Ruth está angustiada por temor a que su tío Antonio pueda lastimar a Silvia. Verónica le confiesa a Bárbara que está embarazada y que Lucía es la única que lo sabe. Sin embarho, Jefferson y Andrea se enteran de algo alarmante relacionado con el embarazo. ¿Será lo que esperaban? Descúbrelo.
Toma mi mano.
Así que, ya sabes, si te vas.
Sylvia se queda en esta casa.
No. Si me voy de la casa,
me llevo a Sylvia.
¿Y quién crees
vos que nos va a cuidar a tu tío y a mí?
Ella tiene que hacerlo si vos te vas.
Mamá, Sylvia tiene que estudiar.
¿Y para qué le va a servir?
Mejor que se consiga un buen marido
que la mantenga.
No un pobretón como ese. Rogelio.
Mamá, yo lo que quiero es estudiar.
¿Qué estás haciendo aquí, Sylvia?
Te dije que entraras a la casa.
Sí, igual ahí adentro
se oye todo lo que están hablando.
Mamá, yo no
sé por qué están tan enojadas ustedes,
pero no le digas a Ruth que se vaya.
¿Por qué no le decís eso?
¡Oh, my God!
Total, él se fue hace años.
Se fue para poder ayudarnos.
Fue a trabajar.
¿Y si el Antonio trabajaba para ayudarnos?
¿Por qué le pedías todo su dinero a Ruth?
Sylvia, yo estoy hablando con mi mamá.
Entra a la casa, por favor.
Porque yo no quiero
que te diga que te vayas.
Y si te vas, me voy con vos.
Ustedes son unas ingratas.
Su tío se ha esforzado mucho
para cuidarnos a las tres.
No, mamá.
Lo que menos hizo él fue cuidar de mí.
Usted lo sabe.
Por eso no quiero que esté aquí.
A mí ni siquiera me cae bien.
Me quitó mi 4.º
y ahora tengo que estar en 1/4 mohoso.
No, por eso lo arreglamos.
Pues solo cuento.
Sos vos.
¿Y por estar bien, ustedes quieren que
saque a mi hermano a la calle?
No, mamá.
Pero él puede buscar un lugar donde vivir.
No tiene por qué estar aquí.
Mira, Ruth,
lo que buscas no alcanza para nada.
Y yo necesito que mi hermano esté aquí.
Pero si ahora cambio de puesto,
le voy a dar más dinero.
¡Mamá, Mamá!
¿Y si vos trabajás y ayudás?
¿Cómo vas a creer eso?
¿Vos querés que me muera, verdad, Silvia?
No, mamá.
Ustedes saben que estoy enferma,
que no puedo hacer muchas cosas
porque me hace mal. Por ejemplo, trabajar.
¿Qué dijiste, Silvia?
Que mejor me voy a poner a limpiar.
Pero lo que se ve, se cree.
No se enoje, mamá.
Es que me da tristeza que sean así.
Su tío no quiso conseguir mujer allá
para no descuidarnos.
¿Y ustedes así les pagan?
Si no consiguió, Tal vez fue por feo.
Silvia, no me pellizques.
Silvia, entra a la casa.
No empeores las cosas.
Yo no estoy empeorando las cosas.
Pero si Ruth se va,
yo no me quedo con vos. Mamá.
Ya ves lo que pasa
Por las cosas que decís de tu tío Ruth.
Se me va a subir la presión.
Mamá, no se ponga así.
Pero todo lo que dice
y la forma en que lo dice lastima.
Y eso se lo has enseñado vos.
Yo no le he dicho nada a Silvia, Mamá,
siempre he hablado con usted.
Lo que no entiendo
es porque siempre lo defiende a él.
¿Por qué tu tío
Tono no tiene la culpa de nada?
Mamá. Mamá. Nada.
Ya te dije lo que pasó, pasó.
Es que yo
no quiero al tío cerca de Silvia.
No puede estar cerca de ella.
Lo que podrías hacer es dejar de decir
mentiras y aprender a vivir con tu tío.
Así puedes vigilar a Silvia,
si es lo que te preocupa.
Usted sabe muy bien porque
no quiero al tío Antonio en esta casa.
Será por todas las mentiras que dijiste
hace seis años.
No fueron mentiras.
Mamá se fue porque no conseguía trabajo.
Eso no es cierto.
Pues sí, es verdad.
Tenés razón.
