Toma Mi Mano USA

Episodio 130: Malas noticias

Episode Summary

Olga amenaza a Antonio para que cierre el negocio y le dice algo inesperado. Verónica aconseja a Lucía otra vez para que no caiga en el mismo error que ella. Andrea, por fin, se comunica con Jefferson y le da una mala noticia.

Episode Transcription

Toma mi mano.

Te fue muy bien ayer.

Tono entró Buen dinero.

Hoy. Tenemos que ordenar estas cosas

que son para vender.

Vaya que hay.

Si me viniste a ayudar, aprovecha,

porque no será por mucho tiempo.

Hey,

no me digas que ya estás cansada. No.

Es que como ya estás viendo

ganancias,

estoy pensando en poner mi propio negocio.

Como de aquí.

¿En dónde?

Todavía no sé,

pero podría ser en San Juan.

Aunque sea aquí en el mercado.

Y yo aquí, sin tu ayuda,

No sé que voy a hacer.

Hoy vos ya estás bien asegurado con este

tu negocio.

¿Listo? Rapidito. SIS.

Que no se te olvide.

Además, ya dejaste ir a Ruth y a Silvia.

Y ahora tú quieres dejarme.

¿Cómo crees, hermanito?

Lo de las patojas

es algo que todavía tengo pendiente,

pero no te voy a dejar solo.

No te haría algo así.

Eso espero.

Teresa, haceme favor.

Alcánzame

aquella caja que está a la par de la tele.

Ay, se me

quebró una uña y así

no puedo seguir trabajando.

Te dejo porque me voy al salón de belleza.

Hey, Tere, no te tardes mucho.

Mira que ayer te

me perdiste desde la tarde.

Tan exagerado que sos.

Ya regreso.

¿Qué tal, Antonio?

¿Cómo te va en el negocio?

Pues aquí muy bien. Como ves, Olguita.

Ya lo creo.

Porque te estás robando a mis clientes.

No estoy robándote nada.

Simplemente los clientes nos prefieren

porque ustedes hacen trampa.

Como en todo.

Me imagino que Leti te habrá contado

de todos los beneficios.

Ella se fue muy contenta. Pues sí. ¿Y qué?

Que en vez de venir a pelear conmigo

nos conviene unirnos.

Ni de broma, Antonio.

Yo no me enredo con gente como tú.

No te molestes, Olguita.

Los dos podemos salir ganando.

No seas descarado.

Yo solo te digo que podemos tener

nuestros beneficios.

Mira, Antonio, eso que andes

echándome flores no funciona conmigo.

Pero sí. Estás muy bonita, Olguita.

Déjate de cuentos, Antonio.

Yo sé bien

que no te gustan las mujeres maduras.

Cuidado con lo que dices, Olga.

Y no te hagas de rogar

que para todos da Dios.

Si a eso vamos, Antonio.

Yo tengo un mejor dicho.

¿Cuál de lejos se miran los toros?

¿Y de cerca se torean?

Yo no me ando con babosadas.

Y si te metes en mi camino

vas a salir revirado.

Estás advertido.

¡Uy, qué enojona saliste!

Tranquila, si no quieres enfrentarte

conmigo, vas a cerrar este local así.

¿Y qué piensas hacer?

Porque yo no te tengo miedo.

Te recuerdo que yo le

presté dinero a tu hermana

para que te fueras a los Estados Unidos.

Eso no es nada nuevo.

Y tengo bien guardados

los recibos que le di.

Esa es cuenta vieja

y la pagamos hace tiempo.

Tal vez.

Pero un favor

nunca se termina de pagar, Antonio.

Ese fue un préstamo. Pues como sea.

Lo que importa es que Teresita

estaba tan desesperada que me suplicó

que le diera el dinero.

Y me contó

por qué tenías que huir de San Juan.

Ese no es tu asunto.

No, pero sé

que tenés debilidad por las niñitas.

