Doña Marta y Doña Esperanza se preparan para llevar a Verónica al hospital, mientras que los patojos llegan a San Juan Renacimiento con la Antorcha y la pasan muy bien. El lugar se llena de alegría, pero algo grave está por ocurrir.
Toma mi mano.
Verónica, te hice un tecito
para que te calmes.
Vamos a ver qué hacemos.
Pero tú tienes que estar tranquila por ti
y por el bebé.
Gracias, doña Marta.
Quédate acostada.
Mejor del lado izquierdo.
Vaya que vivimos cerca.
Doña Marta.
¡Mire qué susto me dio esta niña!
Pero ya está mejor, doña Esperanza,
que me iba a imaginar
que era ella la que está embarazada.
Bueno, ahora hay que apoyarla
y ver para adelante.
¿Se va a poner bien, verdad?
Yo pienso que sí, pero es mejor llevarla
de una vez al hospital.
¿Y por qué sangró doña Marta? ¿Lucía?
Esas cosas no se preguntan.
No tenga pena, doña Esperanza.
Es mejor que lo sepa. Sí, doña Marta.
Yo también quiero saber.
Puede pasar por muchas razones.
Si es poca sangre, quizá
sea por una infección.
Pero en mi caso también puede ser
porque eres muy joven.
Tu cuerpo todavía está en desarrollo
y el riesgo es mayor.
¿Y riesgo de qué?
Podría
ser una amenaza de aborto espontáneo.
Ay, doña Marta, No nos asuste.
No nos alarmemos.
Tal vez es algo sencillo, pero eso no lo
tiene que decir un doctor.
Como ya le paró la hemorragia,
vamos a esperar a Rogelio
para que nos lleve al hospital.
¡Ay, doña Marta!
Yo voy a ir a buscar a doña Rosa.
Ella tiene que saber
lo que está pasando con Verónica.
No, doña Esperanza.
Ella está muy enojada conmigo. Yo.
Ya. Mi hija.
Cálmate.
Esto es muy difícil para ti
y para tus papás.
Pero doña Esperanza tiene razón.
Tu mamá tiene que saber
lo que está pasando.
Y no te preocupes, no va a pasar nada.
Lo más que puede pasar
es que me diga lo mismo que a ti.
Pero nosotras no te vamos a dejar sola.
¿Verdad, doña Marta? Así es.
Te vamos a acompañar
hasta que esto se resuelva.
Gracias.
Y hay que empezar a comer mejor, mija.
Más hierbitas, Macu y acelga. Espinaca.
Y eso ayuda a tener fuerza.
Te ves muy pálida.
Doña Marta tiene razón.
Nada de comida chatarra ni gaseosas.
Eso siempre pasan tragando ustedes.
Pero es lo más fácil.
Pero no lo
más sano. ¿Estás durmiendo bien?
En los días que ha estado en la casa
se ha desvelado mucho.
Me imagino que por la preocupación.
Además, ha estado muy triste
porque su mamá la sacó de la casa.
Ya ven lo que provoca ocultar las cosas.
De todas maneras, tarde o temprano se
iba a saber que Verónica está embarazada.
Es que da miedo.
Mire todo lo que ha pasado Lucía por
ayudarme y ahora yo por decir la verdad.
Mi mamá me sacó de la casa.
Yo te entiendo, mi niña,
pero es mejor decir la verdad.
Ah, pero a la única que juzgan
es a la embarazada.
¿Y los chavos? Qué bien.
Gracias. De ellos no dicen nada.
Bueno, por eso es que de hoy en adelante
vamos a hacer las cosas como se debe.
Sí, doña Marta,
Yo quiero cuidarme y ser una buena mamá.
Pero yo no
quiero que Lucía siga tu ejemplo.
No se preocupe, doña Esperanza.
Ella me dijo tantas veces que me cuidara.
Pero yo me confié.
Pues ahora, Verónica,
debes aprender de esta experiencia
para que no te vuelva a pasar.
Es un reto, Verónica.
Saldrás adelante y vas a ver.
Llamemos a tu mamá. No, doña Marta.
Mi mamá es muy dura
y no creo que me conteste.
