Gabriel se presenta en la casa de Doña Olga con la intención de resolver una extorsión, pero lo que ocurre toma un giro inesperado. Mientras tanto, Silvia continúa con dudas y confusiones. Afortunadamente, ella cuenta con los consejos y el apoyo su hermana Ruth ¿De qué hablarán? Entérate hoy.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Harina de pasta.
Mariscos. Lengua. Tortitas. Batallas.
Lo mío. ¿Cuánto va a ser, doña Olga?
Son 32 cristalitos, Leti.
Y de qué bonita carne se llevó sin nada
de gordo lujo de caldo
el que le va a salir.
Acá tiene.
Y muchas gracias.
Oye, gracias por la compra.
¿Qué tal, doña Olga?
Pues aquí, Gabrielito.
Decime en que te podemos servir.
Usted ya sabe para qué vengo, doña Olga.
No se haga la desentendida.
Pues no tengo la más mínima idea Para
qué soy buena.
Usted sabe que vengo por el mandado.
Mire que de todo el mercado.
Solo con usted platico.
Ay, diay, cómo está
eso que venís conmigo, nada más.
A los otros puestos
los visitan mis cuates, Pero para mí
usted es especial.
Así que hablemos del mandado.
¿Cuál mandado, Gabriel?
¿A mí? Háblame claro.
No tengo tiempo para andarme con rodeos.
Así me gustan las cosas claras
desde el principio.
Vengo para hablarle de la cuota.
Ya me habían hablado uno de tus cuates.
Me parece un abuso
que hagan esto con nosotros.
Pobre gente del mercado.
No se haga la víctima, doña Olga.
Con lo que usted gana
de los préstamos que hace,
le alcanza y le sobra
para pagar la cuota que estamos pidiendo.
Nada de eso, joven.
Si yo no prestara dinero, la pobre gente
pasaría muchas penas conmigo.
Encuentran consuelo.
Pues consuele Miami. Y déme lo que es mío.
Y nada de estar hablando de este rollo
con nadie.
¿Me entiende?
A ver.
¿Y nosotros qué ganamos
con dejarnos robar por ustedes?
No es ningún robo. Solo son negocios. Mmm.
Pues como sea,
lo que necesito que me expliques es qué
ganamos los del mercado con este asunto.
Pues protección.
Ya ve que el pueblo es cada vez
más inseguro.
Desde el robo de la imagen de San Juan.
Hay que tener mucho cuidado.
A ver, decime, Gabriel.
¿Es cierto que al Santo se lo
habían robado los tipos de San Jacinto?
Si usted lo tenían el tal Croce
y su Marita.
Nosotros los amenazamos
y entonces la devolvieron.
Por eso le digo que nosotros
le hacemos un servicio social a San Juan.
Disculpe, doña Olga. Le dejé todo limpio.
Nos vemos mañana temprano.
Está bien, Alejandro.
Nos vemos mañana.
Solo contame
cuánto de manita derrochó y nos.
Sobró 3 £ y media.
La dejé envuelta en hojas de plátano.
Bah, Gracias, mijo.
Tené tu pisto de la semana.
No te lo vayas
a gastar en chupar ni nada de eso.
¿Oíste? Directo para la casa.
¿Cómo va a creer doña
Olga? Pasen buena tarde.
Con permiso.
Pues yo también me voy. Holguín.
Solo necesito saber que está
de acuerdo con la cuota y asunto resuelto.
Pues a mí me sigue pareciendo un abuso.
Es una mala obra eso de quitarle el pisto
a uno así como así.
Mire, pues la hora
es que tienen que colaborar.
Ya ve lo que pasó hace un par de años en
el mercado de Ocotal, allá en la capital.
¡Ay, sí, qué barbaridad!
Obligaron a los pobres vendedores
a cerrar sus negocios.
Pero solo los que se negaron a colaborar
con la cuota. ¡Ay!
¿Debo tomar eso como una amenaza, mijito?
Para nada, doña Olga,
es mejor que saquemos tranquilitos.
A lo mejor le puedo bajar la cuota.
Ah, eso suena bien.
¿Pero sabes una cosa, Gabrielito?
Mejor hablemos de un negocio.
Depende dijo Pepito.
Te conviene.
Creo que puede ser un buen negocio.
A ver.
Y qué. ¿Será entonces? ¿Te interesa?
Siempre que se trate de dinero.
Quiero que me ayudes a deshacerme
de un problema que me está estorbando.
Mmmm.
Suena interesante,
pero eso le saldría más caro.
Si me resolvés el problema.
Sabes que yo pago bien.
Mi hijo te conviene.
¿Cuénteme qué o quién
es el estorbo que hay que eliminar?
Eso no lo podemos hablar aquí.
