Doña Esperanza está muy molesta con su nieto Ángel. Ruth está a punto de confesarle a Rogelio su mayor secreto, si no se contiene, ella podría acelerar una serie de acontecimientos inéditos en sus vidas.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Y eso que Esperanza
no está ayudándote con el oficio.
Concha.
Es que me dijo que necesitaba irse antes
y ya casi había terminado.
Tenía algo que hacer con sus nietos.
Ay, cuñadita, no hay que tener
esas consideraciones con la sirvienta,
porque después se vuelve carretilla.
No, Olga, Esperanza es muy atenta conmigo
y no la veo solo como trabajadora.
No me digas que la consideras tu amiga.
Es una buena persona.
La respeto y le tengo aprecio.
Pues no te confíes
porque puedes sacar las uñas.
Acordate
que siempre anda necesitada de dinero.
Por eso trabaja duro.
Estás defendiéndola sobre mí,
que soy tu familia.
Y por eso sus nietos,
que son lo problemas son.
¿Qué tienen que ver los niños en esto?
¿Niños?
Pero con unos alcances
que te vas de espaldas.
¿Y por qué lo decís?
¿Supiste que la tal Lucía anduvo
escondiendo una prueba de embarazo?
Cada quien con sus cosas.
No tenemos derecho a juzgarlas.
No me importaría si no anduviera
metiendo a mi Carlitos en sus líos.
Ya ves que el mocoso del ángel
se hace el inocentón.
Pero de eso nada.
Pero Olga.
¿Por qué hablas así del niño?
Me estaba contando Carlos, que se emociona
con revistas de mujeres desnudas.
Y también quisieron meter en ese problema
a mi muchachito.
Mira, yo no sé nada de eso.
Doña Esperanza me ayuda.
Lo hace bien y es muy trabajadora.
Y si hay algo en lo que yo pueda
echarle la mano, lo voy a hacer.
Pero en su vida no me meto. Pues allá tú.
A lo mejor hasta se
fue a trabajar a otro lado
y no a ver a sus nietos como te dijo.
Y como sos tan buena, le crees todo.
Ay, Ángel,
es que no entiendo cómo
pudiste entrar a un prostíbulo.
No sé en qué cabeza
cabe ir a un lugar como este.
Yo. Mira, Ángel, te juro que me dan ganas.
Ay, ya no sé ni de qué.
Mejor entra de una vez.
Abuelita.
¿Qué pasó?
Que ese novio tuyo llevó a tu hermano
a un prostíbulo.
Carlos Sí, Carlos.
¿Vos lo sabías y lo dejaste ir como crees?
Si yo no hubiera llegado a tiempo.
Ay, no quiero ni pensarlo.
No lo puedo creer.
Ángel.
Carlos lo llevó a ese lugar y lo dejó ahí.
Ángel. Carlos te llevó.
Es que yo. Ay, mejor no digas nada.
Encima de todo, pones a mentir a tu amigo
diciendo que estabas en su casa.
Vaya que doña Chica estaba ahí
y me dijo la verdad.
Ángel. ¿Cómo pudiste hacer eso?
¿Para eso? ¿Sí, verdad?
Para aprender malas mañas
se pintan, abuelita, Pero no pasó nada.
Qué fácil lo decís.
Esto no es una travesura de niños.
Esto es grave.
Lo bueno es que usted llegó a tiempo.
¿No, Lucía, No entendés?
Pero no pasó nada.
Ya lo dijo Ángel.
¿Y qué esperas que le aplauda al niño?
Sus gracias.
Estaba en un prostíbulo, no en el parque.
Yo sé que es grave, pero.
Entonces explíquele a él por qué.
Abuelita, yo sólo quería saber.
Otra vez con lo mismo. A ver. Pues. ¿Qué?
¿Qué quieren saber?
Pregunten, abuelita.
¿De qué le sirve todo lo que habla
con doña Marta?
A doña Marta no la metas en esto.
