¡El peligro y las tensiones alcanzan su punto máximo en Toma Mi Mano! Alex se enfrenta al Diablo para proteger a Don Cruz, arriesgando su propia vida. Mientras tanto, Don Raúl da consejos destructivos a su hijo Jefferson, alimentando conflictos en su matrimonio con Andrea. Ruth, se debate entre la lealtad y la libertad. Siente el peso del abandono y la falta de apoyo de su madre, quien rechaza su amor por Rogelio. ¿Qué consecuencias traerán estas decisiones?
Es el momento.
De empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
¿Y para qué querrá vernos de un cruce?
Ayer jugamos por lo mismo.
No fue uno de nuestros mejores partidos.
Y él quiere que mejoremos.
¿Y entonces qué?
Pasamos al mercado por Don Cruz.
Ya que estamos cerca.
Mirá vos. ¿Y ese manual? ¿Qué hace allí?
¿Donde vos? Allá
en la esquina del mercado.
Es cierto. Estarán regalando algo.
Yo creo que ahí cuenta. Sos vos.
Vamos a ver.
No hay viejo maldito.
Me agarraste desprevenido.
No sos
el primero que se me pone al brinco.
El trabajo honrado
hace que tenga suficiente fuerza.
No deje que ese delincuente le pegue.
Don Cruz.
¡Soltadme! ¡Soltadme!
Aquí no queremos problemas con nadie.
Ya nos tienen hartos.
Hay. No lo suelte, Don Cruz. No lo suelte.
Manténgalo agarrado.
¿Qué estás haciendo, Gabriel? No te metas.
Si me meto. Don Cruz no te ha hecho nada.
Ándate, mijo.
Aquí tengo todo controlado.
Este no es tu hijo.
Es mi hermano. Agarra onda. Gabriel.
Mira, Alex.
Mejor váyanse.
¿Ya llamaron a la policía?
Tranquilos, pues.
Soltame. Cruz.
Me voy a ir con el Alex.
Voy a confiar en vos y te voy a soltar.
Pero pensá en tu hermano.
No le des este ejemplo. Gracias, Don Cruz.
Vámonos, Gabriel.
En lo que es paz, yo no me voy
sin quebrarme.
Este viejo.
Deja esa pistola.
No seas mula.
No te metas más clavos, Gabriel.
A ver si aguantas estas balas.
Tranquilo, tranquilo.
Con esas cosas no se juega.
¿Quién dice que estoy jugando?
Pues baja el arma y platiquemos.
Ahora si te vas. ¿Verdad, Cruz?
Ahora sí vas a saber lo que es tenerme
respeto.
¿Respeto? Solo porque tenés una pistola.
Eso no es respetable.
Si vas a dispararme, hacelo de una vez.
Vos te lo buscaste, viejo mula.
Guarda esa pistola, por favor.
No le hagas nada a Don Cruz. Quítate.
Quítate de en medio.
Vale. No, no me quito.
No te metas a este viejo.
Este asunto no es con vos, Es con Cruz.
Alex.
Hacerle caso. Quítate, patojo.
Baja tu arma, Gabriel.
Mira quien tenés enfrente. Es tu hermano.
Me largo.
Pero te vas a arrepentir.
Ustedes van a aprender a respetarme.
No solo vos, Cruz.
También tu mujer.
Deja de amenazarnos.
Llame a la policía. ¡Llamen la policía!
Este pueblo es mío.
Yo voy a hacer lo que se me dé la gana.
No hay.
Si se mandó el Gabriel. ¿Vos viste?
¿Eh? Más o menos.
Es que la gente no me dejaba ver.
¡Valiente ayuda!
¿Pues Quién dijo miedo detrás de un palo?
Alex, mijo, ojalá
no te joda cuando llegues a tu casa.
No, Don Cruz, ya estoy acostumbrado.
Parece que así va a ser mi vida.
Vos sos diferente.
No sos igual que él.
Gabriel ya arruinó su vida.
Pero vos tenés futuro.
Buena.
Buena señora.
A ver. ¿Qué está pasando?
¿Cuál es el problema?
Pues imagínese, señor agente, que uno de
esos pandilleros que le dicen El diablo.
Ah, por ahí hubiéramos empezado.
Sí, algo así nos dijeron.
Ya saben quién es. Ya lo tenemos vigilado.
Pues no. Parece que Diego.
Que me
parece que están haciendo un buen trabajo.
Más le vale. Vale, vale.
Mi hijo.
¿Qué haces aquí? Aquí. Mire, mamá.
Regresando, que fui a tramitar
la suspensión que me piden en el trabajo.
Qué bueno que lograste hacerlo de una vez.
Sí, mamá.
Pero mejor ni le cuento a mi papá.
Ya ve cómo se pone
si uno le empieza a decir.
¡Cállate, Cállate!
Mejor que acaba de ir al baño.
Mejor no digo nada más.
Ya suficiente tuve en la mañana.
¿Y qué pasó? Pues nada, mijo.
