Toma Mi Mano USA

Episodio 4: Cuando el peligro entra en juego

Episode Summary

¡La tensión alcanza su punto máximo en el campo! Ruth y Silvia finalmente llegan al partido, pero la situación se complica cuando "El Diablo" entra a jugar sin autorización. ¿Qué desencadenará esta imprudente acción?

Episode Transcription

Es el momento.

De empezar de nuevo juntos.

Volver a nacer.

Toma mi mano.

Hoy, Esperancita.

Solo porque mi conciencia

no me permite dejarla desamparada.

Le voy a prestar el dinero que necesita.

Gracias, doña Olga.

Le juro por mis nietos

que le voy a pagar a tiempo.

Esperancita.

No me jure en vano, por favor.

Porque sus nietos no son ninguna garantía.

Ay, doña Olga, No diga eso.

Dejémoslo ahí.

Pero esta vez le tengo que aumentar

los intereses.

Usted no sea así.

Usted sabe lo que me cuesta salir adelante

con los pactos.

Esperancita,

no solo usted tiene necesidad.

Aquí, como ve, hay días que me va mal

en el negocio.

Prácticamente vivo al día.

Pero siempre tiene gente.

Lo que pasa es que vienen de mi grupo

que se llama Ayuda al Vecino

porque estamos recaudando dinero

para una obra de caridad.

Buenas,

doña Olga la molesto con media

libra de molida.

Con gusto,

Doña Lety, de la especial verdad.

Fíjese que no me alcanza.

Ay de la Normal, por favor.

Ay, no le creo, doña Lety,

Pero no se preocupe, me lo paga.

Después

se lo paso cuando me caigan unos centavos.

Bueno, usted sabe, yo soy así.

Ahí pídasela al Alejandro.

Gracias. Ay, de nada, doña Lety.

Y mire, ahí se recuerda que la reunión es

hoy en mi casa, a las 19:00 de la noche.

Sí, doña Olga, Ahí voy a estar.

Ahí le toca llevar la refa.

Ya sabe que soy alérgica a los frijoles.

Ahí le encargo.

No tenga pena, doña Olga.

Voy a ver que llevo.

Ahí la veo. Pues.

¿Y usted, Esperancita?

¿Cuándo va a llegar a mis reuniones?

No me da tiempo.

Viera que tengo mucho que hacer.

¿Se da cuenta?

Doble rodillas y pida.

Eso hago, doña Olga.

Todas las noches pido por mis nietecitos.

Ay, Esperancita.

Yo no gastaría mis oraciones

solo por los nietos.

Pida por usted.

Ya ve que a veces

los hijos son malagradecidos.

Mire a su Armando. La dejó solita.

Pero mi hijo no me dejó.

Se fue a. Trabajar.

Entonces que Lucía le eche la mano.

Ya está grandecita.

Que le sirva para algo.

¿Cómo cree doña Olga?

Todavía es una niña.

Yo no quiero que Lucía limpie

casas como yo.

¿Hay esperanza a esa edad?

Mi mamá, que en paz descanse,

no se encargaba del negocio.

A mí y a mi hermano Raúl

nos partíamos el lomo trabajando.

Pero nosotros

queremos otra cosa para Lucía.

Pues en puras intenciones se van a quedar.

Ya ve que las patojas de esa edad

hasta maridos andan buscando.

Y Lucía ha de andar en las mismas.

Ah, pero para eso estoy yo, para cuidarla.

Doña Marta dice que ella es

pilas para el estudio.

¿Otra vez

me va a decir que esa bruja la aconseja?

Ella da buenos consejos y atiende

bien a las mujeres.

Hasta vienen de otros lados a buscarla.

Dicen que es muy buena comadrona.

Yo como ella. De eso no sé.

Uy, sí, me imagino.

Pero mejor no hablemos de esa doñita

porque me pone de mal humor.

¿Estábamos hablando del trabajo, no?

Sí, Fíjese que yo

también empecé a trabajar muy chiquita.

Ya ni estudié.

Por eso quiero que mis nietos sigan

con sus estudios.

Que les vaya mejor que a mí.

