Lucía habla con Don Cruz para buscar la manera de ayudar a Alex. Ruth encuentra el vestido que el tío Antonio le regaló a Silvia. Una discusión se desata entre ellas. Silvia le grita a Ruth que ya no la quiere, luego de ver lo que Ruth le hizo al vestido.
Toma mi mano.
¡Ay, Dios mío!
Todo se me cae.
Cuidado, doña Betty. Déjeme que la ayude.
Ay, gracias, mija.
Estos plásticos están muy arriba.
Le dije a Cruz que yo no los alcanzo
ni con la escalera.
No se preocupe.
Creo que yo sí alcanzo. ¿Qué necesita?
Hay otras dos cajas igualitas
a la que se cayó mi hija.
Por favor.
De las rojas con tapa.
Ay, casi las tengo.
Aquí están. Doña Betty.
Hay muchas.
Gracias, Lucía. De nada.
Qué bueno que sos más alta que yo, mija.
Te pareces mucho a tu mamá.
Ay, cómo me acuerdo de ella
cuando jugaba básquet.
A mí también me gusta jugar básquet.
Así me ha contado tu abuelita.
Pero bueno.
¿Y a todo esto
que andas haciendo por aquí?
¿A esta hora no tenés clases?
Hoy estamos de vacaciones.
Ah, con razón. Pero.
¿Y entonces?
¿Estás haciendo algún
mandado para doña Esperanza? Pues
fíjese que
vine porque necesito platicar con Don
Cruz.
¿Ah, sí?
¿Y cómo? ¿Para qué? Buenas, doña Betty.
Don Goyo.
¿Qué tal?
Ya están listas las cajas que me pidió.
Estas son.
¿Verdad? Cabal, Estas son.
¿Pero cómo las bajó?
¡Si estaban bien Alto! ¿Ya vino Cruz?
No, Cruz no ha venido.
Pero aquí Lucía me ayudó.
Qué bien que tenga ayuda, Betty.
Estás trabajando como vacacionistas.
¿Lucía?
No, don Goyo, Solo pasé por casualidad.
Pero no es mala idea
eso de tener un trabajo de vacacionistas.
Me gustan los jóvenes
que quieren ser productivos.
¿No le parece, doña Betty?
Ay, sí, Tiene razón, don Goyo.
Bueno, me tengo que ir.
Le debo algo más por las cajas.
No, don Goyo.
Con lo que me dejó en la mañana
es suficiente.
¿A quién le tengo su factura?
Mire. Gracias, doña Betty. Lucía.
¿Me saludas a tu abuela? Esperanza.
Gracias, don Goyo. Le voy a decir.
Eh. Y Pues sí, mi hija.
Contáme de qué cosa
le quieres hablar a Cruz.
Mejor lo espero a él.
Es que es un poco delicado.
Ah, ya.
¿Y qué tan delicado puede ser mi hija?
Es que se trata de Alex.
Ay, ya salió el peine.
¿Y tú eres amiga de ese patojo, mija?
Sí, doña Betty. Somos buenos amigos.
Por eso me preocupa que haya regresado
a la casa de su hermano.
Hasta hace unos días vivía con ustedes.
¿Verdad? Así es. Pero. Vení, vení.
Mira estas marcas que hicieron
en la pared.
Así como estas.
Hace poco también las hicieron en la casa.
¿Pero qué tiene que ver eso con Alex?
¿Es ese su hermano, mija?
De plano sabía que Alex estaba viviendo
con nosotros y trabajando con Cruz.
¿Y por eso están haciendo esto?
Ay, no.
Luego vienen las amenazas.
Pero eso no es culpa de Alex.
Él no es igual que Gabriel.
Todos son iguales.
Lucía. No, doña Betty. Alex es diferente.
Saca buenas notas.
Es buen deportista y hace todo lo posible
por ganarse su propio dinero
para no pedirle nada a Gabriel.
Bueno, tal vez tengas razón, mija,
porque mientras que vivió en la casa,
no tuve ningún problema con él.
Pero. ¿Y qué le querías comentar a Cruz?
Es que hace un par de días Alex me dijo
que ya no quería ser mi amigo.
Pero creo que eso lo dijo.
Obligado. ¿Obligado?
Sí, doña Betty.
Yo creo que obligado por Gabriel.
Alex ya no quiere seguir estudiando.
Ya no juega en el equipo.
¿Y ahora? Me dijo que me alejara de él.
Todo eso está bien. Raro.
Hay. Todo se está repitiendo.
Como así,
Doña Betty, que se está repitiendo.
Lo mismo pasó hace años con mi hijo
Marvin.
Él se hizo muy amigo de Gabriel
y luego dejó de estudiar.
Ya no nos hacía caso ni a Cruz ni a mí.
Y poco a poco se alejó de nosotros
hasta que.
Qué pena, doña Betty.
Sí. Gabriel llevó a la muerte
a mi hijo, que decía
que era su mejor amigo.
Imagínate qué hará con su propio hermano.
Eso es lo que me preocupa, doña Betty.
Por eso quería hablar con Don Cruz.
De repente, él puede hacer algo por Alex.
Ay, no, mija.