Ángel, mi hijo.
Vos estás muy pequeño
para ponerte en ese peligro.
¿Por qué dice Carlos que solo así
me voy a hacer hombre?
Esa no es la forma.
Tranquilícese, abuelita.
Con gritar no arregla nada.
¿Cómo querés que me tranquilice?
No sé ni cómo llegué hasta aquí.
Abuelita.
¿Pero qué tiene de malo?
Los hombres van a esos lugares.
Uno No confunda las cosas, Ángel.
Vos sos un niño.
Te arriesgaste a que te pudieran lastimar
o te pasara algo.
Y desde el momento
que le pediste a Erick que mintiera,
sabías que lo que hacías no estaba bien.
A él también
lo metiste en problemas con su mamá.
¿Y por qué no le habló de eso antes?
¿Y qué querías que le dijera a Ángel?
Avísame cuando querrás
ir a un lugar de esos.
¿Sabe qué?
Yo Mejor me voy a mi 4.º.
Y vos
también, Ángel. Mejor ándate a tu 4.º.
Todo era
tan fácil cuando eran chiquititos.
Los niños crecen, doña Esperanza.
Pero esto se pasó de la raya.
No es una travesura.
Tiene razón. Angelito estuvo en riesgo.
Imagínese que el niño
ya iba de camino con esa mujer.
Mire,
los patojos se dejan llevar de consejos
de otros patojos
que de repente no tienen quien los oriente
en su casa y no piensan que pueden correr
algún peligro.
Eso les dije yo.
Pero viera cómo están de contestona.
No se desanime, doña Esperanza.
A mí me tocó criar sola, Rogelio.
Y sé que a veces es difícil
hablar con ellos.
Entonces tengo que aplaudirle sus gracias.
No, Como usted dice,
hay reglas que cumplir.
Pero más que eso, tiene que explicarles
cómo esas acciones
afectarán su salud, su vida misma.
Le soy honesta.
No sé cómo.
Primero
oiga lo que ellos tienen que decir.
Ese es el primer paso. No los juzgue.
Escuche, ya me estoy cansando, doña Marta.
Y no cree que si le tuvieran más
confianza.
Ángel tal vez hubiera hablado con usted.
¿Qué? ¿Pensaba ir a ese lugar?
Eso no creo, Doña Esperanza.
Pero tal vez lo que usted le hubiera dicho
lo hubiera ayudado
a tomar una mejor decisión.
Es que hablar de eso, Doña Esperanza,
con lo que está pasando,
ya no puede darle tanta vuelta al asunto.
Esto es un llamado de atención para usted.
¿Este es el momento de hablar o
la situación se le puede ir de las manos?
Toma mi mano.
¿Qué tal tu día, Ruth?
Bien, doña Marta.
Gracias a la que encontramos ahorita
que veníamos, fue doña Esperanza.
Se ve algo preocupada. Sí, mi hija.
Ya sabes que nunca faltan los problemas.
Pero aquí estamos para ayudar.
Ya estoy listo, Ruth.
¿Nos vamos? Sí. Ajá.
¿Y a dónde van?
Rogelio
quiere que vayamos a ver una película.
¿Ya le cree mamá? Acompáñenos.
No, mi hijo. Como vas a creer.
Este tiempo es de ustedes.
¿Nos podemos quedar
y le hacemos compañía a doña Marta?
No, no te preocupes.
Salgan y pásenla bien.
Yo tengo cosas que hacer.
Bueno, Pero la próxima vez nos acompaña
y vamos a traer a Silvia.
Eso me parece.
Mira,
hay tres películas de estreno
y no sé cuál quiero ver.
Esa de terror. La de ser buena.
No, mejor una romántica.
Las de terror no me gusta.
Pero sí. Aquí estoy para cuidarte.
Que lindo.
Gracias. ¿Pero y si el miedoso eres tú
la que te va a cuidar?
Soy yo.
Bueno, lo importante es que nos cuidemos
el uno al otro.
