Verónica aconseja a Lucía sobre la denuncia. Lucía no sabe qué hacer. Rogelio viaja a México y habla con el papá de Ruth y Silvia. Gabriel chantajea a Alex, esta vez le dice que debe vengar lo que Krosty le hizo a Don Cruz. La respuesta de Alex los sorprende.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Amiga.
Te cuidas.
Nos hablamos la otra semana.
Adiós, papá.
Me dio gusto saludarte hoy.
Disculpe, Esperanza, por hacerla esperar.
Le pedí que nos
juntáramos en este café Internet
porque necesitaba comunicarme con mi hija.
No se preocupe, Thomas.
No me imaginé que me iba a llamar.
Es que en la escuela de padres
donde nos conocimos, allá en la antigua,
no pudimos platicar mucho
y quería conocerla mejor.
¿Hoy cómo es?
Lo que sí me dejó admirada
es lo fácil que habla usted con su hija
por esa cosa de la computadora.
Hoy no es complicado. Hay esperanza.
Aquí en el café Internet
estoy usando la compu,
pero también se puede hacer por teléfono.
Esos teléfonos inteligentes que dicen Para
mí con mi frijolito es suficiente.
Esos son buenos.
Pero si quiere comunicarse
a Estados Unidos, los otros son mejores.
Lo voy a pensar.
A ver si me compro uno. Mire.
¿Y cómo está el muchacho?
¿Con quien fue a la actividad de padres?
A mi nieto Ángel.
Está bien.
Nos está ayudando a ir a las reuniones.
Yo también
le he sacado provecho. ¿Así? Sí.
Ya no tanto con los hijos,
sino con los nietos.
Estoy tratando de entenderlos un poco más.
Pues yo espero que me sirva de algo
con mi nieta de 14 años.
Es la que me preocupa en este momento.
A esas edades son muy complicadas.
Sí, ya me di cuenta. Pero no se desanime.
Le voy a contar que a está
mi patoja con la que acabo de hablar.
Viera cómo le llovían los novios.
Ya me imagino qué preocupaciones tuvo.
Sí, pero con mi esposa.
Que Dios la tenga en su gloria.
Lo que hicimos fue mantenerla ocupada
para que no estuviera pensando babosadas.
La apoyamos.
Si quería hacer algún deporte o estudiar
algún curso.
¿Y eso les funcionó?
Pues sí, Ella se dio cuenta
que habían otras cosas que podía hacer.
Sacó su carrera y con el tiempo se fue
con unos familiares a los Estados Unidos.
¡Qué satisfacción para ustedes!
Eso sí es cierto que alegre también
criamos a dos varones.
Y no crea que fue fácil,
porque los hombres también
tenemos complicaciones.
Por eso le digo que la entiendo,
Esperancita.
A veces uno no sabe qué hacer.
Ellos quieren experimentar la vida
y cada uno es diferente.
No hay dos gotas iguales.
A nosotros
nos toca guiarlos en su propio camino.
Yo lo único que quiero
es el bien de mi nieto.
Por eso estoy buscando la manera
de mejorar mi relación con ella.
Y se nota porque quiere su tiempo
de ir a la escuela de padres.
Imagino que usted
tiene otras cosas que hacer,
pero esto también es importante.
Así es que me preocupa
todo lo que hay ahora.
Tanta muchachita embarazada por diferentes
razones.
Yo quiero que mi nieta estudie,
que se prepare
y para eso uno tiene que cuidarlos.
Por supuesto que así es.
Yo Pues ya voy de salida en la vida,
pero ellos.
No diga eso, Esperancita.
Usted se ve muy bien hoy.
Tomás sigue echándole ganas.
No se dé por vencida.
Sólo así van a cambiar las cosas.
Yo estaba pensando en hablar con mi hijo,
el papá de los patojos,
porque la situación de mi nieta cada vez
es peor. Sí.
¿Cree usted que es lo mejor? Hágalo.
