Esperanza llega a la morgue para reconocer el posible cuerpo de Lucía. Ruth y Silvia regresan a casa por algunas cosas. Teresa se descontrola y quiere quedarse con Silvia. Judas convence a Alex de vengar a su hermano.
Toma mi mano.
Comisario.
¿Cuánto falta para llegar? Ya falta poco.
Si el camino sigue así.
Despejado.
Doña Esperanza,
trate de mantener la calma.
Esta es una situación difícil,
pero debemos hacer el esfuerzo.
Gracias, doña Marta.
No sabe
cuánto le agradezco por acompañarme.
Pero qué tráfico.
Hay más Con esta lluvia.
Tal vez pasó algo más adelante.
Voy a pedir información. Aquí, comisario.
¿Me pueden informar qué es lo que está
pasando en la carretera?
Se registra accidente
a cuatro kilómetros de la cabecera
departamental.
Busque ruta alterna.
Ay, no.
Esto nos va a atrasar.
Ya quiero acabar con esta angustia.
No se preocupe.
Vamos a ir por un camino de terracería
que nos lleva directo.
Doña Esperanza le avisó a doña Chica
que veníamos al hospital.
Ay, es cierto.
Tengo que llamarla para que no vaya
a dejar a Ángel a la casa.
De Angelito.
Llamó tu abuelita.
Apareció mi hermana.
Pues eso. Fueron a ver con doña Marta.
Al hospital.
¿Al hospital?
¿Estará bien, Lucía?
No sé, mijito.
Doña Esperanza no me supo decir.
Ojalá no le haya pasado
nada malo a mi hermana.
Si Lucía es bien buena, mala.
Yo lo único que espero es que esté bien.
Te entiendo, angelito.
Todos queremos eso.
Como quisiera
que esto no estuviera pasando.
Tranquilo, Manu.
Ya vas a ver que tu hermano está bien.
Mejor hagamos las tareas a solas.
Terminamos de una vez y te distraes.
Después jugamos un rato.
Mamá. ¿Nos das permiso? Sí, Erick.
Y pidámosle a Dios que todo se arregle.
Llegamos, señoras.
A pesar de los problemas en el tráfico
y la fuerte lluvia, hicimos poco tiempo.
Gracias, Comisario.
Ay, Dios.
¿Y ahora dónde vamos?
Vamos a entrar a la morgue.
Doña Esperanza.
Trae su DNI. Sí, aquí lo traigo.
Espérenme un momento.
Solo voy a entregar el
informe al encargado.
Doña Esperanza tiene que ser fuerte.
Y si es Lucía, confiemos en que no pase
lo que pase, aquí estoy para apoyarla.
Gracias, doña Marta.
Tenga presente que hay cosas
que están fuera de nuestras manos.
Pase, doña Esperanza.
¿Qué le van a tomar los datos
para que pueda entrar?
Eh, comisario. ¿Puedo acompañarla?
No, doña Marta.
Solo ella puede entrar en la morgue y le
van a decir qué es lo que hay que hacer.
Ay, comisario.
¿Usted cree que sea Lucía?
Pues la descripción que nos dio
doña Esperanza
corresponde con el cuerpo que encontraron.
¡Ay, Dios, ayúdanos!
Dios, danos fuerzas.
Buenas.
Pase adelante, Tomás.
¿Usted qué hace aquí?
Aquí trabajo. Esperanza.
Usted viene a identificar el
cuerpo de la joven.
Si tomás.
Siéntese.
Lo primero que debe hacer
es tranquilizar esa esperanza.
No puede entrar así a reconocer el cuerpo.
Ay, sí. Es mi Lucía la que está ahí.
Las características
coinciden con el informe que entregaron.
Esta jovencita
no tiene ninguna identificación,
así que es necesario que la vea
para saber si es o no es su nieta.
¿Y Tomás?
Tengo mucho miedo.
No sé si lo voy a soportar.
La entiendo.
Pero debe estar preparada por si es ella.
¡Ay! ¿Qué voy a hacer?
¿Qué le voy a decir a sus papás?
Ahorita. No piense en eso.
Respire profundo.
Tome un poco de agua.
Gracias.
¿Está más tranquila?
Sí. Bueno.
Venga conmigo.
Vamos a la sala donde está el cuerpo.
Aquí está.
Ay, Dios mío.
Acérquese.
¿Reconoce usted a esta persona?
Es ella. Lucía Santos Morales.
Toma mi mano.
¿Y todo eso pasó cuando eras niña? Sí.
Yo nunca hubiera imaginado
que mi tío te hiciera algo así.
