Goyo sigue en el hospital tras la brutal golpiza que recibió, aún así le revela a Don Cruz algo que podría cambiar el rumbo de la historia. Raúl llega ebrio a la casa de Jefferson y comienza a disparar. Antonio amenaza a Ruth, presionándola para que vuelva a estar con él.
Toma mi mano.
Pueden besarla y tratarla de hombre.
Pueden besarla. Visitas.
Sala de hombres.
Hay. Yo digo que ya nos perdimos.
No creo. Betty, mira ese rótulo.
Dice que a la izquierda
está la sala de hombres.
Ah, sí, es verdad.
Allá está Brenda.
La hija de don Goyo. Sí.
Hablemos con ella primero.
¿Qué tal mi hija?
Doña Betty. Don Cruz.
Qué bueno que vinieron.
¿Cómo siguió tu papá bendita?
Ah, y mire, estuve en el intensivo
varios días.
¿No ve que los golpes que le dieron
le provocaron sangrado interno?
¡Ay, no!
¡Qué ingratitud la de ese diablo!
Cuando don Goyo
siempre fue bueno con él y con Alex.
Venimos porque tu mamá nos contó
que ya podía recibir visitas.
Sí, es que ayer
lo bajaron aquí, a este piso.
Pero los médicos lo siguen observando.
Dicen que mi papá no está bien.
Tranquila, mi hija tranquila.
Hay que tener fe de que todo saldrá bien.
Ánimo, mija.
Goyo es fuerte y va a salir de esto.
Vas a ver.
Eso espero.
Don Cruz. Brenda.
¿Será que podemos pasar a verlo?
Estaba dormido hace ratitos,
pero déjeme ver.
Porque el doctor Cabal está pasando
visita.
Está bien. Mi hija.
Anda, ve.
Nosotros aquí esperamos.
¡Ay, no!
La violencia
está descontrolada en el pueblo.
Cruz. Mira esto que le pasó a Goyo.
Yo no quiero que Gabriel te haga lo mismo.
Y por andar jugando al Redentor
vas a terminar de mártir.
Yo no juego a nada, Betty.
Alguien tiene que hacer algo.
¿Pero por qué tenés que ser vos
el único que trata de solucionar
los problemas del pueblo?
Pues no soy solo yo, Betty.
Todos en el pueblo tratan de colaborar.
Mira, ya está saliendo el doctor.
Ahí viene Brenda.
Ya pueden pasar.
Aunque sigue dormido.
Goyo.
¿Cómo estás?
Somos Betty Cruz.
Ay, no.
Cruz está descansando.
Creo que mejor nos vamos.
No, nada de que nos bajamos.
Ay, Dios.
Pensábamos que estaba dormido.
No, sólo que vienen de lejos
y ya se quieren ir.
¿Goyo, ya te sentís bien?
Bien, bien jodido estoy.
No tengo una sola parte del cuerpo
en la que no me hayan pegado.
Me duele todo.
Ay, lo siento mucho, don Goyo.
¡Ay! Lo bueno es que no les
di el pisto que me pidieron.
Esa gente es cobarde.
Necesitas estar tranquilo para salir de
aquí lo antes posible.
Ay, no sé. Cruz.
Si no salgo de ésta.
Al menos tuve una vida muy buena.
Sólo me da pena dejar a mi mujer
y a mi hija solas.
Ay, no digas esas cosas, don Goyo.
Mire, en unos días estará en su casa
comiendo tamal
recalentado con doña Gloria.
Ya va a ver,
Goyo.
No te agites.
Tranquilo, respira. ¡Ay!
Yo voy a buscar a Brenda. Ahorita vengo.
Cruz, acércate.
Te quiero decir algo.
¿Qué pasó, Goyo?
Contáme, Cruz.
Cuidaste de Gabriel y sus cómplices
porque ellos son los culpables
de que yo esté acá.
Todo jodido.
Y esto le puede pasar a cualquiera.
Fíjate
que agarraron a uno que le dicen Judas.
Pero si vos haces la denuncia.
A lo mejor hoy si meten preso a Gabriel.
No, Cruz, no sé si salga de este hospital.
Vivo ahí
y no tengo ganas de denunciar a nadie.
No tengas miedo, Goyo.
Hay que denunciar, hombre.
No, amigo.
Te cuento esto porque yo sé que vos
aprecias mucho al hermano de Gabriel.
Tal vez porque te recuerda a tu hijo.
Es verdad, Goyo.
Me preocupo por Alex.
Ese patojo, ese patojo, está en peligro.
Cruz,
no dejes que siga los pasos del diablo.
Ayúdalo, Cruz.
Ayuda a Alex.
Aún hay tiempo de. De.
Siete meses.
¡Enfermera! Enfermera, por favor.
Mi papá no está respirando. Bien.
Por favor, salgan de la zona.
Debemos estabilizar al paciente.
