Ruth le confiesa a Andrea el miedo que le da el simple hecho de imaginarse que Rogelio se dé cuenta de su secreto. Alex le rompe el corazón a Lucía tras decirle cosas que ella no esperaba ¿Lograrán sobreponerse?
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Hey, Carlos.
Yo no entiendo si hay tanta patoja
en San Juan, Renacimiento.
¿Por qué seguís con la nieta de Esperanza?
Es que ella es tan bonita.
Sí, muy bonita.
La patoja sirviendo de tapadera de esa.
Su amiga de Verónica.
Sí, para que nadie se diera cuenta
que estaba embarazada.
Pero de nada le sirvió.
Lo bueno es que Lucía no está embarazada.
Así me la estreno yo.
En lo que estás más estrenada
no se puede estar.
Va a ver que no.
Yo voy a ser el primero.
¿Y de que es para mí?
Es para mí.
Ay, Lucía, Cómo lo siento.
No te preocupes, Verónica.
El director no tiene derecho a negarnos
la inscripción.
¿Oíste lo que dijo la seño Claudia?
Yo sé que a ti no.
Pero en mi caso tal vez sí. No digas eso.
Recuérdate que ahora todo es diferente.
Estar embarazada no te impide estudiar.
Ay, Lucía.
Nos han enseñado que no nos pueden hacer
de menos por ningún motivo.
Pero la realidad es otra. ¡Uy!
Pero ustedes. ¿Qué les pasa?
Se les ve de un año.
El director nos dijo que no vamos a seguir
en el instituto el otro año.
Vos de plano, porque estás embarazada.
Pero vos lucía por Ni me digas.
Por defender a Verónica.
Pues sí, somos amigas.
Vos harías lo mismo por nosotras. ¿Verdad?
De plano que sí.
Aunque mis papás me dicen
que si yo saliera
embarazada ya no seguiría estudiando.
No te apoyarían.
No me sacarían de la casa como a vos,
pero seguro dirían que me tengo que casar
y quedarme en mi casa.
Yo no sé lo que haría mi abuelita.
Capaz que a vos te manda con tus papás.
Pues quién sabe.
Pero lo que importa ahora es que Verónica
siga estudiando.
Y vos también, Lucía.
En Bueno, amigas, yo me voy.
Tengo que recoger mi certificado
para que me inscriban.
Y nosotras tenemos que irnos a la casa.
¡Y ustedes qué rápido regresaron!
Sí, abuelita.
¿Pero qué les pasó? ¡Ay, doña Esperanza!
Cuando ustedes se ponen así,
es porque se metieron en problemas.
Imagínese que el director mandó
a llamar a mi mamá
y parece que la convenció
para que yo no siga en el instituto.
Qué pena, mija.
Aunque yo como que he oído que
pueden seguir estudiando aunque estén así.
Sí, doña Esperanza, así es. ¿Qué más pasó?
¿Por qué con esas caras?
No se vaya a enojar. Mmm.
Niña, con eso ya me dijiste bastante.
Es que el director me dijo
que no me va a inscribir para el otro año.
Viera le puso un montón de pretextos.
Dice que no me voy a dedicar a estudiar
por cuidar a mi hijo.
En eso tal vez tiene razón.
Los hijos necesitan mucho tiempo
y cuidados.
Sí, yo lo sé.
Abuelita, los niños necesitan cuidado.
Pero Verónica puede seguir con su vida,
hacer tiempo para todo.
¿O no? Mmm.
Del dicho al hecho hay mucho trecho.
Yo quiero seguir estudiando por mi hijo.
Y la seño Claudia dijo que el director
no me puede decir que no,
pero necesita que un adulto
vaya y responda por ella.
Usted puede hacerlo, abuelita.
No sé. Patojas.
A lo mejor el director está en lo cierto.
Para mí que no.
Lo que no sabemos es qué hacer
si doña Rosa no quiere ver por ella.
Y que no nos dejen inscribirnos a las dos.
¿Cómo que a las dos?
¿Qué tenés que ver con esto, Lucía?
Es que por defenderme.
A Lucía también
le dijeron que no la van a inscribir.
No puede ser.
Si al otro año salen de tercero básico.
Eso es lo que nos preocupa.
Ya ven las consecuencias
de no pensar bien las cosas que hacen.
Abuelita, Pero no es justo
lo que quiere hacer el director.
Tal vez no sea justo, pero en todos lados
hay reglas que cumplir.
Seño Claudia dijo
que si usted nos acompaña, el director
va a tener que oírla.
Y también dijo que ella nos va a ayudar.
Pero tienen que ir nuestros tutores.
Y yo la necesito. Doña Esperanza.
Miren, niñas, lo que me dijeron
me cayó como balde de agua fría.
Pero la verdad, Verónica.
Por quien tengo que velar es por Lucía.
Te lo dije, Lucía. Estoy sola. Pero.
¿Abuelita, de veras no puede hacer nada?
Es que es mucha responsabilidad, Lucía.
Pero Verónica necesita que la ayuden.