Se fue porque no soportaba verme feliz.
Que alguien cuidara de mí.
Pero yo soy su hija.
Yo no podría sentir celos de usted
y mucho menos del tío Antonio.
Ya me cansé
de estar escuchando tanto cuento.
Si querés irte a ese viajecito, andá.
Pero eso si dejas de molestar
a tu tío, él se queda aquí.
Toma mi.
Mano, Bárbara, que a vos
te gusta esa música.
¿Cómo vas a creer?
Esa es la música de mis papás.
Espérate, que ahorita la cambio.
Verónica Esa sí está buena.
¿Y si viene tu mamá?
No se fue a la capital con tus hermanitos.
Si les tocaba ir al doctor
por las vacunas.
Bueno, mirá vos.
¿Y qué tanto secretos se tienen con la
Lucía?
Me dijo que vos me ibas a contar.
Es que fíjate que fíjate que yo busqué.
Desembucha, llama.
No estoy embarazada. Vos, Bárbara.
Alan.
No, vos no friegues con esas cosas.
No es chistoso. De veras.
Estoy embarazada.
¿Pero cómo puede ser?
¿Si vos me aconsejaste cómo cuidarme?
Es que me confié.
Mi novio me dijo que no tuviera pena,
que me iba a cuidar
y que no iba a pasar nada.
¿Vos entonces qué están haciendo?
¿Competencia con la Lucía?
Porque andan los chismes que aquella
se embarazó y parece que no es del Carlos.
No, Lucía no está embarazada.
No te creo.
Soy yo la que está embarazada.
A ver, explicame que no entiendo nada.
Lo que pasa es que Lucía me ayudó
para hacer una prueba de embarazo
en su casa y en las carreras
dejé tirada la prueba.
No me digas que doña Esperanza
la encontró. Sí.
Y piensa que es de Lucía.
La gran.
Si vos.
Ya que ella buena
onda, me está sirviendo de tapadera.
No sé qué pensar.
Si la Lucía es muy buena o muy tonta.
Vos no hubieras hecho lo mismo por mí.
Yo creo que
si hubiera hecho lo mismo, amiga.
Pero ya que te ayudó la Lucía,
ahora que te siga ayudando.
Pues hace días que no platicamos.
¿Sabes qué?
¿Ponerle un WhatsApp
para saber cómo anda el rollo?
Ay, será que me contesta.
Bien, yo digo que sí.
Bueno, le voy a escribir.
¿Qué onda vos, Lucía?
¿Cómo te va?
Ay, mira, ya está contestando.
Es una nota de voz.
Escucha lo que dice.
¿Cómo crees vos que me está yendo?
De plano que mal.
Hasta ponele. Muy triste. Aguantá.
Pero sácale más rollo.
Le voy a volver a escribir.
Ay. Lucía,
cómo me siento.
De mal por vos.
Pero no te imaginas
cómo me estás ayudando.
Eso estuvo buenísimo.
Sí, porque de veras me siento mal.
Pero está bueno que le pase esto a Lucía.
Se la lleva de niña buena.
Pero te aseguro que ella
tiene que ver con el Carlos.
Pues ella dice que ahorita
eso no está en sus planes, en lo que está.
¿Si el Carlos rápido se le calienta
el motor Puchi
cabos, cualquiera diría que
es Qué te pasa?
Lo que sí es cierto es que todos sabemos
cómo es aquel de picaflor.
Ya contestó Lucía.
Oye lo que dice vos, Verónica.
No sé si puedo seguir con el secreto.
Mi abuelita está bien enojada conmigo.
Ya me reclamó.
Dice que está decepcionada de mí.
No me quiere ni ver.
Cree que estoy embarazada de Carlos.
Me echó todo un rollo.
Y lo peor,
se fue con doña Olga y entre las dos
me están haciendo la vida cuadritos.
Híjoles,
a ver si no te echa de cabeza vos.
No digas eso, Bárbara.
La Lucía sí que es bien babosa.
¿Por qué lo decís?
Porque este es el momento.
Puede tener a Carlos y a doña
Olga de un ala.
Será vos.
Pues sí.
Debería aprovechar este relajo
y embarazarse
así se casaría de una vez con aquel
y dejaría de ser pobre.
Pero ella no haría eso. Probá.
Tal vez
solo necesita que le den un empujoncito.
Tenés razón.
Decile. Pues le voy a escribir.
