Toma Mi Mano USA

Episodio 51: Moto vendida

Episode Summary

Jefferson le vende la moto al Diablo para poder pagar la deuda del hospital. Alex llega a su casa y se encuentra a Gabriel molesto. Este le dice que se vaya. Verónica le confiesa a su mamá que está embarazada.

Episode Transcription

Es el momento de empezar de nuevo juntos.

Volver a nacer.

Toma mi mano. No.

Bueno.

¿Me vas a dar los nombres o qué?

¿Nombre? Gabriel.

No friegues a querer vender la moto.

¿O no? Sí, pero no así.

Yo no voy a meterme en tus rollos.

¿De qué rato

estuvieras metido aquí conmigo?

Estarías haciendo bisnes.

No tuvieras estas penas.

Nada que ver. Vos

sabes que esas cosas no me llegan.

Acordate lo que le pasó al Marvin.

A ese Se murió por Maje.

Vos sos más pilas.

No, eso, sino vos.

Tengo necesidad, pero eso no.

Lo que pasa es que te agarra las

ESO a la onda.

Dame dos nombrecitos de esa gente picuda.

No, vos no te estoy diciendo pajas.

Ah, mirá, por los nombrecitos.

Hasta 10.000 te puedo dar.

Y si todo sale bien, hasta la moto

te devuelvo.

Pensalo, hombre.

Pensalo.

No, vos solo la moto. Cómprame 4000. Dame.

Oh, chicas. Vos, Jefferson.

¿Crees que soy gente del mercado?

¿Que va a 3500?

Pues ya me estás liando.

Vos Si quieres salir, vivo de aquí.

Andate ya. Dame los 3000. Pues

te das

cuenta que aquí se hace lo que yo digo.

Pero como me sacaste de onda,

ya no te voy a comprar nada.

Que no vos, Gabriel, no seas mala onda.

Pagas.

Hombre,

solo quería ver la cara que ponías.

Menos mal.

Quítale todas esas ondas de tu chavita.

Pues más. Ahorita se las quito.

Ya Ábreme la puerta.

Despedirte de tu moto

en lo que saco las varas.

Pues tal vez en eso pensar bien las cosas.

Si te animas con lo que te dije,

al menos llevo de regreso tus calcomanías.

Suerte tenés vos, Jefferson.

Cabal, tengo los 3000 paquetes,

sino solo 2000 te hubiera dado.

Ya vas. Capaz que tenés los 6000.

Ahí va.

No te pases.

No son paja, son pajas de una vez.

Y mejor Salfate que yo tengo que hacer.

Gracias, Gabriel.

Las llaves las tenía Simon.

¿Que vas a contar el pisto Este? Si, come.

Miércoles, Jefferson.

Si no confías en mí, dame esa onda.

No, hombre, tranquilo.

Yo lo estoy guardando.

Mira, más te vale. Está bueno.

Pues buena onda, Gabriel. Abusado. ¿Ves?

Ah, se me estaba olvidando

tener la tarjeta de circulación.

Órale.

Y que conste que vos sos

el que perdés al final.

A mí me trajo cuenta comprarte la moto

porque estoy ampliando el negocio.

Y si te arrepentís, ya sabés.

Está bueno. Pues.

Vení.

¿Qué querés, Gabriel?

Mirá lo que me dejó el Jefferson.

Y eso que se la compraste.

Aquel que anda bien pisado dice que su

mujer está enferma y no sé qué más.

Pues sí, se le nota que anda bien

preocupado.

Pues es bien bruto.

Le ofrecí negocio a huevo.

Así nunca va a salir de penas.

No seas mala onda con aquel.

Aunque la verdad si está Gilera la moto.

Ay Simón, pero voy a hacerle unos cambios

para que se vea más tuanis.

¿Y para qué quieres otra moto?

Pues.

Allá vas a ver.

Buda,

ya tenemos la pedorra

para que la use el pinta

y ese business con el Jefferson

y me vendió su moto.

