Don Raúl pide ayuda a Jefferson pues va a perder la finca y se quedarán sin casa. El director del instituto les dice a Lucía y a Verónica algo que las perjudicará mucho sus planes. Esto pondrá en riesgo su estabilidad para el próximo año.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Ya llegamos, mi amor.
Ya llegamos.
¿A que juego quieres ir primero, Emma?
Mamá va solo que ahí
no podemos entrar contigo.
Desde aquí te vamos a ver.
Ya te vi.
Con cuidado, Emma.
¡Mira como corre rápido!
Va a ser una gran deportista. Uy, sí.
Nada que ver con su papá.
¿Como así?
¿Te estoy molestando, hombre?
Más te vale. Pues.
Y al fin.
¿Qué pensaste con lo de tu venta?
Pues ya quiero empezar a vender.
Pero ya ves que ayer me sentí un poco mal.
¿Te das cuenta por qué te digo que esperes
un poco más antes de empezar a vender?
Sí, Canche. Pero yo te quiero ayudar.
Mira que ya se me acabó la medicina
y no tenemos para comprar más.
¿Por?
No habías dicho
cuando se terminó el viernes a la gran.
Lo bueno es que ya esta semana pagan.
¿Y si le digo a mi mamá que me preste?
No solo para tu medicina,
yo se lo doy en unos días.
No, ya no quiero que pidas prestado.
No estoy de acuerdo con eso.
No te preocupes.
Todo va a estar bien.
Mejor contame esta semana que viene
tu jefa.
¿Verdad? Sí, Este miércoles en la tarde.
Ya solo ese día
vas a tener que ir a la capital. Sí.
Y me regreso con ella
en el carro de la oficina.
¿Y solo ustedes dos vienen?
No. También viene su hijo Pablo
y don Jorge.
¿Por qué estás celosa?
No, solo preguntaba.
Así pues, tranquila, se quita.
Sabes que solo a ti te quiero.
Además, ella es muy enojada.
Por eso no le hago caso.
Ya ves como somos, Jefferson.
Solo te estoy molestando, hombre.
Enojada, pero bien que le haces caso.
Es mi jefa. ¿Qué puedo hacer?
¿Pero sabes qué estaba pensando?
Que ahora que venga San Juan fijo.
Mi papá la va a conocer.
Pero no tienes que preocuparte por eso.
Tu papá no tiene
por qué meterse en tu trabajo.
Ay, Andrea. Tú sabes cómo es él.
La gata que me hizo el día que me vio
salir del hotel porque me vio con ella.
Y ahora que va a vivir en la colonia.
¿Cómo está eso del hotel?
No me habías contado.
Sí, te hablé de eso el día que vino Ixchel
y lo fui a encontrar.
¿Pero no me dijiste que tu papá
los vio en el hotel?
No. No.
¿Y por qué estabas con ella en el hotel?
Porque los acompañé. Que se instalaran.
¿Qué tiene de malo? Nada.
Pero no me contaste ni lo de tu papá.
Ay, mi amor, no seas malpensada.
No estaba haciendo nada malo.
Pues no hagas cosas buenas
que parezcan malas.
Bah, ya no me regañes.
Todo por hablar de higiene
y de que mi papá no la vaya a molestar.
Eso sí.
Pero él tiene que entender
que las mujeres también podemos trabajar
y que no solo existimos para tener hijos
o para ocuparnos de la casa.
Creo que él nunca va a entender eso.
Eso es problema de él.
Pero tú concéntrate en el trabajo
y en la oportunidad de quedar
a cargo de la sucursal.
Bueno,
solo que ahora está más difícil
que me den ese puesto.
¿Por qué no te lo había contado?
Pero y si él me dijo que por los problemas
en los que me he metido
está difícil que me den el puesto
como representante de la sucursal.
Ay, no puede ser Jefferson.
Bueno, que lo va a considerar,
pero ya me estoy haciendo la idea
de que no se va a poder.
No, Canche, no te pongas así.
Todo por lo bonito que he sido.
Es cierto, Te equivocaste.
Pero no es para que tú mismo te lastimes.
Gracias, mi amor.
Pero no sé
ni cómo me metí a tantos clavos.
Cualquiera hubiera hecho lo mismo.
Estabas desesperado y pues hiciste
lo primero que se te ocurrió.
Sí, Aunque no fue lo mejor.
Es cierto.
No fueron las mejores decisiones.
Pero lo hiciste para cubrir los gastos
y para que yo estuviera bien.
Ahora hay que hacerle frente y resolver.
Tienes razón, mi amor.
Esta es la oportunidad que buscabas.
No la dejes ir.
Gracias por animarme.
Te quiero, mi amor. Jefferson.
Jefferson es tu papá. Mira.
¿Y ahora que mosco le picó?
Voy a ver que le pasa.
Al fin que te encontré.
¡Chingado! ¿Qué le pasa a papá?
Ay, si te me vas a la finca patojo
ni para qué necesi to que me ayudes.
Pero ya, ahorita mismo va.
Pero tranquilícese, papá,
porque anda todo alterado.
Me quieren quitar la finca y si no me
ayudas hasta sin casa nos vamos a quedar.
