Jefferson no tiene la respuesta que esperaba de Andrea. Alex le confiesa a Lucía todo lo que había estado pasando. Lucía queda preocupada cuando Alex se va inesperadamente. Carlos y Bárbara salen por la noche. El alcohol hará que todo termine muy mal.
Toma mi mano.
¿Cómo así que empezar una vida sin mí?
Sí. Jefferson. Andrea, por favor.
Te pido que me des la oportunidad
de resolver las cosas.
Te di muchas oportunidades
allá en San Juan.
Ahora yo te pido que me dejes sola.
Hablemos más tranquilos.
Mira, llegamos al parquecito.
Vamos a sentarnos por ahí.
Está bien.
Andrea.
No, solo somos nosotros.
¿Qué va a pasar con Emma?
Emma es hija de los dos.
Estemos juntos o separados.
Pero de que regresemos.
Eso ya no, Jefferson.
¿Estás segura?
Sí. Además, ya tengo planes aquí.
¿Qué piensas hacer?
Por ahora, empecé un curso de repostería.
Mi mamá me va a dar un espacio
para que pueda vender mis pasteles
mientras pongo mi local
para poner un negocio.
¿Siempre ha sido tu meta?
Sí. También
estoy viendo si me meta en la universidad,
pero no me he decidido todavía.
No es mala idea.
Deberías hacerlo.
Solo que en este momento
está primero. Emma.
No quiero descuidarla.
Tienes razón, Andrea.
Por eso espero que me des una oportunidad.
Entre los dos va a ser más fácil.
Jefferson, es mejor que estemos alejados.
¿De verdad ya no me amas?
No hagas las cosas más difíciles,
Jefferson.
¿Por qué?
Porque solo es una pregunta.
Pero no te lo voy a responder.
¿No Estás segura? Entonces.
Jefferson.
No quiero volver a vivir lo mismo.
Si regresamos. ¿Qué?
¿Otra vez a la casa de tus papás?
No buscamos otro lugar.
Pero tu papá va a estar
siempre molestando.
Y la verdad,
ya no quiero encontrarme con él.
No va a ser así, Andrea.
Ya no voy a dejar que se meta en nuestras
vidas.
Renunciaré a la finca
y voy a trabajar más duro
para que no pasemos por estas penas.
No solo es el dinero, Jefferson.
También nuestros sueños.
De las cosas que hablamos
antes de casarnos.
¿O ya no te recuerdas?
¿Bien? Si.
Era en este parquecito que platicábamos
y que me hacías esperar horas también.
Más cuando estaba enojada contigo.
Lo hacías a propósito. ¿Entonces?
A veces.
Antes que se enfermara
Emma, vine con ella aquí
y me recordé de esas tardes
en que hablábamos de cómo sería
nuestra vida juntos.
De todas esas ilusiones que teníamos.
¿Te arrepentiste? No.
Pero tal vez no estábamos preparados para
tanta responsabilidad.
Ahí fue donde cambiaron las cosas.
Dejaste la U. Yo ya no pude capacitarme.
Y antes que sea muy tarde,
debemos luchar por nuestros sueños.
Todavía no es tarde, Andrea.
Podemos alcanzar
todo lo que nos propusimos.
En eso estoy de acuerdo contigo.
Significa un sí. No.
Significa
que podemos cumplir nuestras metas.
Pero separados.
Andrea.
¿Qué puedo hacer
para que me des una oportunidad?
Que no dependas de nadie
y que tomes tus propias decisiones.
Ya lo estoy haciendo. Por eso estoy aquí.
Y si lo decís por mi papá, no voy a dejar
que vuelva a meterse en nuestra vida.
Tú y yo vamos a decidir cuándo
y cuántos hijos queremos tener.
Pero será
en el momento que estemos listos.
No voy a caer otra vez en lo mismo.
¿Y si no puedo o no
quiero tener más hijos?
No importa, mi amor.
No nos. Jefferson.
Es que me hacen tanta falta.
Ustedes son mi familia.
Lo más importante para mí,
Jefferson.
Lo único que te puedo decir ahora
es que mientras lo pienso,
voy a seguir aquí con mis papás.
Toma mi mano.
Ganamos la vuelta y ganamos.
Es alegre.
Mi hijo dice Lucía.
¡Ganamos!
Jugaron muy bien.
¿Verdad que estuvo calidad de partido? Sí.
¿Ya casi están en las finales o no? Ajá.
Ahora solo faltan los cuartos de final.
Y van a ver que renacimiento Juniors
va a ser el campeón.
Yo sé muy poco de fútbol, pero mientras
ustedes estén felices, yo también.
Y vamos a ir a ver los partidos
a la cabecera.
¿Verdad, abuelita? Ah, ya veremos.
Abuelita.
¿Puedo ir a felicitar a Alex?
Está bien, mija, pero no te tardes mucho.
Allá vamos a estar con doña Marta.
