Jefferson se disculpa por la llegada tarde, pero Ixchel ya ha tomado una decisión. Jefferson lo lamentará. Los chicos hacen una colecta para los gastos médicos de don Cruz. Esperanza habla con Lucía y los ánimos se elevan. Doña Marta debe intervenir.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Jefferson.
¿Qué haces aquí?
Hola, Ruth.
Esperando para hablar con la licenciada.
Quiero pedirle que me dé otra oportunidad.
Lo siento, Jefferson.
Ayer la vi muy molesta.
¿Quién
sabe si cambia la decisión de despedirte?
Pues no pierdo nada con intentar eso. Sí.
¿Cómo les fue ayer? Muy bien.
A pesar del retraso,
se logró cubrir todas las exposiciones.
Qué bueno.
Y hoy vine temprano porque no terminé
de imprimir unos documentos
para los talleres.
Son los documentos que yo dejé.
Sí, pero la licenciada
me pidió que le hiciera unos cambios así.
Supuestamente estaban bien.
Es que fueron cambios de última hora.
Sí. Pues, Jefferson,
sabes que somos amigos.
Y si en algo puedo ayudarte, decime.
Gracias, Ruth.
Pero esta vez ni yo sé qué hacer.
Ojalá que la licenciada
te dé otra oportunidad.
Eso espero, Ruth.
¿Y has logrado hablar con Andrea?
No, para nada. Además.
¿Qué le voy a decir?
Al menos pregunta por Emma.
¿O ya no quieres saber de ellas?
No, hombre. ¿Cómo crees?
Sí. Todos los días pienso en ellas.
¿Ya viste?
Tenés que llamarla.
Tal vez eso te haga sentir mejor o peor.
No digas eso.
Te apuesto que Andrea está
esperando que la llames.
Será.
Pero no me contesta las llamadas.
Pues seguí llamando a ver qué pasa.
Jefferson.
¿Qué hace aquí?
¿Y Rachel?
Vine para hablar con usted.
No recuerdo que haya quedado
algún pendiente.
Solo le pido que me dé unos minutos.
Está bien.
Solo tengo cinco minutos.
Con eso es suficiente.
Ruth.
No me pases llamadas, por favor.
Y me avisa cuando estén todos en el salón.
Como usted diga, licenciada.
¿Ah, ya están listos los documentos?
Ahorita, los términos de imprimir.
Gracias, Ruth.
Hoy no quiero ningún atraso.
Muy bien, licenciada.
Vamos a mi oficina.
Jefferson.
Siéntese.
Gracias. Entonces.
¿Qué es lo que tiene que decir?
Primero le ofrezco una disculpa
por la forma en que me presenté ayer.
La verdad, fue irresponsabilidad mía.
Pero créame, estoy arrepentido.
Y no sucederá otra vez.
Le doy mi palabra.
Si ya se dio cuenta que al estar tomando
no trae nada bueno para la vida.
Bien por usted.
La verdad, sí. Joel.
Le agradezco su comprensión.
Y pues quiero seguir trabajando en mi
Jefferson.
Usted sabe que lo aprecio
y he tratado de apoyarlo.
Pero esta vez ya no puedo hacer nada.
No me diga eso.
Lo siento.
Ayer en la tarde,
envié Recursos humanos en la capital.
La notificación de su despido.
Pero tal vez no lo han visto todavía.
Ya me respondieron de Recibido.
¿Y ahora qué voy a hacer?
Eso debió pensarlo antes.
No habrá chance de hacer algo.
Tal vez si habla
con la gerencia o algo así.
Jefferson no sé que decirle.
Es que no pueden quedarse
sin alguien que cubra ese puesto.
Pues ayer mismo quedó cubierta la plaza.
¿Cómo?
Después de ver que bajó su rendimiento,
empecé
a encargarle algunas cosas
a Ruth, quien ha respondido muy bien.
Así que ella estará ocupando ese puesto.
Eso quiere decir que ya tenía en mente
mi despido.
Jefferson,
yo no quería que llegara este momento.
Pero usted mismo lo buscó.
Hoy se acabe de fregar mi vida.
No le prometo nada,
pero haré algo por usted.
Hablaré con la gerencia
para que me autoricen a aceptarlo
otra vez en la empresa. ¿De veras?
A ver qué dicen.
Pero, eso sí, con una condición.
La que usted quiera. Dígame cuál es.
Que no le puedo ofrecer el mismo puesto
ni el mismo salario.
¿Y que puesto sería?
La única plaza que le ofrezco
es la de mensajero.
Usted me dice si acepta o no.
Toma mi mano.
Hace unos días ocurrió
un ataque armado
en el municipio de San Juan, Renacimiento.
Sus pobladores se encuentran alarmados,
pues cada día
estos hechos son más frecuentes.
Conmigo se encuentra una joven estudiante.
Cuéntanos, Bárbara.
