Toma Mi Mano USA

Episodio 148: Fiesta interrumpida 

Episode Summary

Olga le reclama a doña esperanza que, por culpa de Lucía, Carlos está en la cárcel. Ruth irá al juzgado para iniciar el proceso de la tutela de Silvia. En el mercado celebran la reinauguración, pero los problemas volverán a aparecer.

Episode Transcription

Toma mi mano,

Lucía. Vení a desayunar.

Gracias, abuelita.

¿Y Ángel?

Ya se fue

porque tiene que pasar a la librería

y a ver unas cosas que necesita

para su entreno de fútbol.

Ah, es cierto. Me dijo anoche.

¿Y cómo te has sentido, Lucía?

Mejor, abuelita.

Ya me puse al día en mis clases.

Ahora fue Verónica la que me ayudó.

¡Qué bueno!

Ustedes han sabido ser buenas amigas. Sí.

Ella estuvo diciéndome que tuviera cuidado

con Carlos y no le hice caso.

Estaba como ciega.

Quién te quiere, Te cuida, te escucha y

quiere lo mejor para esa persona especial.

Él no te quiere.

Solo buscaba la forma de aprovecharse

de tu amor y por eso trataba de engañarte.

Y después, en la excursión,

cuando Carlos me dijo

que habíamos tenido relaciones,

pensé que lo había arruinado todo.

Ya. ¿Para qué decirle que no?

Ahora ves que eso era lo único

que él quería de vos.

Lo bueno es que saliste de esa relación.

Y ahora no dejes que esto marque tu vida.

Lucía, aprende de esa lección.

Sí, abuelita.

Aunque no dejo de pensar en Bárbara.

Ay, sí.

A todos nos duele que haya muerto

en ese accidente siendo tan jovencita.

Y también lo que están viviendo sus papás.

¿Te das cuenta de lo que pasa

por tomar decisiones arrebatadas?

A veces ya no se pueden cambiar las cosas.

A lo mejor eso me hubiera tocado a mí.

¿Está mal que sienta pena

de que Carlos está en la correccional?

No, mija, pero cada decisión en la vida

tiene una consecuencia.

¿Qué diferencia con Alex?

Si Alex tiene un buen corazón.

Siempre me ha tratado con

cariño y respeto.

Es cierto.

Solo esperemos que no le afecte

lo que hizo su hermano.

Bueno, es hora de irte al instituto

y yo me voy de una vez al mercado.

Vamos, te paso de Ana.

No va

a querer lomo de cinta, Doña Esperanza.

Está bien, bonito.

Mire. Gracias, doña Tencha.

Solo con las longanizas es suficiente.

A lo que sí le voy a encargar.

Son suficientes libras de posta.

Le encargaron muchos tamales.

No son los tamales

del cumpleaños de mi nieta.

¡Hala!

No me diga que ya se llegaron los 15.

¿Cómo que nada?

En unas semanas estamos de fiesta.

Ah, pues no tenga pena.

Solo me avisa para cuando las quiere.

Sí, ahí le paso avisando unos días antes.

¿Y qué le parece? ¿Cómo está

quedando el mercado?

Muy bonito, doña Tencha.

¿Quién diría que hubo un incendio?

Quedó como nuevo.

Ah, pero se logró con la ayuda de todos.

No se vaya a perder

la fiesta de reinauguración.

¿Cómo va a creer? Aquí vamos a estar.

¡Vaya, vaya!

¡Pero si es esperanza

la que anda tan contenta!

Si doña Olga se le ofrece algo.

A estas alturas, nada.

Cuántas veces le pedí

que alejar a su nieta de mi Carlitos.

Dejemos ese asunto, doña Olga.

Sí, yo sé que a usted

no le importa que mi hijo esté preso.

Todo por culpa de la Lucía.

Mi nieta no tiene nada que ver

con que su hijo esté en la correccional.

¿Cómo que no?

Si no fuera

porque ella se le metió entre ceja y ceja,

él no hubiera perdido la cabeza.

No, doña Olga.

Usted y yo sabemos que fue su hijo

el que no dejó en paz a Lucía.

¿Cómo dice eso?

Ella fue la que lo contó.

Solo lo ilusionó y se burló de él.

Ay, por favor, doña Olga.

Agradecida debería estar que no

denunciamos a su hijo por secuestro.

Ella se fue con él por su gusto y su gana.

¿Carlitos no se la llevó a la fuerza?

No. Lo más seguro

es que ella le pidió que escaparan.

Tal vez dijo que sí

por la necedad de su hijo.

Pero él la tuvo encerrada en esa finca

y no la dejó regresar a la casa.

No sea exagerada.

Esperanza desesperada.

Esta vez es su nieta.

Por llevarse a mi hijo.

Mire, doña Olga, mi nieta.

Ahora está bien.

Ya comprendió el gran error

de haber sido novia de su hijo.

El error fue la consideración que tuvo mi

Carlitos con ella.

