Toma Mi Mano USA

Episodio 154: Pastel de 15 años 

Episode Summary

Ruth y Rogelio son los encargados de ir por el pastel para la fiesta de Lucía. El Renacimiento Juniors está en la final. Esperanza, Ángel y Lucía están listas para ver el partido. Raúl recibe burlas por su nuevo trabajo. Olga es humillada en la calle.

Episode Transcription

Toma mi mano.

Qué difícil

tarea de ser padrinos de pastel.

Si no puedo elegir entre tantos diseños.

Todos los pasteles de 15 años

están muy bonitos.

Miren aquel está chilero.

Silvia, esas son pelotas de fútbol.

No van con la quinceañera.

¿Por qué no?

Ya lucía. Le gusta hacer deporte.

Ese pastel es para ella.

¿Qué decís, Rogelio?

En eso tiene razón Silvia.

Ah. O sea que a ti te parece bien.

Entonces, para los 15 de Silvia le

vamos a poner una cancha con una pelota.

Pero que sea de básquet, porfa.

Yo pensé que te gustaba más el fútbol.

Como siempre andaban en la cancha.

Pero eso era porque Ruth quería

ir al campo y siempre decía que era yo.

¿Silvia ya, para qué lo niegas

si lo que querías era ir a ver a Rogelio

ahí? No tenías que decir eso.

Era un secreto. ¿Qué va a pensar Rogelio?

¿Que soy el hombre con más

suerte en San Juan, Renacimiento?

Porque tú te fijaste en mí.

Antes de que pongan sus ojos

de huevito tibio.

Mejor me voy.

¿Cómo que te vas?

Ángel y Erick

están jugando allá en la cancha.

Dame permiso un rato.

Bueno, te voy a ver desde aquí.

Ahorita te alcanzamos.

Gracias. Ángel, espérame.

Ya voy a meter ese gol.

Apúrate, Pues.

¿Qué tal si nos tomamos un cafecito?

Pero quedémonos en las mesas de afuera.

Así podemos ver a Silvia. Está bien.

¿Te parece entonces

que encarguemos el pastel que tiene?

¿Margaritas lilas rosadas y azules?

Sí, ese me encantó.

Y ese juego con el vestido de Lucía.

Señorita, queremos dejar encargado

ese pastel de 15 años para 150 personas.

Muy bien.

Solamente.

Y para comer aquí

queremos dos porciones de ese de almendra.

Y dos cafés, por favor. Con mucho gusto.

¿Te acuerdas

cuando aceptaste ser mi novia? Sí.

Tenía mucho miedo de decir que sí

porque ya sabía que iba a tener problemas.

Pero me arriesgué. Gracias por eso, Ruth.

No te imaginas lo difícil que fue empezar

a tomar esas decisiones.

Con el miedo que le tenía a mi mamá.

Y después, cuando regresó ese señor.

Estar contigo me mantenía de pie.

Y yo sabía que algo no estaba bien.

Pero nunca imaginé

lo que realmente estaba pasándote.

Denunciar a Antonio

es lo mejor que hice y no me arrepiento.

Eres muy valiente, Ruth.

Y estoy seguro que serás el ejemplo

para otras mujeres que estén pasando

por una situación parecida.

Gracias Rogelio, por tu paciencia

y tu apoyo.

El hecho de que no me juzgaras

y creyeras en mí.

No tienes idea lo mucho que eso me ayudó.

Tú siempre has sido fuerte, Ruth,

y lo sabes.

¿Por qué estás triste?

Es que no

lamento que mi mamá esté tan equivocada

y que sus actos hicieron

que perdiera todo.

Incluso a nosotras dos.

Ella también tomó sus decisiones, Ruth.

Lo sé.

Sólo hubiera querido que las cosas fueran

diferentes entre nosotras.

Qué alegría verla, Teresa.

Pero hoy no hizo cita.

¿Viene a hacerse las uñas o el pelo?

¿No crees?

Más bien vengo a pedirle un favor.

¿Cómo? ¿De qué, Teresita?

Es que quería ver si puedo trabajar

con usted en el salón. ¡Ay!

¿Y eso por qué?

Si usted tiene su negocio,

hay una desgracia tras otra.

¿Para qué le cuento?

Sólo con decirle

que las ingratas de mis hijas

me abandonaron

y hasta me echaron a la calle.

Pero ni modo. Ay, no, Teresita.

Uno tiene que preocuparse

por la imagen del negocio

y con lo que usted le hizo a sus hijas

me va a espantar a la clientela. ¡Ay!