Pues me da pena
porque no sé cómo lo va a tomar. Háblele.
Mire que no
es la única responsable de esto.
Bueno, eso es cierto.
Los papás de los patojos la deben apoyar.
Hoy.
¿Usted cree que ellos están tan lejos?
Eso no importa.
Juntos
deben decidir lo mejor para su nieta.
Pues creo que me voy a animar a hablarle.
Ya ve, es cuestión de decidir qué hacer.
Mire.
Y aquí estamos, en el centro comercial.
¿Por qué no vamos a ver unos teléfonos?
Tal vez si hay alguno baratito.
Y si se anima, lo compramos.
Después nos vamos a comer,
porque no se me ha olvidado
que para eso lo invité a salir.
Vamos, pues.
Lucía.
Contáme qué te dijo Carlos.
Ya sabes que lo perdoné
y que me quiere mucho.
Y otra vez está llamando.
Así ha estado.
Pero yo no le contesto.
Mejor así no te quita el tiempo.
Y apurémonos a terminar el cartel
antes de que se despierte Aurorita.
Porque después ya no me deja hacer nada.
Bueno, es de Carlos.
Voy a escuchar este mensaje.
Mi Lucy.
Te he llamado un montón de veces
y no me contestas.
Yo sé que metí las patas. Decime qué hago.
No quiero perderte.
Mi abuela me dijo que vamos a ir a poner
la denuncia en tu contra.
Y yo todavía no sé qué voy a hacer.
Pero qué bonito quedó el cartel.
Si querés le escribo
el título con marcador.
Mejor lo escribo yo.
Lucy, yo sé que estás dolida,
pero pensalo bien.
Si pones la denuncia,
yo te perdería para siempre y tú a mí.
Ya te dije que no sé qué hacer.
Lo estoy pensando.
Carlos ya te está convenciendo.
¿Está arrepentido?
Yo diría que más bien asustado.
Mi. Si tú no vas a poner esa denuncia.
¿Verdad?
Si lo haces, vas a destruir mi vida
y mi corazón para siempre.
Tranquilo, Carlos.
No voy a poner la denuncia.
Te lo prometo.
Me acabas de decir que no le crees.
Y mira lo que haces ahora.
Pero no me critiques porque lo defiendes.
Después de lo que ha pasado.
Tal vez debo darle otra oportunidad.
Carlos me quiere.
Vamos a platicar.
¿Y si me dice que volvamos?
Lo voy a aceptar.
Toma mi mano.
Servido, Señores.
El bus ha llegado a su destino.
Bienvenidos a Tapachula, México.
Los pasajeros que necesiten boleto
de retorno a Guatemala pueden comprarlos
en la oficina.
¿Rogelio, Tú eres Rogelio, verdad? Sí.
¿Y usted es? Don Pedro Flores. Así es.
¿Como que no me parezco mucho
al de la foto, verdad?
Se ve algo diferente.
Pero que gusto conocerlo.
Igualmente, muchacho.
Ven. Tengo el carro parqueado
cerca del Parque Bicentenario.
Cómo ha cambiado todo.
¿Entonces este parque ya no se llama
Miguel Hidalgo?
No, este es otro parquecito,
el del centro.
Miguel Hidalgo está más lejos.
Hace tantos años que estuvimos por aquí
que no recuerdo nada.
En el centro
está el nuevo edificio municipal
y en el antiguo palacio
hay un museo arqueológico.
Podemos ir a la tarde si quieres.
Sí, me parece bien.
Pero primero. Primero lo primero.
Vamos a dejar tu maleta y a comer algo.
Así platicamos tranquilos.
Como usted diga, don Pedro.
Estos tacos están muy buenos.
Y el picante mexicano
es el que le da el toque especial.
A mi mamá le sale igualito a Martha.
Muy buena gente tu mamá. ¿Y cómo está?
Muy bien. Está estudiando
un curso de medicina natural.
A ella siempre le ha gustado aprender.
