Ruth le dice a Rogelio que ya no pueden seguir con el mismo trato y le pide un cambio ¿Aceptará una relación simplemente laboral o luchará por ella? Mientras tanto, Lucía habla con Doña Esperanza pidiéndole comprensión.
Toma mi mano.
Qué bonito es San Juan.
¿Verdad?
¿Hasta ahorita te das cuenta?
No lo miro todos los días.
¿Pero no te lo había dicho? La verdad, sí.
Es un pueblo muy bonito.
Aunque pasen cosas malas.
¿Lo decís por lo de las pandillas
y todas esas cosas?
En parte sí. Pero no te preocupes tanto.
También
hay muchas cosas buenas aquí en San Juan.
A ver. ¿Como qué?
Ah, pues los paisajes,
la gente, las fiestas, la comida.
Rogelia, Digo, el equipo de fútbol.
¿Ya vas a empezar a molestar?
Pues sí, por lo menos ya te reíste.
¿Además, ahorita vas a verlo, verdad?
Sí, Me mandó un mensaje
para que nos viéramos en el parque.
¿Ah, ya viste antes suspiras por Rogelio?
No, para nada.
Ay, Lo que pasa es que esta subida
me cansa mucho.
Ya estamos cerca del parque.
Hacemos una carrera.
Ay, no, Silvia, ahorita
no tengo ganas de correr.
Sí, hombre, no seas aburrida.
No, no tengo ganas. Nada.
Pues yo sí voy a correr. Ay, te apuras.
Tené cuidado, Silvia.
No hagas eso.
Hay que tener cuidado con los carros.
No es para tanto, Ruth.
Pero gracias por preocuparte por mí.
Siempre te voy a cuidar.
Silvia.
Llegamos.
Un lugar perfecto para una cita de amor.
Ya vas otra vez. Y no es cierto.
Pues esta vez no voy a esperar a
que me mandes a comprar algo.
De una vez te voy a dejar solita.
¿Y dónde vas a estar? En los columpios.
Desde ahí te voy a cuidar.
¿Ahora vos me vas a cuidar? Claro.
Y no seas mi hermanita mayor.
Pues hay patoja ahí.
Voy a llamar.
Voy a estar por allá.
Con cuidado. Silvia.
Hola, Ruth.
Ay, Rogelio, me asustas.
Lo siento. No fue mi intención.
No tengas pena.
Es que estaba viendo a Silvia
y me agarraste desprevenida.
Ah, bueno.
¿Y dónde está? Allá en los columpios.
Qué bueno que se divierte
todavía en los juegos.
Así es ella de alegre me hace feliz.
Y no quiero que nadie le quite esa
sonrisa.
¿Por qué dices eso?
Es que con todo lo que está pasando
en el pueblo, como que se siente
algo de miedo en el ambiente.
No tienes que estar pensando en eso, Ruth.
Y dime por qué quisiste que nos viéramos.
Bueno, es que como no logramos
platicar hoy en la cooperativa
con tanto trabajo,
no hay mucho tiempo para platicar.
Te iba a dar eso en la cooperativa,
pero como no se pudo.
Que es un regalito.
Pero también
es para que lo compartas con Silvia.
Ay, Rogelio, qué pena contigo.
No es necesario que te molestes
en regalarme cosas.
No es ninguna molestia.
Sabes que lo hago con todo gusto, Ruth.
Sí, lo sé, pero. Pero nada.
¿Por qué no lo abres?
Es que. Vamos, no lo hagas por mí.
Hazlo por Silvia.
Si estuviera aquí con nosotros, de seguro
ya te lo estaría pidiendo.
¿La conoces bien, verdad?
Más o menos, diría yo.
Bueno, por Silvia, lo voy a hacer
ya. Chocolates, Espero te gusten.
Me encantan, Pero no es necesario.
Rogelio, tú sabes lo que siento por ti.
Y solo es una manera de demostrarlo.
No hagas esto, por favor.
¿Hacer qué?
