Alex es rescatado del secuestro y recibe buenas noticias de don Cruz. Raúl está desesperado, los González se lo llevan para darle su merecido. Pedro tiene buenas noticias para sus hijas, Ruth y Silvia. Teresa aparece ¿Arruinará el momento?
Toma mi mano.
Gracias por el desayuno, doña Betty.
Yo creo que por el susto de anoche, tenía
un hambre que yo estaba muy preocupada.
Pero gracias a Dios que no te pasó nada
y que regresaron con bien.
La verdad es que estuvo muy fuerte
todo lo que vivimos anoche.
Fue un milagro que hayan llegado a tiempo
y te hayan podido rescatar.
Alex.
Ya casi ni la cuento.
Me asusté
un montón cuando vi que el Crosswhite
estaba apuntando con la pistola.
Ay, Dios.
Mi récord Es eso.
Cruz.
Mira, lo bueno
es que ya agarraron a toda esa gente.
Ojalá que al rato no los dejen libres.
Pues dice la policía
que todos los que atraparon
ayer tenían orden de captura
por varios delitos. ¡Uf!
Van a pasar mucho tiempo en la cárcel.
Yo quiero olvidarme de todo lo que pasó.
Ver hacia delante.
No sé.
Poder imaginar un futuro diferente.
Y así será. Alex.
Mira, en la vida
se toman muchas decisiones equivocadas.
Pero lo bueno es que en el mejor momento
te alejaste de ese ambiente.
Alex.
Yo me pude alejar,
pero muchos no lo logran.
Todos merecemos una segunda oportunidad.
Y estamos trabajando duro
para que otros jóvenes
que están en la misma situación
puedan tenerla también.
Mira a Diego, su familia no lo dejó solo
y está de nuevo en su casa
a pesar de que anduvo con la pandilla.
Qué bien por aquel.
Al menos él tiene familia, pero yo.
Vos tenés a mucha gente
que se preocupa por tu bienestar.
Ahí están los patojos del equipo,
los compañeros del instituto, tus amigos.
Y también estamos nosotros, Alex.
¿Si nos querés
aceptar como tu nueva familia,
mi nueva familia que te parece?
Es que no sé qué decir.
Pensé que ahora iba a estar solo.
No creí que doña Betty
pudiera confiar en mí.
Y menos que me quisiera en su casa.
Mira, la verdad, como dijo Cruz,
todos nos equivocamos.
Y yo sufría
tanto desde que perdimos a Marvin.
No podía ver más
allá del dolor de mi corazón.
No entendía por qué Cruz insistía
tanto en ayudar a los jóvenes.
Y ahora
me doy cuenta que él tenía razón.
Y tú, Alex, lo has demostrado.
Les agradezco todo lo que hacen por mí.
A pesar de lo que han sufrido
por lo que hizo mi hermano.
Eso está en el pasado, mijo.
Ahora debemos ver hacia adelante.
Pero hay que hacerlo juntos.
¿Y vos que decís, mijo?
Que tienen razón
Y acepto vivir con ustedes.
Muchas gracias a los dos.
¿Pasa algo?
No, Don Cruz.
Es Lucía preguntando cómo estoy.
Es que se quedó preocupada por lo de ayer.
Menos mal que ella y doña Esperanza
nos avisaron.
Si no, no hubiéramos podido encontrarte.
Lucía te quiere mucho, Alex.
Y yo a ella.
Y como dicen ustedes los patojos.
¿Qué onda con Lucía?
Betty, no seas así.
Ya se puso colorado. Mira.
La verdad es que
Lucía y yo
siempre hemos sido buenos amigos.
Pero yo
siempre he sentido más
que amistad por ella.
El verdadero amor no se puede ocultar.
Entonces.
¿Ya son novios o qué? ¿Eh?
Estamos saliendo al fin.
Pues.
Ay, Cruz.
¿Y me decís a mí que no lo moleste?
Lo bueno es que ahora Lucía sí
tiene el chambelán ideal para los 15 años.
Cuéntale a Alex lo que me estabas diciendo
ayer.
Cruz. ¿Qué cosa?
Pues fíjate
que como vos sos menor de edad.
Y con lo de la muerte de tu hermano,
decidí averiguar
si nosotros podíamos tener tu custodia.
Al menos hasta que cumplas 18 años.
¿En serio, profe?
¿Y qué le dijeron?
Que no,
que ya estamos viejos para encargarnos
de un patojo tan problemático como vos.
¿En serio?
Qué triste.
Es broma, hombre.
Claro que sí. ¿Podemos tener tu custodia?
Qué mala onda, profe.
Ya le había creído.
Bueno, ya en serio.
Eso si vos querés.
¿O ya habías pensado en otra familia?
