Toma Mi Mano USA

Episodio 75: Revisión urgente

Episode Summary

Don Cruz llega a buscar a Alex, pero este lo rechaza. Don Cruz se queda sorprendido con lo que Alex le dice. Doña Marta revisa a Verónica, ya que Carlos la lastimó, y cuando Marta pregunta qué le pasó, Lucía miente para defender a Carlos.

Episode Transcription

Es el momento de empezar de nuevo juntos.

Volver a nacer.

Toma mi mano.

Buenos días.

Buenos días,

señorita. ¿En qué le puedo ayudar?

Vengo con la licenciada Hillel. Samir.

Con gusto.

Su oficina es la 202 en el segundo nivel.

Muchas gracias, señorita.

Pase adelante.

Adelante.

Buenos días, licenciada Andrea.

¿Cómo está? Pase, Pase y siéntese.

Disculpe el ruido, pero todavía no

han terminado los arreglos de la oficina.

No. Disculpe. Estoy. Es.

No pude llamar antes

para avisarle que iba a venir.

No se preocupe, Andrea, Que gusto verla.

Pero todo está bien.

No, Licenciada.

¿Qué pasó?

Ya no va a poder venir hoy.

Bueno, al menos no en la mañana.

¿Y eso por qué?

Tuvo un pequeño accidente anoche.

No me diga qué tan serio es.

No es nada grave,

pero sí, fue un golpe fuerte en la cabeza.

¿En la cabeza?

¿Y cómo fui a Israel?

Me da pena decirlo,

pero no le voy a ocultar lo que pasó.

Bueno, si no quiere contarme, está bien.

Lo que pasó.

Es triste,

pero fue por una discusión con su papá.

¿En serio? Sí.

Mi suegro, Don Raúl, lo empujó

y él se golpeó la cabeza con la mesa.

No lo puedo creer.

La situación en su familia es complicada.

No es la primera vez que discuten,

pero sí que su papá lo haya lastimado.

Qué pena.

Me imagino que es muy difícil

para Jefferson.

Pues ya hace cinco años

que empezó el problema entre ellos.

Casi se el tiempo

que lleva de trabajar en la empresa.

La verdad

todo empezó desde que nos casamos

y el haberse ido a trabajar a la capital

es otra de las razones por las que don

Raúl está enojado con Jefferson.

Ahora entiendo por qué a Jefferson

le preocupa que conozca a su papá. Sí.

Y con lo de anoche,

los dos nos pusimos de acuerdo

y decidimos contarle la situación.

Por eso vine.

Pero me hubiera llamado Andrea.

Es que Jefferson necesitaba que le viera

dejar estos documentos allá.

A veces los currículos de sus compañeros.

La próxima semana

empiezo con las entrevistas

y él las iba a revisar primero.

Sí, eso me dijo. Muchas gracias, Andrea.

Y gracias también

por la confianza de contarme lo sucedido.

Ojalá que Jefferson

pueda arreglar las cosas con su papá.

Eso está muy difícil, licenciado.

Jefferson tendría que acomodarse

a lo que su papá quiere que haga

para que se reconcilie con él. ¿Y por qué?

Lo que pasa es que don Raúl no

está de acuerdo con lo que Jefferson hace.

Ay, Andrea. ¿Y usted cómo está?

Como les conté, los problemas de Jefferson

empezaron desde que nos casamos.

Pero bueno, ese es otro tema.

Y depende cómo siga Jefferson.

Entonces viene el mediodía.

Lo importante es que se mejore.

¿Y Andrea?

Sí. Si en algo puede ayudar,

no dude en decírmelo.

Muchas gracias, licenciada.

Créame que con los consejos

que le he dado a Jefferson ya es bastante.

Bueno, el asunto es que le sirvan de algo.

Pues ahí va, queriendo hacer

bien las cosas,

aunque nos está costando un poco.

Y estoy segura que a pesar de

los problemas, van a salir adelante.