Ah, pues yo voy a ir a buscarla en
lo que ustedes se adelantan con Rogelio.
Solo va a perder su tiempo, pero
no hay peor lucha que la que no se hace.
Además, es nuestra obligación
avisarle a tu mamá.
Gracias, doña Marta.
Qué bueno que hay personas como usted.
Bueno, primero
vamos a ver qué nos dicen en el hospital.
Pero lo más seguro es que guarde reposo
por unos días.
Yo le voy a dar copias de las tareas
para que se ponga al día.
Y cuando ya lleves
bien tu control, a cuidarte mucho.
Y no vayas a tomar por tu cuenta ninguna
medicina, solo las que te diga un médico.
Ay, en mis tiempos que tus cuidados.
De nada.
Uno tenía los hijos como diez.
Pero ahora ya no es así.
Verónica me avisas
cualquier molestia que sientas.
Si te dan dolores de cabeza,
se te hinchan los pies o la cara,
si te mareas o si te da fiebre.
Doña Martha, con todo eso
es de pensar muy bien tener hijos.
No es para tanto.
Lo que pasa es que Verónica
es muy jovencita
y su embarazo puede ser de alto riesgo,
pero con los cuidados necesarios
todo va a salir bien.
Ya viste por qué yo estaba tan preocupada.
Lucía. Vaya que Angelito es varón.
No tengo que estar pasando
penas ni cuidándolo como vos.
No, doña Esperanza, también a los varones
hay que cuidarlos.
Ahorita es cuando tiene que hablar
con Ángel, porque empieza su adolescencia
y su curiosidad.
¿No está exagerando, doña Marta?
Un varón tiene la misma responsabilidad
con su cuerpo que una mujer.
Y es mejor que se lo explique
usted y no que lo aprenda en la calle
de una manera equivocada.
Ay, no me la ponga difícil, doña Marta.
No se preocupe. Estoy aquí para apoyarla.
Pero ahora preparémonos, porque tenemos
que estar listas cuando venga Rogelio.
Sí, que las lleve al hospital de una vez.
Y yo me voy a traer a doña Rosa.
Toma mi mano.
Tanto ensayo de la banda me dio hambre.
Lo bueno es que ya terminamos.
Apúrate, Vamos a comer algo.
Donde doña Candy.
Buenas, doña Cande.
Buenas tardes. Patojos.
¿Cómo les fue en el ensayo? Bien.
Nos da dos jugos bien fríos, por favor.
También dos panes con frijol.
¿Cuánto es?
Son ocho quetzales cada uno.
Y ahorita regreso con los panes.
Me cuidan la tienda un rato.
Vaya, doña Candy.
Ya estás más afinada con la lira. Vos Sí.
Estas ampollas son el sacrificio
del esfuerzo que le pongo a la música.
Solo cuento dos. Sí, eso es bien fácil.
¿Cómo voy a hacer otro plan de Sapito
Heredia?
¿Te la pasas?
Es trompeta, no Victoria.
Ay, lo que sea.
Lo mejor es que acá en la capital
vamos a competir en el concurso de bandas
interdepartamentales.
Hay que poner en alto
la banda de San Juan.
A ver, dale.
Veamos cómo
suena la trompeta en tu trompita
jajajajajaja.
A ver, pues con estos artistas
voy a tener más clientes.
Aproveche doña Cande
porque después le vamos a salir caros.
Solo por eso yo
les voy a invitar el refresco.
Y mejor si también la champurrado. Mmm.
Con razón decís que me van a salir caros,
angelito, pero les voy a dar su gusto.
Por eso no la cambiamos.
Doña Candy.
¡Ah, caramba!
¡A Bravo!
Estos son los buenos músicos de San Juan.
Ahí vamos, mejorando cada día.
Pues se oye
bien. Patojos. Híjole, ya es tarde.
Me tengo que ir.
Silvia, no olvides que dijiste que
me ibas a ayudar con la tarea de mañana.
Tengo memoria de elefante.
Ahí te la llevo.
Adiós, ángel.
Me saludas a tu abuelita Esperanza
y a Lucía.
Gracias, Rogelio.
Nos vemos. Y contame. Rogelio.
¿Qué pasó con Ruth?