Para nada, profe.
Usted y doña Betty son los mejores.
Pero eso sí, con una condición.
¿Cuál, doña Betty?
Que te esfuerces por cumplir tus sueños,
mijo.
Le aseguro que eso voy a hacer.
Quiero seguir jugando fútbol,
estudiando duro y lograr todas mis metas.
Entonces no se diga más.
Hoy mismo vamos a traer tus cosas.
Ahora esta es tu casa, Alex.
Las puertas
siempre van a estar abiertas para ti.
Muchas gracias a los dos.
Y en serio, Hoy si Creo que es el
momento de empezar de nuevo.
Toma mi mano.
¡Maldito Raúl!
Ay, sí.
Me vio la cara.
¿Perdiste la casa
y el dinero, hermano? Sí.
Le tuve que devolver los papeles
al tal Pedro para no tener clavos.
Con la ley.
Pero esto no se va a quedar así.
Nadie se burla de los González.
Ahorita vamos a buscar a Raúl.
Vamos, pues.
Raúl.
Salí de ahí.
¿Qué se les ofrece?
Decirme dónde está tu papá.
Tenemos que arreglar unas cuentas
pendientes.
Tranquilos.
Él ya no vive
aquí. No me vengas con pajas.
Abrí la puerta o aquí mismo te quedas.
Es cierto.
Ya hace días que se fue.
¿Cómo así?
Él no es dueño de esta finca. Mmm.
¿Son ciertos los chismes?
¿Entonces?
Ojalá y no me estés mintiendo, Patojo.
No, señor. Es la verdad.
¿Y sabes dónde está? No, no lo he visto.
Hay que seguir buscando a ese maldito.
Vámonos, muchachos.
No hay nada que hacer aquí.
¿Dónde lo buscamos?
Creo que ya sé dónde.
Qué bueno estuvo esa
voz, Lipe, para que veas que uno pelados.
Salud por eso.
Llevas.
Ayúdame.
Yo voy.
¿Qué te pasa? Apareció el peine.
Necesito que me prestes visto ahorita.
Que yo te preste.
¿No andas presumiendo que tienes pisto?
Pues los González me están buscando.
Tengo que pagarles. ¿Por qué?
Pero si les dice la casa a la Teresita.
Me salió chueco el negocio.
Échenme la mano, Hombre a mal
pa lo que arrimas.
Yo no tengo pisto. ¿Vos?
Yo menos desgraciados.
No, que muy cuates.
¿Y vos?
No, que muy macho.
Cada quien con sus clavos.
Raúl. Si los González están buscando.
¿De qué ratos
te hubieras ido? ¿De San Juan?
¿No me vas a echar la mano? ¿Entonces?
Vos solito te metiste con ellos.
Yo ya arriesgué mucho mi pellejo por vos.
Ahí me contás cómo te.
¿Las vas a pagar?
¿Sebas?
Yo solo andaba aquí de paso.
Cuando me pidan ayuda, quiero verlos.
No creo que llegue ese día. Vos
estás aquí, Raúl.
Ahí se los dejamos.
Nosotros no tenemos nada que ver con eso.
Ay, si te va a ir como en feria, Raúl.
Tranquilos, hombre.
Podemos arreglar esto.
Así es. Lo vamos a arreglar.
Pero a mi modo.
Sáquenlo de aquí.
No eres hombre. Si.
Ay, si me la hiciste, Raúl.
Pero es la última vez.
Me devolvés el dinero que te di.
O aquí mismo te morís.
Se lo voy a devolver.
Pero que me suelten estos malditos.
Déjenlo.
Solo que ya no tengo todo el dinero.
¿Qué?
Pero tengo un local que les puedo dar
de eso si tengo los papeles.
Estoy harto de tus pajas, Raúl.
Ya sé que vos no tenés nada.
¿Y quién se lo dijo?
¿Qué te importa?
Es cierto que la finca no es tuya, pero.
Pero la voy a recuperar.
Deja de hablar babosadas.
¿Me das el dinero que me debes
o trabajas para mí?
Mejor.
Uno por uno. Los voy a agarrar ahorita.
Lo dejamos quieto de una vez.
Denle su merecido a este hijo de la gran.
Ya, tranquilos.
Vamos a ver si es cierto lo de local.
Pero como estoy seguro que eso no alcanza
para lo que me tenés que pagar.
Al menos te voy a ver sufrir. Raúl.
Súbanlo al carro.
Si no.
Toma mi mano.
Allá que venís, Raúl.
Me robaste mi casa y tenés
el descaro de venir a mi negocio.
Cálmate, Teresita.
Vine para arreglar. ¿Qué vamos a hacer?
¿Dónde vamos a vivir?