Mejor lo platicamos en otro lado,
tal vez tomándonos unos traguitos.
Me llega.
Podemos ir al rancho de don Javier.
Ya sabe que está algo lejos del pueblo.
Y además él me aparta siempre un privado
para hablar de estas ocasiones.
¿Entonces te parece que nos veamos allí
a las siete?
Está bien, doña Olga.
Creo que este puede ser el inicio de una
muy buena amistad. ¡Ja!
Yo también lo creo.
Y a lo mejor se convierte en algo más
que amistad.
Gabriel Ito.
¿Quién sabe?
¿Doña Olga?
¿Quién sabe?
Jajajaja.
Toma mi mano.
¿Quién será?
Ah, la licencia de él.
Vamos a ver que dice.
Jajaja, por lo de cibermundo,
lo de los técnicos sí.
Ya vine mi amor.
Le voy a mandar un WhatsApp.
Buenas noches, Michel.
No se preocupe, ya coordiné la visita
a cibermundo y no hay ningún problema.
Resolví
la situación de los técnicos y asigné
a dos compañero Eros que tienen esa área.
Saludos.
Listo, Ya se lo envié.
¿Andrea, Dónde estás?
Se quita.
Estás en el baño.
Mi amor.
Abrí la puerta.
¿Qué pasó? ¿Andrea?
¿Estás bien?
Tengo miedo.
Tengo miedo.
Mi amor.
Tranquila. No te pongas así.
Es que. Sólo de pensar. ¿Qué? Otra vez.
¿Vamos a sufrir con el embarazo?
Andrea,
te prometo que esta vez no va a ser igual.
¿Cómo puedes prometerlo, Jefferson,
si esto no depende de nosotros?
Tal vez no, pero esta vez
voy a estar más atento, cuidándote.
¿Te conté que ayer empecé el trámite
para registrarte en el ICS?
Si a la otra semana podemos ir.
Está bien.
Ojalá me den cita pronto. Canchita.
Perdóname, mi amor.
Yo sé que he sido un dejado un tonto,
pero ya no más.
Jefferson, tú
eres un buen esposo y un buen papá.
Y te amo, mi amor.
Y siento mucho que estés pasando
por todo esto.
Pero no pensemos mal.
Lo que hay que hacer es despejarnos
un poco.
Distraernos.
Tal vez este fin de semana
vamos a dar una vuelta allá Entre Ríos.
¿Te parece? No, Jefferson.
Lo que menos quiere salir en estos días.
Ni siquiera he ido a vender.
Creo que deberías de salir un poco.
Recordar lo que te dijo la última vez
el doctor.
Mantener la mente ocupada.
Lo que pasa es que no me siento bien.
Estoy muy cansada.
Y has estado comiendo un poco.
Mi amor, tienes que comer.
Si no, se van a complicar más las cosas.
No me da hambre.
Se quita. Mírame.
Sabes que te amo mucho.
Y como decís, no depende de mí.
Pero te prometo hacer todo lo que
esté en mis manos.
Yo sé que vas a cumplir, Jefferson.
No volveré a fallarte.
Como te necesito.
Yo quisiera estar más tiempo con ustedes.
Pero si quieres,
podemos salir este sábado.
Vamos a visitar a tus papás.
Le puedo hablar a mi jefa que me dé
chance de faltar el lunes.
Así no andamos corriendo el domingo.
No así como estoy.
No quiero que me vean mis papás.
Le dije a mi mamá
que has estado muy ocupado
y que le voy a avisar cuando vayamos.
Lo siento, mi amor, pero ya verás
que todo va a mejorar y vamos a ir.
Me dijo mi mamá que me llamó
porque tenía un mal presentimiento.
Me preguntó si todo estaba bien
y yo me aguanté las ganas de contarle.
Mi amor, ya no estés así, por favor.
Tú sabes que mi mamá está enferma
y no quiero que se vaya a poner mal
si le cuento lo que pasa.
Se quita tan linda que sos.
Eres una mujer muy fuerte
y yo estoy contigo.
Vamos a salir de esto.
No sé.
Bien, ya vas a ver que sí.
Jefferson. ¿Y si perdemos el bebé?
O si me pasa algo y ya no vivo ahí más.
Toma mi mano.
Aquí está el té de manzanilla.
Tómatelo lo más calentito que aguantes.
Con eso vas a sentir alivio.
Entonces me va a doler
cada vez que me baje la menstruación.
Pues no siempre.
A veces me dan cólicos.
Y yo no quiero tener esa cosa.
Porque es algo por lo que pasamos
las mujeres.
Y es natural.
Pero es que.
¿Qué pasa?
¿Quiere decir que ya soy una mujer?
Sigues siendo una niña.