No creo que Cruz pueda ayudarlo.
Si no hizo nada por Marvin,
que era su hijo.
No creo que pueda hacer algo
por ese muchacho.
Entonces.
No sé quién más pueda ayudar a Alex.
Bueno, doña Betty, la dejo.
Ya es tarde.
Mejor hablo con Don Cruz
en el centro comunitario.
Bueno, mija, yo le cuento a Cruz
que viniste.
Que te vaya bien.
Y al fin regreses.
Betty.
Qué bueno.
¿Qué te pasa?
¿Estabas llorando otra vez? No.
Creo que me va a dar gripe. Ajá.
Bueno, ahorita
trabajo las cajas para don Goyo.
No te preocupes.
Ya vino a traerlas. ¿Y cómo las bajaste?
¿Qué pasó? ¿Lucía? La nieta de Esperanza.
Y me ayudó a bajarlas.
Ah, qué suerte.
Sí, La verdad es que vino a buscarte a mí.
¿Y qué quería?
Quería hablar de Alex.
¿Le pasó algo? No, No.
Pues nada todavía. ¿Cómo hace Betty?
Lucía está preocupada porque Gabriel está
obligando a Alex a meterse en esos.
Sus negocios turbios.
Me lo imaginé.
Ay, Cruz.
Yo creo que tenés que hablar con Alex.
¿Estás segura de lo que me estás diciendo?
Pues no.
Pero sería triste que Alex siguiera
los pasos de su hermano
y termine igual que nuestro Marvin.
Toma mi mano.
Gracias a la junta directiva
por creer en este proyecto.
A cada uno de ustedes.
Porque con su esfuerzo y dedicación
hacen que Merca Tec se expanda
a nivel nacional.
Y confiamos que en un futuro
se dé a nivel internacional, comprador
y comisión.
Bueno jefecito,
llegó la hora de la despedida.
Pues fijo, ya no vas a regresar aquí.
Eso quisiera,
pero no puedo cantar victoria todavía.
¿Y qué onda con la licencia? ¿Te vas a ir?
Si de aquí salimos para San Juan
de una vez.
Está bien.
No te vayas a desviar del camino.
Pues cállate, Oscar.
Ni porque es el último día.
Dejas de molestar.
Perdón por interrumpir.
No, no, no. No interrumpes nada,
Marianita.
Solo vengo a despedirme de Jefferson.
Gracias. Te deseo lo mejor.
Y sobre todo, que puedas lograr
ese objetivo que tanto has querido.
Muchas gracias, Mariana.
Uy, Y para mí no hay abrazo.
Cuando sea tu despedida,
te voy a dar un abrazo.
¡Qué bonito se ve mi equipo de trabajo!
Aquí, en nuestra última reunión.
Qué buen discurso, licenciada.
Gracias, Ricardo.
Y aprovechando que están todos, quiero
agradecer su compromiso y dedicación.
Confío en ustedes. Son un gran equipo.
Gracias, Licenciada
Des por hecho que vamos a dar el 100%.
Estoy segura de eso.
Pero por cualquier duda,
saben que pueden escribirme o llamarme,
porque siempre voy a estar atenta
a las cosas de acá.
Que todo sea un éxito, licenciada.
Gracias.
Y ahora vamos a comer algo
porque me muero de hambre.
Ya vi que está buena la comida.
Vamos, muchachos.
Es nuestro último almuerzo juntos.
Felices de dejarnos todo el trabajo.
Déjate de cuentos.
Bueno, nos vamos
porque no queremos agarrar tanto tráfico.
Sí, licenciada.
La vamos a extrañar.
Gracias a ustedes
por ser tan buenos colaboradores.
Y no crean que se van a librar
fácilmente de mí.
Espero verlos pronto.
Ah, vaya,
que no queríamos agarrar tráfico.
Hasta Pablo se quedó dormido.
Lo bueno es que vamos cómodos
en el burrito de la empresa.
Sí, con el montón de maletas que traigo.
Pero no hay modo que avance esta cola.
Es que como es fin de mes y por la fecha
muchos viajan para ir a adornar
a los cementerios. Es cierto.
Yo fui el fin de semana al cementerio.
Sí, fuimos con Pablo cada año, vamos.
Y ahora nos tocó ir antes.
Yo creo que aunque es triste perder a un
ser querido, también es bueno transmitir
las tradiciones familiares, así
como lo hace usted con su hijo Pablo.
Pues más que tradición
pienso que es algo espiritual.
Es como mantener la unión
con nuestros seres queridos
a pesar de que ya no están presentes.
Ah, eso mismo dice mi mamá.
¿Usted acostumbra
ir al cementerio en estas fechas?
No siempre puedo, pero mi mamá
no falta cada año adornar a mis abuelos.
Para mí fue muy duro.
Después de la muerte de mi esposo,
me sentía muy triste
cada vez que se acercaba esta fecha.
¿Eso fue hace seis años, verdad?
Si el otro mes es su aniversario.
El tiempo pasa rápido.
Pero yo veo que usted ha logrado
superar su pérdida.
No es tan fácil, Jefferson.
Me imagino.
¿Y su familia?