¿Cómo dice eso?

Aquí las únicas ingratas son ellas.

Bueno, ese no es asunto mío.

Yo lo único

que le puedo decir es que allá donde doña

Rosa necesitan una empleada,

hay en el mercado.

¿Y para qué será? Eso sí. No sé.

Creo que necesita a alguien

para echar las tortillas.

Pero vaya antes que otra gente le gane.

Sólo por curiosidad. Voy a ver.

Creo que una amiga necesita el trabajo.

Toma mi mano.

Al fin vamos

a tiempo para el comienzo de un partido.

Ay, ángel.

¿Ya vas con tus cosas?

Déjalo, Lucía.

Está contento

porque al fin vamos temprano.

¿Qué te pasa?

No sé.

Es que

siento raro desde que vinieron mis papás.

¿Y eso por qué? Lucía tiene razón.

Estamos contentos.

Pero ellos quieren portarse como papás

y no les sale.

Es que a ellos

también se les está haciendo difícil.

Y yo que pensé que sólo

Lucía y yo lo sentíamos.

Acuérdense que se fueron cuando

ustedes todavía estaban muy pequeños.

Y eso que siempre hemos hablado con ellos.

Sino seríamos unos completos extraños.

Pues ahora nos debemos tener paciencia

entre todos.

Poco a poco nos vamos a ir

acostumbrando y conociendo de nuevo.

¡Pero qué rápido caminan!

Ay, Tomás, me asustó.

Tomás también va al partido de fútbol.

No me lo perdería por nada. Es la final.

¿Cómo han estado?

Bien.

Muy ocupados

con los preparativos de los 15 años.

Y como ya regresaron los papás

de los Patojos.

Qué alegre.

¿Y qué tal van las cosas?

Pues de eso estábamos platicando.

Les estoy diciendo que vamos a tener

paciencia para irnos adaptando al cambio

de estar todos juntos otra vez.

Eso está perfecto.

Uno no se hace padre y madre de la noche

a la mañana.

Lucía. Lucía.

Aquí estoy. Abuelita,

Alex me está llamando.

¿Puedo ir? Claro que sí. Lucía. Anda.

Se ve que la relación con su nieta

está mejorando.

No se imagina lo que nos ha costado.

¿Verdad, Ángel?

Vaya si no.

Ahorita vengo.

Voy a ver si encuentro a Erick.

No viene y quedamos en juntarnos

antes de que empiece el partido.

¿Dónde andarás?

No te desesperes, Por ahí va a aparecer.

Mamá.

Apúrate,

que no quiero llegar tarde al campo.

Yo tampoco quiero que llegues tarde.

Acortemos el camino.

Vamos por el mercado.

Por aquí.

Por esta calle.

Nos ahorramos algo de tiempo.

Y en esta casa tengo tu marca.

¿Todo bien?

Es quesito. Venga, acérquese.

Doña Olga. ¿Qué hace ahí?

Vendiendo fuera del mercado.

¿Y su puesto?

¿Pues No ve que tuve que vender mi local

para pagar al abogado de mi hijo?

¿Y para los gastos

funerarios de la patoja?

¿Y pa qué le cuento más?

Ay, doña Olga.

¿En qué problemas le metió ese muchacho?

Así son los hijos que le podemos hacer.

Acuérdese que los hijos son

el reflejo de los padres.

Hola, mamita.

Ya es tarde. Vámonos.

Hablando de que los hijos

se parecen a sus padres.

Este su niño es menos abusivo.

Debería ver cómo lo corrige.

No creo que usted sea la indicada

para darme consejos.

¿Y sabe qué?

De verdad

le deseo que se resuelvan sus problemas.

Nosotros ya nos vamos.

Ah, y me va a dejar hablando sola.

¿Usted qué hace aquí?

Enséñeme su permiso para vender.

Es que lo tengo en trámite.

Pues hasta que no le den el permiso,

usted no tiene derecho a vender aquí.

Así que desaloje.

Vamos, Vamos.

Desalojando, desalojando.

Caminé, Caminé y caminé.

Toma mi mano.

Ya estoy lista, papi.

Ay, qué linda te ves, mi amor.

Igual que mi mami.

Tenés razón, Ema.

Igualita a tu mamá,

que están hablando de mí.

Que es muy bonita. Mami.

Gracias.

¿Estás listas? Y nervioso por regresar.

Como no. Si es la final.

Vaya que Don Cruz te va a dejar jugar.