Y como aquí la que manda es usted.
Miremos la película romántica.
Diga, joven.
Dos entradas para la sala dos, por favor.
Solo que la película inicia
en unos 30 minutos.
No hay pena.
Aquí tiene.
Que disfruten la función.
Hola, Rogelio. Qué gusto verte.
¿Cómo te va, Amalia?
Pues aquí, descansando un poco.
Tú te ves muy bien.
Gracias. Te presento a Ruth, mi novia.
Mucho gusto.
Igualmente.
Amalia es una compañera de la universidad.
Ay, pero qué bien se ven juntos.
Gracias, Amalia.
Bueno, ya empezar la función.
Qué bueno verte.
Bien, Rogelio.
Mucho gusto, Ruth. Que te vaya bien.
Todavía no me acostumbro
a que me presentes como tu novia.
A mí me gusta que todos lo sepan
y que vean que soy feliz.
Rogelio. ¿Qué va a decir la gente?
No van a decir nada.
Solo estoy pensando en mi novia.
No puedo.
Creo que si tú.
Me encanta verte con tus cachetitos rojos.
Mira, ya están
entrando a la sala. Pasa tú.
Yo voy por las aguas y los piropos.
Rogelio.
Rogelio, Por aquí.
No me he perdido de nada.
No, todavía están los anuncios.
Te traje una. Tu agua y.
Gracias, amor.
Me encanta escuchar cuando me dices amor.
¿Estás loco?
Pero así te quiera.
Ahora sí.
Ya va a empezar.
Qué bonita la película.
Todo lo que sufrieron los protagonistas.
No me gustó mucho el final.
No se quedaron juntos.
Eso pasó
porque él nunca le dijo la verdad.
Sí, fue un enredo de mentiras.
La sinceridad es muy importante
en una relación.
Eso sí.
Pero él no sabía cómo decirle. La verdad.
Y mira lo que pasó. Ella no lo perdonó.
Creo que la lección es que
cuando amas a alguien,
no se puede traicionar la confianza.
Por muy difícil
que sea lo que haya pasado.
Pero estoy seguro que nosotros.
Eso no nos va a pasar, Ruth.
¿Eso crees? Sí. Pero.
¿Por qué estás triste?
Solo es una película.
Es que pasan tantas cosas.
Uno por miedo.
A veces se equivoca, mi amor.
Eso nos pasa a todos.
Si se pudiera volver el tiempo atrás.
¿A qué viene eso?
La película me hizo pensar en tantas cosas
que pueden salir mal cuando callas.
Es lo mismo que mentir.
Y lo duro que puede ser decir la verdad.
Yo siempre te he hablado con la verdad.
Ya te hablé de la relación
que tuve hace años.
Sí, lo sé.
Es que. ¿Qué pasa?
Hoy quiero decirte algo,
pero no sé cómo hacerlo.
Solo dilo. Confía en mí, Ruth.
Tú eres muy bueno, Rogelio.
Tú me haces mejor persona.
Yo quiero decirte que.
¿Qué?
Tranquila,
que tienes amor.
Es que yo.
Te amo mucho, Rogelio.
Toma mi mano.
Alex.
Vos. Alex.
¡Ah! ¡Ah! ¿Qué onda, Diego?
No te había visto.
¿Andas en la luna o algo así?
¿Y qué onda? ¿Ya no llegaste al instituto?
Ya no me interesa eso.
Ya vas. Eso decís
porque ya ganaste el año.
Pero yo creo que perdí hasta recreo más.
¿Sabes qué estaba pensando?
¿Qué cosa?
Que en este pueblo entre más tenés,
más vales.
Y uno, como no tiene nada,
pues no vale ni rosca.
Bueno, eso sí es cierto.
Pos pero.
¿Y la beca
en la escuela de fútbol de Memín Funes?
No me digas que vas a dejar pasar
esa oportunidad.
No sé vos. Igual no he sabido nada.