Por muchos años, pensé que yo tenía
la culpa de que ese señor abusara de mí.
Y con el tiempo, olvidé
mucho de lo que pasó.
Recuerdo que siempre estaba asustada.
Triste.
Desconfiaba de toda la gente
que se me acercaba.
Ahora entiendo por qué
no querías que yo estuviera cerca de él
ni que le recibiera. No.
Es que así pasó conmigo.
Siempre traía algo
para que yo no dijera nada.
Y con el tiempo comenzó a amenazarme
para que me callara.
Gracias por cuidarme.
Y perdóname.
No entendía
por qué me pedías que me alejara de él.
No hay nada que perdonar, Silvia.
Es que no podía decirte nada.
Cuando regresó el tío Antonio
se aprovechó de mi silencio.
Por eso empezó a molestarme otra vez
y a decirme que te lastimaría
si no hacía lo que él quería.
Qué malo. Tenías mucho miedo.
Al principio pensé que lo
decía para asustarme.
Después empezó a acercarse más a ti
y me di cuenta
que me quería hacer lo mismo. Sí.
Por eso decidí que lo mejor
era irme de la casa y llevarte conmigo.
Pero si mi mamá sabía
lo que el tío había hecho.
¿Por qué lo dejó volver a la casa?
Porque para mi mamá
yo fui la coqueta que lo provocó
y que por mi culpa,
él se tuvo que ir lejos de ella.
¿Por tu culpa? Sí.
¿Cómo así?
No entiendo.
Cuando yo tenía más o menos
tu edad, empecé a negarme a
que hiciera conmigo lo que él quería.
Me encerraba en mi 4.º.
Pasaba el tiempo en la calle
para llegar lo más tarde a la casa.
Pero él siempre estaba ahí,
esperándome.
Si no quieres contarme,
te lo digo para que comprendas
por qué no debes caer
en los engaños de gente como él.
No debes callar lo que te pasa.
No importa que te digan que tenés la culpa
o que te amenacen.
Debes contarlo. Lo sé.
Te quiero mucho.
Y yo a ti, hermanita.
Y entonces por eso se fue.
Porque ya no podía lastimarte.
No se fue Porque un día yo peleé
con todas mis fuerzas para que
me dejara en paz.
Y se puso tan furioso que me pegó
hasta casi matarme.
¿Y cuando mi mamá vio lo que hizo,
lo denunció?
No. Mi mamá
consiguió el dinero con doña Olga
para que él se largara al norte y así
evitar que fuera a la cárcel.
Eso hizo mi mamá.
Ella lo quiere demasiado
como para aceptar lo que él hace.
Pero en ese momento, para mí valió la pena
la golpiza que me dio.
No te imaginas el alivio que sentí cuando
ese señor se fue a los Estados Unidos.
Pensé que había recuperado mi vida.
Por eso fue una mala noticia.
Cuando mi mamá dijo que el tío regresaba.
Volvieron las pesadillas.
Sentía tanto miedo que no podía respirar.
Y desde que regresó, volvió
a hacer lo mismo.
No, porque no podía.
Pero comenzó a seguirme,
a decirme cosas y amenazarme.
Volvió todo el miedo y el odio
que le tuve cuando era niña.
¿Y qué fue lo que pasó ahora?
Es algo horrible.
Él me dio la otra vez.
No puede ser.
Tranquila, Silvia.
¿Y ahora que va a pasar?
No te asustes con la denuncia por
violación que puse contra el tío Antonio.
No podrá escaparse de la justicia.
¿Está segura? No tengas miedo.
No estamos solas.
Él no va a acercarse de nuevo.
¡Ay, qué susto!
No te preocupes. Ha de ser Rogelio.
Apúrate, que vamos a traer nuestras cosas
a la casa de mi mamá.
Hola.
¿Ya están listas? Sí, es seguro.
¿Y Rogelio?
Vamos a ir en una patrulla
y nos acompañan dos agentes de la policía.
Todo va a estar bien, Silvia.
Buenos días, señora.
¿Y eso, Ruth?
Para ver a tu mamá tenés que venir
con guardaespaldas y hasta con policías.
Solo venimos por nuestras cosas.
Pues de aquí nadie va a sacar nada
porque todo es mío.
Doña Teresa,
Solo déjela sacar lo que necesitan.
¿Y usted, Rogelio?
¿Qué vela tiene en este entierro?
Señora, aquí está la orden del juez.
Si no las deja sacar sus cosas,
vamos a tener que usar la fuerza.
Pues sí. No hay de otra.
Gracias por su comprensión.
Pasen adelante. Están en su casa.