¿Qué opinas de lo sucedido
en el campo de fútbol?
Estamos muy asustados.
Ya no se puede vivir en paz en este pueblo
y pedimos que las autoridades hagan algo
al respecto.
Entrevistamos al comisario de la Policía,
José Poco, y esto fue lo que nos comentó.
Yo. Identificamos a los responsables
de estos hechos
y los próximos días
realizaremos redadas y capturas.
¿Considera que con estas acciones se
eliminará la violencia en esta comunidad?
Por ahora
estamos trabajando con los jóvenes
y los vecinos en acciones preventivas.
Creemos que esa es la mejor acción,
pero es un proceso que lleva su tiempo.
Una de las personas que precisamente
ha trabajado de forma incansable
en la prevención de la violencia
en este municipio es Tom Cruz Itzel
quien se convirtió en una víctima más
durante el reciente ataque armado.
Nos preocupa mucho la salud de Don Cruz,
por eso estamos haciendo
una colecta para ayudar
con los gastos de hospitalización.
Jóvenes como Verónica
piden la colaboración de todo el pueblo
y en pantalla está saliendo el número
de teléfono para comunicarse con ellos,
reportando para todo San Juan.
Vivian Alvarado.
¿Diego Viste?
Están recogiendo dinero
para pagar los gastos del profe Cruz Simón
Ya me habían dicho
que iban a hacer una rifa
y a vender comida, pero no sabía que era.
Hoy me siento de la patada.
Pasan los días y el profe no reacciona.
Tranquilo Alex, ya vas a ver
que se va a recuperar, hombre.
¿Cuánto dinero tenés vos, Diego?
Yo ando casi 200 varas.
Yo creo que
tengo como unos 500 ahorrados.
Juntemos lo y vamos a dejar ese pisto
para ayudar a Simón.
Vamos.
Me extraña.
Mucha.
Como a la venta de los números
para la rifa.
Yo vendí diez Vero y yo solo cinco.
Es muy poco.
Todavía hay que insistirle a la gente.
¿Y los botes de la
colecta? Oigan como suenan.
No está mal.
Funciona
mejor recoger pisto con los botes.
Si quieren con los chavos del equipo
nos subimos a los buses
que van para la capital y para Antigua.
¡Qué buena idea!
Yo voy a seguir vendiendo
los números de la rifa por aquí.
La comida, si se está vendiendo
bien, ya casi se termina.
¿Qué onda, muchacha?
Venimos a comprar
todos los números de la rifa.
¿Cómo así, Alex?
Me siento hecho lata. Ustedes.
Por eso junté este dinero
para ayudar con la colecta.
Por favor, recíbanlo.
De veras que con esto
casi compras todos los números.
Alex. ¿De dónde sacaste tanta plata?
Yo le di una parte.
Pues lo importante es ayudar
al profe Cruz.
Dicen que sigue muy grave.
Ayer me encontré a Rogelio y me contó.
¿Y si lo vamos a ver al hospital?
Muchacho, no se puede.
Vos, panqueque.
Cuando uno está en el intensivo
no recibe visitas.
Dicen que le dio un paro respiratorio
y ya no despertó.
Qué mala onda. No se merece lo que le pasó
a la gran muchacha.
Me están escribiendo
un montón de gente en el WhatsApp.
Dicen que vieron el reportaje en la tele
y quieren colaborar.
Qué bueno.
Ya escribió el alcalde dice que hay un
aporte en la Muni que vayamos a traerlo.
Así que ir a traerlo.
Panqueque.
Aquella señora está llamándote.
¿Seguro va a comprar pilas?
Pues si yo tengo los últimos.
Ahorita regreso.
Miren muchá me escribió
me mindfulness y también Jessy.
Dicen que podemos contar con su apoyo
y llamemos a Rogelio
para que le pregunte a doña
Betty si puede dar un número de cuenta
para depositar la ayuda,
porque hay más gente que quiere colaborar.
Yo me siento culpable. Mucha.
Alex vos
no tenés la culpa de los clavos que tiene
tu hermano con la gente de San Jacinto.
Lo que sí es cierto
es que esas balas eran para vos, manito.
Lo sé.
El profe me salvó la vida. Tiene razón.
A ver si sale bien.
Yo quiero hacer todo lo posible
por juntar más plata.
¿Díganme a dónde
voy a pedir dinero para la colecta?
Mucha.
Yo voy a subirme a los buses
que van para la capital.
Que se vaya la Vero con vos.
Creo que la lección.
Mejor nos quedamos en el parque
Simón. Órale, pues.
¿Y saben qué?
Les prometo que no voy a descansar hasta
ver al profe Cruz salir de ese hospital.
Toma mi mano.
¿Cómo
estuvieron las cosas en el instituto?
Lucía Pues todos se alegraron de verme
después de los días que no fui a estudiar,
pero solo platicamos un rato porque se
fueron a hacer la colecta para Don Cruz.