Bien, Si estuvo con usted.
Mi hermana pequeña me acompañó un tiempo.
Mis papás querían apoyarme,
pero ya está muy grande.
Y desde ya Xela Sí,
estaba complicado para ellos.
Pero aún así usted sintió su apoyo.
Eso ya es bastante, pienso yo.
Así ellos siempre han estado conmigo
dándome
consejos de ánimo,
apoyando mis decisiones.
Eso debió
ser un gran consuelo para usted y Pablo.
Mucho.
Mis papás
me enseñaron que no debemos rendirnos.
Luchar por nuestros hijos,
por nosotros mismos.
¿Y sus papás? Jefferson, Como son.
Bueno, mi mamá es un pan de Dios.
Siempre nos hemos apoyado.
La quiero un montón.
¿Y su papá?
Todo el mundo dice que me parezco a él.
Pero la verdad,
me identifico más con mi mamá.
¿Y eso por qué? Es que mi papá
no ha sido,
como le digo, no ha sido mi mejor ejemplo.
Muchas veces nos contradecimos
y me he metido en cada lío por él.
Es un caso ese hombre.
Pero si sigue con eso,
sus malas decisiones,
a lo mejor se parece a él más
de lo que se piensa.
No me diga eso, dice él.
Entonces demuéstrelo con hechos,
con acciones.
Jefferson.
Usted es inteligente, tiene capacidad.
Y además
un puesto que todavía puede ocupar.
Toma mi mano.
Eso ya no importa, Ruth.
Ya pasó.
Ay, pero me sigue dando pena
por todo lo que pagaste.
Olvídate de eso.
Me hubiera gustado que celebráramos
solo nosotros dos con Silvia.
Pero doña Teresa y don Antonio
fueron muy amables.
Si tú lo dices.
¿Y si vamos el fin de semana al parque
Ecológico?
Solo los tres, como tú quieres.
Y si todavía no le he dado el regalo
a Silvia por sus buenas notas
y creo que le gustaría acompañarnos.
Buena idea.
Gracias, Rogelio.
No te molesta Para nada, Ruth.
Estoy seguro que vamos a
divertirnos mucho. Qué bueno.
Bueno, está en su casa, señorita.
Ni sentía el camino.
Es por la compañía.
Nos vemos mañana.
Recuerda que te amo.
¿Qué tal, Silvia?
Bien. ¿Estás sola?
Sí. ¿Y mi mamá?
Se fue con el tío a la capital.
¿Entonces podemos ver una película
que nos guste? Sí.
Una de miedo. No.
Porque después no puedes dormir a la
una de miedo.
Va, pues.
Pero que conste que después
no vas a estar llamándome en la noche.
¡Cuidado! ¿Qué?
¿Ya viste que la miedosa sos vos?
¡Cállate! ¿Querés?
Mejor poné la peli de una vez.
¡Uy! Esa escena
donde va a agarrar al niño.
Esa sí me asustó.
¿Viste sus grandes garras?
Creo que no podré dormir hoy.
Ya viste que te dije.
¿Me puedo dormir en tu cama?
No. Sí, hermanita.
No seas malo.
Ay, ya lo sabía.
Anda, trae tus cosas.
Pues está apagada la luz.
Tráeme las tu.
Ay, Silvia, por favor.
Por favor, Por favor.
Bueno, para mientras.
Apaga todo menos la luz. Menos la luz.
¿Dónde dejaste tu ropa de dormir?
En la cama.
Aquí está la ropa.
Ay, qué raro.
Silvia.
No encuentro las pantuflas.
Están debajo de la cama.
¿Y esta caja?
Es un vestido.
¿Ya las encontraste?
Sí, ya voy.
¿Qué haces con mi caja?
¿Quién te dio este vestido?
Este.
¿Por qué no me lo habías enseñado?
Es que es un regalo.
¿Mi mamá te lo compró? No.
Entonces era una sorpresa.
¿Sorpresa de quién?
Pues del tío Tono.
Te dije que no le recibieras nada a ese
señor.
¿Por qué?
Si él es buena onda y pasa tiempo conmigo,
me pone atención.
¿Por qué no me dijiste?
Es que el tío me dijo
que les íbamos a dar la sorpresa después.
¿Y hay algo más que te haya pedido
que no me dijeras? No.
¿Sabes que lo voy a guardar?
No. Dámelo ya. Silvia.
Estás celosa porque el tío me
quiere más a mí que a vos.
No es eso.
Además, vos por andar con Rogelio
ya ni atención me ponés.
Y quieres que esté sola esperándote.
Dame mi vestido.
No, Silvia, tenés que devolverlo.
No es mío.
Silvia, dame el vestido.
No. Mira lo que hiciste.
No fue mi intención.
Le voy a decir a mi mamá y a mi tío.
Lo siento, Silvia.
No quise hacer esto.
Pero sos mala.
Ya no te quiero a nadie de mi 4.º.
Toma mi mano.
Entérate más sobre.
Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en triple W.
Punto. Toma mi mano Punto F o síguenos
en Instagram y TikTok
como toma mi mano U.S.A.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escucha las.
En Spotify, YouTube y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.