Lucía busca consuelo en Carlos después de un enfrentamiento con su abuela Esperanza, pero la conversación toma un giro desalentador cuando Carlos empeora las cosas. Mientras tanto, Jefferson olvida su celular en casa, dando a Raúl la oportunidad de descubrir algo ¿Qué pasará? Entérate hoy mismo.
Toma mi mano.
¿Estás más tranquila? Sí.
¿Quieres contarme qué pasa?
Porque dijiste que era tu último día.
Discúlpame. Lo dije sin pensar.
Es que me provoca mucha ansiedad
eso de cambiar de puesto hoy.
¿Y si no puedo con el trabajo?
Todo se aprende, Ruth.
Además, en la cooperativa.
Ese es un buen trabajo.
Por eso se tomó
la decisión del cambio de puesto.
Es que no me convence mucho
eso de estar viajando.
Yo no estoy acostumbrada.
Pero. ¿Y qué te asusta del trabajo?
No sé tratar con gente que no conozco.
Estar fuera de mi casa,
dejar sola a Silvia.
Pero no estás sola.
Está tu mamá.
Y ahora está también tu tío Antonio.
Ni me recuerdes eso. ¿Por qué? Por nada.
¿Estás molesto conmigo?
¿Cómo crees?
Yo sólo quiero apoyarte.
Pero no puedo hacerlo si no confías en mí.
Es que tengo algunos problemas personales,
pero no quiero hablar de eso.
Entiendo.
Lo que sí
te digo es que no estás sola. Ruth.
Lo sé.
Además,
esta es una buena oportunidad para ti.
Ya te lo he dicho.
Ya te dije, tengo mis dudas.
¿Te acuerdas cuando llegaste a pedir
trabajo de vacaciones a la cooperativa?
¿Uy, Eso fue hace qué?
Cinco años.
¿Tú ya trabajabas en la cooperativa?
No. No.
Estaba haciendo
mis prácticas de contador.
Pero me dijiste
que eras el jefe en esa oficina.
Y que si me iban a recibir.
Es que estabas muy asustada y quería
que te sintieras mejor.
¿Cómo eres?
Y me vengo a enterar cinco años después.
Pero funcionó. Te dieron el trabajo.
Ay, Rogelio.
¿Cómo pudiste hacerme eso?
Sólo quise ayudar a una niña
que lo estaba pasando mal.
Chistoso.
Y dos años después, te vi de nuevo ahí.
Pero ya. Una señorita.
Recién graduada de mi bachillerato.
Y ya con experiencia
en el área de tiendas.
Entraste a cajas y de ahí hacia adelante.
¿Pareciera tan fácil, verdad?
No lo ha sido.
A veces sí, otras no tanto como ahora. Sí.
Siento que soy otra vez
esa niña sentada en la sala de espera.
Con la diferencia
que ahora es más fuerte, más inteligente
y con muchas ganas
de aprender cosas nuevas.
Así me. Ves.
No tengas miedo de soñar, Ruth.
Tú puedes alcanzar esos sueños.
Llegamos a San Jacinto.
¿Estás lista?
¿Con todo lo que dijiste?
Estoy más que preparada. Vamos, entonces.
Estoy seguro que todo va a salir bien.
Qué bien salió la presentación. Sí.
En Atitlán vamos a ver muchos proyectos.
Y con ese interés tuyo,
estoy seguro que nos va a ir bien.
Hablando de ese viaje,
creo que no voy a Atitlán.
¿Por qué?
Si todo acaba de salir bien.
Sinceramente, no quiero ir.
¿Es porque no viene
alguien más de la oficina?
No, es que no quiero dejar a Silvia.
Solo van a ser dos días, Ruth.
Es que Silvia está muy apegada a mí.
Entiendo que Silvia sea muy importante
para ti, pero este viaje también lo es.
Ya viste que hoy todo salió bien.
Don Ernesto confía en nosotros.
No sabes cuánto le agradezco a él que me
haya permitido trabajar en la cooperativa.
Si no, no me hubiera graduado.
En ese tiempo.
¿Ya no estaba tu papá con ustedes?
No, él se fue después de que nació Silvia.
Imagínate. Yo tenía como siete años.
Así te conocí.
Llegué hace un tiempo con mi mamá a.
