

¿Qué hacemos?

Yo creo que deberíamos ir a un hospital.

¿Qué onda?

¿Qué pasó?

Casi matan a tu carnal Alex.

¿Y vos? De paseo. Está mala, Alex.

Mejor si no habla por ahora.

¿Pero qué onda?

Pues díganme.

Fuimos a San Jacinto.

Vos, Alex,

y nos recibieron a tiros, compadre.

Yo sabía que todo esto

iba a terminar en un desastre.

Pero si todo esto fue por vos.

A mí no me metan en sus líos.

Ustedes lo que estaban defendiendo

era su territorio.

Yo solo te digo que ese compadrito,

el Casper, ya no te va a venir a cobrar

ni más. Ajá. ¿Pero a qué precio?

¿Richard no se va a morir,

Gabriel, verdad?

No sé, Alex.

Por momentos pierde el sentido.

Yo pienso que debemos llevarlo

con un médico, pero ya.

Alex,

yo digo que lo llevemos al hospital a

Alex.

¿Dónde está mi carnal?

Muchas.

Vayan a traerlo.

Aquí estoy, Gabriel.

¿Qué pasó?

No sabía que ibas a venir.

Rápido, carnal.

Me balearon.

Pero eso no la libraron.

Así lo. Sé.

No hables mucho, Gabriel.

Tenés que guardar tus fuerzas.

¿Pero sabes una cosa, Alex?

El maje que vino a molestar a mi

y a llevarse las de Rex por acá

está bien muerto.

Ya me contaron.

Gabriel, Eso le pasa

a los que quieren jodernos

a vos y a mi carnal.

Tranquilo, Gabriel.

Te vamos a llevar a algún hospital

para que estés bien.

El pastel de aquí no me mueven.

El que se tiene que mover

rápido sos vos, carnalito. Ah.

Ya está bloqueando el diablo.

Mucha creatividad.

Déjalo hablar. Cálmate, hermano.

Ahorita voy por un doctor.

No, Alex,

tranquilo.

Mira.

Pues la guerra la iniciaron

los de San Jacinto.

Todo fue por culpa del maldito del Crusty.

¿Me estás escuchando, Alex?

No te preocupes por eso.

Vos tenés

que vengar lo que me hicieron, carnal.

Esto no se va a quedar así, mi diablo.

Eso te lo aseguro.

Alex, busca ese maje del Crusty y acábalo.

Sé que no me vas a defraudar, carnalito.

Vos, vos.

Gabriel.

Gabriel, Háblame, carnal.

Gabriel.

Tranquilo, Alex, Tranquilo.

Se desmayó porque ya perdió mucha sangre.

Mi hermano se va a morir.

No creo.

Pero tenemos que esperar

que la medicina haga su efecto.

Acordate que Gabriel tiene más vidas

que un gato.

Toma mi mano.

Apúrate con los chicharrones.

Concepción. Aquí están. Raúl.

¿Qué hay, hombre?

¿Fuiste a matar al coche o qué?

Pero si ya tenés todo servido.

Después de una hora.

¿Y el Jefferson no ha venido? Todavía no.

Ah, bueno,

entonces fírmame de una vez estos papeles.

¿De qué son?

De unos impuestos. ¿Qué impuestos?

Si yo voy al día en todo.

Solo firma, hombre. No, Raúl.

Primero tengo que ver qué.

Tan babosa no sos. Va, mujer.

Mira a Concepción.

Vos no podés

hacerte cargo de las propiedades.

Eso no es para mujeres.

Para eso están mis hijos.

¿Qué esperanza con esos?

Son iguales a vos.

Hay que estar arreando

para que hagan las cosas.

No me importa, Raúl.

¿Y si es para el traspaso de propiedad?

Yo solo voy a firmar esos papeles hasta

que aparezcan los nombres de todos ellos.

¿No vas a firmar?

No. Ya vino Jefferson.

Te salvaste. Por ahora, Concepción.

Ya vine, mamá.

Hola, mijo.

Solo tu mamá está aquí. Papá.

No sabía que ya estaba aquí.

Como dijo que el domingo iba a regresar.

Yo nunca digo cuándo voy a regresar.

Así me sorprendo a todos.

¿Y cómo le fue? Bien.

Pero sentate, hombre.

Gracias, papá.

Voy a ver la comida.

Vaya, mamá.

