Ruth se prepara para su viaje, sin imaginar la sorpresa que Silvia le tiene reservada. Para Lucía, un inocente paseo en el parque con Carlos se convierte en una intensa confrontación cuando este le revela sus verdaderas intenciones. Llegó la hora de la verdad y tú serás testigo. Toma Mi Mano y sigue disfrutrando con nosotros.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Ángel.
¿Ya terminaste de usar mi teléfono?
No. Apúrate.
Necesito usarlo. Vaya.
Igual tenés un mensaje de WhatsApp.
Ahorita voy.
Mi Lucy.
Estoy a la vuelta de tu casa. Platiquemos.
Vos, Ángel.
Voy a salir con Carlos. Regreso
en un rato.
Yo, mi celular. Cualquier cosa me llamas.
No te tardes.
Si no se va a enojar mi abuela
y te va a regañar otra vez.
Vaya, ya regreso.
Lucy, vamos al parque.
Así como están las cosas.
Mejor quedémonos aquí. Vamos. Es temprano.
Solo demos una vuelta y te vengo a dejar.
Vamos, pues.
Solo porque necesito que me contestes.
¿Que te dijo tu mamá? ¿Nos vamos a pie?
No. Súbete al carro.
Quedémonos un rato aquí, dentro del carro.
Bueno, contame entonces.
¿Qué dijo doña Olga?
Vos sabes como es mi mamá. Sí.
Todo lo que me dijo
cuando me llevaste al mercado.
Mi mamá estaba como una gran.
Porque vos le dijiste vieja amargada.
¿Te peleaste, Lucía?
¿Es cierto, Carlos?
Yo le dije eso.
Pero también te contó
todo lo que ella me dijo.
No hace falta. Vos.
Ella siempre va a querer cuidarme.
¿Qué quieres que haga?
Eso no le da derecho a tratarme mal.
Pero a mí
no me gusta que ofendan a mi mamá.
¿Así como vos
no te gustaría que ofendieran a tu abuela?
No sé para que venimos hasta aquí.
Si solo me querías decir eso.
Mejor ándate con tu mamá.
Para que veas cómo te quiero.
Mi Lucy.
Dejémoslo así. Eso es lo que vos decís.
Con todo esto que me está pasando,
no siento que me apoye.
Lucy, para que yo deje a un lado
la ofensa que le hiciste a mi mamá.
Es porque te quiero.
Si de veras me quisieras,
no estarías dudando
Si te digo que no estoy embarazada.
Yo no he dicho eso.
No, pero me llevaste con doña
Olga para que me tratara
como si yo fuera una cualquiera.
No te pongas así.
Ya ves que estoy aquí.
Otro en mi lugar.
Yo hubiera terminado con vos.
Pues por mí no hay ningún problema
si dejamos las cosas hasta aquí.
Pero yo te quiero, Lucy.
Entonces.
¿Porque no has hablado con mi abuela?
Es que estoy pensando. Bien.
Qué le voy a decir para que se le quite
el enojo y la desconfianza.
¿Y por qué no le has dicho a tu mamá
que yo no estoy embarazada?
Yo le he dicho que yo no te embaracé. Ah.
Con razón piensa que otro sí lo hizo
y que te estoy viendo la cara de pendejo.
Es que ella vio la prueba que le enseñó
tu abuela, que querías que pensara.
Y cuando te iba a traer al instituto.
¿Qué te dijo?
Eso no importa, mi amor.
Lo importante es que estoy aquí contigo.
Pero si me dijo que me alejara de vos.
¿Seguro te pidió que termines conmigo?
Sí, es cierto.
Y entonces.
Pero yo no quiero terminar con vos.
Sí, como me ha costado
que me aceptes de novio.
Yo no voy a perderte por algo así.
Yo no quiero que tu mamá esté hablando
mal de mí y de mi familia.
Eso que nos importa, Lucy.
Lo importante es que yo
siempre he querido estar con vos.
Ya no sé qué hacer. Pero ya viste.
A pesar de todo lo que diga
mi mamá, tu abuela y todos en este pueblo.
Me quedo con vos.
Es que no sé si te quedas conmigo
porque de verdad me querés.