Pero si no le mandan el dinero a tiempo.

¿Qué puede hacer usted, Esperancita?

¿No va a encontrar siempre gente como yo

que le van a estar dando dinero

así por así?

Bueno, esa es mi humilde opinión.

Pero yo nunca le he quedado a deber,

siempre le he pagado.

Ya ve que hasta leído hacer limpieza

y no me paga.

Bueno, bueno,

pero se lo descuento del cuadernito.

Eso no lo dude.

No se, yo no dudo de usted.

Al contrario,

confío mucho en sus consejos.

¿Y me va a prestar el dinero?

¿Y para qué?

¿Es que quiere más deudas?

Pues es que Lucía necesita tenis nuevos.

Para eso quiere el dinero.

Muy consentida está esa güira.

Ya se lo dije.

Y también para la medicina de mi nieto.

Ya le dije que lo de Ángel son mañas.

Pero bueno, allá usted.

Y agradezca que hoy ha estado buena

la venta.

Tome.

Puro sencillo.

Así que cuéntelo

para que esté segura que va a Cabal.

No tenga pena, doña Olga.

Yo confío en usted.

Bien por usted.

Yo sería incapaz de jugarle chueco.

Bueno, ya me tengo que ir.

Le agradezco el favor.

Y ya sabe que le voy a pagar con todo

y los intereses.

Eso quiero, Esperancita,

porque no quiero volverme su enemiga.

Ya sabe que soy considerada,

pero con los deudores dejo de serlo.

Mira, Rogelio acaba de llegar.

Ruth. ¿Dónde?

Ah, ya la vi.

Ahorita vengo.

¿No le quieres caer? Déjate de cuentos.

Nell. Vos ya sabes que ella es muy tímida.

Y si te oye, se va a enojar conmigo.

Pero si la voy a saludar.

Pero apúrate,

porque ya vamos a empezar otra vez.

Sereno, Moreno.

Poco a poco.

Son las cosas con ella. Apúrate, pues.

Yo te quiero.

Ya cálmate, patojo. Ya regreso.

Y no mires.

Pero ahí viene Rogelio.

Hola, Ruth. ¿Cómo estás?

Que bueno que llegaste.

Pensé que no ibas a venir.

Pues bueno, tenía tanto que hacer.

Y como mi hermanita quería venir al campo.

Que bueno que te la trajiste. Entonces.

Hoy te ves muy bonita.

Gracias. ¿Que tienes? Te ves muy serio.

Hola, Rogelio.

¿Cómo estás, patoja? Bien.

Ya fui a. Saludar a todos mis amigos.

¿Y ustedes que ya platicaron?

No mucho.

Una mariposita anda revoloteando por aquí

y no nos deja hablar.

Uy, ya entendí. Pero me da igual.

Sos tremenda así.

¿Y qué pasó?

Yo pensé que ya no iban a venir.

Es que salimos tarde

por cosas que teníamos que hacer.

Y por eso estás tan callada.

Está así desde que salimos de la casa.

Ya le pregunté por qué,

pero no me dice nada.

Es que pensé que no íbamos a llegar

ni al segundo tiempo.

Si me traía corriendo

como si fuera a ver el rey de golf.

Ya vas.

Mejor anda a comprar unas cositas de agua.

¿Vos te quieres quedar sola

con Rogelio? Va.

¿Y después de que? ¿Por qué te molesto?

Ya ves cómo es esta niña, Cómo molesta.

¿Y qué tiene de malo? Déjala.

Es tu hermanita.

Así me gusta, Rogelio.

Solo por eso voy a ir a traer el agua.

Ahorita vengo.

Gracias, Silvia.

Entonces, Ruth.

¿Por qué querías llegar a tiempo?

¿Estás emocionada por el partido?

Como me habías invitado varias veces

y no había podido venir,

no quería quedarte mal otra vez.

Entonces. Qué bueno que ya estás aquí.

Aunque igual llegamos tarde. ¿Qué pasó?

Mi mamá necesitaba algunas cosas.

Y si no lo

hacíamos, se hubiera enojado más.

¿Es muy estricta tu mamá?

