Toma Mi Mano USA

Episodio 67: Lugar prohibido

Episode Summary

El instituto fue saqueado y Carlos culpa a Alex y al Diablo del robo. Esperanza llega al prostíbulo en búsqueda de Ángel y pide a gritos que la dejen entrar ¿Podrá evitar lo peor? ¿Reaccionará Ángel ante tal situación?

Episode Transcription

Es el momento de empezar de nuevo juntos.

Volver a nacer.

Toma mi mano.

Este pudiera ser.

¿Quién es? Claro.

Luego regrese a mi oficina, por favor.

Gracias.

Permiso.

¿Quién me busca?

Mariana. Un señor. Está en recepción.

Gracias.

Buenas.

Don Jefferson Orellana.

Sí, soy yo. Mucho gusto.

Aquí.

Visitando los de Paz Credit

que han tratado de comunicarse con usted

durante la última semana

pero no han recibido respuesta. Sí.

Lo que pasa es que andaba de viaje.

Pero tiene el mismo número. Sí,

es el mismo.

Bueno, le traigo una notificación de cobro

por el incumplí

y miento de pago

con relación a la compra de una moto.

Pero fíjese, don Jefferson,

que la empresa

no quiere que manche su crédito.

Por eso le da la oportunidad

para que lleguen a un convenio.

Pero es urgente que llame o se presente

a las oficinas de Fast Credit.

Sí, claro.

Me interesa llegar a un acuerdo de pago.

Muy bien.

¿Va a llegar o nos llama?

Voy a llamar hoy en la tarde.

Yo lo voy a notificar al área de cobros

para que le puedan dar las opciones.

Gracias.

Solo lo voy a molestar

con su firma de recepción

de la notificación de cobro

y número de DNI, por favor.

Que tenga un buen día.

Gracias igual para usted.

¿Mañana

puedo pasar a la oficina de la licenciada?

Creo que sí.

Le voy a preguntar.

Licenciada.

Jefferson pregunta si puede pasar.

Que pases, dice.

Gracias.

Permiso. Itzel.

Adelante.

Voy a necesitar que haga un listado

del equipo

que hace falta para cada uno

de los departamentos de la empresa.

Muy bien.

Tome en cuenta todas las áreas.

Aunque al principio

solo estemos nosotros dos.

Pero que estén

todas las computadoras que se necesiten.

Entendido. Voy a hacer el listado.

Michelle.

¿Puedo contarle algo? Dígame.

Bueno, yo le conté que vendí la moto,

pero no he terminado de pagarla.

¿Y la persona a la que se la vendió

no asumió la deuda?

No, es que.

La verdad.

Hice un préstamo

para poder comprar al contado.

Pero debo todavía parte del dinero.

Ay, Jefferson.

Y usted se dio cuenta

que tenía que seguir pagando ese dinero

aunque se quedara sin moto.

¿O cómo pensó

que iba a resolver lo del resto del pago?

Solo pensé.

Jefferson, no se pueden tomar

las decisiones así a lo loco.

Disculpe que se lo diga, pero.

¿Dónde está su sentido de responsabilidad?

Es que estaba desesperado.

En una situación de crisis

es cuando más se debe guardar la calma

para tomar la mejor decisión.

No solo en su vida

personal, también en el trabajo.

Tiene razón.

Pero ahora tengo que ver cómo resuelvo

esto.

¿Y qué le dijo el cobrador?

Que me comunique para hacer un acuerdo

de pago de las cuotas pendientes.

Mire, Jefferson,

yo he tratado de comprender

por todo lo que usted ha pasado

las últimas semanas.

Es más,

ni siquiera comentar que delante de mí,

la policía llegó a traerlo a su casa.

Y se lo agradezco.

Pero no confunda las cosas.

Imagínese

que tuviera un jefe poco tolerante.

¿Qué pasaría?

Comprendo lo que dice.

Usted se ha ganado esta oportunidad.

Pero si da un paso en falso, tira

por los suelos todo lo que ha trabajado.

