Esperanza, Marta y Rosa van a hablar con el director de instituto para reclamar por la decisión injusta de negarle la inscripción a Verónica y Lucía. Gabriel y su pandilla extorsionan el mercado, Don Goyo se niega a darles dinero y le dan una golpiza.
Es el momento de empezar de nuevo juntos.
Volver a nacer.
Toma mi mano.
Doña Esperanza.
Doña Rosa. Qué
bueno que ya están aquí. Sí.
El director dijo que ya nos va a recibir.
Ay, ojalá que sea rápido,
porque tengo que atender mi comedor.
Qué bueno que vino, mamita.
Vine porque doña Marta me lo pidió.
Se me cae la cara de vergüenza
sólo de pensar
Qué andará diciendo la gente de nosotros.
Gracias, abuelita, por apoyarnos.
Esperemos que todavía se pueda hacer algo.
Lo importante es que
las niñas sigan estudiando.
Eso es lo que ellas quieren.
Pero Verónica ya no es una niña.
Según la ley, sí, doña Rosa.
Y usted es responsable por ella.
Es que me tiene tan enojada.
Todos mis vecinos se ríen de mí.
Yo que decía que me dijera una patoja.
Bien. Portada. Doña Rosa.
Las niñas no se pueden quedar
sin estudio ahí.
¿Por qué no?
Mire, lo que ellas aprenden
les va a servir
para tener mejores oportunidades
de trabajo y en la vida.
Y si Verónica quiere seguir estudiando,
eso le va a servir para sacar adelante
a su hijo.
Yo quiero que Lucía termine su tercero
básico en el instituto.
Pues yo lo dejo en manos del director.
Lo que él decida.
Para mí está bien, doña Rosa.
Es muy difícil criar a un hijo sola.
Y más si no se tienen oportunidades.
Pues eso lo hubiera pensado
antes de meterse en este lío.
Pero acuérdese
que no solo es responsabilidad de ella.
¿Usted le habló de cómo protegerse?
Es que no es justo, doña Marta.
Yo le dije que se cuidara y le explicó
cómo.
¿Por qué?
¿Para qué?
Creo que es en eso que fallamos.
Muchos padres
les decimos que no hagan las cosas,
pero no hablamos con ellos del por qué.
Doña Esperanza
está diciendo algo muy cierto.
Y ahora Verónica tiene que enfrentar
esta situación.
Va a tener que ser responsable,
pero necesita ayuda para hacerlo.
Y aquí el asunto es que la reciban
en el instituto
para que ellas puedan decidir
qué van a hacer más adelante.
Y como si ya no las quieren recibir.
Por eso hay leyes que las protegen
en situaciones como esta.
¿Y de qué nos sirve?
Se puede hacer una denuncia y buscar ayuda
si se están violando
los derechos de su hija.
Y en el caso de Lucía, doña Marta
es igual.
Pero esperemos que todo
se resuelva de buena manera.
No sé.
Hablen primero con el director
para encontrar una solución
y si él no quiere cambiar su decisión,
entonces habrá
que pensar en poner la denuncia
en la supervisión de educación.
Eso es meterse a problemas
y yo no tengo tiempo.
Todas vamos a apoyar.
Doña Rosa,
usted no va a estar sola en esto.
Pues si así toca, yo lo hago.
Pasen adelante, por favor.
La profesora Claudia nos va a acompañar
porque ella es la maestra
guía de la sección de Verónica y Lucía.
Bienvenidas. Gracias, señor Claudia.
Bueno,
ustedes ya saben por qué estamos aquí.
Así que las escucho.
Yo quiero que me explique por qué
quiere sacar a mi nieta del instituto.
Ellas saben por qué tomé esta decisión.
Y doña Rosa está de acuerdo
con que su hija ya no siga estudiando.
Así que no es una expulsión,
sino un retiro solicitado por la madre.
Usted me dijo que ella es un mal ejemplo.
Y si es así,
yo no quiero pasar por esa vergüenza.
Mamita.
¿Cómo dice eso? Cálmense, por favor.
Doña Rosa. Aquí.
Por lo que tenemos que velar
es por el bienestar de su hija.
Yo no estudié
y si así la pude sacar adelante
porque ella no va a poder, Sí va a poder,
pero estudiar le va a servir
para tener una mejor vida con su bebé.
¿No quiere usted eso para ella?
La verdad no sé.
Con Lucía
la situación es la falta de respeto.
Lucía es una buena estudiante y
lo único que hizo fue defender a Verónica.
¿Puedo opinar algo? Si me lo permiten.
¿Diga? Doña Marta.
Yo entiendo su punto de vista, director,
pero si no apoyamos a estas niñas.
¿Qué futuro les espera?
Yo no quiero que saque del instituto
ni a Lucía ni a Verónica.