Mira. Vaya. Ahorita los alcanzo.
¡Alex!
¡Alex! ¡Lucía!
Que bueno que viniste a ver el partido.
Vine con Ángel y mi abuelita.
Que alegre.
¿Y viste los goles que metí?
Ay, te luciste.
Gracias.
¿Y cómo estás?
Ya mejor.
Sentía un poco de pena
de salir de la casa,
pero mi abuelita me dijo que no tenía
porque esconderme.
Así que aquí estoy.
Cuando el profe Cruz me dijo que
tal vez estabas muerta, me asusté mucho.
Si no llegas a sacarme de ese lugar,
no sé qué hubiera pasado.
Carlos ha hecho muchas multas,
pero con esto se pasó.
Bueno, al menos sirvió para algo.
¿Para qué?
Para darme cuenta quién es Carlos
y cuáles eran sus intenciones.
Yo quise advertirte desde hace ratos,
pero no encontré
el momento para hablarte de lo que había
pasado en la excursión.
Y pensé que no me ibas a creer.
Desde entonces me estabas cuidando.
¿Verdad, Lucía?
Acordate que desde pequeños
nosotros siempre nos hemos cuidado.
Sí, Alex, lo sé.
Y gracias otra vez.
No puedo creer cómo estuvimos engañados
todo este tiempo.
¿Por qué lo decís?
Por lo de Bárbara y Carlos.
¿No te has enterado?
¿Ah, sí?
Oí que el papá de Bárbara
lo obligó a comprometerse con ella.
Pero desde hace rato yo sospechaba que
aquel le interesaba a Bárbara.
Y no me dijiste nada.
Por lo mismo, Lucía, vos
confiabas en ellos dos.
Y si yo te decía algo, seguro
no me ibas a creer.
Te tenías que dar cuenta por ti misma.
Ellos decían que nos querían,
pero eran puras mentiras.
Carlos solo quería aprovecharse de mí.
Y aquella de vos. ¿De mí?
Sí, como eras el mejor de la clase,
quería lucirse
y que le hicieras las tareas.
Y yo me daba cuenta que ahí ibas vos.
¿Y por qué te enojas?
¿Te ponías celosa? No.
Lo que pasa es que me caía mal
que se aprovechara de lo bueno que sos.
Ya viste.
Vos tampoco me dijiste nada,
porque igual no me ibas a creer.
Pero con todo lo que pasó
y lo que me contaste,
que fue ella la que se acostó con Carlos.
No entiendo porque Bárbara
aseguraba que había sido yo.
¿Por envidia de qué?
Ella tiene todo lo que yo no tengo.
Y están sus papás.
Yo pensé que estaba sola.
Ay, Lucía, Tenés mucho más
de lo que ella tiene.
Por eso quería verte mal. ¡Ah!
Y como andabas de enamorada,
no escuchabas a nadie.
Bah, no me molestes.
¡Pues ya sé que cometí un error,
pero qué gran, gran error!
Ya, Alex,
tengo mucho por qué disculparme con vos.
Y lamento no haberte acompañado
cuando murió Gabriel.
Eso fue muy triste. Lucía.
En el cementerio sí
que me sentí
solo hasta que llegó el profe Cruz.
Lo siento, Alex.
Ya necesitaba mucho.
Un abrazo. Así Lucía.
Prométeme que nunca
nos vamos a enojar otra vez.
Te lo prometo.
Pero que conste que yo no
estuve enojado con vos.
Sí, lo estuviste, Alex.
Dejaste de hablarme y hasta me dijiste
que no querías ser más mi amigo.
Acordate.
Tengo que confesarte algo.
¿Que te dije?
Que ya no quería ser tu amigo
porque Gabriel me tenía amenazado.
¿Amenazó? ¿Con qué?
¿Con lastimarte a ti o a tu familia?
¿Y eso por qué?
Para obligarme a acompañarlo en sus rollos
con la pandilla.
Sabía que algo pasaba.
Que vos. No
podía ser así. ¿Así cómo? ¿Cómo
no olvidarlo?
Decilo, que yo no soy como mi hermano.
Perdóname.
Yo sé cómo era Gabriel.
Y créeme, nunca quise ser como él.
¿Y ahora qué pensás?
¿Dónde vas a vivir?
Pues ahorita sigo viviendo en mi casa.
Pero creo que la gente que mató al Gabriel
me anda buscando.
¿Tenés miedo?
Pues sí, un cacho.
Ellos piensan que me voy a vengar,
pero la verdad es que no sé.
¿Entonces qué vas a hacer? ¿Eh?
Me tengo que ir. Lucía.
Necesito terminar con algo
de una vez por todas.
Toma mi mano.
¿Y qué dice Alex?
Yo apenas si le pude dar las gracias
por lo que hizo.
Y también por contar lo que de verdad
pasó en esta excursión.