Yo voy a arreglar esta situación,

se lo aseguro.

Se da cuenta

que cada vez que ha tenido un problema,

siempre dice lo mismo

que lo va a resolver.

Jefferson, cuidado con las decisiones

que está tomando.

Está molesta conmigo.

Yo aprecio y valoro sus capacidades,

pero no es

la primera vez que se mete en problemas

serios.

¿Y sabe cuál ha sido su error? ¿Cuál?

Que no busque ayuda.

Se encierra en sus problemas

y pretende arreglar las cosas

solo con lo que usted cree correcto.

Al menos ese es mi punto de vista.

La verdad tiene razón. ¿Y por qué lo hace?

Es que no me gusta hablar

de las cosas que me pasan.

Todos pasamos por malos momentos.

Y mucho de eso

está fuera de nuestras manos.

Eso es cierto.

Usted tiene tantas personas

a su alrededor.

Su esposa, su hija, su familia.

Es capitán del equipo. No está solo.

Entiendo lo que me dice él,

pero me parece que no.

Y por eso he decidido posponer

el nombramiento para que usted sea

nuestro representante

en la sucursal de San Juan, Renacimiento.

Toma mi mano.

Muchachos, por favor,

no toquen los vidrios rotos.

Tiene que venir la policía

para ver cómo encontramos esto.

Ya viste, Diego.

Te dije que no los movieras.

Yo solo quería

ayudar a limpiar el tiradero. Alex.

Mejor no movamos nada.

Ponete la escoba en aquella esquina.

Porfa, Diego.

Permiso. Permiso.

Profe Esteban.

Don Cruz,

Gracias por haber venido tan rápido.

Como usted

es el presidente del consejo de vecinos.

Pensé que sería bueno que todos ustedes

estuvieran enterados.

No tenga pena, profe.

Al contrario.

Qué bueno que me llamó.

Es una desgracia lo del robo.

Pero,

por favor, cuénteme qué fue lo que pasó.

Pues ayer cerramos el salón con llave,

como todos los días.

Y hoy,

cuando vine, la puerta seguía con llave.

Pero me fijé que varios vidrios

estaban rotos.

Seguramente se metieron por la ventana

porque vieron que no había balcón.

Eso pensamos nosotros también, Profe Cruz.

Aquí habían varias computadoras

casi nuevas.

Eran 15,

pero solo alcanzaron a llevarse nueve

con todo

y los teclados, nueve computadoras.

Sospechamos que los ladrones se treparon

por alguno de los muros.

Debieron ser varios

para cargar todo ese equipo.

Esto es un problema muy grave

para la comunidad, Don Cruz.

Estoy de acuerdo con usted, profe Esteban.

Pero ya llamaron a la policía.

Ya los llamamos Don Cruz.

Yo digo que fue una banda de asaltantes.

Qué mente tan brillante tenés vos, Diego.

Tranquilo vos, Carlos. No te burles.

Esto es cosa seria.

¿Saben qué?

Aquí todos sabemos quién es el responsable

de los robos y extorsiones en el pueblo.

¿Verdad?

Muchachos, dejemos que sea la policía

la que busque a los responsables.

¿Y vos, Alex? ¿Por? Porque tan calladito.

Mira, Carlos, ya me tenés harto.

Si me querés decir algo,

decilo de una vez.

Pero en mi cara.

A mí se me hace que vos

fuiste parte en el robo.

¿Y sabes

a dónde se llevaron las computadoras?

¿A vos te consta para decir eso?

Vos y tu hermano son los culpables

de todo lo malo que pasa en San Juan.

Andate a la mierda, patojos.

Te voy a romper el hocico por bocón.

¿Vos y cuántos más?

No necesito a nadie

para darte una buena pateada.

Venite, pues, ladrón.

Alex. ¡Carlos! Ya estuvo bueno.

Yo no voy a dejar que el Carlos

me acuse de algo que yo no hice.

Aquí nadie puede acusar a nadie.

Vamos a esperar a lo que diga la policía.

Así que se calman los dos.