Tranquilo.
Hay otra.
Ay, pobre don Goyo.
Ojalá que se mejore.
Betty, antes de ir a la casa,
quisiera visitar el cementerio.
Vamos a ver a Marvin.
Acompáñame.
No sé.
Vos ya sabes que
no me gusta ir al cementerio.
Pero alguna vez tenés
que ir a visitar la tumba de nuestro hijo.
Ay, me duele demasiado. Cruz.
No importa cuánto tiempo ha pasado.
Además, yo no tengo nada
que ir a hacer al cementerio.
No tengo culpa en la muerte de Marvin.
En cambio, vos tenés tanto por qué llorar.
Toma mi mano.
Uy, qué rico huele, mami.
Ya casi están los tamalitos, mi amor.
Yo quiero más ponche. ¡Mami! Mae.
Pero sólo un poquito,
porque si no, ya no vas a comer.
Sí, mami. Gracias.
¡Mami!
¡Papi!
Benítez. Hola, Emma.
¿Te ayuda papi?
Sí. Solo no vayas a botarlas.
Manzanas.
Lo siento, papi.
No te preocupes, mi amor.
Ayúdame a recogerlas.
Vaya, mami. Ya la recogí.
Al menos no botó las uvas.
Ay, Jefferson. Con lo que te enojas.
Ya está.
Mira.
Aquí no pasó nada, Emma.
Anda, lávate las manitas. Bueno,
Dame las manzanas. Las voy a ir a lavar.
¿Qué te pasa, Canche?
Nada. ¿Por qué?
Todo trompo.
Estás trompo. Será.
Es que mucha gente en el mercado comprando
a última hora me puso de mal humor.
¿Sí, Verdad?
Ay, esa gente que sale a comprar
uvas y manzanas a última hora de la tiró.
Pues yo te dije que ya no salieras.
Pero como no soy la licenciada.
No me hiciste caso, papi.
Y me trajiste mis estrellitas
en tu cabecita.
Ay, se me olvidó, mi amor.
Y ahora en la tienda venden estrellitas.
Anda con tu papá a comprar y.
Y casitas también.
Si también Vamos, papi, ahorita
vamos pues para mientras,
voy a empezar a arreglar la mesa.
¿Para que tenemos? Está bien, mami.
No vas a querer más ponche.
No, flaquita.
Gracias. ¿Qué tenés, mi amor?
Nada, Andrea.
Solo estoy pensando. Mmm.
¿Es por tu mamá?
Sí, por ella.
Por mi familia.
Ahorita todos están
celebrando en la casa de mi papá.
Mi amor,
yo te entiendo, pero estamos juntos.
Nosotros tres como familia.
Sí, mi amor. Lo sé.
Yo sentí lo mismo los primeros años
que pasé lejos de mi familia.
¿Cierto, Andrea?
Nunca te pregunté cómo te sentías.
Siempre los extrañé.
Y lo sigo extrañando un montón.
Pero lo que más quiero es estar contigo
y con Emma.
Yo también.
Pero para que veas que si hablo en serio.
¿Sí? ¿Qué es?
Feliz Navidad, Conchi.
Mi amor.
Y eso es algo pequeño,
pero con mucho amor.
Flaquita. Pero.
Pero nada, Jefferson. Abrí lo mejor
y a la gran.
La loción que más me gusta.
Es un frasco pequeño,
pero al menos para una semana.
Ay, mi amor.
Yo no te pude comprar nada otra vez.
No importa que.
Lo único que quiero ya lo tengo.
Tú y Emma. Gracias, blanquita.
Te amo, Jefferson.
Mi papá.
Ay, no puede ser.
¡Salir de ese 4.º ya!
A la gran. Sí, es mi papá.
No vayas a salir, Canche.
Bien, Voy a ver qué quieren.
No, Jefferson, escucha.
Anda. Bien. Bolo,
fresa, babosada.
Jefferson Canche. No abras, por favor.
Tranquila, Andrea.
Desde aquí adentro le voy a hablar.
¿Qué le pasa, papá?
Te digo que abras esta charada, hombre.
No, papá, Usted todo bolo.
Anda, váyase a su casa. Mejor.
Pero te vas conmigo.
Patojo y no usted mismo
nos sacó de la casa.
Pues no, no, no, no, no.
Yo saqué a la Andrea. Ya es. Ahí está.
Vos sos mijo.
Tenés que estar en la casa.
Usted está loco, papá.
Mejor hablemos cuando esté sano.
Estoy enfermo.
Voy a abrir esa puerta, hombre.
Váyase, don Raúl
o llamo a la policía otra vez.
¡Chuta! Esa mujer. Llámelos.
Llamemos a ver si se animan a venir.
Tranquila, Andrea. Déjame
que hable con él.
Ay, por Dios.
¿Ese es tu papá? Se volvió loco.
Mami, tengo mucho miedo.