Solo que estás creciendo
y dentro de algunos años vas a ser
una señorita muy inteligente y bonita.
Bueno, inteligente y bonita. Ya soy.
¿Ya viste?
Esto que está pasando
son cambios que vas a tener en tu cuerpo.
Pero yo voy a estar con vos
cuando tengas dudas.
Pues ya tengo una duda.
A ver qué es.
Es que la maestra dijo lo que vos
me acabas de decir.
¿Que el cuerpo cambia
y que la regla es señal de que qué?
Yo no quiero ser una señorita,
no me quiero casar ni tener hijos.
Así como dice mi mamá, Tranquila.
Eso no es algo que va a pasar ya.
Primero tienes que estudiar,
aprender algo que te guste hacer.
Una familia es para más adelante.
Y además, ahora voy a tener que andar
usando esas toallas toda la vida.
¿Y que si me mancho?
¿Y que si no puedo hacer ejercicio?
¿Por qué no? ¿Mejor le pasa a los hombres?
Porque somos diferentes.
Eso ya te lo enseñaron
en la escuela también.
Ah, pero yo decía un cambio ahí
que les tocara a ellos un rato.
No creo que eso pase, hermanita.
Pero decime.
¿Quién te dijo que no podés
hacer ejercicio?
A una de mis amigas ya le bajó.
Le dijeron que no tiene que hacer
ejercicio porque es malo.
No, al contrario.
Hacer ejercicio te hace bien.
Quien le haya dicho eso está equivocada.
Por eso no debes creer todo lo que
te dicen en la calle o tus amigos.
Vos podés hablar conmigo cuando quieras
y de lo que quieras.
Es que unos dicen una cosa y otros otra.
¿A quién le hago caso?
A mí, que soy tu hermana.
¿Y lo que no sepamos?
Vamos a buscar juntas
la información que dices.
Es un trato entre las dos. Sí, y ya.
Tómate el té de manzanilla caliente
porque te ayuda a desinflamar.
Eso me lo enseñó doña Marta.
Eso sí la había escuchado.
¿Qué otra cosa
les han enseñado en la escuela?
La maestra nos dijo que
cuando la menstruación
baja por primera vez se llama menarquia.
Eso se me quedó
porque la explicó de emergencia.
¿Cómo así? ¿Por qué?
Porque a una niña le bajó su regla
y no se había dado cuenta
hasta que alguien vio que tenía manchada
la falda.
Y todos se rieron de ella.
Ay, no, Que mal.
Entonces la maestra nos regañó,
pero también nos explicó
los cambios que tenemos
las mujeres en la pubertad.
Qué bueno que hizo eso.
Y que por la edad en que estamos
es mejor que llevemos toallitas sanitarias
en la mochila.
Aunque ella también tiene.
¿Y qué dijeron tus compañeros? Nada.
Pero la maestra nos dijo
que no teníamos que sentir vergüenza.
Y a los compañeros varones les dijo que
deben respetar a sus compañeras.
Bien dicho.
Y ya te sentís mejor o querés más.
¿Té en un rato?
Ahora ya me cansé.
Pero si se me alivia el dolor. Que bien.
Pues yo creo que te van a alcanzar
las toallas que tengo ahí.
Cuando regrese del viaje,
voy a comprar más.
Está bien, Está bien.
¿Cómo estás ahora?
Al principio
me asusté un poco, pero ya me pasó.
Bueno.
¿Sabes cómo ponerte la toalla
o quieres que te enseñe?
Ya sé, pero igual mejor enséñame vos.
Voy a traer una.
Es muy fácil.
Vas a ver.
Acá tengo las toallas.
Mirá, No están en la gaveta.
Es que no sabía dónde las tenías.
Ahora ya sabes.
Mira, aquí en el paquete
están las instrucciones.
Mmm. No es tan complicado.
¿Qué más les dijeron en la clase?
Pues a las niñas nos dijeron
que nos van a empezar a crecer los pechos.
También salen espinillas en la cara. Ah.
Qué feo.
Me pongo una bolsa de papel en la cara.
Ay, no seas babosa.
Gracias, hermanita.
Siempre estás aquí para mí.
Te quiero. Mucho.
Yo también te quiero, mi chiquita.
Pero igual deberías haberme contado antes.
Si saben que estoy descansando
por lo enferma que estoy.
¿Por qué hacen tanta bulla cuando hablan?
Lo que pasa es que a Silvia
le bajó la menstruación.
No le hubieras. Dicho. ¿En serio?
Ay, perdón.
Si por eso me dolía la panza ayer.
Ay, que alegre Tenía razón tu tío.
¿Tono? ¿En qué?
Y que no tardabas en hacerte mujer.
Toma mi mano.
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