Y con todo lo que estoy haciendo,
no te he demostrado que de verdad
me interesas.
Pero es que vos sos así.
Cuando te interesa
algo, hasta que lo conseguís.
Espera, no voy a contestar.
Carlos.
Mamá, te. Exijo
que termines con la corriente.
Ya lo repetiste 100.000 veces.
Ya voy a llegar a la casa y hablamos.
¿Era doña Olga, verdad?
Pero ya viste cómo le contesté.
No es suficiente demostración
que estoy de tu lado.
Tal vez sabes que mi mamá hasta
me amenazó, que si no te dejo
ya no me va a dar dinero.
Y vos que estás acostumbrado a
que todo lo que querés ella te lo compra.
¿Pero sabes qué? ¿Qué?
Que no me importa si ya no me da dinero,
porque no quiero que eso me aleje de vos.
¿En serio?
¿De verdad, Lucy?
Porque no me puedes creer.
No sé, Carlos.
Yo te estoy demostrando cuánto te amo.
Mira cómo me lo pagas.
No corresponde a todo este cariño
que yo te tengo.
He aguantado
todos los insultos de tu mamá.
Pero sabes que yo te necesito
para soportar esta prueba.
Pero. ¿Y qué querés que haga?
Necesitamos estar más unidos
ahora. Mi Lucy.
¿Cómo así? Carlos, mi. Amor.
No tengas pena de lo que pase.
Si al fin
muchos piensan que estás embarazada.
Yo voy a responder por vos.
¿Y de verdad quedas embarazada?
¿Qué te pasa, Carlos?
¿Por qué no, Lucy?
A mí no me importa
si se nos viene el mundo encima.
Yo no te abandonaría.
¿Sabes qué, Carlos? Mejor anda, déjame.
No quiero que le digan a mi abuelita
que me vieron en el parque.
En el carro del hijo de doña Olga.
¿Quién te va a ver aquí adentro?
Aquí estamos solitos los dos. No seas así.
Un ratito más y te voy a dejar.
No, Carlos.
Te lo juro, Lucy, yo me caso contigo.
Sos la mujer de mi vida.
¿Tú me quieres, verdad?
Sí, porque yo te amo.
Carlos.
Yo no tengas miedo, Lucía.
Ay, Carlos.
Toma mi mano.
No fue justo lo que te dijo mi mamá.
No entiendo por qué se porta así
con nosotras.
Ya sabes cómo es ella.
Pero, por favor, Silvia, si no
estamos hablando contigo, no te metas.
Es que no era justo.
Además, ni te dejaba hablar.
Pero mejor no digas nada.
Ya sabes cómo se pone mi mamá
cuando no le haces caso.
Está bien, ya entendí.
Pero lo bueno fue
que te dio permiso para ir a Atitlán sin
que Antonio siguiera
diciendo que iba a ir contigo.
Sí, eso fue lo bueno.
¿Y por qué estás tan distraída?
Es que no sé
si llevo lo necesario para el viaje.
Pero si llevas como medio ropero
y ni siquiera te vas a ir tres días.
Es que estoy nerviosa.
Nunca he salido de San.
Juan y menos tan lejos.
Ya sé que Atitlán no está lejos.
Pero no te preocupes por nada.
Mejor pensar
lo alegre que va a ser el viaje.
Voy a tratar.
La verdad es que estoy muy emocionada
por los productos y los artesanos
y todo lo que vamos a ver.
¿Y qué es lo que hay allá?
Pues uy, que no hay.
Pero nosotros vamos a ver varios productos
que hacen un grupo de artesanos.
¿Y qué se puede traer a la cooperativa?
Poneme atención,
pues solo con el teléfono te pasas.
Estaba viendo qué hacen por allá.
Tienes razón.
Hay un montón de cosas bonitas.
Mochilas, bolsas, billeteras.
Hablando de bolsas y mochilas.
Yo sé que vos me querés mucho. Ajá.
¿Me vas a traer un recuerdito, verdad?
¿Pues de plano
qué quieres que te traiga?
No sé.
Una bolsa grande,
porque las que tengo son muy pequeñas.
Bueno, ahí te busco una bonita.
Mejor una mochila así cambio
la que tengo, que ya está viejita.