Lo único que quiero es verte feliz.
Que veas que estoy aquí para ti.
Ay, Rogelio, esto es tan complicado.
¿Por qué dices eso?
Rogelio, no lo puedo aceptar.
¿Por qué? ¿No te gustan?
No, no es eso.
Es que ya no quiero que seas atento
conmigo, Rogelio.
Ni que hablemos fuera de la cooperativa.
Me estás preocupando, Ruth.
¿Estás bien? Sí, estoy bien.
Lo que quiero decirte es que ya no
hablemos de nada que no sea de trabajo.
No entiendo por qué me pides eso.
No sé cómo explicártelo.
Es más, creo que nunca podré hacerlo.
Pero yo creí que tú y yo.
Gracias por todos tus detalles, Rogelio.
Eres especial para mí.
Pero no tiene sentido seguir con esto.
No me hagas esto, Ruth. Dime qué pasa.
Gracias por todo.
Adiós, Ruth.
Ruth.
Toma mi mano.
Angelito.
¿Cómo la pasaste ayer?
Aproveché y miré tele toda la tarde.
¿Y a ustedes cómo les fue?
¿Qué te puedo decir?
Uy, Por la cara que traías,
me imagino que no Muy bien.
Ni siquiera me hablaste.
Discúlpame vos.
No tenía ganas de hablar con nadie.
Ah, pero mi abuelita.
Ella sí que ha de estar feliz y contenta.
Yo creo que no la he visto.
Mira. Enojada por lo que está pasando.
¿Y qué está pasando?
Ay, no te hagas.
Vos sabes que andan
diciendo que estás embarazada.
¿Vos cómo lo sabes?
Ay, Lucía, si en la clase
me lo preguntan a cada rato.
¿Y vos qué les decís?
Que son chismes de gente
que no tiene nada que hacer.
¿Y vos creías que yo estaba embarazada?
Si vos decís que no, No, yo te creo.
Mirá, pues para más.
¿Vos que sos un patojo,
me crees Y mi abuela no?
No estés triste.
Mi abuelita se va a dar cuenta que
se equivocó y todo va a ser como antes.
No creo.
Pero con los exámenes que hicieron
ya salieron de dudas.
Entonces. Ángel.
¿Y vos cómo te enteraste? Mmm.
¿Como ustedes hablan y piensan que yo no
me doy cuenta de nada, verdad?
La que salió de dudas fue la abuelita.
Ella al fin se convenció
que no estoy embarazada.
Entonces ya todo tranquilo.
Pues más o menos.
Ahora quiere saber si todavía soy virgen.
¿Sabes de qué hablo? Sí, hombre, ya sé.
Pero no le hagas caso. No estés triste.
Pues. ¿Cómo están las cosas en esta casa?
Va a ser difícil.
Hola, abuelita.
¿Qué tal, mijo?
Bueno, yo me voy a mi 4.º.
Lucía, mi hija. Quédate.
Quiero que platiquemos.
Vení, sentate o creo que el que se va a su
4.º soy yo.
Lucía.
¡Ay! Ahora ya me siento tranquila.
Salimos de la pena.
Ustedes, la que salió de la pena.
Yo siempre le dije que confiar en mí.
Pero entendeme, mi hija,
ya ves que hay patojas que mienten.
Sí, abuelita, pero usted me conoce.
Yo no soy de esas patojas como usted dice.
¿Pero entonces por qué me mentís
con esa prueba de embarazo?
Yo no le miento.
Le he dicho que no es mía.
Y esa es la verdad.
¿Entonces de quién es?
Abuelita. Dígame.
Si usted me pidiera que yo
le guarde un secreto.
¿Le gustaría que otra gente se entere?
¿Pero te das cuenta lo que provocaste
por no decirme de quién es?
Yo no provoqué nada.
Fue usted quien salió
a contarle a la gente chismosa.
¿Y qué querías que hiciera?
Necesitaba ayuda.
Y doña Olga fue la primera que me escuchó.
Pero llevarme a la capital
para que me hicieran ese examen.
