Toma Mi Mano USA

Episodio 119: Intento de soborno   

Episode Summary

Jefferson está destrozado por perder a Andrea y a Emma. Ixchel busca a Jefferson en la oficina y se sorprende al enterarse de lo ocurrido. Mientras tanto, Lucía intenta motivar a Alex para que retome el buen camino. Olga busca sobornar a Doña Esperanza.  

Episode Transcription

Toma mi mano.

Preciso su mano.

Suben, suben, suben. Pérate, pérate,

pérate.

Vamos, vamos al cine.

Sube, sube, sube, sube, sube.

Venga, Venga con la maleta.

Vamos, vamos, vamos.

¡Emma!

¡Andrea!

Disculpen. Solo voy a pasar.

Nomás esperar a mi papi.

No, mi amor.

¿Y por qué? Emma.

Papi está muy ocupado hoy.

Solo vamos a viajar tú y yo.

Yo quiero. Estar con. Mi papi.

¡Papi! ¡Papi!

Andrea.

¿Qué le pasa a usted?

Tiro todas mis cosas.

Disculpe, señor.

No la vi. Perdón.

Andrea, mi amor.

Me dejen, por favor.

Lo siento.

Jefferson.

¿Estás bien, patojo?

Se fueron, Don Cruz.

Y perdí a mi familia.

No, hombre.

Todo tiene solución, Jefferson.

Lo que están viviendo ahorita

seguro que se puede arreglar.

No, Don Cruz, ya no se puede.

¿A dónde vas?

A ningún lado.

No. Venite, Jefferson.

Te voy a dejar a tu casa.

No, gracias, Don Cruz.

Déjeme solo, por favor.

Qué buena noticia, Ernesto.

Seguro que Don Cruz se pondrá

muy contento con esa donación.

Y no solo él,

también todos los muchachos que están

participando en el centro comunitario.

Sí, por supuesto.

Entonces usted me avisa

cuando se va a realizar la donación.

Creo que lo podemos hacer para el festival

cultural que están organizando.

Cierto. Es una buena idea, Michelle.

No se hable más.

Entonces.

Hoy mismo

voy a hacer la solicitud de

las computadoras para que la otra semana

ya estén aquí en San Juan.

Muy bien, creo que con eso terminamos.

¿No? Sí.

Yo le informo de los avances del nuevo

logo para la cooperativa.

De acuerdo.

Que tenga un feliz descanso, Ixchel.

Gracias. Igualmente.

Lo acompaño a la salida. Gracias. Sí.

Adiós, Ruth.

Me dio mucho gusto verte.

Gracias, don Ernesto. Que le vaya bien.

¿Cómo va con el reporte, Ruth? Bien.

Ya casi termino. Qué bueno.

Necesito hablar con Jefferson.

Por favor, avísele que vaya a mi oficina.

Licenciada.

Jefferson no está.

Y eso es que se le presentó un problema

y tuvo que salir.

¿En serio? ¿Y le dijo qué pasó?

Fue algo personal.

Tengo que hablar con Jefferson.

No sé qué pasa con él,

licenciada.

Es que

fue algo relacionado con su familia.

¿Están bien?

Sí, pero Andrea y Emma

se van a ir de San Juan.

¿Cómo?

Así es que salí con ellas a almorzar

y al despedirnos

me dijo que se iba con Emma

porque ya no tenía nada que hacer aquí.

No puede ser. Ruth.

Sí, licenciada.

Y cuando vine, se lo conté a Jefferson

y él salió corriendo a buscarlas.

Sé que usted y Andrea son buenas amigas.

Creo que yo hubiera hecho lo mismo.

Y hasta el momento,

no sé si Jefferson logró alcanzarlas.

¿Quiere que lo llame?

No creo que sea un buen momento, Ruth.

Esperemos un poco.

Tiene razón, licenciada.

¿Por qué habrá decidido eso, Andrea?

Pues se miraba desesperada.

Me imagino.

Yo traté de convencerla

para que no se fuera, pero no logré nada.