Apenas la compramos hace un año,
pero está bien.
¿De qué color la quieres?
Puedes comprarme una mochila roja.
Vaya. Está bien. Mmm.
No, mejor una blusa. Sí.
Hay unas bien bonitas que están saliendo
ahora, pero me busco una foto.
Así como esta blusa. Mira.
Pero color gris.
Decídete de una vez.
Ahí es que quiero todo.
Y yo sé que mi hermanita me quiere mucho
y me va a traer varias cosas.
Y no solo una.
Ya quisieras a. La. Sí.
Tráeme varias.
Cosas.
No, Silvia.
También le tengo que traer algo a mi mamá.
Después de relajo que te hizo.
Sí, pero mejor ayúdame
a ver qué le puedo traer a ella.
Podría traerle unos zapatos
con tejido de allá de Atitlán.
Ella quería unos que combinaran
con el vestido rosado que tiene.
Tenés razón.
Voy a ver si le consigo unos.
A ver si así se contenta.
No digas eso, Silvia.
Aunque ella sea así,
es nuestra mamá y la tenemos que respetar.
Es que de veras que tenés un corazón
bien grande.
A mí si me dice que me salga de la casa,
no le traigo nada.
Ay, Silvia.
Mejor decidir rápido que por tanto pensar.
Te estás poniendo pálida. No.
Lo que pasa es que he pasado todo el día
con dolor de panza.
¿Comiste algo que te hizo mal?
No sé.
Es un dolor bien raro.
Nunca me había dolido así.
¿Qué será?
No sé, pero ya se me está pasando.
Y solo hoy ha sentido el dolor.
Desde ayer me empezó, pero me tomé
un té de manzanilla y se me quitó un poco.
¿Y por qué no me dijiste nada?
Te hubiera llevado al médico
o con doña Marta.
Pero no te digo que se me pasó rápido.
Pues hasta ahora
que me comenzó un poco más fuerte,
pero creo que fue algo que comí.
Pero si te sentís muy mal,
mejor.
No voy a viajar. No te quiero dejar así.
¿Y si te empeoras? No creo.
No te preocupes por mí.
No pasa nada.
No sé, Silvia. Tanto que exageras, Ruth.
Me voy a sentir mal si no vas.
Es que no te quiero dejar sola.
Mira, para que no te preocupes.
Te prometo que si me duele más, le digo
a mi mamá que me lleve con doña Marta.
Te voy a estar llamando.
Está bien.
Hoy fue algo que comí. Seguro.
Voy al baño.
Silvia.
¿Segura que estás bien?
Sí. ¿Te duele mucho?
Te sentís muy mal. Es otra cosa. Ruth.
¿Qué es?
Es que me manché.
¿Te manchaste? Sí.
¿Te vino la menstruación?
Yo creo que sí.
Salí. Vamos a platicar.
Toma mi mano.
Este era el último.
Menos mal.
Ya terminé.
Don Cruz, Ya terminé.
Ya se puede ir con la carga.
Disculpa, Alex.
Que no haya salido rápido.
Es que estaba ayudando a Betty
a llevar unos chunches al 4.º de arriba.
No tenga pena, profe.
Ya terminé
de subir los bultos de maíz al pickup.
Gracias, mijo.
Lo hiciste bastante rápido.
No mucho, pero si estuvo cansado.
Puse las de maíz amarillo hasta abajo y
las dos últimas hileras son de maíz negro.
Así no se confunde
la gente que lo vaya a bajar.
Buena idea, mijo.
Eso es de bastante ayuda.
Ahorita nos trae Betty
un poco de agua para que te refresque.
Ay, no tenga pena, Don Cruz.
No quiero ser una molestia.
De ninguna manera, Alex.
Nunca serás una molestia en esta casa.
Profe, le agradezco la oportunidad
de darme trabajo.
Además, esto de cargar bultos también me
da fuerza en las piernas para el fútbol.
Pues no cae mal hacer algunas pesas
de vez en cuando.
Siempre que te cuides la espalda.
Para eso te di el cinturón,
para que te sostenga el esfuerzo.
Pues yo creo que hubiera podido cargar
el maíz sin necesidad.