El estudio les va a abrir puertas
que a nosotras se nos cerraron
por no terminar ni la primaria.
Es que si dejo pasar esto
puede haber consecuencias negativas.
Eso no lo puede asegurar nadie.
Nosotras queremos llegar a un acuerdo.
No nos gustaría
ir a poner una denuncia porque le niegue
la inscripción a las patojas.
Mire, lo que me preocupa es que hayan
reclamos de otros padres.
El embarazo no es
un impedimento
para que una niña siga con sus estudios,
no la hace menos que los demás y no es
razón para negarle las oportunidades.
Yo creo, profe Esteban,
que esta experiencia la podemos aprovechar
para trabajar el plan de vida
con los alumnos el otro año.
Que los jóvenes vean que cada cosa
que hacemos tiene una consecuencia
y en lugar de verlo como un mal
ejemplo sea un aprendizaje para su vida.
Mmm. Lo del plan de vida,
déjeme pensarlo seño Claudia.
Por ahora ocúpese de la
papelería de las niñas y está bien.
Puede inscribir las que haya visto
ya mi hija.
Gracias, director.
Toma mi mano.
Tenía rato de
no venir al parque ecológico
y acaban de hacer unos senderos nuevos.
También hay venta de productos orgánicos.
Si yo quiero llevar miel.
A Silvia
le encantan los panqueques con miel.
Todavía
no me has dicho por qué no vino después.
Rogelio. Ahora no quiero hablar de eso.
Uy, mira el canopy.
¡Que alto!
Yo me voy a subir ahí y tú
te vas a animar.
No sé. Lo voy a pensar.
Vamos.
Vas a ver que es divertido.
Te voy a ver primero y después decido.
Eso es trampa.
No se preocupe, seño.
Ya va a ver que no pasa nada.
Ah, y. ¿Y ese cable es seguro?
Sí. Estos cables
están probados y asegurados.
Ah, mire, ya viene de regreso.
Se me hizo eterna la espera.
Servido, Joven, Es tu turno.
Ay, Creo que las alturas no son para mí.
Prefiero el paseo a caballo.
Está bien, Ruth.
Como tú quieras.
Vamos.
Ay, Rogelio.
Me asusté
cuando dijiste que trataran los caballos.
Pero lo hiciste muy bien.
Tienes las manos frías.
Es que está un poco helado.
Toma, ponte mi suéter.
Pero te va a dar frío.
Pues no, porque voy a abrazarte.
¿Ahora quién hace trampas?
Mira, sentémonos en esa banca un rato.
Lo estoy pasando muy bien.
Yo también.
¿Y no se molestó tu mamá?
¿Por qué?
Porque ella está
de vacaciones en la universidad.
Y de todas formas
no te quedaste en tu casa.
No, para nada.
Mi mamá tiene mucho que hacer siempre.
Y está muy contenta por nosotros.
Ya le conté que el otro año.
¿Tú quieres entrar a la universidad?
Sí, pero depende.
Silvia entra.
Básicos y tengo que ver lo del uniforme
y los útiles.
Pero en tu presupuesto
debes incluir tu educación.
Yo sé.
Solo que también
tengo que pensar en los gastos de mi mamá.
De la casa, La comida.
¿Y ahora que está tu tío Antonio?
¿No les ayuda con los gastos?
Creo que ayuda a mi mamá.
Pero yo no quiero nada de él. ¿Y eso?
Te dije que sirve.
¿Está enojada conmigo? Sí.
Pues tuvimos una discusión
y fue por culpa de él.
¿Qué hizo?
Es que siempre está consintiendo a Silvia
y no me gusta.
¿Y qué tiene de malo?
Que la va mal
acostumbrar a tener cosas que no necesita.
No te enojes por eso.
Ay, no lo puedo evitar.
Me parece que tu tío es buena persona.
Tal vez
sólo quiere agradarle a tu hermana.
Tú no lo conoces.
Eso es cierto. Tú lo conoces bien.
Por eso creo que deberías intentar
acercarte a él para mejorar su relación.
Decirle lo que te molesta.
Y así evitas peleas con Silvia.
Tal vez yo le traje un regalo a Silvia.
¿Por qué no se lo das?
A ver si se le pase el enojo.
Gracias, Rogelio. Eso espero.
Nosotras casi nunca peleamos. Pero ahora.
¿Y eso?
Don Antonio.
¡Qué sorpresa!
Ay, qué gusto verlos.
Hola, Ruth.
Te ves muy linda, sobrina.
¿Qué hace aquí, tío?
Disfrutando del paisaje.
Oí que mencionaste este lugar
y quise venir a conocerlo.
No sabía que los iba a encontrar.
¿Quiere acompañarnos al sendero?
Mejor otro día. Ustedes me entienden.
Este lugar es ideal para los enamorados,
así que no quiero estorbar.
¿Qué?