Mira todo lo que está pasando. Esta niña.
El muchacho la dejó sola con el bebé.
Sus papás por el mismo camino.
Y ahora le quieren cerrar
las puertas de su estudio.
¿Qué esperas que yo haga?
Lo que usted pueda, abuelita.
Pero no darle la espalda. Ay, mi hija.
Por lo menos déjenme pensar.
¿Qué puedo hacer?
Toma mi mano.
¿La puedo interrumpir un momento,
señorita?
Ay, qué graciosa, Andrea.
Y eso que andes por acá.
Vine a invitarte a comer.
Espérame unos cinco minutos
en lo que da mi hora de almuerzo.
Pero tienes cuidado con tu jefe. Cállate.
No quiero que piensen mal de Rogelio.
Perdón. Yo te espero.
Ya estoy lista.
Vámonos.
Porque después
tengo que ir por Emma a la escuela.
Muy bien. ¿Y a dónde vamos?
Al mejor lugar de San Juan
en donde se come de lo mejor.
¿Ah, sí? ¿Y eso dónde es?
Pues. ¿Dónde más?
En mi casa.
Hala,
poneme esto en el micro, porfa,
que solo falta la salsa.
¿Qué práctica eres en la cocina?
Me vas a tener que enseñar
para cuando me case.
No solo a ti.
A Rogelio también.
Bueno, ya está todo listo.
Sentate. Mmm.
Huele bien esa salsa.
Me encanta.
Cómo te queda la pasta a la boloñesa.
Antes de que se me olvide.
Mira, te traigo el catálogo.
Gracias.
Lo voy a revisar para hacer el pedido.
Y yo te tengo un regalito por tu ayuda.
Mi perfume favorito.
Ay, gracias, Andrea.
Qué bueno que te gustó.
Y contame cómo te está yendo con Rogelio.
Estoy muy contenta.
Se te nota, amiga.
Todos los días nos mandamos mensajitos.
Y yo creo que de vez en cuando
es bueno que tengas un detallito con él.
No sé el de los detalles de Rogelio hoy,
pero nosotras también
podemos hacer algo especial.
Mira, aquí en el catálogo
hay unos bonitos babydoll.
¿Y eso para quién?
Para ti.
Pero hablamos de regalos para Rogelio.
Por eso este sería un bonito regalo
para cuando.
Andrea. ¿Qué te pasa?
¿Cómo vas a creer?
No me digas que te ofendí.
No era mi intención, Ruth. No es eso.
Es que.
¿Puedo hacerte una pregunta?
Si es que. Dime.
Estamos en confianza.
¿Tú qué opinas de las relaciones sexuales
antes del matrimonio?
Bueno, yo.
Ay, qué pena. Andrea. No, no pasa nada.
Pero tú sabes mi historia con Jefferson.
¿Sabes qué? Olvídalo.
Se dice mucho del asunto, Ruth.
Para algunos es un escándalo.
Para otros no pasa nada.
Y yo creo que al final debería
ser una decisión personal.
Pero lo de ustedes fue por amor.
Sí, Aunque todo tiene consecuencias.
Tuvimos que dejar de estudiar
y ver cómo íbamos a salir adelante.
Todo por no habernos cuidado.
Pero tú y Jefferson decidieron casarse.
Nos casamos porque queríamos.
Pero no sabíamos lo difícil
que sería formar una familia.
Me imagino.
Pero si no hubiera sido con la persona
que ibas a casarte.
¿Qué pasaría?
¿Qué hubiera pensado Jefferson
de que tú ya no?
Mmm. No sé.
Nunca hemos hablado de eso.
Pero si te aman, van a valorar
la persona que eres
y no tienen nada que ver si es o no
el primer hombre en tu vida.
¿Pero por qué tantas preguntas?
Ay, qué pena.
Voy a recoger los vidrios.
Tranquila, Ruth.
Yo lo hago después.
¿Por qué te pusiste tan nerviosa?
Es que yo quiero mucho a Rogelio.
Y sé que él también me quiere.
Pero la verdad, me asusta
mucho que en algún momento.
¿Y eso te pone nerviosa?
Sí. Y mucho.
No sé cómo voy a reaccionar
o qué le voy a decir.
Ruth, esa es tu decisión.
Nadie puede obligarte a hacer algo que tú
no quieres.
Es que si le digo que no.
Y se enoja si no hago lo que él quiere o
si no quiere esperar a que nos casemos.
Si se enoja,
es porque no te ama realmente.
Pero no creo que Rogelio sea así.
¿Qué tienes, Ruth?
Es muy difícil contarte.
Tranquila, amiga.
Tengo miedo.
Miedo de que se perderá. Rogelio.
Si él te ama, sabrá entenderte y esperar.
Es que
no es solo eso.
Entonces.
Porque él se va a enterar que yo.
Ya no.
Yo ya no soy virgen.
Toma mi mano.
¿Que onda Alex?
¿Y tú?
No me digas que ya vas a verte
con la rayita.
¿Eh? Vos, Judas. ¿Qué haces por aquí?