Usted no cambia, doña Olga.

¿Y sabe qué?

Ya no voy a seguir discutiendo.

Le aconsejo que se preocupe por usted

y por su hijo.

Espero que su fe y los consejos

que les da los demás les sirvan

ahora para que acepte la responsabilidad

que tiene en el comportamiento de Carlos.

Toma mi mano.

¡Ja, ja, ja!

¿Qué tal, Olga?

¡Ah! ¿Y diay, a vos qué te pasó?

Todos de fiesta

porque van a re inaugurar su mercadito.

Y vos con esa cara ahorita

no me molestes, Raúl.

Sabes que no estoy para fiestas de nada.

Además, acabo de hacer un gran coraje

con la Esperancita esa

que hasta dolor de cabeza me dio.

Su nieta tiene la culpa

de que mi Carlitos esté detenido.

Y no fue por lo del accidente

con la hija de don Héctor Martínez.

Pero la culpa de todo la tiene la Lucía.

¿Cómo la hundió?

Cálmate, hombre.

Ahora

hay que ver cómo sacas al patojo del bote

y que aprenda a hacer las cosas mejor.

¡Cállate!

¿Y si venís por el dinero que me pediste

prestado?

Olvídalo. Ahorita estoy bien jodida.

Pero a vos siempre te va bien.

El mugre del abogado

ya me sacó un montón de pisto

y no ha podido hacer nada por mí.

Carlitos.

Yo no tengo la culpa de lo que te pasa.

¿No, verdad?

Pero bien que te andas

enamorando con la Teresa.

Pues sí, pero solo

porque estoy haciendo negocios con ella.

Y no te importa que me perjudicarte con

ayudarla a poner el pisto rapidito ese.

Vaya hermano que me tocó.

Con vos no tengo consuelo de nada, Raúl.

Pues si lo querés ahorita,

que ya tiene uno sus buenos centavos

y le echan la casaca, capaz

que le sacas algo.

¿Qué te pasa, hombre?

Y no que muy amigas.

Eso era en el pasado.

Ya no quiero tener nada que ver

con esa gente.

Pero Teresa

me ayudó a solventar todas mis deudas.

¿Y a cuenta de qué te dio ese dinero? A

por cuidarle al

hermanito que está escondido en la finca.

Estás loco, Raúl.

¿Cómo crees?

Esa mujer sólo te busca

porque le conviene tu ayuda.

Y solo intercambiamos favores.

Y además está pagando muy bien.

Por algo soy negociante. Igual que vos.

Yo que vos sacaría Antonio de la finca

hoy mismo.

Te va a perjudicar.

Ya me las voy a ingeniar para que nadie se

dé cuenta que lo estoy escondiendo.

Así que despreocúpate, Olga.

Mira, Raúl, al tal Antonio

lo anda buscando el Ministerio Público

y la Policía.

Si seguís ayudándolos

vos también te podés ir al bote con ellos.

Él y la Teresa tienen sus días contados.

Yo sé por qué te lo digo.

Ya estoy lista, papá.

Qué bueno que me vas a traer.

Pero la cita en el juzgado es a las 11:30.

Entonces nos da tiempo para refaccionar.

¿Te parece? Está bien.

Un. Ya

extrañaba el sabor del atol y las tostadas

chapines.

Qué buena estaba la enchilada.

Pero si sigue comiendo

así, se va a enfermar.

Es que una buena comida

no se puede despreciar.

Eh. Ruth, hay algo que quiero decirte.

¿Qué será?

Pues me gustaría que tú y Silvia

me visiten en las vacaciones

para conocer a sus hermanos.

Y ellos saben de nosotras.

Si piensan que por la distancia

no se han podido ver.

Aquí tengo una foto de ellos.

Él es Lucas.

Tiene 16 años.

Luis Pedro 14 y Benjamín diez.

Los veo de vez en cuando

y los ayudo económicamente.

Ay, el más chiquito.

Como que se parece a Silvia.

Y vieras que es igual de despierto

que ella.

¿Y por qué no vive con ellos?

La relación no

funcionó, pero su mamá y yo somos amigos

y nos ocupamos de los chavos.

Entonces no

es como lo que pasó con mi mamá.

Pues Teresa era especial.

Realmente con ella

nunca nos llevamos bien.

Todos los días era un pleito.

Entiendo.

¿Y qué hace en México?

Soy mecánico

y trabajo manejando maquinaria.

Me toca viajar mucho.

¿O sea que conoce todo el país?

No. México es un país grande,

pero sí conozco varios estados.

Por eso cuando me visiten las

puedo llevar a conocer bonitos lugares.

Entonces no extraña nada de Guatemala.

La tierra nunca se olvida, mija.

Pero lo que más extrañé todos estos años

fue a ustedes.

Gracias por volver, papá.

Porque necesitamos su apoyo

con todos los problemas que tenemos.

Por ahora, lo que puedo hacer es ayudarte

para que tengas la custodia definitiva

de tu hermana.