Ay, sí, es cierto.
Yo voy a ir más tarde a acompañar a Bety
al hospital.
Qué pena, porque yo
no pude ir a ayudar a los patojos,
pero no me sentía con ánimo.
Te entiendo.
¿Y viste a Carlos? Sí, doña Marta.
Él quiso acercarse para hablarme,
pero yo no lo dejé.
A veces es bueno tomar distancia
para poder aclarar la mente y el corazón.
Si usted lo viera.
Se le nota que está muy apenado.
Puede estar muy apenado.
Pero si te hubieras ido con él,
las cosas se pondrían peor.
Si él te lleva, sería un secuestro.
Carlos te está llamando.
¿Verdad? Sí, pero no le voy a contestar.
Me ha llamado como 20 veces.
Lucía, tu abuelita
me dijo que va a venir a platicar contigo.
Ay, doña Marta, Me da tanta vergüenza
con todo lo que ha pasado.
Yo sé, pero está preocupada por ti
y se esfuerza por entenderte.
Ya ves que no se molestó
porque no fuiste a almorzar a tu casa
como ella te lo pidió.
Es que si se da cuenta
yo solo le doy problemas.
Entonces ayúdala a resolverlos. ¿Y cómo?
Habla con ella.
Doña Esperanza, Qué bueno verla.
Gracias, doña Marta.
Ay, me tardé un poco. De seguro.
Por Ángel.
Sí. Almorcé con él y no vimos la hora.
Lo mismo nos pasó con Lucía. ¿Cómo está?
¿No sabe si habló con ese muchacho?
Me dijo que no.
Lo bueno es que quiere hablar con usted.
Yo también
quiero hablar con ella. ¿Vale la pena?
No lo dude.
Ahorita
la llamo y las dejo para que platiquen.
Abuelita, perdóneme.
Claro que te perdono.
Es que me tenías muy preocupada.
No sé qué me pasa.
Me siento muy confundida.
Ya va a pasar,
Lucía. Vamos a salir de esto.
Es que
siento que ustedes estarían mejor sin mí.
No digas eso.
No solo a mí. Me haces falta.
Tu hermano extraña mucho verte en la casa.
Así me dijo en el instituto. Lucía.
¿Ya te diste cuenta del tipo de muchacho
que es Carlos?
Ya ve.
Otra vez con lo mismo.
Mira, Mira lo que te traje.
¿Qué es?
Por esto
te mandé decir que llegaras a la casa.
Es un recordatorio del instituto.
Tú eres una de las mejores estudiantes.
Y si mantienes un buen promedio,
te pueden dar una beca para una carrera.
Ay, es cierto.
No me acordaba que a principio de año
nos hablaron de las becas.
Pero ahorita no tengo cabeza para eso,
Abuelita.
Lucía.
Puedes hacer mucho más de lo que ves
ahora.
Mi hija.
Carlos no es todo tu mundo.
No es tan fácil.
Yo lo veo todos los días en la clase y
siempre me está diciendo cuánto me quiere.
Por eso es que ya lo pensé bien.
Y creo que lo mejor
es poner la denuncia contra ese patojo.
Y quiero que me acompañes.
No creo que sea necesario, abuelita.
Además, yo no me acuerdo de nada.
El piensa que puede tener relaciones
con una patoja de 14 años
sin ninguna consecuencia.
Eso es un delito.
Por eso hay que poner la denuncia.
Carlos no tiene toda la culpa.
Yo he dejado que las cosas lleguen
hasta donde están.
Ay, mija, por favor,
no tienes edad para una relación así
y menos
para arriesgarte a quedar embarazada.
Yo soy responsable por ti y lo voy a hacer
hasta que seas mayor de edad.
Abuelita, por favor, no denuncia Carlos.
Lucía. Sé que ahorita no lo entendés.
Es cierto que al principio acepté
que tuvieras novio, pero eso no está bien.
Él abusó de tu confianza
porque no te quiere.
Sí me quiere, abuelita.
Ay, mija, por Dios.
Vos querías hacer muchas cosas.
Graduarte, seguir en la U. ¿Y ahora qué?
Solo piensas en irte con ese patojo.
¿Crees que eso es lo mejor para vos?
Ya no quiero saber nada.
Todo está bien.
Ay, sí, doña Marta.
Usted sabe cuánto quiero a Lucía.
Y sé que me he equivocado,
pero busco hacer lo mejor para ella.
Yo lo sé, pero creo que es mejor que cada
una piense en lo que la otra ha dicho.
Y sigan esta plática después.
Tal vez tenga razón. Si usted lo permite.
Lucía podría
quedarse en mi casa unos días más
para que piense en lo que está pasando.
Está bien.
Yo confío en usted, doña Marta,
pero no puedo darle más largas al asunto.
Y si Lucía no quiere ir conmigo,
yo voy sola.
Poner la denuncia.
Toma mi mano.
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