Ayudarla a llenar
las fichas de nacimiento.
¿Te acuerdas
cómo no me mandaba contigo a dejarlas?
Porque tenía que cuidarte.
Esas fueron unas bonitas vacaciones.
Hasta que tu tío Antonio se enojó
y ya no te dejó salir.
Y después se fue a los estados.
Entonces mi mamá me dejó
trabajar de vacacionistas.
Fue cuando llegaste a la cooperativa.
Ya ves.
¿Quién iba a decir que unos años después
llegarías
a ser la encargada de comercialización?
Eso es cierto.
Yo creo que a Silvia
le dará gusto que vayas al viaje.
Pero en mi caso ya no estoy tan segura.
¿Por qué dices eso?
Siempre has hablado de independizarte,
construir tu propia casa,
terminar la universidad.
Si te sigues esforzando como hasta ahora,
vas a lograr lo que quieres.
Es que primero tengo que hablar de esto
con mi mamá.
¿Qué te podría decir, doña Teresa?
Ella va a estar feliz cuando lo sepa.
Las cosas no son lo que parecen, Rogelio.
Y ahora que está mi tío Antonio, menos.
¿Pero por qué no estaría de acuerdo?
Yo veo que tu tío te quiere mucho.
Yo no necesito que él me quiera. Rogelio.
Mucha.
Cuando termine el torneo.
¿Qué onda vos, Lucía?
¿Qué te pasó en la prueba de Conta?
A mí me preguntes, Bárbara, hoy
si me fue mal.
Y yo a estirar el pescuezo
para ver qué te copiaba.
Y en blanco tenías todo.
Es que tengo la cabeza en otro lado.
¿En el lado de Carlos
o en el lado de Alex?
Si fuera eso, no estaría tan preocupada.
Mmmm.
¿Pero la noche de la elección
aprovechaste que no se apareció
Carlos para hablar con Alex?
Decí que Alex platicó conmigo porque vos
te fuiste muy contenta con el panqueque.
Ay, ya van los celos.
¿Por lo menos contame qué tal la pasaron?
Muy bien. No me puedo quejar.
Como vos decís, aquel es buena onda,
pero para todo creo que no está listo.
Y yo no estoy para enseñarle.
Ni que fueras la gran experta.
No, pero me gusta un poco más de acción.
Vos sabes de qué hablo. Vos
ni gracia tenés.
Ya ves que de acción en acción podés
tener una reacción.
Ruin como me hablás vos.
Pero ni mi mamá me habla. Eso.
¿Sabes qué?
Mejor te voy a contar algo que te interesa
para que veas que vos sos mi
taza del alma. ¿A mí? Contame, pues.
Pero eso sí, que no se vaya a enterar
Carlos, que yo te lo dije.
Ya deci lo que tengas que decir.
Fue Carlos el que metió la revista porno
en la mochila de tu hermano.
Eso no es cierto.
Ay, Lucía, tantas veces
que Carlos te acompaña a vos y a Ángel.
Ay, lo que dice este WhatsApp.
Bárbara, acabo de hacer una buena pasada.
Ya es tiempo de ayudar a mi cuñado.
Le puse una revista porno para que estudie
lo que es bueno.
Ahí te cuento el rato.
Qué mala onda, Carlos.
Eso me lo va a tener que explicar.
No es justo.
Las penas que les hizo pasar a mi hermano
y a mi abuelita.
Aguas, que ahí viene.
Bueno, se dieron buena plática, muchachos.
Ya vine yo. El mero mero.
Sí, cómo no.
¿Y qué te habías hecho, Carlos?
Con tanto entreno y tanto partido
de fútbol me quedé descansando un cacho.
Pero no descuides la milpa.
Bueno, no es asunto mío. Yo ya me voy.
Órale, Barbarita.
¿Y vos, Lucía? ¿Qué onda?
¿Comiste caldo de vegetal o qué? Carlos.
Fuiste tú el que le puso la revista porno
al angelito. ¿Yo?
A mí no me metas en clavos.
Yo no he hecho nada.
Yo sé que fuiste tú.
Tú. ¿Qué te pasa, Lucía? No te hagas.
Ya oí el mensaje de voz
que le mandaste a Bárbara.
La Bárbara tuvo que ser. Qué boca floja.
¿Por qué hiciste eso? Sólo fue una broma.