Se nota el amor que se tiene.

Gracias, Michel.

Siempre hay roces

entre las familias, Andrea.

Por eso a veces es mejor vivir

aparte para evitar problemas.

Eso decía mi mamá.

El que se casa casa quiere.

Y eso es lo que hemos hablado

muchas veces con Jefferson.

Pero por ahora no se puede.

No hay que perder las esperanzas.

Ustedes son jóvenes.

Tienen toda una vida por delante.

Ahora entiendo porque Jefferson se siente

motivado después de hablar con usted.

Ah, no solamente es con él.

Yo trato la manera que todos los empleados

se sientan incentivados.

Sí, eso me ha dicho él.

Bueno, no le quito más su tiempo.

Iré a ver cómo siguió Jefferson.

Espero que esté mejor.

Y dígale que venga esta mañana,

así termina de recuperarse.

Gracias, Michel.

Se lo voy a decir.

Toma mi mano.

Hey. ¿Que onda, Diego?

¿Qué onda? ¿Todavía estabas durmiendo?

Ayer anduve hasta tarde en unos trances

que me encargó el Gabriel.

¿Y vos qué andas haciendo con el uniforme?

Sí, ya estamos de vacaciones.

Es que estoy en las clases

para los exámenes de retrasadas.

Vos como sos

un nerd. ¿No sabes qué es eso?

Ya basta.

Pero que no te vea el Gabriel,

porque supuestamente ya tendrías

que estar de bandera

ya por el campo de fut.

Si vos.

Pero si no voy al instituto

también se me arman unos líos en la casa.

¿Que para qué te cuento?

¿Y tu papá te ha de dar una buena

o matada, verdad?

Él me pega porque siempre anda bolo.

Mi mamá es la que si puede

me tiran mis chancletas

o si me cacha haciendo algo que no debo.

Y las doñas tienen una puntería

que vos, Alex.

Ya supiste que el domingo en la noche

dejaron enfrente del instituto

unas cajas con las compus que se robaron.

Ah, y que ya se volvieron a instalar.

¿Ya vas?

Solo eran dos y todas destartaladas.

Ni los más servían a la que mala onda.

Pero si fue el Gabriel que se

las robó a vos.

Simón. Y solo por fregar. Pero ni modo.

La gran I.

¿Será

que eso nos va a tocar hacer a nosotros?

No sé, Diego.

Eso depende de lo que decida el Gabriel.

Pues yo creo que tarde o temprano nos van

a mandar a hacer algún trabajito de esos.

Pucha,

de plano alguien busca al Gabriel,

Haceme favor de ver quién es Diego.

Solo me voy a cambiar. Órale.

Don Cruz.

¿Cómo le va?

¿Qué hace por aquí?

Aquí, Buscando a Alex.

¿Y vos vas para el instituto?

Eh. Acabo de salir.

Solo vine a prestarle un libro a Alex.

Es que estoy estudiando

para sacar unas retrasadas.

Ah, Así pues.

¿Y Alex?

Ahorita viene.

Ah, bueno, yo lo espero.

Eh, me tengo que ir.

Ahí le dice al Alex que más tarde

vengo a dejarle el libro.

Dale, yo le digo.

Profe Cruz.

Y el Diego se tenía que ir.

Dijo que después

te pase el libro que le prestaste.

Ah, bueno.

¿Y usted, profe,

qué anda haciendo por aquí?

Pues buscándote por todos lados.

Parece que te estuvieras escondiendo.

Nada que ver, Don Cruz,

aquí en la casa de Estado.

Como ya estoy de vacaciones,

ya he venido varias veces por aquí

y no te he encontrado.

Tenga cuidado que en una de esas

se puede encontrar al diablo.

Mira,

sabes que no le tengo miedo a tu hermano.

El que me preocupa sos vos.

Ya no has llegado

a los partidos de fútbol.

Este fin de semana

empatamos y nos hiciste mucha falta.

Es que eso ya no me interesa.