Pero siempre nos vamos a la que

habíamos visto.

¿Dónde estás?

Mejor venite de una

vez y hablamos con el Pinta

para que empiece con los mandados.

En esta moto.

Toma mi mano.

¡Ja! Me hubiera gustado

ver la cara del Canche.

Bien arreglado.

Yo lo estaba tanteando.

Pero ese Jefferson no aguanta la casaca.

Pues yo. Listo.

Así me llevo la moto de una vez.

Simón, Eso quiero que hagas.

Mira y contame cómo está

la casaca allá en San Jacinto.

Para que te vino a buscar el cross.

Cómo así

que te vino a buscar el cross, Mi amor.

Se te puso al brinco. No me fui. Chau.

Fíjate que hace unos días se topó al Alex

y me mandó a decir que fuera San Jacinto.

¿Qué onda?

Yo pensé que era pura casaca,

que me quería jugar la vuelta.

¿Y por qué no me buscaste

diablo? El Judas.

Vos ya tenías bastantes encargos

importantes, Manu.

¿Y qué? Te fuiste solo.

Simón tenía que entrarle así

para que esa Mara viera que no me rajo.

¿Y cuáles eran los clavos?

Pues un patojo mula que le hizo pleito

al Crusty y le sacó cuete.

Muchas, por lo que juró

eso seguro que lo quebró de una vez.

Pues ganas no le faltaron,

pero con el cuate es parte de su pandilla,

no quiso ganárselo.

¿Y entonces qué te pidió permiso?

¿Me vas a decir para que veas que hasta el

Crafty tiene que consultarme

para cualquier trance?

Salud.

Por el respeto que nos tienen, pues.

Salud, pues, mi Judas.

Y te pusiste de parte del Crusty Gabriel.

Lo que pasa es que me tocó

decirle que tenía dos opciones

hacer que el cuate se fuera del pueblo

o que se las cobrara como quisiera.

¿Y qué pasó?

Logró que se fuera así nada más.

Y abajo de plano se fue ruco.

Ay, no mucha.

Yo no quiero oír eso.

Bueno, sabes nada de la vida, güey.

Ya vas a empezar otra vez vos, Gabriel.

Mira que no me tenés

contenta desde la vez pasada.

¿Y por qué estás más liada

con el diablo por ahí?

Que te cuente él.

No quiero ni recordarme

porque la que se vuelve diabla soy yo.

Es que el Alex me sacó de onda

el día que se fue de la casa.

La chucha y lo defendió.

Ya sabes cómo me pongo.

Yo no me meto en sus pleitos.

Mucha. Y tu carnal se fue.

El diablo

aguanta que acá corre mucho peligro, dice.

¿En serio? Humano.

O sea que se te reveló el patojo.

¿Tengo ganas de darle una buena tranca que

en vez de dejar tranquilo al Alex, seguís

pensando en cómo joderlo?

Ya te he dicho que solo quiero que el Alex

aprenda a ser hombre de a de veras.

Pero eso será cuando él quiera

y no cuando vos lo obligues.

Uh, hablando del mismísimo

hermano del diablo.

Y este que se nos aparece.

Funcionó la invocación.

Me voy a volver puro, muchacho.

¿Que onda ustedes?

¿Puedo pasar?

¿Y vos qué haces aquí? Entramos, Alex.

No le hagas caso a tu hermano. Aquí,

mi diablito.

Ya sabe que si se enoja, pierde.

Y más conmigo. ¿Verdad, amor?

Ni que onda al éxito.

¿Cómo va la vida independiente?

No me jodas vos tranquilo.

Y si calmantes montes va.

Solo vine a recoger unos libros

que tengo que devolver en el instituto

y mis espinilleras

a seguir jugando fútbol base.

Si me llegas.

Alex Me contaron en la farmacia

que fuiste al Estadio Nacional.

¿Es cierto, Simón?

Fuimos con todo el equipo del Renacimiento

Juniors.