No se imagina cómo me sentí.
Pero ya pasó. Lucía para usted.
A mí todavía me duele que me he hecho
pasar por todo esto.
Ay, mi hija solo fue un pichoncito.
El pichón es lo que menos duele, Abuelita.
¿Entonces qué te duele?
Lo que le pidió al doctor.
¿Como le dice que me examine
para saber si todavía soy virgen?
Si, mi hija.
Creo que se me pasó la mano. ¿Usted cree?
Yo quería que me tragara la tierra.
Cuando usted le dijo eso.
Pero ella no te hizo ese examen
porque el doctor dijo que no.
Ya vio que hasta él mismo
le dijo que ya no me humillara más.
Trata de entenderme.
Qué fácil es decir, eso.
Pero a mí usted no me entiende.
Entonces tratemos de cambiar las cosas.
Usted dice eso, pero no cambia.
Siempre es la misma historia.
A mí me enseñaron que hay cosas que no se
hablan.
Lucía. ¿Pero por qué no?
Usted tiene desconfianza
y dudas de lo que yo hago.
Pero no habla de las cosas conmigo.
Aunque no me creas, a mí
me cuesta mucho esto.
¿Y qué abuelita?
Lo único que yo quiero es
que usted me tenga confianza, que me crea.
Le dije que no estaba embarazada.
Si yo cometí un error.
Lo siento.
Me equivoqué.
Estoy triste porque usted sabe quién soy.
Usted me ha criado.
Yo la quiero.
Pero esto no se lo puedo perdonar.
Y se lo voy a contar a mis papás.
Bueno, si estás decidida a hacerlo,
tal vez es el momento que ellos hagan
responsables de vos y de tu hermano.
Creo que yo ya no tengo nada que hacer
ni qué decir.
Así es. Y ya no quiero hablar con usted.
Voy a hablar con mis papás
para que nos saquen de su casa.
Toma mi
mano. No.
¿Que onda Jefferson?
Y eso que andas por acá.
Ah, pues eso mismo te pregunto, muchacha.
La verdad es que ando con el Gabriel.
De vez en cuando me estoy un rato
aquí, en su casa.
Así pues, está bueno.
¿Y el Gabriel? Ahí está. Nel.
Pero no tardará en venir.
Ya vas.
Bueno, lo voy a esperar entonces.
¿No quieres pasar?
Eh, no, no, no.
Aquí afuera, espero. Gracias.
Como querrás.
Pues después. No digas que soy maleducada.
No, hombre, para nada.
La cosa es que no quiero tener clavos
con el Gabriel, a saber.
Ni qué va a pensar
si me mira adentro de su casa.
Bueno, Terral es Jefferson.
Me extraña.
¿Ah, sí?
La última vez que nos vimos
fue cuando me fregó el tobillo.
Y eso que fue en el campo.
Ahora
imagínate que en su casa. No, gracias.
Y si tanto miedo le tenés.
¿Para qué viniste?
No es que se te va,
pero por necesidad vine.
¿Necesidad? Sí.
Pues.
¿Quién diría que los de la residencial
pasan penas?
Si te contara.
Pero no me vayas a decir que
te vas a meter a los negocios del Gabriel.
No, hombre. ¿Cómo vas a creer?
Tampoco llego a ese extremo.
Uno nunca sabe.
Ah, pero bueno, si te
quieres quedar aquí afuera, vos sabrás.
Hoy hablamos al rato.
Ve. Pues no se va a morir el Gabriel.
Ni viene con el Judas.
Qué puma, Jefferson.
Aquí ando, amiguita.
Ya vas, Gabriel. Ya vos. Te vine a buscar.
¿Cómo así?
A tu.
Al diablo. No le hables así, Manu.
Tranquilos, muchachos.
Lo dije en buena onda.
Yo solo quiero hablar con vos, Gabriel.
Sí, Gabriel.
El Jefferson acaba de venir
preguntando por vos. Está
solo porque vos.