A buena hora. ¿Viniste para acompañarme?

Salud.

Salud, papá.

Y no que trabajaba

solo de lunes a viernes.

Como ahora tenemos más clientes,

tengo bastante trabajo.

Pero eso te lo pagan como extras. Ok.

Por el momento sí,

pero el otro mes ya fijo.

Vamos a trabajar los sábados. Día chica.

Pero te van a pagar más.

Nos van a acomodar el horario.

Qué acomodar ni qué chingados.

Ya deja de trabajar ahí, hombre.

Vos no sos para

estar en oficina, Jefferson.

No, hombre.

Papá.

¿Cómo cree que deje de trabajar

si necesito el dinero?

Más pisto

vas a tener si te dedicas a la finca.

Sí, cómo no.

Con todo lo que me ha pagado usted ahorita

que le estoy ayudando en la finca.

¿Verdad?

Te estoy probando, Jefferson,

para saber si de verdad

quieres arreglar las cosas con tu papá.

Eso es lo que quiero, papá.

Ya ve que todo lo que me ha pedido

estos días lo he estado haciendo.

¿Cómo te fue en la finca

esta semana? Bien.

Se ordenaron las cosas otra vez

y ya se arregló la máquina

para preparar el concentrado

de las gallinas.

Y la venta de los huevos.

Le dije a Mario que fuera a cada

tienda de San Juan para ofrecerlos.

Y bien que logró vender todos.

Además, ya tiene pedidos.

¿Ya viste Jefferson?

Vos podés con la finca.

A tus hermanos hay que estar arreando.

Los hombres.

Son animales.

Pues parecen un hombre, Papá.

¿Querés que las cosas estén bien?

Renuncia a tu trabajo ahorita mismo.

¿Quieren que les sirva de una vez

para interrumpir?

Si sos buena, va a Concepción.

Gracias, mamá.

Déjeme que le ayude.

¡Eh! ¿A dónde vas, Jefferson?

Deja que tu mamá nos sirva.

No te preocupes, mijo.

Yo puedo sola.

Ya estuvo bien, papá.

Así como usted pone condiciones,

yo también pongo las mías.

Voy a renunciar a mi trabajo

cuando usted trate bien a mi mamá.

Ju ju ju, ju.

Por fin sacaste las uñas.

Ah, así me gusta que te pares como macho.

Pero conmigo no te funciona, Jefferson.

Recordá que soy tu tata.

Mire, papá, yo lo respeto y

quiero que respete mis decisiones también.

Yo no puedo renunciar porque

tengo una familia que depende de mí.

¿Qué familia?

La Andrea y la patoja.

Esa es Emma, papá.

Y usted sabe que son mi familia.

Como se llame, hombre.

Y ya que lo

decís, de eso también quiero hablarte.

Si va a hablar

mal de ellas, mejor no diga nada. ¿O qué?

Tranquilo.

Si no voy a hablar de ellas.

Entonces de que ya te encontré

Una mujer que te dé el varón.

¿Qué está diciendo, papá?

No me dé las gracias todavía, hombre.

Usted está loco.

Tal vez, Pero yo sé

lo que es bueno para vos, Jefferson.

Allá en la capital,

conocí a un ganadero que tiene su hija.

Que chula la patoja bus.

Y lo mejor que esta jovencita

20 años tiene.

Ta buena para vos. ¿Cómo cree papá?

Yo no voy a dejar a un lado mi familia.

Y no. Ya la dejaste.

Este sí las dejé,

pero solo fue para asustar un poco.

Andrea. A mí

no me vengas con babosadas, Jefferson.

Ya deja que Andrea se lleve a su hijita

para su pueblo.

Hombre. Vos te mereces algo mejor.

Y cree que lo mejor es irme

con alguien que ni conozco.

Pero ya las vas a conocer.

Y cuando vaya otra vez a la capital,

sea como sea.

¿Te vas a ir conmigo?

Toma mi mano.

Fue buena. Buena.

Muy bien.

¿Cómo se sienten, muchachos?

¿Cansados o vamos por más?

Ya no, profe.

Ay, se nos sacó el jugo.

Recuerden que perdimos el primer partido

y empatamos en el segundo.

Si queremos ganar, debemos concentrarnos

en el próximo partido contra Patricia.

Vamos en el penúltimo lugar

y tenemos que subir

en la tabla de posiciones.

Esto de estar en la departamental

está más grueso, profe.

