Raúl llega mal herido a casa y un doctor llega a atenderlo. Jefferson se ve en apuros para poderle pagar. Alex y Diego hablan del posible enfrentamiento entre pandillas. El Diablo aparece y les da una noticia inesperada. Esperanza se da cuenta que Lucía está desaparecida.
Toma mi mano.
Como aquella vez.
Esa que agarraste.
Abran esa babosada.
Ya, hombre.
Chuchos.
¿Cómo se siente, papá?
No me mire.
Tranquilo,
No hable tan fuerte porque va a ser peor.
Sebastián, enciende la luz, porfa.
Pongámoslo en el sofá. ¡Ay!
Con cuidado, Mario.
Solo déjenme caer. ¿Cómo cree papá?
Ahí está.
Ahí está bien. ¿Qué hacemos, Jefferson?
No sé.
Ay, Dios mío. ¿Qué pasó?
Tranquila, mamá. No se altere.
Pero si todos están golpeados.
¡Santo Dios!
Tu papá está sangrando.
Fue un accidente, Mamá.
¿A dónde fueron?
A tomar Malaya.
Mejor hubiéramos ido a la cantina.
¿Los asaltaron o algo así?
¿Mamá?
Algo así.
¡Callense ya!
Llamen al doctor Hernández.
Ahorita, papá. Boston
es el número Jefferson.
No, yo lo tengo. Ahorita lo llamo.
Apúrate, Concepción.
Ah, Cálmese, papá.
Está doliendo más la herida.
Hay dolor.
Más hijuela. Gran Este.
¡Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay!
Cuidado, mamá.
Solo te estoy limpiando los raspones.
Mi hijo.
¿Cómo estará mi papá?
Tranquilo, patojo.
Ese. Tu papá es un cabrón.
Gracias a Dios que no les pasó
nada a ustedes.
Mejor dicho, gracias a Mario.
Si no fuera por vos patojo,
ninguno de nosotros estaría aquí.
¿Qué hiciste, pues, mijo?
Ni yo sé,
mamá saber ni de dónde saqué fuerzas.
La verdad.
Si Mario no hubiera empujado al cuate
que le disparó a mi papá, fijo lo mata.
¡Ay, no!
Qué raro está todo esto.
¿Listo? Ya curé la herida.
¿Y cómo está mi papá, doctor? Bien.
Solo fue el roce de la bala.
Si no, otra historia sería.
Gracias, doctor.
Se los dije.
Ese Raúl siempre se salva como gato
panza arriba.
Bueno,
esta es la cuenta. Por mis servicios.
¿Qué tanto, doctor?
Y eso que les hice un descuento
porque los conozco.
Vaya descuento, doctor.
Pero nos da chance para pagárselo mañana.
Es que no tenemos esa cantidad
ahorita, doña Concha.
Miren la hora que es.
Y no vivimos tan cerca.
Tal vez entre todos ajustan.
Hagan la compra de ustedes.
Porque yo, un quetzal, ando cargando. A mí
ni me miren.
Disculpe, doctor. Por la emergencia.
No pensamos en eso.
Pero acepte al menos la mitad.
Bueno, pero mañana espero que me lleven
el resto a la clínica.
Mañana. Sin falta, doctor.
Jefferson.
¿De dónde vas a sacar pisto ahorita?
Ay, tengo algo, mamá.
Ahorita regreso.
Doctor.
¿Puedo ver a mi papá? Sí, no hay problema.
Voy con vos, Mario.
Disculpe las molestias, doctor.
Antes del mediodía
le voy a dejar el resto.
Yo la espero, doña Concha. No se preocupe.
Aquí tiene, doctor.
Veamos. Muy bien. Los veo mañana.
Y no olviden comprar los antibióticos
y los analgésicos, porque le va a doler.
Sí, doctor. Gracias.
Buenas noches.
¿Y ese dinero, Jefferson?
Era la otra parte
que le iba a mandar Andrea,
Mi hijo.
Sí, mamá. Ya sé qué
es lo que me va a decir.
Pero si no se lo daba.
Capaz que no nos vuelve a atender
en una emergencia.
El doctorcito ese.
¿Bueno, entonces ahora sí
Vas a dejar que te ayude?
Me da vergüenza, pero no tengo de otra.
No te pongas así, Jefferson.
Yo sé que tú quieres conseguir el dinero,
pero no seas orgulloso.
Sabes que contás conmigo. Gracias, mamá.
Te quiero, mi hijo.
Yo también la quiero mucho, mamá.
Sólo te pido una cosa.
Que será
que no le digas nada a tu papá del dinero
que te voy a dar
ni de lo que voy a pagar mañana.
