Gabriel está decidido a buscar a Güicha con pistola en mano, pero Alex usa toda su astucia para evitar que las cosas se salgan de control. Raúl, fuera de sí, comienza a destrozar cosas en la casa de Jefferson, mientras Teresa pone a Ruth contra la espada y la pared.
Toma mi mano.
Ahorita voy.
Ayúdame, manito.
¿Qué dices de mi, Alex?
¿Qué onda? ¿Qué pasó? Sánate.
El Gabriel, ya saben, voló y empezó
a hacer lío donde la canche.
Mejor me lo traje.
Ayúdame a ponerlo aquí en el sillón. Mmm.
Vivo, jefe.
Ya está en su chante.
Me voy, Alex.
Na na na na na na na na.
Sánate. Quédate.
Vamos a tomar unos litros de vos.
Alex, saca otro litro de la.
¡Basta! Bueno, Gabriel.
Pero que sea el último.
Pues chica, a mí nadie me controla.
¿Verdad?
O ese Nate, el jefe.
Acá nosotros somos los que controlamos.
Me extraña.
¿Ya viste, carnal, el sánate? Sí.
Sabe. Vamos, sánate.
Ese es mi carnal, Alex.
Ah, ya, Ya lo conocía, jefe.
El Alex
es mi hermano. El alma es un chavo.
Se parece a mí.
Simón se mira pilas.
Alex es bien cabrón
y ya está en el business con nosotros.
Que buena onda que nos va a hacer el paro
de ahora en adelante.
Vos sánate, tenés que cuidar al Alex
no le puede pasar nada.
¿Me oís? Me extraña ese.
Le aseguro que nadie lo va a tocar.
Acá está el litro.
Solo me tomo este vaso, jefe.
Acuérdese que hay que seguir
con el business de la noche.
Abuelita, Esa. Así me gusta.
Ya viste, Alex.
Mi gente cuida mis intereses.
No como la traicionera de la fecha.
Ahí nos vemos, jefe. Órale, Alex.
Buena onda.
Sánate.
Ya deja de tomar, Gabriel.
Anda, acostate mejor mano.
La noche es joven
y yo quiero seguir llevando.
Porque andas así de bolo. Es por la ouija.
Y esto no se va a quedar así.
No le pongas coco, Gabriel.
De todos modos, qué susto
nos diste cuando disparaste al aire.
Aquella se fue bien asustada.
Pero eso hice.
Todo lo que me dijo Ella ha sido
buena onda con los dos, Gabriel.
Pero a mí no me hablan así.
Y menos mi mujer.
Estás bolo, Gabriel.
No sabes de qué hablas.
Vos crees que estoy bolo, Alex.
Pensás que esta
vez dime.
Esto es bueno, Simón.
Un cacho.
Pero estoy llevando por despecho.
Esa me dejó.
Bueno,
yo la dejé ir porque me dio la gana.
¿Ya viste?
Y vos mismo decís que hay tantas chavas.
Eso ya lo sé,
pero ella es la que me lleva la ouija.
No se deja de nadie ni de voz.
Por eso la quiero carnal.
Quiero tener un chavito con ella,
pero ella no quiere entender la desgracia.
Me dejó
solo Alex la Wichi es una malagradecida.
Que se muera
ya no quiero saber nada de ella.
Cálmate Gabriel, no es para tanto. Él.
Esa huincha me la va a pagar.
¿De qué estás hablando?
De que nadie traiciona al diablo.
Ella no te ha traicionado
para nada, Gabriel.
El que no hace lo que yo digo
me traiciona.
Y vos lo sabes muy bien.
Mejor dormirte y mañana que ya no
estés solo.
Puedes pensar mejor las cosas.
Si alguien me traiciona, me las paga.
Le voy a enseñar a la vuelta
que con el diablo no se juega
por la gran Gabriel.
Guarda esa pistola. No te mueves.
Como que no hubieras visto una pistola
antes, carnal.
Guarda eso
antes de que se te escape un tiro.
La huincha no está conmigo.
No va a estar con nadie.
Gabriel, no seas mula.
Vos dijiste que la dejaste ir
porque quisiste.
Ya no la friegues más, hombre.
Yo hago lo que me da la gana.
¿Eh? ¿Y esa pistola?
No la había visto.
Es nueva. Ah, Eh.
¿Que Chile te gusta, carnal?
Es mi nueva novia.
Y estás celosa de la anterior. ¿Eh?
¿Me la prestas?
Nunca he tenido una pistola en las manos.
La pistola no se presta.
Pero te puedo regalar otra que tengo aquí.
Mira.
Agárrala, hombre. No tengas miedo.
Es pesada.
Es tuya, carnal.
Estaba tres mía en las balas.
Ya tienen el nombre en la Ouija.
¿Olvídate de la Ouija, eh?
Mejor enséñame a disparar.
¿Tengo que aprender, verdad? Llegas, Alex.
Ese es el hermano que querías
escuchar desde hace años. ¿Eh?