Eso quedó en el pasado, Olga.

¿Ah, sí? No me digas.

Pues ya me enteré

que tu sobrina se fueron de la casa.

Y me pregunto por qué habrá sido

Porque son unas malcriadas.

Eso es lo que tú decís.

Yo quiero a mi sobrina así. No lo dudo.

Pero mira, Antonio,

si no querés que empiecen a correr

chismes, es mejor que sigas mi consejo.

Cerrar el negocio.

¿Y si te vi?

Ni te conozco.

Yo estoy trabajando decente, Olga.

Si no cerrás por las buenas,

vas a tener que cerrar por las malas.

Entiéndelo, Olga.

No voy a tirar a la basura

todo mi trabajo.

Y yo no voy a perder mi negocio.

Tú sabes que con una llamadita

puedo revolver el hormiguero.

No te conviene hacerlo. ¿Por qué?

Porque aunque digas que no,

tú también me ayudaste.

A mí no me espantas

con el petate del muerto.

¿Y si yo fuera tú?

¿Qué pensaría en lo que te he dicho?

No tengo nada que pensar. No seas baboso.

Las autoridades se pueden enterar

que volviste a las andadas.

Al parecer, esta vez con tu sobrinita.

¿Y cómo se llama?

¿Silvia, Verdad?

A ti sí te vuela la imaginación.

A mí no me vas a engañar.

Si las patojas se fueron

de la casa de Teresa.

Seguro fue por algo que les hiciste.

Toma mi mano.

Ay, doña Marta.

Me hace falta mi nieta.

Y es difícil saber que está con usted

y no aquí, en su propia casa.

La entiendo.

Usted es quien tiene a su cargo a Lucía

y debe decidir que van a hacer.

Pues la verdad, doña Marta,

sé que me he equivocado en muchas cosas y

tal vez eso me ha alejado de los patojos.

Y conocía.

Últimamente las cosas se han puesto peor.

Busque la forma de hablar con ella

sin discutir.

Solo así ella escuchará

lo que usted quiere decirle.

¿Y cómo?

Si cada vez que le digo que se aleje del

tal Carlos, más quiere estar con él.

Ya ve que me

dijo que no quiere poner la denuncia.

¿Sabe qué?

Por eso también vine a hablar con usted.

Tengo otra cosa que contarle.

¡Ay! ¿Qué será?

Es que Rogelio conoce una asociación

donde dan orientación en casos como este.

Pero es la misma cosa,

porque la patoja no va a querer ir.

Fíjese que no consulté

y puede llegar solo usted para

que les cuente que fue lo que pasó

y que dudas tiene.

Así ellos le dicen que

es lo que debe hacer.

Yo digo que si voy a ir

pues si quiere mañana mismo la llevo

y me quedo a acompañarla.

Ah, está bien, doña Marta.

Gracias.

Y ahora me voy porque va a llegar

Verónica a la casa con Aurorita

y sus papás.

Aurorita estás preciosa y muy sana.

Es trabajo en equipo, doña Marta.

Ahí, entre todos,

estamos cuidando a la nena.

Me da tanto gusto que don César

esté tan unido a su hija y a su nieta.

Bueno, a veces se hace el desentendido.

No me eches de cabeza, Rosa.

¿Pero quién lo mira cargando a la nieta?

Y me ayuda con la pañalera.

¿Vieron?

Cuesta Porque a mí me acostumbraron

que el cuidado de los chiquitines

es cosa de mujeres.

Poco a poco las cosas van cambiando.

Lo que ustedes hacen por ellas

es muy valioso.

Pues ya que Verónica

tiene interés de seguir estudiando,

le estamos echando la mano.

Lo que sí es que terminando sus tareas

se dedica a cuidar a la niña.

Yo estoy muy contenta.

Sé que no era el momento

para ser mamá porque no estaba lista

para ser responsable por otra persona.

Pero ahí voy, doña Marta,

con ayuda de todos.