No seas tan exagerada, Lucía.
Eso no tiene nada de malo.
¿Cómo que no tiene nada de malo?
Ángela hasta se enfermó
y mi abuela se enojó mucho con él.
Mira, tu hermano ya tiene 12 años.
Ya no es un muchachito.
Vos y tu abuela lo están
criando todo un debilucho.
Esa no es la forma de que él aprenda.
Además, mi abuelita
está haciendo lo mejor que puede.
Ya te dije que enormes.
Tanto alboroto por una revista.
De todos modos,
ya es tiempo que Ángel se haga hombrecito.
Eso es solo una probadita.
Cómo vas a saber vos cuándo
es tiempo que mi hermano se haga hombre.
Luciano, que estás.
Yo a su edad
ya andaba con los cuates donde las.
Bueno, eso no te interesa saber.
Ay, Carlos, si así pensás.
Creo que no.
¿Quiero saber qué vas a decirte?
Algo que tengo que contarte.
Que estás embarazada.
¿Y por qué te diría eso?
Si bien
sabes que no hemos tenido relaciones.
Como las mujeres también andan probando.
No puedo creer que pienses eso
de mí. Allá.
Decime que tengo que saber.
Es que mi abuelita
piensa que yo estoy embarazada.
Ya viste que te lo dije.
Carlos, estoy hablando en serio.
A ver.
Ya, en serio, Doña Esperanza
piensa que estás embarazada. Sí.
Y se lo fui a contar a tu mamá.
Alá no es de cada uno. Es mío.
Yo no estoy diciendo eso.
¿Tu mamá no te ha dicho nada?
No. Pero vos estás embarazada.
¿Crees que si estuviera embarazada
te lo iba a contar?
Ya me pusiste en qué pensar.
Si tu abuela dice que estás embarazada,
es por algo.
Yo no estoy embarazada.
A mí no me vengas con cuentos.
Mejor decime quién te embarazaste.
Porque yo no voy a cargar con un hijo
que no es mío.
Carlos, no puedo creer lo que me decís.
Mírame bien. ¿Tú
crees que yo podría estar embarazada?
Tal vez tengas razón.
Si yo no he podido con vos.
¿Qué va a poder otro?
Tú sabes que no es cierto.
Ni contigo ni con nadie.
Por eso quiero que le digas a mi abuelita
que vos metiste
la revista en la mochila de Ángel
y que yo no estoy embarazada.
Lo del ángel,
tal vez porque fue una broma.
Pero que no estés embarazada a mí
no me consta.
Además.
¿Por qué tu abuela piensa eso de vos?
Si de veras me querés.
No me preguntes eso ahorita.
Ayúdame. Putica.
Vos pedís
mucho y yo no sé que me estoy arriesgando.
Si ni me quieres contar.
Y no que muy gallo Pues. Ah.
Pero no para tu corral.
Ahí voy a ver cuando hablo con tu abuela.
Pero no sigas jodiendo con lo mismo.
Vos no vas a decirme
a mí lo que tengo que hacer.
Buenas.
¿Qué tal, mamá? ¿Cómo estás?
¿Qué tal mi hijo? ¿Cansado?
Un poquito, mamá.
Me imagino.
Y esa es su música.
Aprovechando que no ha venido tu papá.
¿Sí, verdad? Él solo con sus rancheras.
Ay, sí, me aburrí.
¿Y dónde andará el viejito?
Media vez.
No está aquí a las seis por su cena.
¿Es porque anda tomando?
Sí, mi papá, que no cambia.
No, mijo, él ni a patadas cambia ya.
Hablando de eso, mamá, yo estoy pensando
hablar seriamente con mi papá.
Por lo que le hizo a usted.
Gracias, mi hijo.
Malaya, si tus hermanos fueran así.
Pero no
quiero que tengas problemas con él.
Es que me preocupo por usted, mamá.
Ya te dije, mi hijo es entre tú papá y yo.
Pero te agradezco que te preocupes
por tu viejita.
Tan lindo que sos.
Es que usted sabe que yo soy único.
El único
que sacó toda la cara de su padre.
Mamá, hombre, No es Rin el momento. Va.
Pues mejor contame cómo siguió Emma.
Todavía tiene que terminar su medicina,
pero ya mejoró bastante.