Muchachos.

¿Qué les parece si además del sábado

y el martes practicamos un día más

entre semana? Sí, sí, está bien,

me parece.

Entonces, a partir del jueves

los espero a las 18:00 de la

tarde.

Rogelio, últimamente

te he visto menos distraído

en los entrenamientos y en los partidos.

Cosas del trabajo, profe Cruz.

Se me hace que te peleaste con la novia.

La verdad es que sí.

¿Y eso?

Es que cortamos.

Con razón no la he visto en los partidos.

Y tan bonita pareja que hacían. ¿Qué pasó?

¿Sí, se puede saber?

Yo también quisiera saber.

Don Cruz.

Ruth terminó conmigo

y cada día se aleja más de mí.

Pero vos la seguís queriendo. Sí, profe.

Ella es el amor de mi vida.

¿Y has tratado de hablar con ella?

No quiere hablar conmigo.

Creo que sus problemas son en su casa,

con su familia. Ah.

Qué pena. Pero no estoy seguro.

Yo. ¿Para qué te digo?

No conozco a Teresa y a sus hijas.

Habla con tu mamá. Ella las conoce bien.

Es verdad.

Voy a platicar con ella.

Bueno.

Ojalá logres resolver las cosas con Ruth.

Patojo. Gracias, profe.

Eso espero. Yo también.

Rogelio.

Mi hijo venía a refaccionar.

Ahorita voy, mamá.

¡Qué rica estaba el agua!

El agua tibia. Relaja.

¿Cómo les fue en el entreno? Mmm.

Muy bien.

Los patojos están algo

asustados con la nueva liga,

pero ya saben, agarrando el ritmo.

Ay, qué alegre, mijo. Mamá.

¿Puedo apagar la televisión

para platicar de algo con usted?

Sí, mijo. Apágala. ¿De qué se trata?

Es sobre Ruth. ¿Le pasó algo?

Creo que sí.

Ay, contame. Ya me preocupaste.

No se lo quería contar porque

creo que es algo muy delicado, pero.

Ay, mijo, tú

siempre me has tenido confianza.

Fíjese, mamá,

que vi a Ruth en Merca Tec. Ajá.

¿Y te habló?

Sí, pero tenía la cara inflamada

y el ojo casi cerrado.

Y qué.

Le. ¿Pasó?

Me dijo que se golpeó en

un balcón, pero no le creo.

Me preocupa lo que esté pasando

en la casa de Ruth.

¿Qué estás pensando, Rogelio?

Que a Ruth alguien le pegó.

Y creo que fue en su casa.

Ay, Teresa es dura

con sus hijas,

pero no creo que llegue a tanto.

¿Y si fue el tío?

¿Usted cree que haya sido don Antonio?

Ay, eso que dices es muy delicado, mijo.

No sé, mamá, pero desde que ese

señor regresó de Estados Unidos.

Ruth ha estado bien rara.

¿Usted se acuerda de él?

De antes que se fuera de San Juan.

Me acuerdo.

Pues siempre vivieron en esa casa.

Después de que se fue el papá de las

patojas, vino Antonio a vivir con ellas.

Qué raro.

Yo no lo recuerdo.

Antonio siempre fue muy reservado.

No se metía en problemas.

Es más, cuando era patojo

ni salía de su casa.

¿Y cómo era con sus sobrinas?

Las cuidaba tanto como ahora.

Pues Silvia era una bebé.

Y Ruth

era una niñita tímida y muy callada.

Casi no la veía.

¿Y por qué se fue don Antonio?

¿Habrá sido por problemas de dinero?

No creo.

Porque Antonio tenía un buen trabajo.

Creo que era en la capital.

Yo digo que quería ganar más.

Pero ahora

que me acuerdo, unos días después

de que Antonio se fue.

Teresa

y sus hijas también se fueron del pueblo.

Todos aquí creíamos que se habían ido

a Estados Unidos.

Pero después de un año regresaron.

¿No le parece extraño, mamá?

Pues no había pensado en esto hasta ahora.

¿Y esa preguntadera, mijo?

Es que creo que don Antonio

tiene algo que ver con que

Ruth haya terminado conmigo

y con su renuncia a la cooperativa.

Será mijo.

Cada vez desconfío más de ese señor.

Pienso que algo raro

está pasando y lo voy a descubrir.

Toma mi mano.

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