Jefferson se estrena en su cargo ante nuevos desafíos ¿Logrará hacer un impacto positivo? Por otro lado, Gabriel y Güicha escuchan los negocios turbios de Gabriel. Doña Olga le dice a Carlos que se aleje de Lucía. Situaciones difíciles, decisiones contundentes. No te pierdas este sorprendente episodio.
Toma mi mano.
Bueno, muchachos,
les voy a dar instrucciones
para los días que no voy a estar.
Lo que usted ordene, jefecito.
¿Es en serio?
Oscar. ¿Qué?
Sí, estoy hablando en serio. Ya.
Vos agarra Cerrito.
Hombre, Ustedes que no aguantan casaca.
A ver.
Pues, Jefferson. Miren.
Pues a vos, Oscar, te voy a encargar la
búsqueda de clientes nuevos.
Quiera o no tener buena casaca, mano.
Me extraña.
Por algo me caen un montón de chavitas.
Bueno, si vos lo decís.
Y a vos, Ricardo, te voy a encargar
que le dé seguimiento a los clientes,
que los llames, les envíes correos
y coordine las visitas técnicas a.
La gran vos. ¿Bien clavado me vas a dejar?
¿Y quién
va a atender los problemas técnicos aquí?
Vos, Oscar.
¿Vos vas a quedarte a cargo de los clavos
que salgan en la oficina?
Eso me parece.
Así tengo excusa
para llegar con Marianita.
Ya vas otra vez.
Y hablando de Mariana. Aguas, que viene.
Hola, chicos.
Buenos días. Buenos días, Mariana.
Hasta en coro responden ustedes.
Jefferson, la licenciada
quiere que llegues a su oficina hoy.
Y respeten ustedes el Oscar. Fui.
Los dos fueron muchá. Ya dejen de fregar.
Gracias, Mariana.
Ahorita voy.
Bueno, hablamos después, chicos.
Vos, Oscar, agarrá la onda. Ya, hombre.
Por tu culpa he tenido clavos en mi casa
y no quiero tener problemas
aquí en la oficina.
Tranquilo, Jefferson.
Disculpa.
Pues ya no
te voy a fregar con la viuda alegre.
Ahí te encargo.
Regreso al rato, muchacho.
Bueno, Jefferson.
Adelante.
Permiso, Isabel. Buenos días.
Buenos días, Jefferson.
Pase. Siéntese. Gracias.
Le cuento que se adelantó
la visita a San Juan,
así que debe coordinar todo con Oscar
y Ricardo.
Ahorita estaba hablando con ellos
para asignarles las tareas.
Qué bien.
Estoy muy contenta con este viaje.
Siempre soñé con hacer algo
para apoyar a las comunidades rurales.
Y con este proyecto así será. ¿En serio?
Eso no me lo había contado.
Siempre lo he tenido en mente
y poder hacerlo ahora me da mucha alegría.
Se nota que así es. Sí.
¿Y sabe qué?
Que voy a llevar a mi hijo Pablo.
¿De veras? Sí.
Es que le conté
que a usted le gusta mucho el fútbol
y como es igual de fanático,
me pidió que lo llevara.
Qué bueno.
Creo que Pablo y yo nos vamos a llevar
muy bien.
No lo dudo.
Y van a llegar el fin de semana.
Lo pregunto porque si nos toca jugar,
entonces pueden ir a vernos.
De hecho, vamos a llegar el domingo
para aprovechar desde el
lunes a primera hora.
Tal vez sí nos dé tiempo.
¿A qué hora juegan?
Creo que a las nueve.
Pensaba llegar hasta en la tarde.
Ojalá no me diga.
Sólo porque es usted. Voy a madrugar.
Pero eso sí lo voy a molestar
para que nos guías del hotel.
No tenga pena con gusto los acompaño
y no es ninguna molestia.
Es que así aprovecho
ese día para pasear un poco,
porque de lunes a viernes
va a ser solo trabajo.
Qué pena con usted, pero voy a averiguar
bien si tenemos partido en San
Juan este domingo.
Y así no llega por gusto.
Usted no sabe si tienen partido.
Bueno, es que
he tratado de seguir sus consejos
y estar un poco más atento a mi familia.
Me alegra escuchar eso.
Bien por usted. Pero todo está bien.
Permítame, licenciada.
Buenos días. Sí, Mariana.
Que llegue. Excelente.