Un hijo es una gran responsabilidad.

Ahora lo entiendo.

Sé que debo cuidarme y cuidar de mi hija.

También

debo pensar mejor las cosas que hago.

Qué bueno que pienses así, Verónica.

Creo que todos aprendimos de esto.

Doña Marta.

Yo pensé que mi hija ya no tenía futuro.

Y aunque le va a costar,

sé que va a salir adelante.

Y el papá ya le está

dando la pensión alimenticia.

En esas estamos.

Ya se estaba haciendo el loco,

pero ahí estábamos, apretando la tuerca

para que también él sea responsable.

Nosotros queremos que Verónica

saque si, tercero básico.

Y que siga estudiando su bachillerato

el próximo año.

No saben cómo.

Me alegra oír esas buenas noticias.

¿Eh? ¿Será que antes

de irnos puedo platicar un rato con Lucía?

¿Está aquí? Sí, me está visitando.

¿Qué dicen si tomamos cafecito

y seguimos conversando un rato?

En lo que las patojas se. Salud.

Eso está bueno. Anda, mija.

Pero déjame, Aurorita,

que la quiero cargar yo.

¿Y qué haces mensajeando con Carlos?

¿Muchísmos?

De veras que más que mi amiga

pareces policía.

¿Es en serio?

¿Vas a seguir peleando conmigo?

Es que.

Mira lo que me decías.

Te digo las cosas porque te quiero.

No pares.

Si no fuera así.

¿Crees que me importaría lo que haces?

Carlos también me quiere

y no me anda criticando.

Te quiere.

¿Pero fregar la vida porque no lo dejas?

Es que.

¿Y si ya nadie me va a querer como Carlos?

¿Cómo pensaste eso?

Eso es lo que él dice. Y puede pasar.

Eso no lo sabes.

Ponete en mi lugar. No, Lucía.

Si estuviera en tu lugar,

no me metería en los líos que me metí.

Yo te veo estudiando

y haciendo las cosas que te gustan.

Ay, Verónica, que difícil, porque difícil.

Vos solita te metes a clavos.

Lucía tanto que tenés que estudiar.

Ya vienen los exámenes de medio año.

Yo creo que va a ser la primera vez

que voy a sacar mejores notas que vos.

¡Sí, cómo no!

Imaginate si seguís con el Carlos.

Vas a estar cuidando

hijos, casa y marido.

A tu edad.

Ay, bueno, mírame a mí.

Si no fuera por mis papás, estuviera

bien fregado.

Tal vez es lo que me toca.

No, Lucía,

No podemos creer eso para nosotras.

No caigas en ese juego.

Pensá bien lo que hacés.

Cada decisión que tomamos

trae una consecuencia.

Si toma mi mano.

Qué bonito es San Juan.

Al fin pude venir a conocer la oficina.

Gracias, Licenciada Itzel.

A usted, Mariana,

por venir a apoyarme unos días.

El fin de semana podremos dar una vuelta

para que conozca un poco.

Qué bueno. Que gusto volver a verle.

Lo mismo digo, Mariana.

¿Cómo está todo en la capital? Muy bien.

El nuevo personal se adaptó muy rápido

y de momento, sin mayores problemas.

Me alegra saber eso.

Pero siempre hacen falta. Licenciada.

Usted y Jefferson.

Gracias, Mariana.

Yo espero regresar en un par de meses.

Y Jefferson

se va a quedar encargado de esta oficina.

Ya veremos. Todavía hay tiempo.

Ya llegamos.

Es grande el

edificio y solo ustedes alquilan aquí.

Hay dos oficinas más,

pero nosotros ocupamos el tercer nivel.

Venga.

Así va a conocer.

Buenos días, Ruth.

Buenos días, licenciado Daniel.

Le presento a Mariana González. Mariana.

Mucho gusto.

Bienvenida a San Juan, Renacimiento.

Muchas gracias, Ruth.