Sé que

no puedo recuperar el tiempo perdido,

pero quiero iniciar una relación

con ustedes para que nos conozcamos.

Toma mi mano.

De mi parte,

me gustaría que juntos volver a nacer.

Es el lema

de nuestra fiesta de reinauguración

aquí en el mercado de San Juan,

Renacimiento.

Los invitamos a conocer

nuestra nueva instalaciones.

Que alegre está la fiesta,

va hasta ganas de bailar me dieron.

Fíjate, Beto.

Pues para luego es tarde, doña Tencha.

¿Qué dices

si nos echamos un par de piezas?

Ah, me canso, ganso.

A ver si me aguantas el pato jajajajajaja.

¿No te das cuenta lo que puede hacer

la unión de la comunidad Betty?

El mercado está mejor que nunca,

la verdad.

Yo tenía mucho miedo de regresar aquí

después del incendio, pero tenés razón.

Viendo lo bonito que lo dejaron,

me siento tranquila y más segura.

¿Qué tal, profe?

¿Doña Betty?

Que bueno verlos.

Que alegre está la fiesta, panqueque.

Qué increíble que hayan hecho todo esto

en tan poco tiempo.

Fue el trabajo de todos, profe.

Cada día la comunidad está más unida.

¡Miren, Miren como baila Doña Tencha!

Véngase, doña Bety, Vamos a bailar ahí.

No se vayan a bailar, hombre.

Es tiempo de celebrar.

Vamos, pues.

Y seguimos con la fiesta.

¡Señor, Señora! ¡Señorita!

¡A bailar!

Se ha dicho.

La reconstrucción del mercado se

logró gracias al aporte

de la municipalidad, de la Cooperativa

y el esfuerzo de todos los vendedores

del mercado de Santa Wawa.

Que siga la fiesta.

¡Ay, qué calor!

A la gran Cipotes. Doña Tencha.

Yo te advertí, Beto.

Yo no había bailado tanto como cuando

bailé con doña Olga en la feria patronal.

¿De verdad? ¿Y doña Olga?

Ella no se pierde una fiesta con eso

de que le metieron al Carlitos al bote.

¿Así pues, por lo del accidente

en un carro es que murió la niña, verdad?

Sí, hombre.

Se metió un gran clavo ese muchacho.

¿Y será que él tuvo la culpa? A saber.

Pero doña Olga cerró

hace un rato y se fue.

Estaba como la gran diabla.

Ojalá se resuelva su problema.

¿Bueno, ya descansaste

y tomaste suficiente fresco, eh?

Sí, pero. ¿Y por qué?

Porque la fiesta no se termina.

Así que a bailar. Se ha dicho.

Vamos, pues, sigámosle sacando

humo a esos zapatos.

Doña Tencha.

Don Cruz.

Qué gusto verlo.

Lo mismo digo, mija.

¿Y tu abuelita? Allá está con doña Marta.

Me alegra mucho verte.

Y gracias a Dios que estás bien.

Y también gracias a Alex.

Él te quiere mucho y yo a él.

Pero estoy con algo de pena

porque no lo he visto en varios días

y nos enteramos que hirieron a Diego.

Tranquila, mija.

Los dos están bien y en un lugar seguro.

¿Pero por qué?

¿Qué está pasando?

Cosas positivas, diría yo.

Alex y Diego se salieron de la pandilla.

¿En serio? Sí.

Y por ahora deben estar escondidos.

Pero por favor, mija,

no comentes esto con nadie.

Está bien, Don Cruz.

No se preocupe.

Lo que sí te puedo decir es

que estamos trabajando con las autoridades

para que los patojos regresen a su vida

normal.

Qué bueno.

Cuando los vea,

dígales que los extrañamos mucho.

Y que ojalá puedan regresar pronto.

Así lo haré, mija.

Mira allá. Te está llamando Verónica.

Creo que te está esperando para bailar.

Qué loca.

Yo voy a bailar. Pero con Aurorita.

Nos seguimos viendo. Don Cruz.

Que disfrutes la fiesta, mija.

¡Ja! A doña Betty sí que le gusta bailar.

Vaya que le sacaron, Ilustre a la pista.

No sabes cómo bailábamos

con cruz en los repasos.

¿Y eso qué es?

Eran las fiestas de patojos.

Pero en nuestra época.

Ah, pero.

Solo deja que me recupere por completo.

Y vamos a volver a bailar. Betty.

Eso espero, mi cielo.

Uy, eso es amor.

¿Ah, y la música?

Toda la música.

Dame una palanca.

¿Dónde vas? ¿Qué pasó con la música?

Ay, por Dios.

Son los pandilleros.

Y ahí llegó porque lloraban.

Llega Judas.

Ahora sí se prendió esta fiesta.

¿Qué hacen aquí? Pongan atención.

Ya estuvo bueno de hacerse los majes.

Hoy venimos a

arreglar cuentas con ustedes.

Toma mi mano.

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