Hágame el favor de recibir los paquetes
y pase el reporte
para que puedan venir por el cheque
el viernes.
Bueno, hablamos de eso. Gracias, Mariana.
Pues sí. Cuénteme.
Usted me preguntó si todo está
bien con mi familia.
Ajá. ¿Y se puede saber qué pasa?
Es que mi esposa, Andrea.
Sí, está embarazada.
¿Pero corren riesgo ella y el bebé?
No lo creo.
Jefferson.
¿Eso le dijeron en la consulta? No.
Fue con una comadrona del pueblo.
Ay, qué bueno que fueron con ella
las comadrona.
Unas son de fiar. ¿En serio lo cree?
Sí. Yo nací con una comadrona.
Allá. Échela.
No le creo.
No le miento.
De niña,
mi mamá me llevaba siempre con ella.
Pues yo también nací con una comadrona.
La misma que revisó mi esposa. Qué dicha.
Si ella le dijo eso.
Hay que ver qué se hace. Jefferson. Sí.
Ella nos recomendó que la trate
un especialista
porque dice que es complicado el caso.
A su esposa
no la ha registrado en el Higgs.
¿Verdad?
No, ni lo había pensado.
Pues hágalo, Jefferson.
Porque si van a una clínica privada,
seguramente le saldrá carísimo.
Eso es lo que me preocupa.
También el dinero.
Pues vaya con Mariana de una vez
y pregúntele
qué trámites tiene que hacer
para registrar los datos de su esposa.
Y si tiene que ir Alex, dígale
cuándo para autorizar el permiso.
Muchas gracias, Isabel.
En serio.
Usted me está ayudando un montón.
De nada, Jefferson.
Y mejor apúrese que la vida de su esposa
y su bebé.
Lo más importante en este momento.
Y con lo del viaje.
Eso puede esperar ahorita.
Vaya a hacer el trámite para que pueda
llevar a su esposa lo más rápido posible.
Gracias, Isabel.
Voy a ir con Mariana
de una vez. Vaya, apúrese.
Toma mi mano.
Le ofrezco agüita de.
Coco bien fría.
Mire, Lleve su coco.
Lleve su coco.
Su coco pelado. A tres.
Mire solo a tres.
William, mi amor.
¿Te gusta el hotel que escogí
para que viniéramos? Sí.
Hoy te luciste, Gabriel.
Tenía muchos años de no venir a la playa.
Yo también.
La última vez que vine fue hace como
cinco años, con el Alex y unos tíos.
Al Alex le pegó una revolcada.
Una de esas olas jodidas.
Y no se golpeó por él. Alex.
Me imagino que estaba muy chiquito.
Se dio unos buenos raspones.
Yo tuve que ir a sacarlo.
Estaba bien arreglado.
No se dio cuenta
ni a qué hora lo agarró al mar.
Pues que era de noche.
Tu hermano. ¿Verdad, Gabriel?
¿Me extraña o no se nota bien, mi amor?
Claro que sí.
Lo que pasa es que he visto
el Alex enojado con vos.
Ya viste que le dijiste
que se viniera con nosotros y no quiso.
Por un día que faltar a clases
no habría clavo, pienso yo.
Pero anda maleado conmigo.
Lo que pasa es que el Alex no me está
agarrando la onda.
Todo lo que hago es por él,
para que esté bien.
Pero dale tiempo.
A veces te pones muy grueso con aquel.
Yo sé que es bueno jugando fútbol.
¿Acaso no sacó mi forma de jugar? Pues.
Y es cabrón para los estudios.
Pero todo eso es lo que yo necesito
para que me haga el paro.
¿O sea que vos querés
que deje de jugar fútbol
y que también deje de ir al instituto?
Tené gracia, Gabriel.
Si el Alex es patojo todavía, déjalo
que disfrute su vida.
Vos no entendés.
Ahora que soy el jefe de la pandilla
en la zona las cosas no son tan sencillas.
Pero que yo pensé que ahora que vos mandas
y vas a estar más tranquilo,
más relajadito.
Papi. Nel, tengo que estar más vivo.
Ya viste que el cross es un traicionero
y aunque por ahora tiene órdenes
de la capital de hacerme caso,
yo no confío en esa imagen.
Sí, mi amor, tenés que cuidarte.
Se nota que no te el CrossFit.
Lo que pasa es que quieren mandarse solos.