Creo que ni Jefferson lograría

detener la ruta.

Será. Andrea es una persona muy decidida.

Solo espero que

esto sirva para que los dos aclaren

sus pensamientos.

Ojalá.

Licenciada.

Ellos han luchado mucho

y no creo que tomen a la ligera

la decisión de separarse.

Pero lo que sí es cierto, Ruth,

es que Jefferson debe reaccionar ya,

porque si no lo hace,

va a perder a su familia.

Toma mi mano.

Qué buena onda, Lucía.

Cada vez fallas menos en tus tiros.

Me hacía falta venir a jugar básquet.

A mí también.

Pero ya mero me voy.

Pues tengo unas tareas

que no han terminado.

Yo también

tengo que hacer y no puedo llegar tarde.

Ni color, que te tiene bien controlada.

Tu abuelita.

Va. Cállate, que tus papás no se quedan

atrás.

Mira, allá está Alex.

No te vayas.

Quédate un ratito y platiquemos con él.

No, el Alex ya no me interesa. ¿Qué?

¿Ya tienes puesto los ojos en alguien más?

En uno solo.

Los ojos, amiga.

Pero otro día te cuento. Sí. Ten cuidado.

No se vaya a enojar el Carlos

si hablas con Alex.

Acordate

que ahora ustedes son más que novios. Ay.

Ay, Bárbara.

Hola, Alex.

Seguí sin querer hablar conmigo.

No digas eso, Lucía.

Tú sabes que tengo muchas clases.

Siempre me decís lo mismo.

Pero es que ahora son clavos más gruesos

y no quiero que alguien resulte

lastimado por mi culpa.

¿Cómo así? En nada.

Ya sabes en qué anda mi hermano.

Y en cualquier momento pueden pasar cosas.

Eso sí.

Pero estás aquí.

Podemos platicar un rato o no podemos.

Pues contame cómo pasaste la Semana Santa.

Bien.

En la casa solo salimos a ver procesiones.

Y vos. También.

Me la pasé encerrada en la casa

viendo películas y

atendiendo al Gabriel,

que ha estado un poco enfermo.

Algo hay.

O sea que los dos pasamos

casi que castigados.

El descanso. Simón.

Mira, vos te has estado escondiendo de mí

de hace ratos y yo ya sé por qué es así.

¿Por qué vos y el Diego

son los que intentaron asaltar

el bus donde íbamos para la capital

con la Vero y doña Marta?

No. Déjate de cuentos, que yo te reconocí.

Por eso se bajaron.

Todo por meterte

en los rollos de tu hermano.

Son cosas que no entenderías, Lucía.

Por eso te alejaste de mí.

Por eso y porque no quiero que tengas

clavos con el Carlos por estar conmigo.

Yo pensé que en la excursión

me ibas a buscar

y que todo iba a ser igual que antes.

No creo que las cosas puedan ser

como antes.

Lucía.

Además, en la excursión

el Carlos no te dejaba sola

y esa imagen no me puede ver.

Y después en la noche.

No quiero hablar de la excursión.

Imaginate

que ni me acuerdo de cosas que pasaron.

¿En serio, Lucía?

La verdad yo. No quiero hablar de eso.

Es que yo te quería

hablar de algo que pasó en la excursión.

Y esa noche yo. No me cambies de tema.

Estamos hablando de tus clavos.

Y por eso quiero preguntarte algo.

¿Qué quieres saber?

Vi las notas publicadas de este bimestre

y es la primera vez que perdés dos clases.

No me he podido concentrar.

Entré a estudiar

cuando ya habían comenzado las clases.

Creo que eso me afectó.

Y ya sabes como es mi hermano también.

Hablando de eso, dicen que a tu hermano

lo balearon en San Jacinto.

¿Y quién te dijo?

Por ahí andan hablando de eso.

Ese Diego es un poco.

No contó mayor cosa,

pero yo me quedé con la duda

si vos andabas metido en ese rollo o no.

Eso fue el día de la excursión. Menos mal.