Hicimos un entreno por allá

o lo que alzados ese campo.

Está todo en gramilla.

Simón.

Vieras, Judas, como me costó correr ahí.

Sentía que las vainas me pesaban

un chingo.

Así es, Men.

Hace como diez años

fui a jugar al estadio en Villanueva.

Todavía lo tenían bien chilero

y al medio tiempo ya no aguantaba más.

Alex, contale a tu hermano a quien

conociste y conocimos en el mindfulness.

Llegó nuestro entreno.

¿Qué pasado?

Mucha. Tuanis esa onda.

No es para tanto.

De plano ya está todo viejo.

El otro está del seleccionado nacional,

va ex

seleccionado nacional ya ni juega.

Me enojo pues con Alex.

¿Qué le dijo?

Nos felicitó un montón.

Le llegó. ¿Cómo jugamos?

Pues me llegas vos, Alex.

Cuando sea grande,

quiero ser como ustedes.

Qué chilero, Alex.

Seguí jugando también, como siempre.

Vas a ver que puede llegar

a ser tan grande como Memín.

Gracias, muchá. Vaya, mucha casaca.

Pues entre a traer tus chivas y te vas

rapidito.

Tranquilo, no te malito

por gusto se te va a picar el hígado,

mi diablo.

Mejor tomémonos otra cervecita.

¿Porque te enojas tanto?

Pues Gabriel, es que el Alex

no se da cuenta que esta es su casa

y no valora lo que hago por él.

Decíselo amor, pero con modo.

Vas a ver que se queda con vos.

Nel, es mejor que se vaya.

Yo no le voy a rogar

a nadie y menos a mi carnal.

Ya encontré mi chivas, muchacha.

Pues hala, Beibi, te vas de una vez.

Solo acordate de algo,

yo soy tu familia, Alex.

Sí, lo sé, desgraciadamente.

Tranquilo, diablo. Nada, que tranquilo.

Y se me van todo de una vez.

Quiero estar solo.

Nadie, Óiganlo

bien, nadie se burla del diablo y menos

ese patojo de miércoles.

Toma mi mano.

Mucha.

¿Ya terminaron la tarea de mate?

Yo no estoy para tarea de nada.

Para mañana.

Ustedes y vos lucía de plano

que ya lo hiciste solo.

Pero más tarde la hago.

Ay, yo que te iba a pedir copia.

Pues a mal palo te arrimas vos.

¿Y a ustedes qué les pasa?

Están de depre. Vos

ya sabes lo que me pasa.

Yo solo.

Un poco decepcionada

porque también estás embarazada.

Que vos también

te dejas llevar por los chismes.

Uy, pensé que habías aprovechado el relajo

y que le habías entrado al Carlos.

Ni pensarlo.

Es bueno, pero por lo menos deberías

darle una probadita Con el partidazo

que es el Carlos.

Yo estaría hablando de él toda la tarde.

Hablando de partidos.

¿Vos, Bárbara, cómo vas con el Alex?

Él es guapo y buena onda,

pero ya no es igual que antes y como vos

decís, ya le diste una probadita.

Hay mucha.

Cambiemos de tema.

¿Quieren? ¿Ay, pero qué te pasa?

Es que hay otras cosas de que hablar.

No tiene que ser siempre de chavos.

Tenés razón, Verónica ya sólo

va a hablar de bebés.

Ala, vos no seas pura lata.

Está bien, disculpá.

A ver, rufián, contanos cómo

le haces para tapar a la Verónica.

Ya sabes, eso también.

Aquí el que no corre, vuela.

Es que yo le conté que vos

me estás ayudando en esto.

Mi abuela insiste en que le digas de quién

es la prueba.

¿Y no se supone que sos vos la embarazada?

Pues ya se. Desengaño.

¿Pero cómo le dijiste?

¿La verdad, no?

Ella me llevó a la capital

para que me hicieran un examen de sangre.

No la que gruesa es a tu abuela.