Pero de la capital me encargaron
ver que transas se mueven en San Jacinto
y eso lo tiene sacado de onda.
Vos, Gabriel,
contame si al final fue de Chavo
el que se robó la imagen de San Juan.
Antes que fuera la feria. Simón fue él.
¡Ve qué maldito!
¿Cómo se le ocurre hacer una cosa así?
Porque no lleva hambre el maje.
Qué mula también.
Primero se roba la imagen,
se mete un gran camote y la devuelve
el día en que empieza la feria.
Lo que pasó es que te acordás del Efraín.
El que era tu jefe antes.
Simón Pues antes de que colgara los tenis,
la última
orden que le dieron al Krusty
fue que devolvieran la imagen. ¡Ah!
O sea que si no es por el Efraín,
la imagen no aparece.
Y hubiera habido un gran desmadre.
Porque es eso, mi amor.
Nosotros estábamos listos con el Judas
y los otros para ir a recuperar la imagen,
a las buenas o a las malas.
Y así nos desquitamos de lo del partido.
Déjate de cuentos.
Vos lo que querías
era desquitarte de Krusty.
Pues así me conoces.
Lo que creo es que entre mi gente
hay un oreja.
Alguien le advirtió
al Efraín de mis planes.
Y es que él no quería más clavos
entre San Juan y San Jacinto.
Pues claro,
no le convenían los pleitos en la zona.
Y ahora vos tenés
que andar con el mismo cuidado cabal.
Así mero me toca.
Tengo que mantener las cosas controladas
para que los menos jefes estén tranquilos.
Te metiste a camisa de 11 varas, Gabriel.
¿Vos creés que me queda grande la casaca?
Pues, mi amor.
No, papi,
solo digo que andes con mucho cuidado.
Mientras vos me cuides, muñeca,
voy a estar bien.
Abrázame. A ver, dame un besito.
Vení, pues, mi amor. Acércate.
Estás muy lejos. No.
Qué bueno que nos zafamos un par de
días del pueblo.
Qué delicia estar acá con vos, Gabriel.
Como que ya
está haciendo bastante calorcito.
¿No crees?
Y a mí me están funcionando
los camarones del ceviche.
Amor.
Disculpen, jóvenes, que los interrumpa.
¿Les puedo agarrar la silla que le sobra?
Pues sí, ya la agarró.
¿Pa Qué está preguntando?
Tranquilo, Gabriel.
Llévese a la señora. No tenga pena.
Gracias, señorita.
Ya ves, mi amor, Tienes que andar más
sereno con la gente también.
Así le contestas a veces al por él. Alex.
Si mi carnal estuviera conmigo en los
negocios, no estuviera presionándolo.
Pero deja que él vaya viendo poco a poco
qué le conviene.
Dale su espacio.
No puedes tomar decisiones con
la cabeza caliente de ahora en adelante.
Tenés razón, mi conchita hermosa me llega.
Tu claridad. Fíjate mejor. Vení,
subamos al 4.º.
Papi. ¿Si no, para que venimos?
Eso me gusta.
Mira, olvidémonos de todo.
Hoy solo somos nosotros dos.
Toma mi mano.
Vos Para mañana
son los ejercicios de mate.
Sí, hombre, ya lo sé.
Hola, mi amor. ¿Qué te pasa, Lucy?
¿Todavía estás enojada conmigo?
Tenés una cara.
Todavía estoy muy molesta
por lo que le hiciste a mi hermano
y por todo lo que me dijo tu mamá.
Pero lo que me tiene mal, Carlos,
es que ya no aguanto que todo el mundo me
mira y se pone a hablar en secreto
cuando voy pasando.
De lo que te preocupas,
contenta te deberías de sentir al saber
que sos el centro de atención.
Pero no así.
Me siento como si estuviera en una
pesadilla que no puedo abrir los ojos y.
Despertar mi Lucy.
Pero si no estás embarazada.
¿Por qué tu abuela encontró
una prueba de embarazo en tu casa?
Ya te dije, no puedo contarte ahorita.
Es que eso se ve muy sospechoso.
O me estás mintiendo
o estás tapando a alguien.
Mejor decime cuándo vas a ir a hablar
con mi abuela para aclarar las cosas.
Carlos, subite.
Tengo que hablar con vos y con nadie más.
Amorcito, Te llamo al rato, Carlos.
Pero ya no me contestas.
Ya te dije.
No te preocupes.
Mamá.