No, Solo que hay cosas que no le gusta

que hagamos.

Como venir al campo.

A lo mejor no le gusta que hablen mal

de nosotros.

¿Qué tiene de malo que vengan aquí?

Nada. Es que.

Porque hay muchos hombres.

Y después la gente habla y hablan de ella.

Ese es el eterno lío. Qué pena.

Pero no tiene nada de malo.

Además, yo no voy a dejar

que les pase algo a ustedes.

Gracias, Rogelio.

Bueno.

Ya vine.

Aquí está el agua. Sí, Gracias, Silvia.

Anda.

Pedí una granizada y le decís a don Manuel

que se lo pago al rato.

Gracias. No hagas eso, Rogelio.

No la mala costumbres.

¿Y qué tiene de malo?

No me gusta que sea tan confianzudo

con la gente.

Sabes que pueden confiar en mí.

Sí. Rogelio.

Pero no te invité

para que estuvieras triste.

Quiero verte sonreír.

Bueno.

Qué vas.

Ya está.

Estoy sonriendo.

Pero deja de verme así.

¿Así cómo?

Ya lo estás viendo.

Gracias por mi granizada, Rogelio.

Está bien. Rica. Es lo que quería.

Hoy Silvia va a tener que volar más lejos

esta mariposita.

Ya quisieras, pero eso no va a pasar.

Mi tarea es cuidar a mi hermana.

No. Pues ella me cuida a mí.

Y te cuida bien.

Pero contame, Silvia.

¿Cómo te va en la escuela?

¿Te gusta alguien?

¡Uy, no!

Yo sigo

esperando un príncipe azul

que llegue aquí a San Juan.

Silvia, vos y tus ideas.

Déjala

que siga esperando a su príncipe azul.

De repente aparece.

Lo malo es que cuando le des el beso,

se va a convertir en un gran sapo verde.

Qué malosos, Rogelio.

Ahora yo no te cuento

un secreto que yo sé.

Ya no puedo con vos. Silvia, no te enojes.

Aunque cuando me ves

así me encanta el color de tus ojos. ¿Eh?

Mejor dime cómo va el partido.

Bueno, un relajo. Vamos Empatados.

El Jefferson se fregó el tobillo

y no sabemos si va a seguir jugando.

Con razón don Cruz se ve muy preocupado.

Don Cruz

me mandó a traerle algo para el golpe.

Y en esas estamos.

Y don Raúl tiene una cara de enojada.

Pobre Andrea. Se ve toda preocupada.

¿Será que Jefferson va a aguantar

entrar al campo otra vez?

No sé.

Vamos a ver.

Primero esperemos que se recupere.

Sí, porque si con 11

van empatados, con diez, van a perder.

Ay, si se vengó de ti.

Ya no importa.

Solo está jugando.

Además, me tengo que llevar

bien con tu hermana para hacer puntos.

Con razón me compraste la granizada.

Voy a ver si te ayudo con mi hermano.

¿Y qué?

¿Te parezco bien para tu hermana?

Aun para mi hermana. Así.

No seas tan feo.

Pero eso.

Así me tenés que invitar a mi granizada

los días de partido.

Ya dejen de molestar, ustedes dos.

Rogelio, apúrate. Ya vamos a entrar.

Ya voy, Ruth. ¿Y a ti

te parezco guapo o no?

No me preguntes eso.

Rogelio, si metes un gol y me lo dedicas,

te cuento lo que me dijo

Ruth hace un rato.

Don Cruz.

Ya va a pitar el árbitro.

Va a empezar el segundo tiempo.

Nos vemos cuando termine el partido.

Cruz, Diego,

dame tu uniforme y tus rieles.

Ay, chilango.

La voz de Pablo.

¿Me los das? ¡Oigan!

¿Sabes qué te puede pasar?

No, no, no,

no, no. Está bueno. Dame chance.

Pero ya, Árbitro, Un cambio.

Ahí el viejo. Le va la tarjeta.

¡Gabriel! Gabriel, Te estoy hablando.

Cálmese.

Qué tiene.

¿Esa pálido?

Nada. Este Gabriel que se metió al juego.