Esa no es manera de resolver las cosas.

Alex.

¿Para dónde vas?

Ya oíste al director.

No quiere problemas.

Pero no dijo que te fueras.

Ya me cansé de todo esto.

Creo que hasta los maestros

han de pensar igual que el Carlos.

No, Alex, vos les has demostrado a todos

que sos diferente a Gabriel.

No dejes de estudiar.

A la gente no le interesa si soy

buen estudiante o un gran deportista.

Para todo el pueblo

solo soy el hermano del diablo.

Nos vemos.

Lucía. Alex.

Alex. Mi Lucy. ¿Qué te pasa?

Deja que se vaya ese ladrón.

No le digas así, Carlos.

Yo hablo como quiera.

¿Qué pasó, muchachos? ¿Y Alex?

¿A dónde va?

Se fue porque van a creer que él

tuvo que ver con el robo.

Y dice que ya no va a estudiar.

Sí. Si fue,

es porque algo tiene que esconder.

Entenderlo.

Lucía. Alex es igual que su hermano.

Ya cállate, Carlos.

¿Y sabes qué?

No quiero escuchar más mentiras.

La verdad duele.

Verdad, Mi Lucy.

Carlos, no tenés

ninguna prueba en contra de Alex.

Así que deja de estar acusándolo

de algo que no te consta.

Por favor, Don Cruz.

Usted sabe que la pandilla de Gabriel

hace estas cosas y más.

Eso es. Gabriel. No, Alex.

¿Y qué sabe usted

si Alex ya está metido en todo eso?

Alex no se metería en esos clavos.

Pues yo digo que el Alex es

igual que el diablo.

Y tarde o temprano

todos me van a dar la razón.

¿Por qué decís eso? Alex es tu amigo.

Ya no sabe que mi mamá también

la están molestando en el mercado.

El Alex ha de estar metido en eso también.

Por esas acusaciones.

Alex ya no está entrenando con el equipo

y ahora ya no quiere seguir estudiando.

Mejor así, profe.

Una lacra menos en el equipo

y en el pueblo.

¿No es así, Carlos?

Y yo no quiero que Alex piense

que el único camino que le queda

es trabajar con el diablo.

Si no es que ya lo está haciendo.

Y ahorita esta computadora no la tiene.

Vos no podés hacer esas acusaciones,

patojo no tenés pruebas

de nada y sólo quien no conoce a Alex

diría algo así.

Él es un buen muchacho y yo creo en él.

Bueno, tal vez

usted va a tener su ganancia en esto.

Por eso lo defiende tanto. ¿Qué

dijiste, Carlos?

Vení para acá.

Toma mi mano.

Doña Concha.

Ya terminé.

Voy a aprovechar para irme temprano

ahorita, Esperancita.

Si necesitaba algo más.

Como siempre, se queda a tomarse

el cafecito conmigo. Mmm.

Es que fíjese que quiero ir a comprarle

zapatos, angelito para su clausura de 6.º.

¿De veras?

Si es así, no le quito más tiempo,

Solo que Raúl no está

y no tengo ahorita para pagarle.

No importa.

No se preocupe.

Bueno, Esperancita, váyase sin pena.

Que todo esté bien.

Uno, por favor.

Vos, Carlos. Este lugar No mucho.

Me gusta. Hoy

nada de eso, Ángel. Ponete pilas.

Pues yo estoy cumpliendo con lo que te

prometí.

Te traje el crisantemo dorado.

¿Vos?

Es que aquí parece de noche.

No te preocupes, te vas a sentir bien.

Mira, ahí viene la chava.

Hola, guapo.

Que bueno conocerte al fin.

Y ahora yo los dejo solitos.

No te preocupes,

mi Charly queda en buenas manos.

Hola, Verónica.

Doña Esperanza vino temprano. Sí, mija.

¿Y los patojos?

¿Lucía se acaba de ir a la tienda

y Ángel se fue

hace un rato a la casa de Erick,

a la casa de Erick? Mmm.

No me dijo nada.