Mejor contame qué te dijeron en Helix.
¿Cómo que nada?
Cuénteme, mamá.
No vale la pena hablar de eso.
Pues sí. ¿Cómo te fue en Helix?
Pues lo mismo que me dijo
el doctor Hernández,
que debo tener la férula por unos días
y que guarde reposo.
¿Te dieron de una vez la suspensión?
Sí, mamá.
Tengo que mandar la constancia.
Pero ya hace días que no me atendían.
Y por qué.
¿No ve que no llevaba
mi carnet de Helix? Pues.
¿Y qué hiciste?
Un compañero de trabajo
me dijo que fuera el de accidentes
y que ahí sí me atendían
solo presentando el DNI.
Menos mal.
Si sin otro día perdido.
Mire, mamá.
No ha visto. ¿Andrea? No, mijo, hoy, sino.
Ajá, De
plano que te anda jugando la vuelta.
Jefferson.
¿Pues sí, mamá, Éramos dos, verdad?
Nosotros dos, mijo.
Yo con mi mamá estoy hablando.
Como que si estuvieras hablando solo,
entonces. Papá.
Hombre, no hable así.
¿Y que tiene?
¿Cómo crees que hable?
Que no le hables de mi mamá.
Ah, Yo le hablo como se me da la gana.
Mejor dejémoslo ahí y búscame.
Me dejaron salir temprano.
¿Y tu mujer?
¿En serio? No, está.
Bien. Por ahí. Anda, no te hagas patojo.
Si te escuché que la andas buscando.
Has de andar
comprando algo. Cállate, Conch.
Entendé, mijo.
Las mujeres son buenas para ir al mercado.
Y va de nuevo. Sí, es. Cierto. ¿Qué cosa?
No te hagas el baboso.
Si no es hora de andar en el mercado.
¿Dónde estará la tal Andreíta?
Ese no es asunto suyo, papá.
Hacerte el hombrecito ya, Jefferson.
Ya ves como tengo a tu mamá.
Así debería de tener vos a la Andrea.
Ella no tiene nada que estar haciendo
en la calle.
¿Y usted qué sabe, papá?
Uy, se enojó el nene.
Papá, Usted otra vez anda tomado.
Pues vieras que no hay.
Si no ha tomado nada.
Y buena idea me diste.
Raúl.
Vas a querer tu café. ¿No estás oyendo?
Vamos a echarnos unos tragos
con Jefferson.
Tráete un par de vasos a la mesa. Mejor.
Yo no dije eso.
Ahora venite al comedor.
Patojo vieja.
Ahí te trae la botella de ron.
Anda, mijo.
Anda, sentate
con él antes que se ponga peor la mamá.
Solo aclaro dónde vine a meter. Jefferson.
Ya voy.
¿No ve que me cuesta caminar
con estas cosas?
Pues.
Tan chillón que sos.
Yo solo lo voy a acompañar un rato, Papá.
¿Y por qué te regañan? Me vas a decir.
No, hombre, Tengo que ir a ver a Emma.
Déjala que la cuida su mamá.
Si fuera varón, ahí sí te dejaría ir.
Aquí están los vasos.
Deja ahí.
Deja ahí que esto.
Si no sabes como servirlo.
Papá, yo no voy a tomar té.
Estoy preguntando.
Estoy tomando medicina.
De veras que a veces me pregunto si
en verdad sos mi hijo.
Tenés una mujer de pueblo como esposa.
No querés trabajar en la finca
y no te echa los tragos conmigo
A la gran Pucha con vos, papá.
Usted y yo nunca vamos a estar de acuerdo.
Y hasta hablas como mujer. No, hombre.
Mi hijo.
¿Vas a cenar aquí? No, mamá. Gracias.
Ya me voy para la casa.
Ya estás interrumpiendo, Concepción.
Perdiendo el tiempo.
¿Qué pasó con las bocas?
Un trago sin bocas.
Es como vos
y tu hijo. No sirven para nada.
Quítate de ahí.
Hago un espacio, amigo.
Soy Andrés.
¿Qué onda, güey?
Soy Julián.
Y usted tan calladito.
De dónde es.
¿Antonio?
De Guatemala.
Pues, madre, qué calor hace en esta vaina.
Hace más calor en la cocina,
donde trabajo, así que no me moleste.
Yo ya me cansé de estar aquí.
Llevo tres meses de encierro y está cañón.
Yo vine a este país a chambear,
pero esos cabrones no nos dejan
pinches gringos.
Ah, cierto.
¿Y cómo fue que los agarraron?
Yo estaba en el trabajo con otros güeyes
y llegó la policía
que estaba persiguiendo un cuate.
Y les cayeron a ustedes.
No nos dio tiempo de nada.
Entraron, pidieron papeles
y nos jodieron. No.
¿Y a vos, Andrés?
A mí me fue mal con esta vaina.
Llevo acá 12 años.
Hace diez años me chocaron el carro
y pues no tenía seguro.