A lo mejor sólo fue para quedar
bien con Don Cruz.
No creo. ¿Vos?
Y a todo esto. ¿Qué
haces aquí en el barrio?
Si vos vivís del otro lado del pueblo,
en la casa de Don Cruz,
me regresé a vivir a mi casa
con el Gabriel.
¿Y con quién más?
No es mi hermano. Pues también es mi casa.
Eso sí. ¿Pero por qué dejaste el equipo?
La verdad es que sí.
Te necesitamos, mano. ¿Ah, como vamos?
No creo que ganemos la liga.
A mí también me hace falta el fut. Pero.
¿Y entonces?
¿Pero vos sabés a quien
no puedo ver ni en pintura?
¿A quién? ¿Vos?
¿Al panqueque?
No, hombre.
Y entonces al pendejo del Carlos.
Es que solo lo miro
y me dan ganas de romperle el hocico.
Pero vos no le hagas caso a que él
solo hizo la mala obra de que te fueras.
Y la verdad juega de la patada.
Llegaste, hombre.
Si puedo llego el sábado al entreno.
Y el domingo al juego.
Anímate, mano.
Bueno, ya casi estamos cerca de tu casa.
¿Entraste
o te pegué? El diablo. Tu cara. Vos.
A la gran vos, Judas.
Y que pumas con esas cajas desde el resto
de las computadoras del instituto.
Te dije que las transas eran todas.
Las llevé a la capilla.
Pero ahí las probaron. Y solo siete
estaban buenas.
Y las demás ni encendieron.
Entonces las hubieras tirado
la miércoles a huevos.
Si esto no fue por el pito.
Tranquilo, diablo.
Mañana se lo lleva el chatarrero.
Si mañana están esas porquerías aquí.
Te las tiró en la cara
con calmantes, montes.
Yo creo que esas vainas todavía
tienen arreglo.
Nada, que las líneas.
Te digo.
¿Que onda, muchachos?
¿Que hacen?
Que un diablito regresó.
El hijo pródigo.
¿Ya vas aquí otra vez?
Que buena onda.
La familia tiene que estar unida.
¿Es ese vos, Judas?
¿Y qué tenés ahí en la mano?
Un teclado de computadora.
Simón, Déjame ver.
Ay, por la gran Gabriel.
Esas son las computadoras del instituto.
No tema líes, carnal.
Tranquiliza tu mente.
¿Cómo me voy a tranquilizar
si en el instituto me
están echando la culpa del robo?
¿A vos? ¿Y a vos Por qué?
Porque piensan que fuiste vos y que yo te
ayudé.
Mirá lo que me vengo a encontrar aquí.
Yo mejor me voy
antes que empiecen los gafos.
¿Sabes qué, Judas?
Llévate esas miércoles de una vez.
Déjalas en la calle.
Alguien se las va a llevar.
Está bueno. Diablo.
Pero está ahí.
Porque se metieron a robar al instituto.
Que mala onda, Gabriel. ¿Cómo chingados?
Mira el rollo Es así.
Nosotros imponemos la ley donde sea.
Que pura lata, Gabriel.
Así es el business carnal.
Vos todo lo que haces es para chingar.
Mejor no me hubiera regresado.
Ya estás aquí, carnalito.
Así que hacele.
Pues no.
Lo que voy a hacer
es irme y esta vez no regreso.
Pues fíjate que no te vas, Manu.
¿Qué? ¿Vos me vas a detener?
Te quedas aquí y no salís.
Y si no querés hacer caso, lo va a pagar
alguien más.
Deja tranquilo a Don Cruz.
Cruz me vale 20.
A ese viejo no lo quiere ni su mujer.
Pero puede ser una chinita de pelo largo.
¿De quién estás hablando?
No te hagas el loco.
Estoy hablando de la Lucía. Con Lucía.
No te metas.
Pizarrín.
Ya sabía que te llegas a Güiza.
Pues estás advertido.
Manu.
Toma mi mano.
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