Si le decís que tú lo pediste prestado.
Tal vez así le da más pena pagarlo.
Toma mi mano.
¿Qué onda, muchacho?
Vos, Alex.
Desde el incendio que no te mirábamos.
Yo pensé que seguías en el hospital.
No, hombre, Sólo un rato estuve ahí y
me dijeron que tenía que estar en reposo.
Pero ya me siento bien.
El Rogelio nos contó
que el profe Cruz ya se despertó.
¿Vos lo viste?
Sí, mucha.
Yo estaba ahí cuando abrió los ojos.
Que buena onda. Música.
No te creo, Simón.
Ahora me siento más tranquilo.
Creí que Don Cruz se iba a palmar.
Y todo por mi culpa.
O sea que el domingo él va a llegar
al campo, al partido de semifinales.
No seas más que vos, Panqueque.
De seguro ni ha salido del hospital. ¿Y
yo que sé?
Pues creo que en estos días sale,
pero seguro va a tener que pasar
un buen tiempo para que se recupere bien.
Se va a alegrar
cuando sepa que ya estamos en semifinales
y ya saben todos que Don nos despertó.
Simón y Lucía muchá no ha venido.
Yo no le he visto.
Qué raro. ¿Y el Carlos ya vino?
Creo que por ahí
anda hablando de ese maje, muchacho.
Me contó que ya tiene su propio matadero.
¿Y eso qué es?
Vos no sabes nada.
Es un lugar para ir a pasarla
bien con las risas.
Ah, ya entendí.
¿Y eso es en su casa?
No, hombre, jamás.
Es en la finca de su tío Raúl.
Y dice que por poco pisto.
Bien que le puede prestar el lugar
a cualquiera de los cuates.
Ese Carlos es un basura.
Cucha, ya tenemos que entrar.
Entra, Panqueque.
Nosotros vamos en un ratito va.
Órale.
¿Y qué onda?
Es que el Gabriel
quiere hablar con nosotros.
Me dijo que viene para acá.
Será por la reunión en San Jacinto.
Cabal. Pero esa onda no suena bien. Vos.
Es muy arriesgado ir al pueblo
donde el Crusty controla todo.
Eso sí me tiene a la mano.
Yo también
tengo algo de miedo. Vos, Diego.
Pero no sigamos hablando de eso.
Mira, ahí viene el director.
¿Qué hacen aquí afuera, muchachos?
¿No escucharon el timbre?
Ahorita entramos, profe.
Solo estamos esperando
unas cosas que nos traen.
Es para la exposición de Sociales.
Sí, de sociales.
Ah, bueno, Pero no se tarden mucho.
No me gusta que se queden
en la calle después del último timbrazo.
Sí, profe. Ya vamos.
Mira, allá vienen aquellos.
¡Alex!
¡Diego! Vengan para acá.
¡Ah! ¿Qué pasó, Gabriel? ¡Al éxito!
Tenemos que hablar un rato.
Bueno, muchachos,
no se han terminado las clases.
Bueno, llegó
el día de su graduación. ¡Bah!
¿Cómo así?
Hoy es el día de la reunión con el Krusty.
Miren.
Pues van a entrar a clases y al salir
se van de una vez a la casa.
Ahí nos alistamos para ir a
San Jacinto a la noche.
Y luego de esa pinche reunión
para celebrar,
les vamos a dar su iniciación
en la pandilla.
¿A quiénes? ¿A quiénes más?
A vos y al Diego.
A ver, yo sigo pensando que esa reunión
con el Krusty es muy peligrosa.
No te acuerdes. Vamos.
Preparados para cualquier cosa.
Llevamos un montón de gente
y todos vamos bien armados.
Me extraña.
Hoy mismo vamos a retomar el control
de todo el territorio.
El Krusty ha ido cavando su tumba con cada
mula que ha venido a hacer a San Juan.
¿Y la tregua?
A vos que te valga.
Ese basura del Krusty pensó que podía
quitarme el puesto de jefe en la zona.
¡Ja! Se metió con el diablo
y hoy lo mandó al infierno.
Hoy te vas a vengar por lo que le hicieron
al entrenador al éxito.
¿Y si algo sale mal?
Gabriel, eso no va a pasar.
Somos más cabrones que esos majes.
Vos sabés que a mí
esos rollos no me llegan.
Ah, pues Alex, si acabamos con el Crosby,
todo se va a tranquilizar en el pueblo.
Me extraña.
¿Jóvenes, van a traer a clase o no?
Vamos a cerrar el portón.
Ahorita Vamos, profe Esteban.
Vámonos, Diego. Al rato llegamos. ¡Diablo!
Los quiero antes de las tres en el chante,
ya saben.