Es que el toque no se pierde, Amor.

Aunque ha dejado de jugar un tiempo solo

con un par de entrenos fue suficiente.

Y no soy el capitán. Pues.

Ya andas presumiendo.

¿Eras el capitán?

Pues sí.

Pero lo último que se pierde

es la esperanza.

Y voy a volver a hacerlo.

¿Vas a ver

a Jefferson?

Ah, fíjate que ayer vi a Ruth.

Está muy contenta de que hayamos decidido

regresar a San Juan

y que ocupemos el apartamento

donde ellas vivieron.

Ni Jenny se lo imaginó.

Y este es el inicio de una nueva vida

para nuestra familia.

Y nos falta buscar un local

para que empieces con tu pastelería.

Es cierto.

Así aprovechamos las cosas

que te dio tu mamá.

Con eso se puede empezar, digo yo.

La verdad, sí.

Y tú vas a recuperar tu puesto.

Eso ni lo dudes.

Voy a trabajar duro para lograrlo.

Pero primero a ganar el campeonato.

¿Verdad que sí, Emma?

Aquí hay sombra.

Mira, mamá, Su hijo.

Vaya que vinimos temprano.

¿Sabes que ya dijo Jefferson?

Pues no lo vi con el equipo.

Creo que todavía no.

Qué bueno que regresó a vivir a San Juan.

Lo extrañaba mucho. Sí, mamá.

Y lo bueno es que se vino con su familia.

Eso es lo mejor.

Pero creo que voy a esperar hasta el final

para saludarlos.

Qué alegre está aquí mi hijo.

Es la primera vez que vengo a un partido.

La primera de muchas, mamá.

Yo también

tenía ratos de no venir al campo.

Mira, hasta mi gorgorito me trajo

esta misma.

Aquí están los nuevos uniformes.

Muchas gracias por el apoyo, licenciada.

Usted sabe que la empresa

lo hace con todos.

Lo sé.

Ahora tenemos una motivación

más para ganar.

Ojalá Don Cruz le ayudo a repartirlos.

No tengas pena ahorita junto a

los muchachos para que vengan a traerlos.

Ya, vengan por sus uniformes.

A buena hora vine.

¿Qué tal, Don Cruz? Hola, Israel.

Jefferson, Solo vos hacías falta.

¿Qué tal? Buenos días. Hola, Andrea.

Qué alegría verlos

a la gran.

Qué chilero quedó el uniforme.

Así dan más ganas de jugar.

Gracias, Israel.

Y gracias también a América.

Vamos a estrenar uniforme.

Hola. Por favor.

Mira, Emma, pásale la pelota.

¿Eso qué tiene?

Hasta la pelota, Emma.

¿Sí, ya me imagino

quién le está enseñando?

Ay, no.

Es hija del capitán.

Pues hoy no ha parado con eso del capitán

desde que regresamos.

¿No saben que sería

bueno abrir una liga de fútbol infantil?

¿Qué dicen?

Qué buena idea, Don Cruz. Cierto.

Aquí en San Juan hay muchos niños y niñas

que les gusta el fútbol.

Bueno, entonces ya salió un proyecto más.

¿Escuchaste, Emma?

¿Vas a poder estar en un equipo?

Sí, voy a meter

muchos goles, como mi papá.

Canche.

¿Será que se va asomar tu papá por aquí?

No te preocupes por eso.

No creo que venga a saber ni

en qué tranzas andará.

Buenas, doña Tencha.

¿Tendrá listo mi pedido?

Claro, don Sebastián.

Tráigase la carne, porfa.

¿Ya tiene nuevo ayudante?

Sí. Ayer me lo trajeron mis primos.

Los González.

Ni se imagina quién es.

Aquí está la carne, Raúl.

Deja de reírte, Sebastián.

Así estás pagando tu deuda.

También está trabajando en la finca de mi

primo, dándoles comida a los animales.

Eso lo tienen que saber todos.

Pobre de vos.

¿Si le contás a los demás qué vas a hacer?

Aquí tiene, doña Tencha.

Ahí se queda con el vuelto.

Es mi propina para su empleado.

La gran. ¿Me las vas a pagar? Se va.

El que lo está pagando sos vos.

Y como ni pisto tenés, aquí te quedas.

Ja, ja, ja.

Nos vemos, doña Tencha.

Bueno, ya mucha plática.

¡A trabajar, A trabajar!

Acuérdese que en la tarde

tiene que ir a cuidar a los coches.

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