Pero. Ni modo.

Mejor evitemos más problemas.

Sigamos el partido. Tranquilo, profe.

Como Jefferson va a entrar otra vez,

los dos lo vamos a vigilar en la cancha.

Gracias, mijo, pero no se confíen.

Llévale la tarjeta del cambio al árbitro.

Profe. ¿Quiere tomar agua? No,

no te preocupes.

Enfócate en el partido.

Eso es lo que necesito. Como usted diga,

profe.

Bueno, pues equipo, vamos

con todo este partido nuestro a ganar.

Vamos, Alex, Pásamela.

Vamos, vamos, vamos.

Mira lo que gana con el correr

que han gastado ese diablo.

Don Cruz me voló el uniforme.

Y usted que lo dejó entrar.

Antes era buen jugador.

A lo mejor si.

Vuelva al equipo, cambie su forma de vida.

¿Usted cree eso, profe?

Ese cuate es bien grueso.

Bueno, solo esperemos que no arme clavos.

Por eso dejé de pelear con él.

Hay que mantener la unidad y no separar.

¿Y ahora qué hago yo?

Pues anda a comprar una granizada patojo

y mira el partido.

No queda de otra.

Está bueno.

Ahorita regreso. Cuenta pilas.

Buenas, Alex.

Yo te voy a dar los pases.

Vos y yo vamos.

A hacer que gane Renacimiento.

Junior. Sí, hay que ganar.

Pero como equipo. Gabriel.

Don Cruz dice que este cruz no tiene

ni idea de lo que está haciendo.

Vamos a romperle la madre a todos aquí.

Éntrale con todo. ¿Oíste?

Dale,

Alex, Tienes que darle por la derecha.

Pero yo voy por la derecha.

¡Diablo! Nel.

Rogelio, quédate atrás. Pásala.

Dámela, rápido.

Aquí estoy.

Estoy libre.

Diablo, pásame la Gabriel, que estoy solo.

Yo sé lo que hago.

Yo lo tengo.

Ya lo tengo.

¡Pásala, diablo! ¡Alacrán!

Por ahí.

No fue la gran pucha.

La perdimos Mucha.

¡Alcánzalo, diablo!

No dejes que se vaya a. ¡La bola,

Diablo! ¡A la bola!

No te lo bajes a.

Señor, Tarjeta amarilla para usted.

¿Pero qué le pasó al árbitro?

Apenas lo toqué. Entrada por detrás.

Eso es falta.

Por favor, juegue limpio, señor.

Ya, Gabriel. Benítez.

Pero si no aguantan nada. Vamos.

Hay que marcar el CrossFit.

Corrí y corrí. Y corrí.

Y corrí Y corrí los carros.

Corrí al diez pegándole.

No le solté.

Ahí, Carlos. Ahí. Eso es. Así, Carlos.

Entonces. Nada, Alex.

Una vez.

Vale, vamos. Estoy yendo.

Se te está yendo.

Que coche está entrando el diablo.

¿Y no dicen que era buen jugador?

Pues lo era.

Pero ahora lo que hace

es quitarle la parte buena al fútbol.

En una de esas se le va a ir el cross

y nos van a meter gol.

Esperemos que no.

Jefferson está pendiente de

eso. Por algo es el capitán.

¡Pásala, diablo!

Rogelio está solo, hombre. Pásala acá.

Diablo. Dale, Estoy solo.

Suelta la mano. Alex también

está desmarcado.

¡Gabriel, cuidado!

Ese paquete va a dar.

Hola. Gran juego.

Tarjeta amarilla

para el cinco de San Jacinto.

A mí nadie me pega.

A ver si te gusta esto.

Falta árbitro.

Doble amonestación, señor.

Está expulsado.

Tiene tarjeta roja.

Que Puma se pasa, Diablo.

No te metas, Crosby, o te vas de su co.

Vos también.

Venite pues.

Más tranquilo, diablo. Mejor saliste.

Déjame.

Este payaso me las debe.

Y usted mismo.

Vamos a ver quién soy yo. Gabriel.

No. Guarda esa navaja, Gabriel.

Toma mi mano.

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