Don Cruz se despierta perturbado tras una pesadilla, y lo que le propone Betty lo deja lleno de dudas. Más tarde, Ruth enfrenta a Antonio para que deje en paz a Silvia, pero la situación se sale de control y uno de los dos termina lastimado.
Toma mi mano.
Marvin.
Marvin. ¿Dónde está mi hijo?
Aquí, papá. Y está cerca.
No te veo.
Aquí estoy.
Me asustaste, mijo.
Ay, papá.
Por todo se asusta.
Ya veo. ¿Dónde estamos?
Teníamos años de no venir a este lugar.
Siempre te ha gustado
esta montaña de pinos.
Mire, papá, la grama esta bonita
para ponerla en el campo de fútbol.
¿Te acuerdas que te gustaba acostarte
en la grama y ver en el cielo
la forma de las nubes?
Eso fue cuando era un niño.
Apenas tienes 14 años.
Mi hijo.
Para tu mamá y para mí.
Seguí siendo un niño.
Me siento tan tranquilo aquí.
Así me gusta verte.
Siempre he estado con ustedes.
Pero no es lo mismo.
Tranquilice su mente, papá.
Estoy aquí en mi lugar favorito.
Te extraño mucho, hijo.
Y yo a ustedes.
¡Papá!
¡Papá! No lo veo.
Hay mucha neblina.
¿Dónde está Marvin?
Marvin.
¿A quién busca Don Cruz?
Alex. ¿Qué haces aquí?
Aquí. Haciendo un trance de Gabriel.
¿Y usted?
Estoy buscando a Marvin. ¿Marvin?
¿Su hijo? Sí.
Estaba aquí conmigo.
¿Qué le pasa a Don Cruz? Marvin
está muerto.
No es mentira.
Tranquilo, viejo.
Todos nos vamos a morir algún día.
¿Qué haces con esa pistola?
En este bisnes nos tenemos que cuidar.
¿Verdad, Marvin? Sí, papá.
No pasa nada. Pero entiendan.
Si andan con Gabriel, van a terminar mal.
Gabriel es mi mejor amigo y me cuida.
Aunque la última vez
Gabriel me dejó solo. Y
Marvin me dijo.
Papá.
Me dijeron
Me duele.
No te muevas.
No te muevas, mijo.
Ya vienen los bomberos.
Marvin.
Marvin.
Tengo mucho sueño.
No te duermas.
Quédate conmigo, mi hijo.
No me dejes.
¡No me dejes!
Cruz. ¡Cruz! ¿Qué te pasa?
Cruz. Se nos muere.
Betty.
Marvin se nos muere.
¡No, No!
¡Cruz!
Mi hijo no hace algo.
Es cruz.
Es cruz.
Cruz.
¡Cruz!
¿Qué te pasa?
Despierta, Cruz.
¿Por qué estás llorando?
Tranquilo, tranquilo.
Ya pasó.
Todo está bien.
¿Tuviste otra pesadilla?
¿Verdad?
Soñé con Marvin. Betty.
Con Marvin.
¿Y qué soñaste? Fue tan extraño.
Primero estábamos en el bosque
que tanto le gustaba.
Y luego.
Tranquilo, Cruz.
He soñado mucho con él
en estas últimas semanas.
Y cada vez hablamos más tiempo.
Yo llevo tantos años
queriendo verlo de nuevo.
Pero ni siquiera he podido encontrarlo
en mis sueños.
Y de repente, en el sueño,
se me apareció Alex.
Alex. ¿Y eso? No sé.
Tal vez porque ya me di cuenta
que Alex está en la pandilla de Gabriel.
Te lo dije, Cruz.
Ese muchacho no quiere por las buenas.
Yo creo que sueño a Marvin
porque en donde esté.
Quiere advertirme algo sobre Alex.
Pues claro que te alejes de él.
Te estás
exponiendo a que el Gabriel te haga algo.
Pero no podemos darnos por vencidos
ni con Alex ni con nadie.
¿Pero qué más puedes hacer por él?
Ya le diste trabajo, casa, un lugar
en el equipo y todo lo ha rechazado.
Es por la influencia de su hermano.
Cada día la violencia se está
apoderando más de este pueblo.
Por eso es que todos tenemos que
hacer algo para cambiar las cosas.
No, Cruz.
Estoy cansada.
San Juan es una desgracia.
Lo mejor que nosotros podemos hacer
es irnos de aquí.
Yo ya no quiero vivir en este pueblo.
Toma mi mano.
Apúrate con los pedidos, Alejandro.
Buenas, doña Olga.
Ay, Conchita.
¿Y qué haces por aquí? ¿Se te perdió algo?
No, cuñada. Paso para saludarte.
Me imagino que Raúl ha de estar lejos
en la finca.
Anda. ¿Por qué?