Así van a saber
quién es el hermano del diablo.
Así es de Alá, carnalito.
Ahora nadie va a poder contra nosotros.
A. ¡Mamá,
mi mano!
Mami, Mírame.
Dibuja muy bien.
Te está quedando bonito.
Pero voy a enseñar a mi papi.
Si solo termina de pintarlo y se lo lleva.
¿Y dónde está mi papi? En el patio.
Está lavando un poco de ropa.
Mira, mami, Ese es mi papi.
Qué bonito, mi amor.
Se lo pintan en los zapatos y listo.
Bueno, mami.
Y así vas a salir en las fotos.
Pues tu papi no ha hecho nada.
Pero yo creo que sí.
Eh, Ya terminé.
Vamos con papi.
¿Quién será? Adelántate.
Solo voy a ver quién es la mami.
Ya voy.
¿Dónde está Jefferson? Don Raúl.
¿Que dónde está Jefferson?
Le dije Don Raúl, no me hable así.
Ya va otra vez con sus cosas.
Quítese, hombre. Jefferson.
¿Dónde está mi hija? Doña Concha.
¿Qué pasa?
¡Ay, mi hija! Se me escapó
lo de la campaña.
¿Cómo así?
Le conté a Raúl que ustedes están
en la campaña de planificación
y se vino para hablar con él.
Ay, no puede ser.
Con razón está bien enojado.
Mejor entres de doña Concha.
Sí, mi princesa.
Está muy bonito.
Jefferson. ¡Papá!
¿Qué pasó, abuelito? Y bosque.
¿Qué estás haciendo? Lavando.
La gran chica con vos.
¿Ya te crees mujer? Ok. No, hombre.
Solo le estoy ayudando.
Andrea. ¿Qué? Ayudar ni qué fregados.
Si para eso está ella.
No pelee por esto, hombre.
Emma, llévale
el dibujo a tu mami para que lo guarde.
Ya me estoy hartando de vos, Jefferson.
¿Por qué?
Porque no pareces hombre.
¿Qué es esa babosada en la que estás?
¿De qué está hablando papá?
Esa cosa de la de la planifica.
¿Con quién le contó?
Yo fui mijo.
¿Y vos a qué viniste? ¿Concepción?
Cálmese, papá.
Hombre, No es el fin del mundo.
Todos ustedes me están hartando.
Ya, pero ahorita se van a recordar
quién es el que manda aquí.
¡Ay, Dios mío!
¡Raúl!
¿Qué vas a hacer
si Jefferson renuncia a su trabajo?
No va a pasar nada. ¿Cómo así?
¿Qué le pasa, papá?
Mira vos, patojo, ni se te ocurra salir
en esa chingadera de la planificación.
No me vas a poner más en vergüenza,
Jefferson.
Yo no voy a salir en nada de eso. Papá.
Solo voy a hacer la campaña
porque es mi trabajo.
¿Y por qué tu mamá me dijo
que vas a salir en unas fotos?
Me lo propusieron,
pero no he tomado la decisión todavía.
Igual ahorita mismo vas a dejar
de trabajar con esa señora de pueblo.
¿Y quién dice que voy a renunciar a mi
chance?
Nadie puede decirme qué hacer.
Ajá. Y te las llevas de machito.
Pues vas a renunciar a ese trabajo.
Si no querés que te saque de aquí a Raúl,
por favor, déjalo así.
No se meta. Mamá.
Yo voy a arreglar esto.
¿Y cómo pensás arreglarlo?
Mire, papá, yo lo quiero y lo respeto.
Pero espero lo mismo
de usted. Cálmese y hable más
si querés que me calme.
¿Renunciar?
Y de paso le decís a esa señora
que se vaya de San Juan
y no quiere que le diga a todos los
que le caen mal
que se vayan del pueblo también.
Mire, papá,
ya le dije que no voy a renunciar.
Usted como que no entiende.
Vos sabés de lo que soy capaz. Jefferson.
Ya te reventé la cabeza una vez.
¿Y si te tengo que sacar de mi casa
para que me hagas caso?
No lo voy a pensar dos veces.
¿A dónde vas?
¿Qué va a ser, papá?
Te lo advertí, Jefferson.
Emma, Cálmese, Don Raúl.
Ya Papá está tirando todo.
Te lo dije, Jefferson.
Y no me voy a cansar de repetírtelo
si no me vas a hacer caso.
Los tres por la patoja.
Y esa tu mujer buena para nada.
Se largan de aquí ahora mismo.
Toma mi mano.
Mira aquí.
Ya que está desocupada, no corras.
Voy a apartarla
antes de que nos la quiten.
Oye. Ay, Silvia, Casi me quedo sin aire.
Tan exagerada. No, en serio.
Con este uniforme y tacones
así entramos en calor
porque está haciendo mucho frío.
Eso sí.
Y lo que me hace sentir mejor
es que ya se te haya pasado el enojo.
Ya sabes que no me puedo enojar
tanto tiempo con vos, hermanita.