No te hagas el loco diablito.
Te tenemos bien controlado.
Y eso es encargo de tu hermano. Ese.
Ya sabes, nomás para ver con quién
andas, me dijo a vos.
Yo ando con quien me dé la gana.
Ya no más manito.
Ahora sos parte de nosotros.
Acordate.
Sí, José.
¿Ya viste a la Chinita en las canchas?
Pensá en ella,
compadre. Ya, vos tranquilo.
No me chingues.
Yo estoy con ustedes. Y a ella
la dejan en paz.
Pero por cualquier duda que tengas,
ya tenemos bien guacha a tu muchachita.
Ya sabemos dónde vive, quién es su abuela
y su hermanito.
Así que ya sabes.
Gabriel
y ustedes son una Tranquilo diablito.
¿Sabes qué?
Mejor anda a platicar con ella.
Pero cuidadito con hablar de más. Si.
Dale, dale.
Pues, Lucía.
Ay, pero vos no puedes jugar así.
Bien, puedo, pero sin correr.
¿Ya te sentís mejor? Sí.
Me da pena con tu abuela.
Ya bastante está haciendo por mí.
No puedo exigirle más.
Pero dijo que lo iba a pensar.
Yo digo que
si va a hablar con el director,
va a saber que todo se va a arreglar.
Y las dos vamos a inscribirnos.
Ojalá.
Gracias por estar conmigo.
Vamos a jugar.
Pues.
Mejor sentémonos un rato en lo que vienen
las patojas.
Vos. ¿Y al fin
hablaste con Carlos por lo de Ángel?
Para nada.
Ni llamadas, ni mensajes, nada.
Igual espero que ya no me busque.
Tal vez es lo mejor. Vos.
Ese Carlos se pasó.
Ya estás libre para hacerle caso a otro
chavo Y mejor ahora en vacaciones.
¿Ya vas vos?
No, no tengo cabeza para pensar en chavos.
Ajá. Vos. Pero si fuera él. Alex.
No, Freezer.
Yo lo digo porque ya viene. Mira.
¿Ah, sí?
¿Qué onda vos, Alex?
¿Cómo estás, Verónica?
¿Cómo va lo del bebé? ¿Todo bien? ¿Vos?
Hola, Lucía.
¿Están esperando las patojas
del equipo de básquet? Sí.
Quedamos de juntarnos aquí.
Y vos por.
¿No fuiste
ayer a la reunión del grupo de teatro?
Sí, estuvo bien chilero.
¿Qué te pasó?
¿Dónde andabas?
Es que estaba ocupado.
Tenía unas cosas que hacer en la casa.
¿Pero vas a llegar el próximo domingo,
verdad?
No creo.
La verdad, no tengo ganas.
Ya vas.
Mirá que hasta yo con esta panzota
estoy llegando.
Es pura pérdida de tiempo.
No digas eso.
Además, vos
nos convenciste a casi toda la clase de ir
y apoyar el centro comunitario.
Y ahora te hacés para atrás.
¿En serio, Muchá?
No veo que eso del centro comunitario
tenga futuro.
Hoy no me siento muy bien.
Me dio como náuseas.
Creo que me voy a buscar un baño.
Voy contigo.
¿Necesitas que te ayude? No te preocupes.
Creo que comí demasiado.
Ya vengo. Cuidado, Vero. Ya te alcanzo.
Alex. Don Cruz
está muy preocupado por vos.
Porque no
estás llegando a los juegos del equipo.
Ya no voy a jugar
y tampoco voy a trabajar con él.
¿Pero por qué?
Ese equipo es una basura.
Todos esos me caen mal.
Menos el Diego. Él sí es mi héroe.
No todos estamos en tu contra, Alex.
Eso es lo que siento, Lucía.
Pero no es así.
Ay, Lucía, si vos supieras.
¿Qué? Contame, Alex.
Nada. No es nada. Olvídalo.
No me digas que te dejaste convencer
por tu hermano. No.
¿Cómo vas a creer?
Pues eso parece.
Me dijiste que ya no quería
seguir estudiando el otro año.
Y ahora dejás el equipo
y el grupo de teatro.
¿Que te está pasando?
No te entiendo.
No tenés nada que entender.
Toda la gente
dice que soy igual a mi hermano.
A lo mejor tienen razón.
No pensé que te dejarías vencer
por lo que dicen los demás.
No es eso.
Es la realidad.
Lucía.
Alex, vos no sos igual que tu hermano.
El que te estés confundiendo.
A lo mejor siempre fui igual que Gabriel.
No lo creo.
No me importa lo que vos creas, Lucía.
¿Qué decís? Lo que oíste.
Ya no quiero verte más.
Pero, Alex, ya no quiero ser tu amigo.
No hagas esto, Alex.
Yo te quiero.
Somos amigos.
No te alejes de la gente que te quiere.
No, Lucía. No me estoy alejando de nadie.
Ya estoy con la única persona
que me quiere.
Y ese es mi hermano. El diablo.
Toma mi mano.
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