Que bueno conocerte en persona.

Al fondo está el departamento de marketing

y la sala de reuniones.

Solo que ahorita

tengo que enviar un informe a la gerencia

y no la puedo representar con los demás.

No tenga pena, licenciada.

Cuando tenga tiempo.

Gracias, Mariana.

Las dejo para que empiecen a trabajar.

Ruth preparó

el espacio para que las dos estén cómodas.

Hablamos después.

Tú me dices Mariana. ¿Por dónde empezamos?

Tal vez puedas abrir el documento

que te envié por correo.

Muy bien.

¿Y Jefferson?

Este anda por aquí.

Qué raro.

Buscando clientes, me imagino.

Sí, algo así.

Ya tengo el archivo. Empecemos entonces.

Primero vamos a ver.

Uy, mira qué hora es. Ya.

Cierto.

Con razón tengo hambre.

¿Vas a almorzar con la licenciada?

No creo. Además, como que siguen. Reunión.

Entonces, si quieres, llegan los paquetes.

Ruth. Mariana.

Hola, Jefferson.

Y eso que estás aquí.

La licenciada.

Y él me pidió que viniera unos días

para capacitar a Ruth.

¿No sabías este?

No, para nada. Qué raro.

Bueno, yo te iba a decir si te pasaba

dejando un comedor

porque tengo que ir a traer a mi hermana

al instituto.

¿Pero como ya vino Jefferson,

puedo ir a comer con él?

Por supuesto, si no tienes compromiso.

Ay, qué va.

Me da tanto gusto verte, Mariana,

que hasta te voy a invitar el almuerzo.

Entonces los dejo.

Buen provecho.

Gracias, Ruth.

Gracias. Vamos, pues.

Por acá. Cerca de un comedor.

Muy bueno.

Ay, qué bien.

Así aprovecho para conocer un poco.

Estuvo muy rica la comida.

Ay, yo te dije que cocinaban bien.

Venite.

Vamos por el Parque Central

para que conozcas un poco del pueblo.

Ay, buena idea.

Jefferson, es bueno verte otra vez.

Sí. Después de tantos meses.

Lamento mucho lo que me contaste

de tu esposa.

Me imagino que estás muy triste

porque se fue.

Sí, pero.

¿Qué puedo hacer?

Qué difícil para ti quedarte solo

y no saber cómo está tu hija.

Pues yo pienso que están mejor sin mí.

¿Por qué dices eso?

Porque soy un descuidado.

Creo que no sirvo para tener familia.

Yo no creo eso, Jefferson.

Por el tiempo que tengo de conocerte,

puedo decir que eres una gran persona.

Vaya, no me esperaba eso. Gracias.

Siempre he pensado así de ti.

Y si algo puedo hacer para ayudarte,

puedes contar conmigo, Jefferson.

Y gracias, Mariana.

Hablar contigo ya me hace sentir bien.

Ay, creo que sonó tu teléfono.

Eh. Sí.

Voy a ver.

Es un mensaje de voz,

pero no tengo registrado ese número.

Qué raro. Permíteme.

Mejor lo voy a escuchar.

Puede ser algo de la oficina.

Hola, Jefferson, soy Andrea.

Este es mi nuevo número.

No quisiera molestarte, pero Emma

se enfermó y tengo que hacerle exámenes.

¿Qué? Necesito que me mandes lo del caso.

Te voy a enviar los datos de la cuenta

para que me deposite.

Emma. Pero es urgente. No puede ser.

Mi hija.

Toma mi mano.

Entérate más sobre.

Toma mi mano.

El audio, novela

y los recursos disponibles en Triple W.

Punto. Toma mi mano.

Punto F.

O síguenos en Instagram y TikTok

como toma mi mano U.S.A.

No te pierdas nuevos episodios

cada miércoles.

Escucharás en Spotify, YouTube

y Apple Podcast.

Este proyecto fue desarrollado

por Population Media Center.