Fue mejor estudiante
que muchos de nosotros.
Aquí conoció
mucho de organización comunitaria.
Y allá en Guatemala,
se preparó como comadrona.
Desde niña.
Ella siempre se preocupaba mucho
por la gente de cómo ayudarle.
Me sentí triste
cuando se regresaron a Guatemala,
pero fue lo que ella decidió hacer.
¿Usted extraña a Guatemala?
Como no salí de allá
sin nada, dejando lo que más quería.
Don Pedro, usted me conoce
solo de referencia por don Juan.
Viajé hasta Tapachula a buscarlo
porque necesito hablarle de sus hijas,
de algo que usted debe saber.
¿Les pasó algo?
Yo creí que mis hijas estaban bien
porque nunca las dejé de ayudar.
Y Teresa no me ha dicho nada.
¿Doña Teresa se comunica con usted?
De vez en cuando hablamos.
Más que todo por lo del dinero
que le mando para Silvia.
¿Pero sabe que usted
ha estado pendiente de ellas?
Creo que no, porque cuando me arrepentí
por abandonarlas, busqué a Teresa.
Pero ella me dijo
que no me acercara, que no me necesitaban,
que con el dinero era suficiente.
¿Don Pedro, Puedo saber por qué las dejó?
Pues cosas de uno.
Yo tenía la ilusión de vivir
feliz, tranquilo.
Pero la relación con Teresa
fue muy complicada.
Conocí a otra persona y decidí irme.
Y desde entonces no ha visto a sus hijas.
Muchas veces pensé en buscarlas,
pero cómo decirles que las dejé
por otra mujer, que tienen tres hermanos
y que aún así estoy solo.
También fracasé con esa familia
y he estado aquí todos estos años.
Don Pedro.
Y usted sabe que don Antonio
regresó de Estados Unidos
y vive con doña Teresa y sus hijas.
¿Antonio?
No pensé que Teresa
vivía sola con las niñas.
Ni siquiera sabía
que su hermano se había ido a los estados.
Desde que usted las dejó, don Antonio
vivió con ellas y hace unos años
se fue al norte.
Yo no tenía idea.
Pues regresó hace poco a San Juan.
Y desde entonces han pasado algunas cosas.
¿Qué cosas?
Ruth dice que don Antonio intentó
abusar de su hermanita Silvia,
y ella lo encontró
un día besando a Silvia.
Y hace poco don Antonio se llevó a la niña
en un carro y le hizo daño.
¿La violó?
No, pero la tocó.
Y antes de que pase algo peor.
Ruth quiere poner una denuncia
y solicitar la tutela de Silvia.
Por eso es que lo necesitan.
¡Qué desgraciado! ¿Y Teresa lo sabe?
Pues creo que sí.
Pero no ha hecho nada
porque es su hermano.
Tengo que ayudarlas.
¿Pero cómo No van a querer nada de mí?
Don Pedro, el pasado no va a cambiar.
Y Ruth no le está pidiendo nada.
Al contrario.
Ella espera que usted entienda
lo que está pasando
y haga algo para proteger a Silvia.
Ahora es el momento de empezar de nuevo.
Toma mi mano.
Está complicado
el asunto en el mercado de hablo y eso.
La gente está organizada.
Cada vez que entramos al mercado
suenan unos gorgoritos.
Y ahora hay una garita.
La policía adentro.
Y deben estar más encabronados
con lo que le pasó al viejo de Cruz.
¿Qué pensar, diablo?
Solo te digo que esta vez
todos los que me están chingando
van a conocer de cerquita el infierno.
Estuvo grueso eso de que el
que quisiera matar a tu carnalito
ahora lo vamos a hablar.
No tarden en venir los demás.
Como vos digas.
Sí. Alex, vení para acá.
¿Qué onda, Gabriel?
¿Está seguro que ese maje,
el CrossFit te estaba apuntando a vos
y no al mula del Cruz?
Ya te dije que yo estaba concentrado
en el juego.