Sí, y todo gracias a mi suegrita.

Doña Olga.

Si ella no aguantaría

la idea de que su Carlitos me embarazada.

Así dicen los viejos.

Después están consintiendo los nietos.

De eso no te preocupes.

No siempre. Vamos, Bárbara.

No creo que mi mamá

vaya a ser de esas abuelas.

¡Ay, no! Ya,

ya. Mucho drama para una tarde.

Mejor me voy a buscar a Alex.

La vida es para pasarla bien.

Ahí nos vemos.

Ya casi termino lo de mate.

¿Me puedo quedar a platicar con vos

un rato?

Solo un rato.

Quiero terminar

las otras tareas de mañana.

Es que a mí sí me interesa saber

cómo te va con tu abuela.

Estamos mal.

Si por mí fuera, me iría con mis papás.

Ay, chulita, Pues te quedarás esperando.

Ya ves que ahora cuesta un montón

irse al norte.

Sí, vos

dicen que mucha gente no llega hasta allá.

Eso lo tenés que pensar bien.

¿Y entonces qué pasó con tu abuela?

¿Que dijo cuando supo que no

estás embarazada?

Pues de la cólera.

Le preguntó al doctor

si me hacía otro examen. ¿Otro?

¿Para qué?

Quería saber si soy virgen.

Ala, esa tu abuela.

Pero el doctor le dijo

que eso era algo personal y que yo no

tenía que estar demostrando si era virgen

o no, A la que buena onda ese doctor.

¿Pero ya no sos virgen, verdad vos?

¿Como que no escuchaste, verdad?

Eso es personal.

Es algo mío.

Pero con la Bárbara pensamos que no,

porque el Carlos se pasa todas sus chavas.

Pues eso no es tan importante.

Además,

el doctor nos dijo que la virginidad

no es lo que le da valor a las mujeres.

¿Y qué dijo tu abuela?

Ella estaba conmovida.

No sé si le puso atención.

¿Y entonces te preguntó de quién

es la prueba?

¿Y vos qué le contestaste?

Que no se lo iba a decir.

A estar bien enojada. Pues un poco.

Aunque ella sabe que debió creerme.

Los adultos siempre piensan que mentimos.

¿Y vos cómo vas? Fíjate

que siento náuseas.

No me dan ganas de comer. Verónica.

¿Y entonces qué vas a hacer?

No sé.

Mi mamá como que está sospechando algo.

Y si le decís de una vez

es que se va a enojar.

De todos modos, va a llegar el día

en que se te va a notar.

Pero tengo mucho miedo.

Yo esperaba que Eduardo viniera por mí.

¿Y qué pasó con él?

Lo he llamado y nada.

Aunque él vaya a venir.

Tenés que pensar en qué vas a hacer vos.

Si yo sé, Lucía.

Le voy a contar de una vez a mi mamá

que a ver cómo me va.

Yo sé que es duro,

pero creo que es lo mejor.

Acompáñame, Lucía.

Ahorita mi mamá ya llegó a la casa

y yo sola no me animo.

¡Ay Dios!

Solo porque las dos estamos de cierta

forma metidas en este lío.

No te voy a dejar sola. Ver.

¡Mamá!

¡Mamá!

¿Qué pasó?

¿No ves que estoy ocupada? ¡Mamá!

Tengo algo que decirle.

Apúrate. Háblame de una vez. Es que.

Es que estoy embarazada.

¡Qué voz! ¿Qué?

¿Es una broma?

No, mamá, de verdad estoy embarazada.

¿Cuántas veces te lo dije, Verónica?

Te lo dije.

Que si salías con una panza,

te ibas de la casa.

Doña Rosa.

No te metas, Lucía. Esto es con mi hija.

Perdóname, mamá.

¡Fuera!

Fuera de esta casa sos una cualquiera.

Pero, mamá. Váyanse las dos.

No las quiero en mi casa.

¿Y olvidaste que tenés madre?

Toma mi mano.

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