Pero tengo una condición,
que es que se quede Silvia.
Todavía está bajo mi cuidado.
Y yo necesito a una de mis hijas.
Señora, usted sabe que eso no puede ser.
Su hija Silvia tiene una medida cautelar.
Eso significa que por el momento,
su hermana mayor es la responsable
de la niña. ¿Cómo así?
Toma mi mano.
Cuidado con esas cosas, Diego.
Disculpa vos.
Estoy un cacho nervioso.
Tranquilo, hombre.
Es que la verdad se ha vuelto
mero peligroso venir a tu casa.
Manu. Acordate que el nos anda vigilando.
Pero a estas horas
esos majes no se asoman.
Yo casi terminé con estas chivas
y en un ratito nos vamos.
Que buena onda que decidiste irte
a la casa del profe Cruz.
Ahí voy a estar más seguro
mientras vemos que pasa.
Además, con eso de que el profe le cuesta
caminar, necesita mi ayuda.
Ya sabes que si quieres que te eche
la mano ahí te mando al panqueque.
Son casacas, ya sabes, para lo que sea,
estoy con vos.
Gracias, Diego.
Bueno, esto es todo.
A la granja.
Son pocas cosas, pero pesan un chingo.
Alex.
La policía.
Vos, Diego.
Mirá lo que hiciste.
A ver si no quebraste algo.
Ya nos encontraron.
O peor, si es el Krusty. Cálmate, Manu.
Voy a ver por la ventana.
¿Quién es?
Ya, tranquilo, Diego.
Son el Judas y el sánate.
Que uno da mucho.
¡Que rollo Judas! Y vos sánate.
Pensé que ya no iban a venir.
Aquí estamos, carnal.
Eso es lo que importa.
¿Y qué onda con esas cajas? ¿Al éxito?
Son mis chivas, Manu.
Vas a dejar tu chante solo por un tiempo,
mientras se calman las cosas.
Diego. Simón.
Qué días más jodidos, muchacho.
Pero nosotros te
vamos a seguir protegiendo, Alex.
Se lo debemos al diablo.
Que en paz descanse.
Ya nos estamos reorganizando.
Y ustedes dos son parte de nosotros.
Me extraña.
Yo no estoy seguro, Judas.
Ya perdí a mi canal en todo este rollo.
Me extraña ese.
No nos podemos dormir en la casa
Acá abajo.
Este territorio es nuestro muchacho.
Además, tenemos que vengarnos del Krusty.
Y Mad vos al éxito.
Tenés que vengar con tus propias manos
a tu hermano.
Es más,
yo creo que vos podés ser el nuevo jefe.
Tanto así.
Tal vez no, vos sánate.
Pero si los chavos saben
que el hermano del diablo no se rajó
y siguen con nosotros, segurito
agarran la onda.
¿Vos que decís, Alex?
Déjenme pensarlo un cacho.
Pero no te tardes mucho ese.
Lo que no tenés que pensar
es lo de la venganza, Alex.
¿No vas a dejar que ese cabrón del croquis
se salga con la suya, verdad?
Que mataron al hermano.
Y no fue ningún perro.
Así que tenés los huevos de aceptar
lo que te toca hacer.
¿Qué Tierra? Lazo. ¿Qué pumas?
No, pero.
Pero nada.
Patojo, hacete machito
de una vez por todas.
Si a vos te hubiera matado
el cruce allá en el campo.
¿Qué hubiera hecho el
diablo? Seguro me hubiera vengado.
Ya habría acabado con todos esos basuras.
Y eso es lo que vamos a hacer nosotros.
Vamos a vengar al diablo.
¿Y vos
qué vas a hacer, Alex? Tienen razón.
Tenemos que acabar con el maje del prosti.
Estoy con ustedes.
Así se habla, carnalito.
Me llegas, Alex.
Para empezar,
no tienes que salirte de tu casa.
Y tampoco huir de ningún basura
como el CrossFit.
Vos sos nuestro mero carnal. Sí.
Y te vamos a apoyar
como la familia que somos.
Y ahora hay que celebrar.
¿Habrá chelas en la refri? Sí, muchas.
Agarren las que quieran.
¿Estás seguro de lo que estás haciendo?
Estoy seguro. Diego.
Quédate aquí. Ya regreso.
Tengo que salir un rato.
¿Dónde vas?
Sí, yo sé mis business.
Tengo que hacer una cosa
antes de ir a quebrarme al CrossFit.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en Triple W.
Punto. Toma mi mano, Punto F o síguenos
en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escucha las.
En Spotify, YouTube y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.