Y decime una cosa.

Los patojos me contaron que ibas a ir

con ellos a jugar a la cabecera.

¿Es verdad? Sí, pero ya no pude.

A lo mejor.

Y regreso a entrenar con el equipo.

Ya viste que hay cosas que sí podés hacer,

como que puedes volver a ser el de antes.

¿O el de antes? Sí.

El Alex estudioso, alegre, deportista

y mejor amigo.

Después de todo lo que te dije.

Todavía

crees que soy tu mejor amigo, Lucía.

Te extraño, Alex.

Con vos es tan fácil hablar.

¿Hablar de qué? De cualquier cosa.

Y con vos No siento pena de que

me vayas a regañar como hacen todos.

Ay, Lucía.

¿Qué te puedo decir Yo?

Solo que te quiero.

Y también extraño pasar tiempo contigo.

Entonces no te alejes más.

Seguí estudiando y jugando fut.

No dejes que nadie te obligue

a hacer cosas que no son buenas para ti.

Ajá. Ya vas.

Lo mismo te digo, Lucía.

No hagas cosas que no son buenas para ti.

Debería ser una promesa entre los dos.

¿Y cómo hacemos para cumplirla?

Ya sé.

Acompáñame al concierto Por la Paz.

Ah, el que están organizando.

Ya vi los afiches.

Pues para arrancar el festival

vamos a tener un concierto

allá en la rotonda.

¿Y cuándo es? El lunes.

Se van a presentar grupos

de todo el departamento y se va a cerrar

con el concierto de una invitada especial.

¡Ah, qué buena onda! ¿Y quién es?

Si llegas, te vas a enterar.

Solo te voy a decir que el día que vino

estuvo bien alegre.

El Diego le dedicó un rap bien chilero.

Quien se lo miraba ni me dijo nada.

Lo voy a molestar con eso.

Pues yo solo

quiero que llegues al concierto.

No sé si pueda.

Tengo cosas que hacer. No seas mala onda.

¿En qué quedamos?

No que ibas a cumplir tu promesa.

Hazlo por mí, Alex. Si.

Toma mi mano.

Carlos.

Y eso que te quedaste en la casa

en domingo.

No tengo ganas de ver a nadie.

Qué raro que no andes con tu noviecita.

Eso. No me quiero meter clavos por gusto.

Vaya que al fin estás entendiendo.

Pues solo estoy dejando que se calmen un

poco las cosas.

¿Qué? ¿Por qué se meten en nuestras vidas?

Porque no quiero que te vayas de cara

con esa muchachita.

Ya te lo dije hasta el cansancio.

¿Y porque cree que va a pasar eso?

¿Y si no es así?

¿Porque seguís de necio con ella?

¿Te enamoraste? No creo.

Pero si quiero estar con ella.

Y por un capricho te vas a arriesgar a que

Esperanza te meta al bote.

Usted no va a dejar que eso pase, Carlos.

¿Terminaste? ¿Noviazgo de porquería?

Yo lo voy a terminar

cuando me canse de ella.

Ay, que tonto sos.

Pero yo la quiero para mí.

Ay, patojas con las que no tenés

que complicarte la vida.

¡Ya, mamá, déjame en paz!

¡Carlos! Carlos.

No me dejes hablando sola.

Patojo Este.

Ahí regreso. Carlos. Voy al parque.

Tengo algo que hacer.

Pero no hemos terminado de hablar de esto.

Y en esta hermosa tarde de.

Domingo en San Juan, Renacimiento.

Y con las bellas notas

que salen del hormigón.

La música de madera nos lleva por

el universo de la melancolía y la emoción.

Sigamos escuchando estas bellas

composiciones

de autores guatemaltecos.

Aplausos a la Marimba Maderas.

De San Juan

con su hermosa interpretación de.

Mi Dalia Azucena.

Esperancita.

¡Qué milagro verla en el parque!

¿Usted que trabaja

tanto, se merece un su descanso?

Pues sí, doña Olga. ¿Y cómo está?