Ayer la vi bien
rara después de que habló contigo.
¿Ella no te contó nada?
No, pero tú me lo vas a contar
mientras me invitas a algo.
¿Y que quieres?
Un licuado de fresa y un pan con jamón.
Doña Cande. Buenas tardes.
Dos licuados de fresa
y dos panes con jamón, porfa.
Buenas tardes, Rogelio.
En ningún momento se los traigo patojos.
Y te vas a comer otro pan.
Silvia.
¿Qué le digo?
Es que estoy en crecimiento.
Ahorita vengo.
¿Así que en qué nota cerrar a tu hermana?
Le vi como corazoncitos
revoloteando en la cabeza.
Pues es que me dijo que me quería mucho.
¿O sea que ya son novios?
La verdad, no sé.
No se lo he pedido.
¿Pero qué crees que me va a decir?
Mi hermana está muy confundida.
Pero tú le gustas desde hace mucho tiempo.
Quiero pedirle que sea mi novia.
Qué chilero
que ustedes vayan a ser novios.
Pero a mi mamá y al tío Antonio
no les va a gustar la idea.
¿Y eso por qué?
Porque nos cuidan mucho a mí y a Ruth.
¿Tu mamá es sobreprotectora con ustedes?
Sí, sobre todo con Ruth, que la cuida
para que siempre le entregue su sueldo.
¿O sea que a tu mamá le tendría
que dar algún regalo especial?
Más que especial.
Tiene que ser algo así
como una joya de esas carísimas.
Entonces está complicado.
Más complicado será
convencer al tío Antonio.
¿Por qué?
Ay, mi tío es muy celoso con las dos.
Y especialmente con Ruth.
Don Antonio debe ser celoso
porque las ve como sus hijas.
Yo qué sé.
Pero no te he visto. Que la cela
un montón.
Hasta con sus amigas.
Entonces sí la cuida demasiado.
Con decirte que a mi hermana
le dice mi Sweety que no sé qué significa.
Y a mí me dice que soy su niña.
¿Y Ruth qué dice? Nada.
Solo se pone verde
cuando escucha mi Sweety del tío Antonio.
Bueno, aquí están los panes
y los licuados recién salidos.
¡Ay, que tiene doña Cande! Gracias.
De nada, patojos. Pues sí. Contame.
¿Y cómo le vas a decir a Ruth
que sean novios?
De una forma muy especial.
Pero tiene que ser sorpresa.
Me encantan las sorpresas. Yo te ayudo.
Eso es lo que quiero.
Porque ya tengo una idea. ¿Qué es?
Necesito que el viernes
la lleves al parque
sin que sospeche que la estoy esperando.
Eso es bien fácil.
¿Qué más quieres que haga?
Yo las voy a esperar en la fuente.
Y cuando se sienten, me acerco y tú
te despides para dejarnos solos.
¿Y vas a hacer que me vaya?
Quédate por ahí cerquita
para ver la sorpresa que le tengo.
Contame algo de la sorpresa.
Solo te digo que va a ser algo musical.
Yo soy buena para cantar, pero si te
quedas va a sospechar que estaba planeado.
Eso sí es cierto.
Tu hermana es el
amor de mi vida y no la voy a perder
por nada, te lo aseguro.
Qué romántico.
Algún día quiero encontrar a alguien
que me quiera como tú.
¿Quieres a mi hermana?
Mmm.
¿Sigues esperando a tu príncipe Azul?
Azul, verde.
Y no me importa qué color sea.
Lo importante es que sea tan bueno
como tú.
Ay, Silvia.
Toma mi mano.
Así mejor me.
Tiki tiki. Tiki. Tiki. Tiki.
Samba.
Vamos, muchacho.
Solo dos cuadras más
y llegamos al parque del pueblo.
Ya falta poco, muchacho.
Démosle con todos. Alex.
¿Cómo vas? ¿Te ayudo con la antorcha
a mano?
Sí. Vos, panqué, Que buena onda.
Démosle con todo, muchachos.
Miren los 400 de la escuela.
Nos están alcanzando, muchachos.
¡Vamos, vamos!
Levanta la antorcha panqueque para que
la gente lea el fuego de la independencia.
Cuando entremos al parque.