Para que andes tan tranquila.
Pues ando comprando cosas
para su fiesta de cumpleaños.
Con razón.
Ya me extrañaba que te dejaran salir.
¿Y qué vas a querer hoy?
Que me apartes la carne para el sábado.
Ya sabes que a Raúl le gusta la carne
bien fresca.
Sí, ya conozco a mi hermano.
¿Y cuántas?
¿100 £ vas a querer?
Ah, no, no tantas.
Solo 30. Hoy no quiso invitar mucha gente.
Ah, pero es muy poquito.
Eso ni para ustedes va a alcanzar.
Que son un montón.
Lo que pasa es que Raúl quiere un lechón.
Por eso no voy a comprar mucha carne.
Me van a quemar la canilla. Entonces.
Eso decís, Elba Raúl.
Porque solo estoy comprando lo que él
me pidió.
Pues sí.
Voy a hablar con él.
Mira. Aquí te dejo la mitad.
Y el sábado te doy el conchita.
Solo que ahora es pago por adelantado.
No me digas eso.
Si no hay mucha carne.
Por eso mismo, como no es mucho lo que
pediste, podés pagarlo todo de una vez.
Ay, Olga.
Ahorita no me alcanza.
Y tengo que hacer otros mis mandados.
Pero en la tarde te pago el resto.
Va, pues.
Gracias. Nos vemos.
Que te vaya bien, Conchita.
Buenas tardes, señora.
Bienvenida a la Cooperativa
San Juan. Pase adelante.
Gracias, Polly.
Adelante, por favor.
Andrea, mi hija.
Doña Concha. ¿Cómo está?
Bien, gracias.
Y eso que estás aquí. Aquí, trabajando.
¿Y desde cuándo? Ya llevo una semana.
Y hoy es la primera vez que me dejan sola
aquí en la caja.
Qué alegre mi hija. Felicidades.
Gracias, doña Concha.
¿Y Jefferson?
¿Qué dice de tu trabajo?
Él no está muy de acuerdo.
No quería que trabajara.
Me imagino. Ay, discúlpame, mija.
Yo hablándote tan tranquila.
Y tal vez te van a regañar.
No tenga pena, doña Concha.
Aquí el cliente es primero.
Además, ahorita casi que ni gente hay.
Cabal, mija.
Por eso trato de venir a esta hora,
para no tardarme tanto.
¿Y en qué le puedo ayudar?
¿De veras?
Pues ya se me estaba olvidando este.
Voy a hacer un retiro. Ah, con gusto.
¿Cuál es el número de la cuenta?
Aquí tengo el número anotado.
Muy bien.
Ay, doña Concha, que pena con usted.
Pero se nos fue el sistema.
¿De verdad? Sí.
Normalmente lo arreglan rápido.
No sé si quiere esperar.
Ay, yo digo que sí, Andrea.
Así aprovechamos a platicar un poquito.
Sí. ¿Verdad? Ay, sí.
Después de que se fueron de la casa.
Me la he pasado muy triste.
No es la única, doña Concha.
Nosotros la extrañamos mucho.
Todos los días me dice
que quiere ir a verla, mi muchachita.
Pero ustedes pueden llegar a visitarme
cuando quieran.
Sí, doña Concha.
Pero la verdad, no me gustaría
encontrarme con don Raúl.
Pero él ni se mantiene en la casa.
Hay veces que ni en la noche llega.
¿Pero quién quita que en una de esas
me lo encuentre?
Tienes razón, Andrea.
¿Y si llegan el sábado?
¿Este sábado? Sí. A la fiesta de Raúl.
No creo, doña Concha.
Bien, Mi hija va a llegar mucha gente.
Y con mis hijas te salimos a encontrar.
Además, Jefferson tiene que llegar.
Ni modo que va a ir solo.
De eso se ha pasado hablando estos días.
Ya viste, Andrea.
Además, desde que te casaste con Jefferson
en estas fiestas de Raúl, tú
has sido mi única compañía.
Porque mis hijas se van con sus maridos.
Ay, doña Concha.
Ay, qué difícil me la pone.
Y así miro a la nena un rato.
No le prometo nada, doña Concha.
Primero voy a hablar con Jefferson.
Está bien, mija.
No quiero que te sientas obligada.
Gracias, doña Concha.
Eh, Voy a revisar si ya hay sistema.
Ah, ya está.
Ay, qué bueno.
Voy a ingresar otra vez
el número de cuenta.
¿Y doña Concha?
¿Qué pasó, mija?
Es que me sorprendió su saldo.
Sí, Mi hija es parte de lo que me dejaron
mis papás.
Disculpe, doña Concha.
No quise ser imprudente. No tengas pena.
Yo confío en ti.
Sólo te pido por favor,
que no le vayas a contar a nadie.
Ni siquiera a Jefferson.