A pesar de todos sus problemas
y la muerte de su hermano,
se preocupó por mí y me trajo a la casa.
Hoy sí, estoy muy agradecida con él.
¿Quién iba a decir que lo que aseguraban
Carlos y Bárbara eran puras mentiras?
¿Pero por qué esa patoja se prestó
también al engaño?
¿Qué ganaba ella con eso?
Fíjese que Alex me dijo algo que me
dejó pensando.
¿Qué?
Que Bárbara lo hizo porque me envidia
y quería verme mal.
Ella sabía cómo
es Carlos y esperaba que se burlara de mí
para después quedarse con él.
Y mira en qué problema
están ahorita esos dos patojos.
¿Será que Bárbara está embarazada?
Ojalá que no. Ellos están a medio criar.
Ni saben cómo van a mantenerse
ellos mismos.
Menos tener la responsabilidad de un hijo.
No sé si tienen idea qué
se están metiendo, pero si no es por eso.
Porque cree que Carlos
se casaría con ella.
Tal vez sus papás piensen que Carlos
solo se burló de ella,
que le arruinó la vida
y por eso tiene que casarse.
¿Pero tú qué piensas de eso?
Porque te escapaste con él
a pesar de todo lo que te dijimos.
¿Querías hacer una vida con Carlos?
Pues yo creí que sí.
Pero esos días, cuando estuve sola,
me di cuenta que no estaba pensando
en lo que hacía.
Lo bueno es que ahora estás con nosotros,
mija.
Y que sabes que tenés
una vida por delante.
Ya ves que te va a salir lo de la beca.
Lo que tenés que pensar es en tu futuro.
¿Adónde vas, Carlos?
A la casa de Bárbara. Esta necia.
¿Con que quiere que la lleve?
A celebrar nuestro compromiso
a la antigua Guatemala.
Carlos, vos sí que la fregaste.
Te metiste en problemas por la Lucía.
Y ahora con esa Bárbara.
Ni me lo recuerdes.
¿Qué más cólera me da?
Por el momento, no te compliques.
Llévale el rumbo a esa patoja.
¿Y qué me queda? ¿Con el papá que tiene?
Si la dejo.
A saber qué me hace.
Capaz que me mete al bote.
No digas eso.
Ahora pensemos en cómo vas a salir de
esta.
Me las voy a ingeniar
para mandarte a los Estados Unidos.
Porque esa patoja no se va a salir con la
suya.
¿De veras, mamita?
¿Vas a hacer eso por mí?
Claro que sí, mi hijo.
Ya te lo he dicho.
En San Juan, Renacimiento,
no ha nacido la mujer.
Que se quede con vos.
Si no me dejo de llamar Olga Orellana.
Por eso no te cambio, mamita linda.
Regreso más noche.
Vamos, pues, mi amorcito.
Yo quiero celebrar.
La verdad, Bárbara, no quiero ir.
Ya es algo tarde.
No seas así.
Mira que la vamos a pasar muy bien.
Va, Está bueno.
Pues no.
Entremos y.
Oye, Alegre. Adelántate.
Solo voy a llamar a mi mamá
para decirle que llegamos sin novedad.
¿Y qué tiene que yo lo oiga?
Que entre este. Digo,
yo te alcanzo, hombre.
Uy, que enojado.
Mi Lucy.
No me has contestado.
Te he llamado todo el día.
Te hubieras quedado en la finca.
Pero no te preocupes, me
las voy a arreglar para que sigamos juntos
aunque ande con Bárbara.
Te amo, Carlos. ¿Vas a venir o no?
Ya voy.
Se están desesperada.
Ojalá no seas así, Carlos.
Vamos a bailar.
Vamos, Bárbara. Estoy cansada.
¿Cansado? No, borracho estás.
Si no te gusta así, búscate otro.
No me digas eso.
Siempre me has gustado.
Y estoy feliz de estar con vos.
Qué romántico.
Carlos, no me trates así.
Ya no me estés fregando.
Mejor voy por otro trago. Yo no quiero.
Mejor con lo caro que me están
saliendo los tragos.
Cada vez que pido tengo que darle
su comisión al mesero, dizque
porque somos menores de edad. Y así es.
Él no tenía que venderte nada.
Ya no debería seguir tomando.
A mí no me digas qué hacer.
Acordate que tenés que manejar
y ya es de noche.
Incluso ahora aguántate que vos
eras la que tenía
ganas de venir.
Ya no quiero estar aquí.
Llévame a mi casa.
Estás muy borracho, Carlos.
Te dije que me dejaras manejar por vos.
¿Es la primera vez que salimos
y ya me quieres mandar?
Mejor cierra la boca.
A mí no me vas a tratar así. ¿Me oíste?
Ya no te enojes, mi Lucy.
Esto es demasiado.
Yo no soy Lucía.
Vos me querés fregar la vida.
Sos un desgraciado.
¡Cállate! Mira el camino.
Toma mi mano.
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