Y de repente oí que alguien gritó.
Cuidado, Alex.
Cuando di la vuelta, ya Don Cruz
estaba cayendo.
Si él no se hubiera atravesado,
seguro esos majes
me hubieran dado un par de tiros.
Te advertí que te andaban buscando,
pero no me imaginé
que me fueran a buscar al campo.
Con tanta gente.
Pudieron herir a alguien más.
Eso a nadie le importa.
Menos mal que fue ese viejo chute
que le dieron y no fue a vos.
No digas eso, Gabriel.
A vos no te importa nada.
Don Cruz está grave en el hospital
porque arriesgó su vida por mí
y no lo pensó dos veces.
Siempre le dije
que no se metiera en nuestros asuntos.
Si se muere por no hacerme caso.
Si se muere,
es porque se puso entre las balas.
Y yo solo por él estoy vivo.
Déjate de pendejadas.
¿Qué hace, viejo?
No le tienes que agradecer nada.
Lo que le pase al cruz no me interesa.
Pues a mí sí. Y mucho.
Entonces andá a llorar a otro lado.
Lo que me tienen
cachimba es que sea basura del cross
y se metan en mi territorio,
haga desmadres y
que nosotros no lo podamos agarrar
durante la noche.
Ya llegamos. ¿Que onda mi diablo?
Al fin
vamos a buscar al Cross. ¿Yo? ¿Qué pumas?
Ya sabes que estamos listos.
Buena onda. Miren,
pues la casaca está así.
Le hemos dado mucho lazo al chucho
el Crusty.
Y le llegó su hora.
Te autorizaron los meros meros.
Yo me voy a encargar
de ese basura y punto.
Estamos con vos, mi diablo.
¿Y qué
va a pasar con la gente de la capital?
Eso no es asunto tuyo, carnal.
Yo luego me arreglo con ellos.
¿Y entonces qué hacemos?
Miren,
pues hasta ahora hemos tratado de venado.
Y ahora el cross en San Jacinto.
Y no funciona. Siempre se nos esconde a.
Y entonces
el Trevi ha seguido a ese maje cuando sale
de su pueblo y tiene un punto débil.
¿Algún familiar? Ja, ja, ja.
Ese pisado ni chucho tiene.
Ja, ja, ja, ja, ja.
Tiene una hija que estudia en El Tejar
y cuando la va a ver siempre se descuida.
Allí es cuando le vamos a caer.
A la salida del instituto.
Entonces, Simón,
esta vez no va a poder escaparse.
¿Y qué hacemos si la UIS está ahí?
Ella ni se va a enterar.
Él siempre llega cinco minutos
antes de la salida.
Lo tenés todo calculado, mi diablo.
Esta vez no. Vamos a fallar.
¿Y vos, Alex,
vas a darle el golpe final al Crusty? ¿Yo?
¿Cómo así? Sí, buena idea.
Ya es hora de que demuestres quién sos.
Al éxito. Nel Gabriel.
Yo no le entro a eso.
Vos tenés que vengarte.
Acordate que ese maje te quiso matar.
Pero las cosas no se arreglan así.
Eso me ha enseñado don Cruz.
No me digas que no
estás encabronado con el Krusty.
Acordate que por culpa de ese basura,
el cruz está muriendo.
Eso es verdad.
¿Y si Cruz se muere? ¿Qué vas a hacer?
Bueno, la policía tendría que.
La policía no hace ni miércoles.
Vos tenés
que vengarte con tus propias manos.
No hay de otra Alex.
Ni hermano.
Yo no voy a hacer eso. Ya te lo dije.
Mira.
Pues ahora sí salió respondón
el muchachito.
Ya es hora que saques carácter, cabrón.
Aquí te vas a volver,
hombrecito. Vos y el Diego.
El Diego.
Vos y el Diego se vienen con nosotros
y van a tirarle plomo al.
Quieran o no, mi.
Toma mi mano.
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