Ya muerto el perro, se acabó la rabia.
Toma mi mano.
Buenos días, jóvenes.
Veo que ya están todos.
Solo falta Lucía y Carlos.
Ya viste Vero,
la mosquita muerta de la Lucía.
¿Anda con Carlos? No creo, Bárbara.
Espero que Lucía se dé
cuenta que Carlos no le conviene.
Con permiso, profe.
Buenos días, Carlos. ¿Qué te pasó?
¿Se te pegaron las chamarras con Lucía?
Jóvenes, por favor.
Eso no es manera de bromear.
Respeten a sus compañeros.
Sentate de una vez.
Carlos y Lucía.
No sé. No le he visto.
No seas mentiroso.
Si quieres, llámala de todos modos.
A vos no tengo que darte explicaciones.
Vos sabés que no podemos usar
el celular en la clase.
No es tu problema.
Ya muchá,
el profesor va a empezar la clase.
Bueno, formen
equipos de trabajo de cinco personas.
Vamos a empezar con los ejercicios
del libro de matemáticas.
Doña Marta,
de milagro que me encontró
porque ya voy de salida.
Le quise traer este eucalipto
para que se haga un té.
¿Cómo siguió?
Ay, pues ahí voy mejorando de esta gripe.
Pero aprovechando que tengo un tiempito,
quiero ir a traer a Ángela al instituto
y me imagino que a Lucía también.
No, porque como usted me dijo que le diera
su espacio, ella solita se va a su casa.
A mi casa.
Pero si anoche Lucía
me dijo que se iba a regresar con usted.
Pues no, doña Marta, ella no vino.
No. Qué raro.
Solo que haya decidido quedarse
como salí de emergencia
al hospital y hasta ahorita
estoy regresando, no me fijé.
Tal vez se fue tempranito a estudiar.
Lo que voy a hacer es esperar
la horita en la salida del instituto.
Le encargo doña Esperanza
que me avise cuando ya esté con Lucía.
Yo le aviso cualquier cosa.
Ay, doña Marta, Espéreme un ratito.
¡Ay, Dios mío!
Es un mensaje de mi hijo.
Quiere que tengamos una videollamada.
Dice que tiene tiempo y
que también quiere hablar con los patojos.
¿Qué hago, doña Marta? Conteste.
¿Y qué le digo cuando me pregunta por
Lucía?
Además,
ni siquiera sé usar bien este aparato.
Si quiere, démelo y le escribo un mensaje.
Gracias, doña Marta.
Escríbale, por favor, que dentro de una
hora nos comunicamos con él.
Ya está enviado.
Ay, doña Marta.
Ay, Ojalá que Lucía esté en el instituto.
¿Porque si no hoy qué hago?
Qué pena que no la puedo acompañar.
Doña Esperanza,
porque tengo que regresar al hospital.
Pero cualquier cosa, llámeme
y eso ni lo dude.
Doña Marta.
Ángel.
¡Ángel! Abuelita.
Y eso que anda por aquí.
Ay, mijito.
Doña Marta me fue a avisar que tu hermana
ya quiere regresar a la casa a la
que alegre.
¿Y dónde está?
¿No la viste?
No, no la vi temprano
ni a la hora de recreo.
Anda, ve si está todavía ahí adentro.
Bueno, ahorita regreso.
No, abuelita.
Dicen unos compañeros de Lucía
que no vino a clases.
¡Ay, Dios mío!
¿Dónde se habrá metido esta patoja?
Mira que tiene esta cosa
que no deja de sonar.
Abuelita.
Es una videollamada de mi papá.
No contestes. Hola, papá.
Angelito. Mijo.
Cada vez que te veo, estás más grandote.
Sí, papito. Ahora estoy entrenando fútbol.
¿Estás bien?
Alto y hasta la voz Se te oye diferente.
¿Qué tal, mamá?
¿Cómo está? Estrenando teléfono. ¿Verdad?
¿Qué tal, mijo?
Mire, mamita.
¿Y Lucía? La quiero saludar.
Ay, mijo, Es que ya me la hombre.
Queríamos darle la sorpresa a los tres
que vamos a mandar dinero
para celebrar los 15 años de Lucía.
Ay, qué bueno, mijo.
Como no le hicimos nada para sus 14.
Ahora sí le vamos a hacer fiesta.
¿Qué pasa, mamá? ¿Por qué tiene esa cara?
La verdad.
Ay, es que no sé cómo decírtelo.
No me asustes,
mamá. ¿Le pasó algo a Lucía?
Ay, Armando.
Es que no sé dónde está.
¿Cómo así?
Toma mi mano.
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Punto. Toma mi mano.
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