Debería borrarme la lista del equipo.

Tus compañeros reconocen que sin tus goles

no podemos ganar.

Eso no fue lo que dijeron. La otra vez.

Todos me echaron la culpa

de haber perdido el partido.

Acordate que fue solo Carlos.

La mayoría del equipo

te quieren de vuelta.

Y los seguidores de Renacimiento Juniors

piden que estés en el campo cada domingo.

Se van a quedar con las ganas

porque ya no voy a jugar fut.

¿Me vas a decir que ya no te gusta

el fútbol?

Después de jugar en el Estadio Nacional

te vi más entusiasmado que nunca.

Las cosas cambian, profe.

¿Pero usted que va a entender a Alex?

Yo sé que tu futuro está en el fútbol.

Usted no sabe nada.

No se asuste, profe Cruz. A mí

no me puedes mentir, Alex.

Yo sé que es Gabriel el que no te deja ir.

Si ya lo sabe. ¿Para qué vine a preguntar?

Mejor no se meta.

Lucía está preocupada por vos.

No te alejes de la gente

a la que le importas.

Alex. ¿Qué te está pasando, patojo?

Ya déjeme en paz, Don Cruz.

¿De veras? ¿Es cierto lo que dice Gabriel?

Usted es un viejo mula.

Nunca esperé eso de vos, Alex.

Ya no quiero oír nada.

Y la Lucía es una chismosa.

Ella solo se preocupa por vos.

No necesito que se preocupen por mí.

Ni Lucía, ni usted, ni nadie.

Yo estoy con la gente con la que tengo que

estar.

Alex, yo no soy tu enemigo.

¿Sabe qué, profe?

Así, en buena onda. Váyase.

En serio, No quiero que le pase nada.

Antes de irme, te quiero decir algo.

Mi hijo se murió por meterse en cosas

que no debía y eso lo llevo en el alma.

No quiero que lo mismo te pase a vos.

No, don Cruz, a mí

no me va a pasar lo mismo.

Porque yo no soy Marvin.

¿A la granja que estoy haciendo?

Tomando la mejor decisión, hermanito.

¿Eso es lo que estás haciendo,

Gabriel?

Pensé que no estabas en la casa.

¿Qué tanto oíste?

Lo suficiente para saber que mi hermano

está del lado

que debe estar con el maridito.

Diablo.

Toma mi mano.

¿Seguís con dolor, verdad?

Ya no tanto como ayer. ¿Hoy?

Pero sí tengo molestia.

¿Se le pasó la mano al Carlos hoy?

Yo sabía que es presumido y un poco

abusivo, pero que se portara tan violento.

Eso sí que me asusta.

Que pena con vos.

Yo ya no entiendo qué pasa con él.

Pero por favor,

si alguien te pregunta, no contesta nada.

Es que ya no quiero

más problemas con Carlos.

¿Pero qué?

¿Vas a terminar con él o no?

Ay, Verónica, no me preguntes eso ahorita.

Yo sé que se portó muy mal con nosotras,

pero tengo que pensarlo bien.

Ya voy.

Creo que venimos muy temprano.

Acordate que más tarde

ya no la encontramos.

Niñas.

¿Qué hacen aquí tan temprano?

Disculpe, doña Marta, pero fíjese que

Verónica no se ha sentido muy bien. Mmm.

No se preocupen.

Estuvo bueno que vinieran a verme.

Gracias, doña Marta.

Pasen adelante.

A ver, Verónica.

Recuéstate y me dices qué sientes hoy.

Pues eso es lo que no puedo hacer.

No te puedes recostar.

¡Ay! Es que me duele la colita. Ajá.

Entonces prueba a ponerte de lado.

Despacio.

¿Te duele aquí?

Ay, sí.

Esto no tiene que ver con el embarazo,

pero sí puede afectarlo.

Doña Marta.

¿Es que se cayó ayer y caíste sentada?