Toma mi mano.
Bárbara.
¿Qué hacemos?
Verónica no reacciona.
Ya llamé a los bomberos.
¿Y si perdió al bebé?
¡Ay, Dios!
Amiga, Despertate.
¡Ah! ¿Qué pasa aquí?
Qué bueno que vino, señor bombero.
Nuestra amiga se desmayó
y está embarazada.
Déjeme revisarla.
¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene?
Se llama Verónica y tiene 15 años.
Lo siento, pero la señorita murió. No.
Gracias.
Lucía, Bárbara, Diego y Verónica.
Este ejercicio
se llama improvisación, muchachos.
Y así como se inventaron esta escena,
escribiremos su propia obra de teatro.
Nosotros
vamos a escribir la historia de la obra.
Y eso va a estar muy difícil
si trabajamos en equipo o no.
Ya lo verás, Diego.
Y si sacamos la obra de algún libro
también se puede.
Pero en este caso quiero que saquemos
la obra de sus propias experiencias,
de lo que se vive en el pueblo.
Pero si aquí no pasa nada.
En serio, Verónica.
Mira que tus compañeros
se basaron en tu experiencia.
Muchas niñas están en tu misma situación.
Por eso es tan interesante
mostrar todo lo que puede pasar.
Eso sí es verdad.
Muchachos. ¿Qué
les pareció la primera clase de teatro
con el profesor Guillermo Bianchi Lera?
Aunque yo no hablé mucho.
Así pasa en teatro.
Verónica.
Aunque no hablemos, podemos interpretar.
Gracias, profe Guillermo, por aceptar
el reto de apoyar a los patojos.
De nada, don Cruz, Estamos para servir.
Y ya les dije muchachos, díganme jejeje.
Pues démosle otro aplauso al profe Guille
en la clase.
Rogelio contales a los muchachos
el horario de las clases de teatro.
Rogelio.
Disculpe, profe, estaba distraído.
Parece que te pegó fuerte el amor.
Y gracias a Dios.
Bueno, bueno, bueno.
Como les habíamos dicho, el profe Guille
viene de la capital de la Escuela
de Artes Escénicas y va a estar aquí
todos los domingos en las tardes.
El reto es presentar
por lo menos una obra antes de fin de año.
Con estas obras
queremos escuchar la voz de los jóvenes,
lo que piensan, sus problemas,
sus metas para el futuro.
¿Verdad, profe Guille? Así es.
Por eso las obras tienen que salir de
ustedes mismos.
Así que piensen qué les gustaría
decir en la obra.
Y trae sus ideas para el otro domingo.
Hasta las más raras.
Si el de las ideas raras aquí
es el Diego que tenía que ser la bárbaro.
Tranquilo, Diego.
Acá todos te queremos.
Bueno, pa todos.
Gracias por venir. Y a usted
también, profe Guille.
No es nada.
Nos vemos el próximo domingo.
Hasta la próxima.
Rogelio, gracias por apoyarnos.
A la próxima
le voy a pedir a Ruth que me acompañe.
Ella es una buena patoja y estoy seguro
que hasta nos echa la mano aquí también.
Eso es seguro.
Solo me preocupa que Alex no haya venido.
Pero no vive en su casa, profe. Ya no.
Hace unos días regresó con su hermano.
¿Será
por lo que Carlos le dijo? Puede ser.
En el instituto también quisieron culparlo
del robo de computadoras.
Mucha gente cree que fue Gabriel
y que Alex lo ayudó.
Con razón anda sacado de onda.
Alex es un buen patojo,
pero tener un hermano como Gabriel
lo tiene confundido.
¿Y si ya está metido en la pandilla del
diablo?
Ni pensarlo.
Es bueno.
Sería muy difícil que Alex saliera de eso.
Hay que hablar con él.
¿Será que aún está disponible
la beca en la escuela Memín Funes?
Eso es un hecho.
Tenemos que convencerlo para que acepte
y se vaya a la capital.
Sí, profe.
Con esa beca
seguro lo alejamos de Gabriel.
Solo espero que no sea demasiado tarde.
Don Cruz.
Don Cruz.
Lo llaman del instituto.
Tranquilo, Panqueque.
Respira.
Ahora sí. Contame qué pasó.
Dicen que aparecieron las computadoras
que se habían
robado.
Toma mi mano.
Patojas, levántense, que ya es hora.
Pues, Verónica, levántate. Mmm.
No puede ser.
Ya es lunes.
Todavía está oscuro.
¿Tomamos otro ratito?
Acuérdense que tienen que llegar
al instituto temprano
para que les den su certificado
y se inscriban de una vez.
Sí, abuelita.
Ya vamos.
Tomen.
Aquí hay auto listo y pancito.
Gracias, abuelita. Qué rico es.
¿Verdad? Sí, mija.
Pero apúrese, que el que madruga
Dios lo ayuda.
Mira ese parque Va ahí.
Lucía y Verónica les damos jalón.
¿Qué te pasa?
Solo mira los problemas en que te metes
la patoja.
Decí que la panzona es Verónica.
¿No, Lucía? No.