El cincho ese.
No se trata de si puedes o no,
sino de cuidar que no te lesiones.
Ah, y mira, acá está tu pago.
Te lo doy de una vez.
Gracias profe.
Pero 100 quetzales por cargar unos bultos.
¿No le parece que es mucho?
¿Viniste a trabajar dos días esta semana?
Te estoy pagando lo justo.
Pero, profe,
no le puedo aceptar tanto dinero.
Ya te lo dije, te ganaste ese pisto.
Acá sabes que tenés trabajo seguro
y una casa.
No tenés que pasar penas.
Yo sé, profe. Y de verdad se lo agradezco.
Me gusta pasar las tardes
trabajando con usted
y cuando no hay trabajo
me voy a entrenar al campo.
En los últimos partidos has demostrado
que tu nivel ha subido un montón.
Vos, Alex.
Me gusta colaborar con el equipo.
Tengo ganas de que seamos campeones de la
Liga.
¿Ah, como estamos jugando?
Puede ser que sí Seamos campeones.
¿Te imaginas
darle esa alegría al pueblo de San Juan?
¿Renacimiento en la cara de todos
cuando seamos campeones?
Y si seguís jugando como hasta ahora,
vas a ser el goleador del campeonato.
Y esa es mi meta, profe.
Romper el récord municipal de goles
en una temporada.
Seguro lo vas a lograr.
Estoy muy orgulloso de vos.
Solo espero que el Gabriel no siga
con su idea de que ya no juegue fútbol.
Ya ve que
siempre me dice que me salga del equipo.
Esperemos que se le olvide.
Y contame
como han estado las cosas con él.
El último enojo fue cuando encontró
los tacos que usted me regaló.
Después ya no han habido clavos.
Pues ojalá que siga así.
Ya sabes que en cualquier momento
puedes venir a buscarme
si necesitas ayuda.
No quiero meterle en más problemas, profe.
No te preocupes por mí.
Yo sé cómo cuidarme de Gabriel.
Pues yo creo que
Gabriel se siente más fuerte que antes.
Por eso prefiero que no haya problemas
entre ustedes.
Vos tranquilo, mijo.
Lo que me preocupa
es que te siga lastimando.
No creas que no me
fijé en la herida de tu mano.
Esto fue un accidente, profe.
Pero ya no me duele. Tené cuidado, Alex.
Aquí está la limonada que me pediste.
Cruz. Gracias, mija. Agarra tu vaso, Alex.
Buenos días, doña Betty.
Gracias por el fresco.
Se ve que está bien frío. ¡Ah!
Que rica está la limonada.
Pues Alex terminó rápido de cargar, así
que en unos diez minutos me voy para
la antigua con el pick up. Betty.
Hoy venís temprano. Cruz.
Tenemos cosas que arreglar en la casa.
No te preocupes.
Solo descargo y me vengo.
A menos que quieras acompañarme.
Y pasamos a comer a Jocote Mango
o a San Felipe.
No tengo ganas, Cruz.
Eso vos ya lo sabes.
Solo pensé que sería un bonito paseo.
Pero está bien, Alex. Ya me voy.
Gracias por venir temprano.
¿Me echaste la mano?
Como No tenés idea.
No hay problema, profe.
Ya sabe que me gusta el trabajo.
Nos vemos mañana en el campo, entonces.
Y ya sabes, patojo, que esta es tu casa.
Incluso para venirte a vivir si necesitas.
Yo me encargo de todo.
Gracias, Don Cruz. Pasen. Buen día.
Cruz,
no estés ofreciendo lo que no podés dar.
Ese muchachito tiene donde vivir.
Pero Betty. Alex
tiene problemas en su casa.
Entonces no traigas esos problemas
a la nuestra.
Deja que ese patojo se las arregle
como pueda.
No seas así, Betty.
Yo solo quiero ayudarlo.
Vos estás tratando de librarte de la culpa
por la muerte de nuestro hijo
en ese muchachito.
Y él no es Marvin.
Entenderlo.
Toma mi mano.
Entérate más sobre. Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en Triple W.
Punto. Toma mi mano.
Punto s o síguenos en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escúchalas en Spotify, YouTube
y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.