Sí, pero pensé que la molestia se

me iba a quitar rápido. Mmm.

¿Y cómo fue? Es que estábamos.

Estábamos bajando la banqueta

cuando se resbaló y cayó sentada.

Entonces tengo que revisarte.

Bien,

porque fue mucha presión para el bebé.

Bueno,

mi niña, ya con lo que te hice,

vas a mejorar.

Debes tratar de caminar despacio

y recostarte con cuidado.

Gracias, doña Marta.

Ya me siento un poco mejor.

Y cuéntenme cómo van las cosas.

Más o menos.

Doña Marta.

Más o menos. ¿Por qué?

A veces quisiera saltarme estos años

y ser mayor de edad

para no tener tantos problemas.

Sí, a mí también se

me cruzan esos pensamientos.

¡Niñas, por Dios!

Y pensar que hay tanta gente que quisiera

regresar a la edad que ustedes tienen.

Es que ya me cansé de tantos problemas.

No solo en la casa, ahora

también en el instituto, en el instituto.

Pero si salieron bien de sus clases

o dejaron retrasadas.

No, lo que pasa es que el director ya no

quiere que sigamos en el instituto

el otro año.

¿Pero cómo puede ser eso?

Es que dice que por cuidar al bebé.

Verónica no puede seguir estudiando

porque no le va a dar tiempo.

Y para echarle más leña al fuego.

Mi mamá cree que yo puedo ser

un mal ejemplo para mis compañeras.

¿Y contigo, Lucía,

cuál es el pretexto de no recibirte?

Ay, doña Marta, es que yo no me podía

quedar callada y defendí a Verónica.

Le dije que él tenía la obligación

de inscribirla.

Entonces nos dijo que no iba a inscribir

a ninguna de las dos.

¿Y a todo esto, qué dice doña Esperanza?

Yo pensé que mi abuelita

nos iba a defender

y que iba a hablar con el director.

¿Y qué pasó? ¿Se enojó con nosotras?

Pues Verónica

tiene derecho a seguir estudiando.

Eso es lo que yo digo.

Y ahora lo necesita más.

Yo aceptaría no estudiar,

pero Lucía, que solo me estaba apoyando.

Verónica tú debes seguir estudiando

y Lucía no debe pagar

por haber dicho lo que pensaba.

El director dice que le falte al respeto.

Nosotros no sabemos qué hacer si doña Rosa

o mi abuelita no hablan con él.

No creo que esto tenga salida.

Voy a platicar con doña Esperanza y doña

Rosa.

Algo tenemos que hacer.

Ya está.

Que nos vamos a quedar sin estudiar.

No, mija, la vida no se acaba

porque vas a tener un bebé.

Hay que echarle más ganas.

Tú puedes salir adelante.

Pero hasta mi abuelita dice que para

cambiar pañales no se necesita estudiar.

¿Por eso, doña Marta,

para qué seguimos de necios con esto?

Tal vez me tenga que conformar.

No, patoja, no te dejes vencer.

Yo sé que los padres sueñan

con que sus hijos tengan oportunidades

que ellos no tuvieron.

Entonces. ¿Y Verónica?

Claro que tu mamá está enojada porque no

esperaba verte embarazada a los 15 años.

En eso tiene razón.

La preocupación de ella es

no saber qué hacer.

¿Qué va a pasar contigo?

¿Cómo vas a salir adelante con un hijo

siendo tan jovencita?

Y con eso

que el papá del bebé ya se hizo el loco.

Eso está muy mal.

¿Verdad que sí, doña Marta?

Verónica, Lo que necesitamos

es que tus papás entiendan

que no pueden dejarte sola.

¿Usted cree que cambien de opinión?

Yo voy a hablar con ellos.

Confiemos en que se arregle la situación

y Verónica pueda regresar a su casa.

Yo no sé si hay alguna solución para mí,

doña Marta.

Nada de eso.

Las cosas se van a arreglar y van a ver.

Las dos van a regresar a estudiar.

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