Dejó dicho que regresaba

antes de que usted viniera.

Me imagino que no tardará mucho.

No, mejor lo voy a traer.

Total, es aquí nomás.

¿Tiene prisa, doña Esperanza?

Es que no le dije nada.

Pero lo voy a llevar a comprar su zapato

para la clausura.

Espéreme, yo la acompaño.

Así salgo un rato.

Vamos, Pues.

Erick.

Vengo por Ángel.

Doña Esperanza.

Este. Él está.

Está con un videojuego.

Haceme favor de llamarlo.

¿Es que vas ganando?

Decile que vine por él,

que ya nos vamos para la casa.

Ángel, tu abuelita te busca.

Vos, Ángel.

Ya ve, no quiere soltar el videojuego.

Erick. ¿Qué está pasando?

¡Ay, doña Esperanza!

¿Y ese milagro de verla por aquí?

Vengo a traer a Ángel.

Pero el muy chulo no quiere salir. ¡Ángel

Pero si él no está en la casa!

Pero Erick dice que no quiere salir.

¿Erick, decime por favor

qué está pasando aquí?

Es que.

¿Es que Qué?

Erick por favor, decime dónde está.

No sé.

Ángel me pidió favor de que si preguntaban

por él, yo dijera que vino a mi casa.

Esto no es gracioso, Erick.

Monito, No se nada.

Erick.

Ustedes son amigos.

¿Te tuvo que decir a dónde fue?

No hay esperanza.

Y yo le pregunté,

pero no me quiso decir a dónde iba.

¿Pero a dónde se pudo haber ido

ese patojo?

Tranquila, doña Esperanza.

¿Es que si le pasa algo,

qué le digo yo a sus papás?

¿Qué cuentas? ¿Les doy?

Y lo peligroso que se ha puesto el pueblo

hoy no.

¿Y a dónde más

voy a buscarlo si no tiene más amigos?

¡Ah! Yo me voy ahorita. ¡La policía!

Ay, doña Esperanza, qué pena con usted.

¿En qué le podemos ayudar?

Dígale a Lucía que me llame si él regresa

o si usted lo mira.

Por favor, doña Chica.

Vaya, doña Esperanza.

Yo le aviso.

Mejor no te vayas conmigo, Verónica.

Así como estás,

no me puedo arriesgar a que te pase algo.

¿Qué tenés ahí, Doña Esperanza?

No quería decirle

porque no estoy segura, pero.

¿Pero qué?

Doña Esperanza.

Creo que ya sé dónde puede estar Ángel.

¿Decime, Verónica, por favor, que sabes de

mi nieto?

Es que el día que me quedé sola

en la casa, entraron Ángel y Carlos.

Pensaron que estaban solos

y se pusieron a platicar.

¿Y que oíste?

Carlos le dijo que lo

iba a llevar al crisantemo dorado.

¿Cómo? Eso fue lo que oí.

¿Y si no está con Erick? Tal vez fue allí.

No puedo creer que mi niño esté

en ese lugar.

¿Sabes qué? Ándate para la casa, mija.

Ya me ayudaste bastante.

Ahorita mismo me voy a buscar a Ángel

y que Dios me ayude.

Señor, déjeme entrar, por favor.

¿Cómo se le ocurre, señora?

Este no es lugar para usted.

Que me deje entrar, le digo.

No, señora.

No puedo dejarle entrar a quedarme.

Relajo.

Los que están adentro

quieren su privacidad.

Mire, a mi nieto.

Lo trajeron a este lugar

y yo no me voy sin él.

¿Me entendió, señora?

Ya váyase.

No se atreva a tocarme. Él es un niño.

Y que yo sepa, estos lugares

no pueden entrar menores de edad

en lo que esta señora.

Aquí lo único seguro

es que la que no entra es usted.

¿Eso cree?

Ya me cansó con esa su risa de idiota.

O saca a mi nieto ahorita

o llamo a la policía y le voy a armar

un escándalo y hago que le cierren

esta cueva del demonio.

Eso sí se lo puedo asegurar.

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