Qué bueno, mijo. Sí, mamá.
Ahí va mi princesa.
Por cierto,
hoy Andrea me mandó unas fotos de ella.
Se las voy a enseñar.
Solo deje que saque el celular.
¿Quieres un cafecito?
No, No tenga pena, mamá.
En la casa.
Voy a tomarme uno bien cargado.
Bueno, pues
aquí están.
Mire a ver.
Ay, qué linda. Mire esta.
Mire, Está. Preciosa. Esta.
¿Y bien que se deja tomar las fotos,
Verdad?
Ah, sí.
Le encantan las fotos.
Aquí tengo otras que no ha visto.
Vamos a ver.
Vamos a ver.
Híjole, esta no.
Mmm. ¿Quién es ella? Pues.
¡No, no, no, no, no, Mamá, no!
Unas fotos del chance
con las que me andan fregando hoy.
Voy a borrarlas mejor a la gran.
Estas cosas. ¿Cómo se descargan de rápido?
Me voy a poner a cargar un rato.
Allá atrás de la mesa
hay un enchufe libre, mijo.
Sí, ya lo encontré. Mamá.
Debe ser tu papá.
Hoy ha de venir bien. Vale.
Tranquila,
mamá. Me voy a quedar aquí un rato.
De plano que no encuentra las llaves.
Yo voy a abrirle.
Es tu mamá.
¿Dónde está?
Aquí está.
Ya, Tranquilo, hombre. Concepción.
¿Por qué no viniste a abrirme?
¿No escuchaste la puerta?
Ay, Raúl.
Discúlpame. Cálmese, papá.
Yo quise irle a abrir.
No le estoy alegando a mi mamá.
¿Y vos qué haces aquí?
¿Te dejó venir tu mujercita? ¿Nombre?
Yo. Pasando a saludar a mi mamá.
¿Y ahora por qué anda tomando papá?
Ah, estoy celebrando.
Porque al fin te estás haciendo hombre.
Yo siempre he sido hombre.
Y pues no pareciera.
Si solo con una mujer andas mejor.
Vaya a acostarse, papá.
Usted solo babosadas anda diciendo.
Y porque acostarme las noches joven aún.
Sentáte, hombre.
Echemos unos tragos.
Concepción,
tráete el cuadro que está en el mueble.
Pero mira, así lo quiero.
Ya voy, ya voy.
No le hable así a mi mamá, hombre. Nada.
Así debería de hablarle a tu mujer
para que no ande con sus matecito.
Matecito. Será igual.
Se va a quedar tomando
solo porque yo ya me voy de aquí.
¿No te vas, patojo? Me voy.
Mejor hablemos cuando estén
sus cinco sentidos.
Papá.
Usted está
echando a perder su vida con tanto guaro.
Ahora
resulta que vos sentís lástima por mí.
No necesito que nadie se preocupe por mí.
Menos vos, patojo mandilón.
Pa. Suélteme, papá. Ya me tengo que ir.
Raúl, estás lastimando a Jefferson.
Sí, apenas lo estoy agarrando.
Ya estuvo bueno, papá.
No quiero faltarle al respeto.
Mejor siéntese, hombre.
Faltarme el respeto.
Cómo no.
Oh, si no vas a tomar conmigo, Jefferson.
Mejor andate a la mina.
Mejor me voy. Ya.
Ándate a la fregada.
Si querés me.
No quiero dejarla sola, mamá.
No tengas pena. Ya se va a dormir.
Cualquier cosa me avisa.
¿Por qué besas a tu mamá?
A usted también. Le voy a dar un beso.
Va a haber. Allá a besar a los chuchos.
Mejor no, que ya te ibas. Sí, ya me voy.
Ahí se va a acostar.
Nos vemos, mamá. Adiós. Mi hijo.
¿Y mi concepción?
Ya te lo dejé en la mesa, Raúl.
Y solo estoy.
Solo. Eso encontré.
Ándate aquí.
Mejor antes que te tire la botella.
Ya me voy. Ya me voy.
No se puede con esta gente.
¿Y ese teléfono?
Ni el teléfono del Jefferson.
Vamos a ver que hay aquí.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en Triple W.
Punto. Toma mi mano, Punto F o síguenos
en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escúchalas en Spotify, YouTube
y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.