¿Qué vas a arreglar?
Ya todos en San
Juan saben que no tenés nada.
Esto no es ni donde caer muerto.
No vengas con más mentiras,
Teresita.
Es que también tenés
que desocupar este local.
¿Qué?
Solo eso me faltaba.
Sí. Por tu culpa estoy durmiendo aquí,
entre todo este polvo y cosas viejas.
Teresita, no sé que Transas hizo tu ex
con los González y le devolvieron la casa.
Pedro recuperó mi casa.
Ni me enteré
cómo se fue Solo a ver qué arreglaba.
Muy ingrato.
Ni siquiera me dejó acompañarlo.
El asunto es que el señor González dice
que o les devuelvo
el dinero que te di
o entrego el local para ajustar cuentas.
Pero si nosotros pagamos lo del local
y hasta te dimos adelantada
las mensualidades.
Entonces devuélveme los 50.000 que te di.
Ya me gasté el dinero.
Le acabo de dar una parte al abogado
y estoy pagándolo de tono en la cárcel.
¿Ya viste?
No queda de otra.
Afuera están esperando los González para
ayudarte a sacar las cosas del empeño.
Raúl, sos un desgraciado.
Me dejaste sin nada.
Lo siento, Teresita.
En el juego gana la carta más alta.
Y hoy nos tocó perder.
Ya pueden sacar todo.
Muchas.
Señor González,
deme unos días
para entregarle todo a mis clientes.
No, señora.
Este Raúl ya me la hizo varias veces.
No vaya a ser otro engaño.
No, Raúl.
Sos un desgraciado poco hombre.
Bueno, mis hijas.
Les doy las llaves de la casa.
Papá.
Esta era la sorpresa que nos tenía. Sí.
Es raro volver aquí.
¿Y qué pasó con mi mamá?
¿Dónde están todas sus cosas? Entremos.
Ahora les voy a contar.
Y eso fue lo que pasó.
Por eso su mamá ya no vive aquí.
Ni están sus cosas.
Ahora esta casa es suya.
Nos vamos a traer todo lo que tenemos
en el apartamento.
Total, todo eso lo acaba de comprar Ruth.
¿Qué dices, Ruth?
Me parece una buena idea.
Además, hay muchas cosas
que estamos pensando hacer con Rogelio.
Y ahora vamos a tener un espacio
para nuestros proyectos.
¿Sería chilero que usted
se viniera a vivir con nosotras, papá?
Eso me gustaría.
Pero ustedes ya tienen una vida hecha
y yo también.
Lástima que no quieren ir conmigo
a México.
Por ahora tenemos muchas cosas pendientes
aquí.
¿Es así?
Ya quiero conocer a mis hermanos.
No se olvide de decirles.
Yo sé, mija. Les voy a decir.
Tengo que regresar a Tapachula,
pero en unas semanas
vengo a firmar el traspaso de la casa
para entregarles los papeles.
Bueno, pero tiene que venir seguido.
Lo prometo. De verdad. Lo prometo.
Ahora voy a ver cómo está mi 4.º.
Te quedaste muy callada, Ruth.
Estoy pensando en muchas cosas, hija.
Te aseguro que
estaré pendiente de ustedes.
¿Lo sabes, verdad? Lo sé.
Mañana me voy. Lo vamos a extrañar.
Les voy a hablar todos los días.
Eso nos va a alegrar mucho.
Sobre todo a Silvia.
Las puertas de mi casa
están abiertas para ustedes.
En el momento en que quieran ir.
Ruth.
¡Silvia!
¡Abran!
¡Ruth!
No tenían por qué cambiar la chapa.
¡Mamá! ¿Qué hace aquí?
¿Se te olvida que esta es mi casa?
No, Teresa, tú perdiste ese derecho.
Ahora esta casa es sólo de tus hijas.
¿Estás loco?
Merezco tener esta casa.
No tienes nada que hacer aquí, Teresa.
No tengo a donde ir.
Lo siento.
No es mi problema. Ayúdenme.
Toma.
Con esto podrás ayudarte
mientras consigues un trabajo.
¿Puedes alquilar 1/4, 1/4?
Eso no me alcanza para nada.
Es lo que te puedo dar.
Y será lo último que verás de mí.
Ya te dije que a partir del próximo mes,
Ruth recibirá el dinero de la manutención
de Silvia.
Pedro, no me podés hacer esto.
Todavía estamos casados.
Tener la obligación. ¿No es así?
El abogado te entregará los papeles
del divorcio por causas justificadas.
Ruth, no vas a decir nada.
Ya no tenemos nada de qué hablar, mamá.
Lo único que le puedo decir
es que deseo que le vaya bien en la vida.
Toma mi mano.
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