Lo de riesgo lo voy a creer.
¿No querés que me quede en el Judas
y sal en broncas con este maje?
Me lo despacho yo solo.
Ahora sí le quiero la pata de una vez.
Ta bueno, pues nos miramontes Mañana vivo.
Te quiero, Judas.
Hay que seguir con el chance.
Una vez.
A Dios, Capitán.
Va a caerte con la casaca.
Pues. Jefferson, solo pérame.
Entra en la casa, Willa.
A vos, Gabriel, no me mandas así.
Mira que todavía estás pendiente conmigo.
No te enojes, preciosa.
Entraste ya, hombre.
Basta. Bueno, no tardes mucho.
Dale.
Pues solo no vayas a cerrar la escuela.
Tiene su carácter. La agüita.
No te rías tanto,
Jefferson. No, Discúlpame.
Discúlpame. Va vivo.
Puedes contar que no tengo tu tiempo.
Sí, vos.
Es que me dijeron que andas
buscando una moto.
¿Quién te dijo? Este. Mi tía Olga.
¿La señora esa? Sí, Cabal.
¿Entonces qué venís a ofrecerme?
Esa. ¿Tu moto de whisky?
Sí, pero no es moto de whisky. Cómo no.
Todos esos pinches dibujitos que tiene
son calcomanías que mi hija le ha pegado.
Pero igual yo se las quito de una vez.
Pues la verdad del vos, Jefferson.
Y había una más chilena que.
Me voy a huevear con el Judas.
A la.
No, vos, Gabriel, comprame la mía, hombre.
Y así no te metés a clavos.
Y crees que eso.
Mi abuela.
Bueno, tal vez no,
pero sería un clavo menos.
Pues un clavo menos. Un clavo más.
Eso no importa.
Bueno, sabes nada de esta onda.
Bah, tenés razón.
Yo no sé nada de tus rollos,
pero de veras necesito vender la moto.
¿Y qué más? Pues.
Es que mi esposa está enferma
y necesito pagar unas cosas.
Créeme que si no tuviera necesidad,
no estaría aquí molestándote.
¿Y tu papá? ¿Qué onda?
No es de barato. Pues nada.
Se lo gasta todo en andar tomando
viejo. Más pizarrín. Ese ya mero.
Que te ofrezco un par de trabajos.
Pero vos no lo harías, Jefferson.
Y tampoco aceptaría si hacen quesos.
Bien. Whiskey.
Échame la mano, hombre. Cómprame la moto.
Como que si está bien. Urgido.
Ah, si vos. Estoy bien jodido.
¿Y cuánto querés?
Estoy pidiendo 6000 chicas.
Con razón no la vendés.
No, hombre, si está casi nueva.
Hace seis meses que la compré.
Mirá, apenas a los 5000 kilómetros
le voy llegando.
¿Qué motores? 150.
Dame la llave.
La voy a probar.
¡Bah!
Dale.
Que clavo Me estoy metiendo.
¿Y el Gabriel? Anda probando mi moto.
¿Tu moto?
Sí, se la estoy vendiendo. Mmm.
Pues no.
Creo que te la voy a comprar.
Ay, no me eches algo y chau.
Ahí viene. A ver qué onda.
Pues ahí le decís que se apure,
porque ya me voy a ir.
Está bien.
Si jala la moto Jefferson, no te digo.
Pues más no la hagamos más cansada.
Pues 3000 te doy ahorita.
¿No, vos, Gabriel,
te diste cuenta que está casi nueva?
¿De veras? ¿Quererlo? 6000.
En serio que lo necesito.
Vos conocés mis negocios
y lo que a mí me interesa
es saber de dónde puedo sacar más pisto.
¿Cómo así? ¿Gabriel?
Si querés que te dé los 6000.
Dame un nombre para ver a quién
puedo sacarle billete allá en acá.
Pero ya.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en Triple W.
Punto. Toma mi mano, Punto F o síguenos
en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escúchalas en Spotify, YouTube y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado por Population Media Center.