Mirá, Lucía.
¿Y por qué no aprovechas este alboroto?
¿Y de verdad
te dejas embarazar por Carlos?
Que él tiene plata y te iría bien.
Buena voz, Verónica.
A ver qué te contesta. Pues
yo espero que eso pase conmigo.
Que Eduardo y yo nos casemos.
¿Pero ya te lo ofreció?
Todavía no, pero por lo menos ya
contestó mis llamadas.
Y por lo menos, ya sabes dónde vive.
Él me dijo que me iba a llevar a su casa,
pero como vive lejos,
no sé si tengo Izamal.
Yo no me puedo ir hasta allá,
no sé qué voy a hacer.
Además, no le he dicho nada a mi mamá.
Ay, Verónica,
No puedo creer lo que me estás diciendo.
Ni siquiera sabes dónde vive.
Te metiste con alguien que puede irse
tan fácil.
Ya contestó Lucía, que dice.
Lo voy a leer.
¿Qué te pasa a vos, Verónica?
¿Cómo me decís eso?
Yo creo que el embarazo te está
afectando la cabeza.
Yo no quiero meterme esos clavos.
¡Uy! ¿Que le pasa a la Lucía?
¿En vez de pasársela
bien y asegurar su futuro a la voz?
Es que tiene razón.
¿Si Eduardo no se casa conmigo,
qué voy a hacer yo?
Bueno, si no está tu mamá, pues
acordate que las mamás apoyan a sus hijas,
pero mi mamá no es de esas.
Ella ya me advirtió que si resulto
con una panza me saca de la casa.
Pues entonces no le conté y convéncete
al Eduardo es para que se case con vos.
Lucía me mandó otra nota de voz.
A ver qué dice ahora.
Tal vez ya lo pensó mejor.
Mirá, Verónica,
yo ya no aguanto con este clavo.
Hasta el Carlos duda de mi Bárbara.
¿Y si Lucía le cuenta a su abuela
la verdad?
Ya me voy.
No, así fregada.
Ya estás. Que pura lata sos vos, Bárbara.
Pues entonces trata de convencerla
para que te haga tiempo en lo que Eduardo
se pone las pilas. Sí.
Le voy a mandar una nota de vos, Lucía.
Si vos estás así, imagínate cómo estoy yo.
Si mi mamá se entera,
me va a echar de la casa.
Amiga, por favor, espérate unos días más.
Yo sé que Eduardo va a venir por mí.
Ya me llamó y dice que cuando le toque
esta ruta me lleva de una vez.
Ayúdame, Lucía, por favor.
A la Gran Esta.
Este camote. Ya lo sé.
No hace falta que me lo
estés restregando en la cara.
Aterriza, mano. Ya te lo dije.
Es para que te pongas las pilas.
Ya, ya contestó Lucía.
A ver, Leo, yo. Vos sácate
los mocos, Vero.
Vos sabés que te quiero como una hermana.
Te voy a dar unos días.
Pero si no arreglas nada no me va a quedar
otra que decirle la verdad a mi abuela.
Discúlpame. Vos.
Toma mi mano.
Esas salchichas le huelen bien.
Rico, mi amor. Cierto.
Voy a apagar el fuego.
La mía tiene una.
Vaya, mi amor.
Yo te voy a servir.
Que bueno que ya estás comiendo
bien, Emma.
Mi papi. Quiere ser. Grande como. Tú.
Hasta más grande que yo.
Vas a hacer. ¿La lista en sus platos?
Ah, qué rico.
Ya tienes el chiches, mami. Vaya, mi amor.
Chiquita.
¿Y cómo seguiste?
Disculpa que ya no te llamé en la tarde,
pero andaba bien atareado en el chance.
Pues más o menos.
Ya no salí a vender
porque me sentía como cansada.
Creo que el enojo que nos dio ayer
tu papá me puso mal.
Ni lo recordemos.
Mejor solo arruinarnos. La cena vino.
Mira, Canche,
yo creo que ahora sí vamos con doña Marta.
Sí, mi amor. Ya que la nena está mejor.
Yo digo que el sábado vamos de una vez.
Pero en la mañana sí.
Te prometo que esta vez
no voy a ir a entrenar.
Ya le mandé un mensaje a don Cruz
avisándole que no voy a llegar.
Si es que ya no podemos seguir así.
Terminé, mami. Ya me ganaste.