¡No manches!
Y vengo acá después de tanto tiempo,
ahora que quería renovar
papeles del permiso de trabajo
y me agarran de una vez.
Por una falta de tránsito.
¿Así nada más? ¿Sí, como le parece?
Con decirle que ni siquiera he podido
hablar con mi familia.
No, que mala onda, güey.
¿Estás dejando a tu familia?
No, no los estoy dejando.
Me están obligando a dejarlos.
Si no logro resolver nada, tocará
dejar aquí a mi esposa y a mis hijos
sin que me despida de ellos.
Qué gacho, compadre.
Pero no puedes pelear tu caso.
Eso estoy averiguando ahora.
¡Oh, my God!
Estás fregado, man.
¿Y tú
cómo viniste a dar esa barraca, Antonio?
Mala suerte, diría yo.
Trabajo en un restaurante.
Antes de cocinar. Muy bueno.
No, yo atendía mesas.
Con razón, güey.
Debiste aprender a cocinar aquí.
Eso sí te puede servir.
Por lo menos para comer
mejor que los demás.
No sé. Muy poco.
La cocina es cosa de mujeres.
No es lo mío.
Usted dice que es cosita seria, parce.
Parce,
amigo.
Cuate, Mi hermano.
Como usted quiera, parcero.
Esa está buena.
¿Y entonces cómo estuvo tu
bronca, Antonio?
Pues el caso es que llegó un buen cliente
que nos conoce
y nos regaló unos ranchitos.
Todos brindamos.
Se puso medio alegre la cosa.
No digas que
entonces terminaron armando relajo. No.
¿Cómo crees?
Ya no la haga cansada.
Termina de contar qué te pasó.
Bueno, el asunto es que salí algo
alegre de mi turno.
Me subí a la troca y se me olvidó
que los viernes hay más policías
y hay que tener más cuidado.
Pues no te hagas.
Se me hace que ibas hasta la madre, güey.
No, no era para tanto.
Y se accidentó.
Pues sí, el cuate que iba conmigo
se golpeó un poco,
pero ya no pude hacer nada.
Ah, perdóname, parce,
pero vos si sos huevón.
¿Cómo haces eso?
Ay, sí, ni modo.
Seguro que lo
manda derechito para su casa.
Nah, ni modo.
Lo hecho, hecho está.
Con esa actitud estás amolado, cuate.
¿Y cuánto tiempo llevas en California?
Oh, yo llevo seis años acá.
Pero usted conocía las reglas.
¿Cómo se metió en este lío?
No creí que me fueran a cachar.
Haz que berraquera.
Eso no se hace, parce.
¿Y tenés familia aquí?
Seguro que no hubieras hecho esa
pendejada.
Yo soy un espíritu libre, muchacho.
No sirvo para estar amarrado a nadie.
Te pasaste de lanza, Antonio.
Aunque no tengas a nadie aquí.
Supongo que tienes familia en tu país.
Por eso estás aquí. Para ayudarlos.
Sí, pero. Pero no es para tanto.
Tampoco
es que sea mi obligación mantenerlas.
Así como así. Yo sé mi cuento.
Me mandan de vuelta
por haber cometido tres delitos
Conducir bajo efectos de alcohol,
pasarme un semáforo en rojo y el choque.
Y aquí estoy, en esta cárcel.
No es cárcel, dicen los gringos.
Ahora le llaman refugio
para los que no tenemos papeles.
Yo voy a pelear mi caso
a ver qué me dicen.
Y si no,
pues al carajo todo lo que me importa.
Yo llevo 16 años acá, Allá en mi pueblo
dejé una novia que todavía me
está esperando.
Por eso creo que debo de irme.
Por eso ya ni pelo en mi caso.
Ah, claro.
Pues si no tienes familia aquí, más fácil.
Entonces haz lo posible por quedarte aquí.
Andrés. Fresco, mijo.
Lo va a intentar,
pero quién sabe cuánto tiempo me lleve.
¿Oye, y cómo es eso
de tu familia en Guatemala, Antonio?
Pues tengo una hermana en San Juan,
Renacimiento.
Allí viví hasta que tuve que venirme.
Porque te viniste entonces, huevón.
Porque
empecé a tener problemas en Guatemala.
Tenía que salir de allá.
O sea que tienes una hermana
que te espera.
Aparte de mi hermana, está mi mujer.
Y está seguro de que su mujer lo espera.
Acuérdese, mijo, que con el tiempo
todos cambian.
Y no digas eso.
Yo voy con la ilusión
de ver a mi chaparrita, también a mi mamá
y a mis hermanos.
Era muy joven cuando me crucé pa acá.
Suerte con su chaparrita
entonces, Julián, yo tendré
que ver cómo resuelvo mi problema.
¿Y usted, Antonio?
¿Cómo es que se llama su chaparrita?
Se llama Ruth.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en triple W.
Punto. Toma mi mano Punto F o síguenos
en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escucha las.
En Spotify, YouTube y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.