Toma mi mano.
Mmm. Las felicito, sobrinas.
Todo les quedó muy rico.
Para mí que el ponche le faltó más coco.
El otro año lo haces tú, hermanita.
¿Cómo vas a creer?
El otro año espero estar celebrando
la Navidad en un lugar mejor.
Pues a mí no me importa dónde esté.
Con que tengamos pino y manzanilla.
Cómo me gusta el olor.
¿Y a usted, tía?
A mí también.
Pero ahora vamos a brindar salud
para que siempre estemos juntos
en familia.
Boston.
Ni gracias tenés.
Brindando con el ponche sin piquete.
Lo importante es disfrutar este día.
Teresa,
que riquísimos estos tamales.
Ay, sí. Son de doña Esperanza.
Ya extrañaba la sazón de mi tierra.
Son unos simples tamales,
pero están muy buenos.
Mamá, son tamales especiales de Navidad.
Mire todo lo que le puso doña Esperanza.
Chile. Pimiento.
Ciruela. Pasa. Sí.
Y mis aceitunas favoritas.
Solo porque tengo hambre, me los como.
Pero yo creo que estaríamos más alegres
en un restaurante.
Estas fechas se pasan mejor en familia
y en casa.
No, lo que pasa es que sos una tacaña.
Ya tendremos mejores tiempos. Teresa.
Qué raro.
¿Qué pasa, Silvia?
Pues que no ha venido Rogelio.
¿A que tendría
que venir a dejarnos nuestros regalos?
Él no va a venir, Silvia. ¿Y por qué?
Es que.
Pues Rogelio y yo ya no somos novios.
Al fin algo bueno empieza a pasar.
Ya respiro
las bendiciones llegando a esta casa.
¿Por qué decís eso, mamá?
Porque tu hermana ya volvió en sí.
Yo lo voy a extrañar.
Porque Rogelio es buena onda.
Lo sé, pero
no necesitamos a nadie
más en esta familia.
Nosotros ya estamos completos.
Eso quién sabe.
Acordate que Ruth está
con la idea de irse de la casa.
No pensemos en cosas tristes ahora.
Mejor hagamos otro brindis
para que el amor
y la armonía estén en nuestros corazones.
Feliz Navidad.
Feliz Navidad.
Bueno, ahora a descansar,
porque mañana tengo que salir.
Todavía no, mamá.
Hay que destapar los regalos.
Sí, hermanita, Quédate. Qué chilero.
Yo quiero abrir el mío primero.
No, primero voy yo.
Ay, hermanito.
No te hubieras molestado.
Qué lindos zapatos de tacón.
¿Te gusta ese color, Tere?
Porque se pueden cambiar.
Este color está genial.
Silvia, destapa el tuyo.
En esas estoy, tío.
Gracias, pero tiene mucho papel.
Gracias, tío.
Voy a Chile y con estos tenis
en el instituto.
De eso se trata, Silvia. Tú me comprendes.
Chócala, tío.
Y vos, Ruth, No vas a destapar el regalo
que te trajo Tono.
Sweety.
Lo elegí especialmente
y con mucho cariño para ti.
No se hubiera molestado.
Sabe que no lo voy a recibir.
¿Pero qué son esos modales?
Definitivamente no te los enseñé yo.
Si no te gusta lo que te dé el tío,
me lo das a mí.
Silvia, no te metas.
Yo me voy a dormir. Buenas noches.
Bueno, te vas de aquí hasta que destapes
ese regalo y le des un abrazo a tu tío.
Teresa, no te preocupes.
Yo sé cómo arreglar esto con mi Sweety.
Como quieras.
Venite, Silvia.
Vamos a ver un rato las luces
que están quemando en la esquina.
No te digo.
Pues esta ya me espantó el sueño.
Feliz madrugada a todos.
Y mañana destapo tu regalo.
Piensa
bien lo que dices delante de tu hermanita.
No te va a funcionar. ¿Por qué lo dices?
Tú has hecho que Silvia se aleje de ti.
Y se acerque más a mí.
Eso no es cierto.
Silvia confía cada día más en mí.
Ella y yo cada vez estamos más cerca.
Déjela en paz.
Entiéndelo de una vez, Ruth.
Nosotros hacemos una linda familia.
Solo déjate llevar.
No, por favor.
Yo soy el único hombre que puede hacerte
feliz.
No. Aunque te encierres.
Tarde o temprano vas a volver a mí.
Mi Sweety.
Toma mi mano.
¿Te has encontrado O alguien que conoces
en la misma situación
de violencia doméstica como Ruth o Silvia?
Si tú o alguien que conoces está
pasando por algo similar.
Recuerda, no es tu culpa.
Y no estás sola. Visita triple W, punto.
Toma mi mano.
Punto vs diagonal Recursos
Encuentra la ayuda
y el apoyo que necesitas
para cuidar de tu bienestar.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.