Bien, gracias.

¿Disfrutando de la música? Sí.

Hay que aprovechar

las buenas marimbas de San Juan.

Renacimiento. Esperancita.

Yo sé que está molesta

por las barbaridades

que hacen nuestros patojos.

Disculpe, doña Olga.

Creo que este no es lugar

para hablar de este.

Asunto, Esperancita.

Nosotras hemos tenido una buena amistad

por años.

Por eso me preocupa que esté

molesta conmigo.

No me. Diga.

Ya ve que yo

siempre me he preocupado por usted.

Pues gracias.

Yo le he prestado dinero y también

la he invitado a que vaya a las reuniones

que tenemos con las señoras del grupo.

Y usted sabe que siempre se

lo he agradecido, doña Olga.

Yo no quiero que sigamos con este disgusto

ni que estemos peleando

por cosas que no valen la pena.

¿Usted se

está disculpando conmigo, doña Olga?

Pues tanto como eso, no.

Pero sí tengo interés en que resolvamos

este asunto por la buena.

Porque tiene miedo que su

hijo vaya a una correccional.

¿Pues mire, ya que toca el tema,

no está pensando en poner esa denuncia

contra mi hijo, verdad?

Pues sí, es cierto.

Lo que él dice es lo que toca. ¡Ah!

O sea que ustedes no están seguras. Mmm.

No tengo que hablar de eso con usted.

Pues también estaría tomando un riesgo.

¿No le parece esperanza?

Debería considerar si esto lo

podemos arreglar de otra manera.

De otra manera.

Doña Olga.

Usted sabe que nunca sobra el dinero.

Más en estos tiempos.

Si usted quiere,

yo le puedo ayudar con unos centavos.

Yo le agradezco,

pero en este momento no necesito.

No, yo le estoy ofreciendo una ayuda.

No me tiene que pagar intereses

ni devolvérmelo.

Ah, Usted me quiere dar dinero

a cambio de que no ponga la denuncia.

¿Cómo va a creer,

Esperancita, yo ser incapaz de hacer eso?

Yo lo hago porque veo todo lo que tiene

que gastar con sus nietos.

Pues gracias, doña Olga,

pero estamos bien.

Nos comemos nuestras tortillas

con frijoles, pero nos las comemos en paz.

No se ofenda.

Solamente estoy pensando en su bienestar.

Además, Esperancita, si yo estuviera en su

lugar, la verdad lo pensaría dos veces.

Y como. ¿Por qué?

Todo tiene un precio, mi querida amiga.

Y usted sabe que la gente

es cruel para juzgar.

Pues si uno tiene la

razón, no tiene nada que temer, Doña Olga.

Yo no creo que sea así.

Y no quiero que usted y su nieta

salgan perjudicada.

¿Y por qué habrían de ser las cosas así?

Yo no quiero pelear con usted.

Por eso le ofrezco mi apoyo.

Pero si no quiere,

pues nos vamos a un juzgado.

Un juicio sale caro.

¿Con qué lo va a pagar usted?

Pues si eso toca, voy a ver qué hago.

Solo quiero que lo piense bien.

Y yo tengo suficiente para pagarle

al mejor abogado que defienda a mi hijo.

Y yo tengo la ley a mi favor. Tal vez.

Pero le puedo asegurar que Carlos

no irá a ninguna correccional.

Eso no lo podemos asegurar. Cierto.

Pero recuerde que las que van a quedar mal

paradas

ante la gente de San

Juan son usted y su nieta.

¿Va a poder cargar con todo eso esperanza?

Solo piénselo.

Toma mi mano.

Entérate más sobre.

Toma mi mano.

El audio novela

y los recursos disponibles en Triple W.

Punto. Toma mi mano punto s o síguenos

en Instagram y TikTok

como toma mi mano U.S.A.

No te pierdas nuevos episodios

cada miércoles.

Escúchalas en Spotify, YouTube

y Apple Podcast.

Este proyecto fue desarrollado

por Population Media Center.