Ya no estuvieras aquí.
Pero mamá. ¿Qué te cuesta?
¿Si también van al instituto?
No, mijo, Les cae bien caminar.
Que hagan un poco de ejercicio.
Qué bueno que ya llegamos.
Y vos, Verónica,
Sentir que ya te pesa al bebé.
Pues un poco.
Mira quién viene ahí.
¿Qué tal, Patojas?
Bien. ¿Ya te dieron tu certificado? Sí.
Mira, las gané todas
y ya me confirmaron mi inscripción.
Qué buena onda.
Nosotras a eso vamos.
¿Y cuándo nos vemos?
Estás muy calladita.
Ahora no es buen momento, Carlos.
Tenemos prisa.
¿Verdad, Vero?
Pues sí. Hoy te pongo un mensaje.
Cuando tenga tiempo,
necesito preguntarte algunas cosas.
Carlos, apúrate,
que me tengo que ir al negocio.
Te llamo, mi amor. Adiós.
Espero que te vaya bien.
Este va a tener que decirme por qué
llevó a Ángel a ese prostíbulo.
Bueno, pero ahorita lo que venimos.
Lucía.
Ay, sí, Si vamos por los certificados.
Seño Claudia.
¿Cómo así
que no me va a dar mi certificado?
El director me dijo que necesita
hablar contigo, pero no entiendo de qué.
Espéralo un ratito.
Ya te va a atender.
Pues ni modo.
A ver qué me dice. Qué raro.
Si vos ganaste todas las clases.
No creo que sea porque estoy embarazada.
No, Verónica, Que yo sepa.
No pueden negarte que estudies por eso.
Si vos querés
estudiar, te tiene que aceptar ahí.
¿Entonces para qué me querrá hablar?
Tal vez te va a conseguir una beca
a Verónica.
Ya estás aquí. Pasa, por favor.
Señor Director.
Puede entrar. Lucía.
Las amigas inseparables.
Entra Tú también, pues.
¿Por qué no va a dejar que me inscriba?
Lo que pasa
es que tu embarazo ya va avanzado.
Sí, pero.
¿Qué tiene que ver con mi certificado
y mi inscripción?
Si no estoy mal.
Te faltan pocos meses
para que nazca tu bebé.
Sí, pero yo puedo seguir estudiando.
Si tu bebé nace empezando el ciclo
escolar, ya no podrás seguir estudiando.
Y sería tiempo perdido.
No valdría la pena inscribirte.
Pero, profe,
ahora es cuando más necesita estudiar.
Verónica,
vas a tener que cuidar a tu hijo.
¿A qué horas vas a estudiar?
Pues yo me imagino que me va a costar más,
pero Lucía me está ayudando.
Yo veo que no has considerado la
gran responsabilidad a la que te metiste,
profe Esteban.
Yo creo que en el instituto
pueden apoyar a Verónica de alguna manera.
Lo siento Lucía,
pero aquí no es guardería.
Es un centro educativo, Pero ella no le
está pidiendo que cuiden al bebé.
No seas irrespetuosa. ¿Saben qué pasa?
Es que en los casos de embarazo
que hemos tenido aquí,
los papás han decidido
retirar a sus hijas para evitar problemas.
Aquí está el resto de la papelería.
Profe Esteban.
Gracias, profesor.
Seño Claudia, ayúdeme.
Usted sabe que me he esforzado.
Quiero terminar mis estudios.
Y por ahora, Verónica no vive en su casa.
Y su mamá le dijo que viera qué hacía
porque no la va a apoyar.
Pues yo hablé con doña
Rosa, la llamé y le pedí que viniera.
Vino mi mamá.
Sí, le expliqué la situación
y estuvo de acuerdo en que no te reciba
para el otro año.
Ella entendió que puede ser un mal ejemplo
para las demás alumnas.
Mi mamá no puede hacerme esto.
Verónica tiene derecho a seguir estudiando
y usted tiene la obligación
de aceptarla.
Seño Claudia tiene razón.
¿Pero qué te pasa, Lucía?
Este no es tu problema.
A la que ya no vamos a recibir
es a Verónica. Sí.
Lucía, no te metas en problemas.
Disculpe que intervenga, profesor,
pero las niñas tienen razón. Sí.
Aquí les enseñamos a conocer sus derechos
humanos y ciudadanos y todo lo demás.
No podemos tratarlas así.
Mire, seño Claudia, lo que queremos
es prevenir estas situaciones.
Usted sabe que una manzana
podrida pudre a las demás.
No puedo creer lo que escucho.
Lamento informarle que lo
que usted está haciendo no está permitido.
Si la niña quiere seguir estudiando
y ganó sus clases, puede hacerlo.
Lo siento, profesora.
La autoridad aquí soy yo.
¿Y si digo que Verónica no sigue?
No sigue.
Ella tiene derecho a seguir estudiando.
Cálmate, Lucía.
Ya no voy a permitir
estas faltas de respeto.
A ti, Lucía, tampoco te voy a dar
la inscripción para el otro año.
No quiero a ninguna de las dos
en este instituto.
¡Fuera de aquí!
Toma mi mano.
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