No se preocupe, doña Concha.
Yo no he visto nada.
Toma mi mano.
Te quedan bien.
¿No te aprietan, Silvia? No, tío.
Estos son los zapatos que yo quería.
Okay.
Very good. Silvia.
Nos los llevamos.
Me los puedo llevar puestos.
Como tú quieras.
Aquí se hace lo que diga la princesa.
Gracias.
Me siento como una señorita.
Es lo que eres, Silvia.
Una hermosa señorita.
Lo quiero mucho, tío.
Gracias. Mmm.
Gracias. Qué bonito abrazo.
Eres muy cariñosa, Silvia.
Hermanita.
Mira los zapatos que me compró el tío.
Tono de tacón.
Tú nunca has usado zapatos tan altos.
Por eso me los dejé puestos.
Para acostumbrarme.
Son lindos.
¿No te parece, Ruth?
Unos zapatos así te quedarían muy bien.
Te verías muy guapa.
No, No quiero que nadie me mire.
No creo que alguien
pueda resistirse a tu belleza.
Aunque te escondas.
¿Pero qué les parece
si salimos a cenar? Sí.
Quiero ir a comer unas enchiladas
con fresco de horchata.
Silvia, habíamos quedado
que tú y yo íbamos a salir a comer juntas.
¿Te acuerdas?
Ay, se me había olvidado.
Pero podemos ir los tres.
Será otro día. Silvia.
Tú y yo. ¿Qué dices? Está bien, tío.
Ya regresamos. ¿Nos vamos?
Sí. Sólo voy por mi suéter.
Ay, Me cansé
de andar caminando con estos tacones.
Me salieron ampollas.
Te dije que te iban a lastimar.
No me regañes.
No te estoy regañando, Silvia.
Vení, sentate un ratito conmigo.
Quiero pedirte un favor. Sí, hermanita.
No dejes que el tío Antonio
te compre cosas.
¿Pero por qué?
Porque yo siempre te he comprado
todo lo que necesitas.
Pero si el tío no es buena gente
y me quiere mucho.
Sólo quiero que tengas cuidado. Sí.
Y ahora yo te tengo una sorpresa.
Mañana te voy a dar un celular al que le
puedo dar
el número de teléfono a mis amigos.
Pero sólo a tus amigos cercanos.
Y me tienes que enseñar quiénes son.
¿Pero por qué? Es por tu seguridad.
Y te lo voy a dar para que estemos
comunicadas por cualquier emergencia.
Está bien.
¡Ay! ¡Ay!
Me voy a acostar un rato.
Estoy cansada y me duelen los pies.
Bueno, descansa.
Pues.
Al fin
podemos hablar solos tú y yo, Sweety.
¿Por qué se empeña en molestar a Silvia?
No la estoy molestando. Al contrario.
Creo que nos la pasamos muy bien.
¿Usted quiere algo más de Silvia?
Es una niña muy linda.
¿Y sabes una cosa?
No, no quiero saber nada.
Creo que me gusta más que tú.
Me voy a llevar a mi hermana conmigo.
No creo que eso pase.
¿Además, quién sabe si Silvia
quiere irse contigo?
Ella no se quedaría aquí. Eso dices tú.
Pero Silvia y yo tenemos una
conexión especial.
Dejen paso a mi hermana.
Cuando tú te vayas, aquí estaré
yo para hacer lo mismo que hice contigo.
¿Te acuerdas?
A ella no la va a tocar.
Eso solo tú lo puedes impedir.
No, no, por favor.
Mira. Con Silvia
sólo es cuestión de tiempo.
Tú sabes que cuando quiero algo,
lo consigo.
Por las buenas o por las malas.
No lo voy a permitir.
Eso lo sabes. Sí. ¿Y cómo?
Ya me está
fastidiando este jueguito contigo, Sweety.
¿Y si me llego a aburrir?
Tal vez cuando tú quieras.
Yo voy a estar interesado
en otro dulcecito llamado Silvia.
No. Conque así te gusta.
Me está lastimando.
Ya no puedo esperar más.
Me muero de ganas por tenerte de nuevo.
Suélteme, le digo.
Suélteme.
¡Ay! ¡Ay!
¿Qué hiciste, maldita?
¡Me arruinaste la cara!
¿Cómo te atreviste a tocarme la cara?
Me las vas a pagar muy caro.
Te juro que me las vas a pagar.
Toma mi mano.
Entérate más sobre. Toma mi mano.
El audio novela
y los recursos disponibles en Triple W.
Punto. Toma mi mano.
Punto F o síguenos en Instagram y TikTok
como toma mi mano VSA.
No te pierdas nuevos episodios
cada miércoles.
Escúchalas en Spotify, YouTube
y Apple Podcast.
Este proyecto fue desarrollado
por Population Media Center.