Don Antonio, en lo que usted acompaña a
Ruth, Voy por unos jugos.
¿Quiere tomar algo?
No te preocupes, Rogelio.
Así estoy bien.
Ruth. Ya vuelvo.
¿Por qué está aquí?
Vigilándote.
Cuidándote.
Déjeme tranquila.
Sabes que eso no va a pasar.
¿Qué quiere de mí?
Tú sabes lo que quiero, Ruth.
Es que nunca me voy a librar de usted.
Ya conoces la respuesta.
Y tú me perteneces.
Y no voy a dejar que seas de él.
Toma mi mano.
Me voy de vacaciones.
Además de que va a querer
su licuado de melón con piña, preciosa.
¿De a tres o de cinco?
Lo quiero grande y con hielo.
¿Y si viene con un besito?
Mejor dejémoslo estar.
Con dos de azúcar está
bien ponerle suficiente azúcar y cariño.
Ya sabes cómo me gusta
no mirarlo.
Ya terminamos con este sector del mercado.
Así me gusta Judas.
El sánate y el Trevi
se pusieron las pilas.
Simón. Ahora solo que se asomen por aquí.
Y vamos a buscar al viejo
ese que no ha querido soltar las varas.
Don Goyo se llama.
Dicen aquellos que se pone con mates
y se hace la bestia.
Pues si hoy no suelta el billete,
ya sabes qué hay que hacer.
Simón, Ese. Aquí está su licuado.
Son cinco quetzales. Toma diez, preciosa.
Te busco otro día.
Ya vienen aquellos. Terminamos de una vez.
Ay, no, Doña Rosa.
Ahí van esos maleantes.
Están cobrando la extorsión, Doña Betty.
¿Qué va ser?
Hoy yo cerré el local
y creo que no voy a abrir por un tiempo.
Mire, doña
Betty, van para el puesto de don Goyo.
Él no ha querido darles ni un centavo.
¡Ay, no!
Voy a buscar a Cruz
y que llamen a la policía.
Sí, doña Betty.
Ojalá que no pase nada malo.
Honorato,
Por fin lo encontramos. Don.
¿Qué se les ofrece, señores?
Venimos por la cuota.
¿De qué cuota están hablando?
No se haga el mula que usted ya sabe.
Suelte el pisto de una vez.
Yo no me voy a dejar extorsionar
por una bola de vagos.
Ah, bueno, Aparte de mula,
no resultó bien con el rubito.
Yo creo que
lo que necesita don Goyo
es una buena calentada.
Hagan lo que hagan,
no me van a sacar ni un centavo.
Ah, no me diga.
¡Váyanse, rateros!
La policía
ya sabe que ustedes andan por acá.
Uh. Es lo que está usted viejito.
La policía nos hace los mandados.
Judas, tira toda esa mercadería.
¿Qué les pasa?
A ver, viejo pisado.
¡Soltame, cobarde!
Óigame bien, don Goyo.
Sabemos dónde viven su hija y sus nietos.
Si no paga por usted,
al menos piense en su familia.
No sea pendejo.
No te tengo miedo.
Vos jugás de la uña en las costillas.
Al don a
dejármelo diablo.
Tengo unas ganas de reventar a este viejo.
¿Ya vio don Goyo?
Suelte el billete o lo dejo con el Judas,
que tiene unas ganas de romper cajas
y también huesos.
No me van a quitar nada.
¡Malditos Judas!
Ya maté al Sánate y el Trevi.
Última oportunidad, viejo terco.
¿Va a colaborar sí o no?
Soltame
y hablamos.
Así me gusta que colabore.
Acércate, que quiero decirte algo.
A ver qué me quiere decir, abuelo.
Vos y tu gente se pueden ir
mucho a la fregada, viejo.
La gran.
Uh. ¿Ya enojó al jefe, don Goyo?
Ay, sí, Se lo llevó la chingada.
Para que somos buenos por aquí, diablo.
Que te diga el Judas.
Ahí les dejo el viejo.
Denle duro muchá para que aprenda
que no se puede burlar del diablo.
Bueno, sánate.
Agárralo bien.
Nosotros con el Trevi nos lo descontamos.
¡Malditos cobardes!
Cállese, viejo mula, o le va peor.
¡Ayuda! ¡Ayuda!
Me están.
¡Dije que se callara!
Dios, Lo escribí aquí.
Lo tengo agarrado. Sácalo.
Aquí.
¡Policía! ¡Judas!
Ahí viene la cura.
¡Ayuda, por favor! Váyanse, muchachos.
Yo le voy a dar un último
recuerdito a este viejo cabrón.
¡Judas!
Vamos.
Ahí viene la cura.
Aquí está libre
la salida. ¡Hey! ¡Alto ahí!
¡Corran ya!
¡Deténganse o disparo!
Toma mi mano.
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