Muchachos.
Me adelanté con la
viruela y hay un montón de gente que nos
está esperando en el parque.
Acostúmbrense, muchachos.
Así va a ser cuando ganemos el campeonato
con el Renacimiento Juniors.
¿Se siente bien? Chilero. Vamos, Diego.
Cabal, mano.
¡Viva Guatemala!
¡Vamos, vamos,
vamos!
Media cuadra nada más, muchachos. Démosle.
Es el último jalón.
Bienvenidos, jóvenes.
Viva el juego, papito.
¡Alex!
¡Alex!
Bienvenido, Alex.
¡Lucía!
No me abraces. Vengo todo sudado.
No importa. Felicitaciones. Toma una.
Tu bolsa de agua.
Gracias. ¿Cómo estuvo el camino?
¿Todo bien? ¿Lucía todo bien?
Bien. Cansada.
No es para menos.
Los esperábamos hace media hora.
Veníamos lento porque otras antorchas
traían un poco de choya.
Pero ya llegamos.
Al menos mi abuelita
me dio permiso para venir a encontrarlos.
Qué bueno, Lucía.
¿No viste a Bárbara por acá?
No desde el mediodía que fue al instituto.
No la he visto para nada.
Muchachos, acérquense por acá.
Aquí hay unos frescos
para que recuperen energías.
Vamos, Lucía.
¡Diego! Panqueques.
Vamos todos para allá.
Hay que celebrar desde ya.
Mañana
es un día de fiesta en todo el país.
Sí, profe Cruz.
En todo el camino no dejamos de encontrar
celebraciones y antorchas.
Pero nuestro grupo era de los más grandes.
Así es, patojos.
Con esas actividades
debemos promover la unidad en el pueblo.
Es verdad, profe.
Mire, hay gente de todo el pueblo aquí.
Celebrar el 15 de septiembre.
Se trata de eso, de unidad.
Recuerden que lo más importante de un país
es la gente que viva
el 15 de septiembre.
Que venga el sol.
A todos.
¿Sabían por qué se corre con antorchas
los 14 de septiembre?
Eso es fácil.
Don Cruz es la antorcha olímpica.
Puesta en el centro.
Esa es otra Antorcha panqueque.
Esta es la Antorcha de la Independencia.
Cuéntenos, profe.
¿Por qué se corre con las antorchas?
La antorcha representa el recorrido
que hicieron varios jinetes a todo galope
para llevar la noticia de la independencia
por toda Centroamérica.
Entonces nosotros llevamos la noticia
a todos que debemos trabajar juntos
por este país,
un país en donde queremos vivir en paz.
¿Vos Lucía, que no me vas a saludar, eh?
¡Y Hola! ¿Cómo te fue?
Es que no te vi llegar con todos.
Sí, me fijé que fuiste directo a saludar
a todos los corredores.
O más bien saliste a abrazar a este Alex.
Calma allá, Carlos.
Acá nadie quiere clavos. Vos
no te metas, Alex.
Lucía, vení, vamos a hablar a mi casa.
Hablemos mañana.
No me puedo tardar mucho.
Mi abuela me está esperando en la casa.
Te dije que vamos a hablar.
¿Te venís ahorita conmigo?
Soltame, Carlos. De verdad no puedo.
Si querés platicamos mañana
que no hay clases.
¿Sabes qué?
Cuando tengas ganas de hablar conmigo,
me buscas.
No sé qué te crees y no tengo ganas
de perder el tiempo con vos.
Carlos, no te enojes. Espérate.
Deja que se vaya
ese majes. Bien, cobarde.
Déjalo solo. Está celoso.
Ya se le va a pasar.
¿Vos, Lucía y el Carlos
te trata siempre así de feo?
¿Por qué decís eso?
No es la primera vez que veo que se porta
así con vos.
Te habla mal y hasta te calumnia.
Es que es muy celoso.
No lo hace por maldad.
Si vos anduvieras conmigo, jamás
te trataría así de mal.
¿Y cómo me tratarías?
No sé.
Es como lo que sos.
Una chava que merece respeto.
Alex, no sigas, por favor. ¿Pero por qué?
Porque vos no andas conmigo.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
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