Qué bien, mi princesa.
Ahora a lavarse los. Dientes
y luego a dormir.
Vamos de una. Vez.
¿No vas a terminar de comer?
Ya no tengo. Hambre.
Mi amor.
Si apenas comiste. Sí, pero ya no quiero.
Tienes que comer, Andrea.
Mi mamá siempre dice que
enfermo que come no se muere.
Gracias por tus buenos deseos.
Te lo digo con mucho cariño. Vaya, cariño.
Mejor no me querrás
tanto. Vamos, Emma. Sí, mami.
Vayan, pues.
Solo termino de comer y lavo los platos.
Ya puda. Papi. Sí, mi amor.
Ya voy a terminar.
¿Quién estará fregando a esta hora?
Esto.
No tienen nada que hacer. Jefferson.
Andrea.
¡Vení al baño para Mami!
¡Mami! ¿Qué pasó? Te caíste, Andrea.
Me dio un dolor muy fuerte
y me senté aquí en el suelo.
No puede ser, mi amor.
¿Qué tenés, mami?
Solo es un dolor.
Emma. Ya va a pasar.
Vamos con doña Marta de una vez.
¿Pero cómo va el amor? Foto.
No puedo ir así, Guillermina. ¡Ay,
Dios mío!
¿Qué hacemos?
Mami, no llores.
Tranquila, mi amor. Mami va a estar bien.
Me duele mucho. Jefferson. ¿Qué hago?
¿Qué hago?
¿Y si nos vamos en el carro de tu papá?
No, ahorita no quiero hablarle.
Además, en lugar de ayudar,
va a empeorar las cosas.
¿Ya? Sí.
Voy a llamar a Rogelio.
¿Rogelio? Sí.
Emma, quédate aquí
con tu mami. Solo voy a llamar.
Contesta,
Rogelio. Rogelio, écheme la mano. Vos.
Andrea tiene un gran dolor en el vientre
y no puede pararse.
Queremos llevarla con tu mamá,
pero en la moto no me la puedo llevar así.
Yo recuerdo que tenés un vecino que tiene
carro.
¿Le podés decir si me hace el viaje?
Gracias, Rogelio. Espero tu llamada.
Jefferson.
Voy, mi amor.
Mija.
¿Todavía te duele?
Ya es menos. Doña Marta. Tómate este té.
¿Y por qué no habían venido antes?
¿Andrea?
Ay, doña Marta,
Es que nos ha llovido sobre mojado.
¿Qué pasó?
Ay, es que la nena se nos enfermó.
Y como le había contado, la situación
con don Raúl va de mal en peor. ¡Ay!
Ayer hasta metió cizaña.
Que Jefferson me andaba engañando.
Como si usted, por unas fotos que vio
en el teléfono de Jefferson,
donde está con su jefe.
Y don Raúl
le revisa el teléfono a Jefferson.
Lo que pasa es que.
Él olvidó
el celular en la casa de don Raúl. ¡Ay!
Y como ese señor andaba bolo,
se puso a revisar el teléfono. ¿Sí?
Pues qué difícil situación con tu suegro,
mija.
Ya me había extrañado.
Sí. Jefferson es buen muchacho.
Algo baboso también.
Pero si es buena persona.
Pero nada de eso es motivo
para esperar tanto tiempo.
Sí, tienes razón, Doña Marta.
Pero dígame si estoy embarazada.
Voy a llamar a Jefferson
porque quiero hablar con los dos.
Jefferson, entra, por favor.
Y claro.
Doña Marta te contrató a la nena. Rogelio.
Dale. No hay clavo.
Si se despierta, les toco la puerta.
Gracias, Boss.
Permiso.
Pasa. Adelante, mijo. Mi amor.
¿Cómo estás?
Ya mejor, Jefferson.
Gracias a doña Marta.
Muchas gracias, doña Marta.
Aún no agradezca.
Siéntate, Jefferson.
Gracias, Jefferson.
Andrea
tiene todos los síntomas de un embarazo.
Pero hay algo extraño que en este momento
no sé decirles.
Tú tranquila, mi amor.
Todo va a salir bien.
¿Y que puede ser, Doña Marta?
Más o menos. Una idea.
Yo creo que lo mejor es que vayan con
un especial ista y que le hagan exámenes.
Me preocupa que pueda estar en riesgo
la vida de Andrea y del bebé.
Toma mi mano.
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