Y eso que me trajiste al parque
entre semana.
Siempre andas cansada después del trabajo,
estás de vacaciones y no es bueno
que estés todo el día en la casa.
Además, quería hablar contigo.
¿Así De qué te gustaría
vivir en otro lugar que no fuera San Juan?
¿Cómo? ¿En dónde?
Pues primero nos cambiaríamos de casa
aquí y después podríamos irnos a Xela,
por ejemplo.
No es muy lejos.
Y nos iríamos con mi mamá y el tío Toni.
No nos iríamos solas. ¿Qué te parece?
¿Y por qué quieres que nos vayamos?
Es una buena oportunidad
para empezar otra vez.
¿Y qué va a pasar con mi mamá y el tío
Ton y Rogelio?
Ellos van a estar bien.
Y Rogelio puede viajar a visitarnos.
Entonces ya tienes trabajo allá.
Es que hablé con la licenciada Laura.
¿Te acuerdas de ella?
Trabajó en la cooperativa. ¿Ah, sí?
Su puesto fue el que le dieron a Rogelio.
Sí. La licenciada
me comentó que en la sucursal
de la cooperativa de Chela
hay una plaza y vas a ganar más.
¿Por eso quieres que nos vayamos?
Sí. Me dijo que la plaza
es mejor que la que tengo aquí.
Dicen que es
bien bonito y hace más frío que aquí.
¿Entonces qué decís?
¿Te irías conmigo Y mi mamá no
se va a enojar si nos vamos solo nosotras?
No lo creo.
Porque tendría tiempo para hacer
todo lo que siempre ha querido.
¿Es así?
Siempre está diciendo que por nuestra
culpa, ella está amarrada a este lugar.
¿Y si se enferma?
Mi mamá ya tiene quien la cuide.
Para eso está el tío tan pobre.
El tío, No,
yo estoy cansada de los gritos de mi mamá
y que todo el tiempo está.
Silvia lava los trastes.
Ay, Silvia, un día de estos
me vas a matar.
Pero no sé si quiero irme.
Mira, allá estudiarías en un colegio
Saldríamos a conocer muchos lugares
bonitos, aparte de los restaurantes,
cines y parques.
Qué chilero, porque aquí ya conozco todo.
Pero quiero que me hagas un favor.
¿Qué cosa?
Por ahora
no quiero que digas nada en la casa.
Yo voy a hablar con mi mamá
cuando esté segura del trabajo.
Está bien.
Y que emoción conocer otros lugares.
Esas son las fuentes, Georgina.
Y son de aguas termales.
Cuando vivamos en Xela,
quiero ir a conocerlas.
Ojalá no esté lloviendo igual que ahorita.
¿De qué hablan ustedes dos?
De nada, mamá.
Silvia, mejor ándate a tu 4.º. Sí, mamá.
Vos. Ruth, deja de sonsacar a tu hermana.
¿Porque dice eso?
Mamá, No te hagas la babosa.
Las oí hablar de
que cuando vivan en Chela.
Bueno, mamá, algún día
vamos a dejar de ser una carga para usted.
Pero no estés metiéndole a tu hermana
esas ideas de irse de la casa.
Mamá.
¿Para qué quiere que Silvia
se queden a casa?
Ya te lo dije.
Para cuidarme hasta que yo esté viejita.
Además, sabes que soy una persona enferma.
Mamá, por favor.
Usted sabe que Silvia está en peligro
con ese señor en la casa.
Mira, Ruth, ya estoy cansada de esa.
Tu misma cancioncita.
Entonces deje que me lleve a Silvia
y ya no va a tener que oírme.
La verdad que sí. Era lo que escuché.
¿Te quieres llevar a Silvia? Así es.
Si te la llevas, te mando a la policía
y te meto a la cárcel.
Está bien.
Llamemos a la policía y así
les voy a contar todo lo que me hizo
su hermano hace años.
No me amenaces, Ruth.
Nadie te lo va a creer.
Usted sabe que lo que digo es la verdad.
Lo que te pasó fue porque vos
te lo buscaste.
Además, ya pasó tanto tiempo
que nadie va a creerte.
Rogelio Sí, Y me va a apoyar.
Eso decís.
Pero cuando yo le cuente
la verdad, va a salir corriendo
y ni siquiera va a mirar atrás.
Él me ama. Pues.
¿Sabes qué?
Pensándolo bien, ya es hora de que cortés
con ese muerto de hambre.
Ay, no soporto verlo más.
No voy a hacer eso.
Cuando le cuente lo que sé.
No creo que quiera estar con una mujer
mentirosa, aprovechada y ambiciosa
como vos.
Es capaz de hacer cualquier cosa
para conseguir lo que quiere.
¿Qué?
Lo que oíste.
Es mejor que termines con él de una vez.
Y por las buenas.
Si no vas a ver que sos una sometida
y que desde hace tiempo ya sabes que es
tener a un hombre en tu cama.
En ese momento
te aseguro que se le acaba el amor.
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