¿Y qué te trae por aquí?
Es que me lo imaginé.
¿Que?
Que la mocosa
esa te iba a estar sonsacando.
¿Pero que esperas? Mi novia.
Siempre que salimos del instituto
nos vamos juntos.
Vos lo sabes.
Pero ya te dije, esa zorra de la Lucía
no se va a salir con su gusto.
Cálmate.
Ya te dije que si Lucía está embarazada,
no es mío.
¡Ay, mi hijo! Yo no sé en qué mundo vivís.
Mujeres como Lucía
tienen sus mañas para atrapar hombres.
Ay, mamá, Vos sabes que yo soy un cabrón
para las patojas.
Por favor, deja que me ría.
Por lo visto, si te tienen preocupada
el embarazo de Lucía.
¿Verdad que sí? ¿Está embarazada? ¡Ja!
Es que una madre sabe cuándo sus hijos
están en peligro.
¿Bueno,
y si de veras yo la embaracé? ¿Qué?
¿Cómo que qué?
Que no te quedas
un día más aquí en San Juan, Renacimiento.
Te mando con mis parientes
a la capital y después derechito al norte.
Y ya te pusiste a pensar. ¿Qué
es lo que yo quiero?
No es lo que vos querrás.
La que manda en tu vida soy yo.
Sos mi niño.
Pues no lo querías tanto.
Tengo 15 años, pero ya con experiencia.
Pues aunque tuviera 100 años,
seguís siendo mi hijo.
Yo quiero lucía como mi novia
y lo va a ser hasta que yo lo diga.
Y yo soy tu madre y te exijo que termines
con la corriente de la Lucía.
Te voy a hacer caso, pero no ahorita.
¿Cómo me decís eso?
No solo esa muchachita
me faltó al respeto.
Me dijo vieja amargada a mí,
que siempre soy amable con todo el mundo.
Pero vos también entendeme.
A mí me gusta Lucía.
Pero me faltó al respeto.
Vos no podés permitirle eso.
Ofendió a tu madre.
Mamá, no seas tan sentida.
Es que ella debe saber que me defendés así
como yo lo hago con vos.
Pero dame tiempo.
Quiero que ella me muestre que me quiere.
Después ya veremos.
No quiero que sigas con esa patoja.
Vas a terminar enamorado de ella.
Y entonces ya te fregaste.
Cómo me decís. ¿Eso? No sé.
¿Por qué no me querés entender?
Esa Lucía es una mañosa. No exageres.
A saber que te hizo
para que estés tan embobado por ella.
Tiene sus.
Gracias. Gracias.
Las que me vas a dar
por sacarte de este gran clavo.
Ya no quiero seguir hablando de esto.
Yo sí.
Porque esa aprovechada
no se queda con vos.
Eso te lo puedo asegurar.
Mejor vamos a ver uno.
Mi playera que venden cerca de aquí
y me lo compró.
Compras, mamita chula.
Sí, Pues para eso sí soy tu mamita chula.
Como estás acostumbrado a que te compre
todo lo que vos querés,
me quede a petates.
Vos sos la que me acostumbró.
Pues entonces corresponde
a lo que hago por vos.
Yo siempre hago lo que me pedís
y si voy a terminar con Lucía,
pero me tenés que dar un cacho de tiempo.
Un cacho de tiempo.
Cachos los que ella te puso.
Si ese niño no es tuyo
y te lo quiere zampar.
Pero entendé mi onda, mamá, yo todavía
quiero estar con Lucía.
Pero esa sometida no te conviene.
Que onda.
¿Carlos? Contame entonces.
Ya te dije que yo te iba a llamar.
Esperame unos diez minutos y te llamo.
¿No me digas que es la Lucía, verdad?
No me preguntes que eres.
Mira, Carlos, no estés jugando con esto.
Fijate.
Pues si seguís con la Lucía.
Si sigo con ella.
Que si no la dejas de una vez por todas
te vas a arrepentir.
De que me voy a arrepentir. Mamá.
¿Yo soy la que te da dinero
para que te compres todos tus gustos o no?
Pues si sos mi mamá.
Y no terminas con esa,
olvidate que te siga dando dinero
y todo lo que me pedís me entendiste.
A la vos y que la friegas.
Mejor me bajo.
Déjame en paz, hijo.
Vení para acá.
Carlos, que vengas, te digo.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
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Punto. Toma mi mano.
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