Toma Mi Mano USA

Episodio 47: Poco dinero

Episode Summary

Jefferson enfrenta una situación desesperada al no poder pagar la cuenta del hospital. Alex toma acepta la invitación de Don Cruz para vivir con él, mientras Doña Esperanza recibe una sorpresa que la deja incrédula, incluso dudando de las palabras del doctor.

Episode Transcription

Es el momento de empezar de nuevo juntos.

Volver a nacer.

Toma mi mano.

Como dice, Doctor de la mano, operar.

La intervención que vamos a realizarle

a su esposa se llama legrado.

Es un procedimiento que consiste

en raspar la superficie del útero

y en ese caso

es para extraer el saco gestacional.

¿Y eso es complicado, no?

Pero aunque es una operación sencilla,

siempre hay un grado de riesgo

y por la pérdida irregular de sangre.

También se le detectó anemia.

En serio. ¿Doctor?

Sí, fíjese.

¿Y es necesaria esa operación?

¿No hay otra forma de que se recupere?

No. Este procedimiento es la única manera

de extraer todos los residuos.

Puedo asegurarme que todo va a salir

bien, Doctor.

El procedimiento es sencillo,

pero el resultado puede ser incierto.

Y mi obligación

es mencionarle los riesgos.

¿Y qué riesgos son, doctor?

Siempre existe la probabilidad

de alguna complicación.

O que encontremos algo más

que no se mostró en los exámenes.

Ya me asustó, Doctor.

Tranquilo. No se alarme.

Pero, doctor,

mi esposa no está en riesgo su vida.

Riesgo siempre hay.

Pero ella ha estado respondiendo bien.

Cálmese, por favor.

¿Y puedo verla antes de la cirugía,

doctor?

No, ahora la están preparando.

Y en este momento lo más recomendable

es que ella esté tranquila.

Ya le explicamos a su esposa

que no hay desarrollo de un bebé

y verlo a usted

puede complicar su estado emocional.

Bueno, está bien.

Pero, Doctor,

podremos tener hijos todavía.

Mire, joven, en este momento creo que

eso es lo que menos debe preocuparle.

Lo más importante

es la salud de su esposo.

Tiene razón.

Disculpe, doctor. No me haga caso.

Confiamos en

que no va a haber ninguna complicación.

Su esposo se va a recuperar y podrán

decidir si quieren tener más hijos.

Aunque no de inmediato.

Gracias, doctor.

Bien, vamos a proceder de una vez.

La operación no lleva más de una hora.

Yo le aviso cuando pueda pasar a verla.

Muchas gracias.

Voy a esperar entonces. Claro.

Solo que ahora le voy a molestar.

Si puede pasar a la caja, por favor.

Para que le den el dato de una vez.

Ah, bueno, voy a pasar entonces.

¿Qué pasó, Jefferson?

¿Qué te dijo el doctor?

Pues que Andrea está delicada.

Ay, Dios mío.

¿Y el bebé? No está embarazada.

Mamá. ¿Qué?

El doctor me explicó que no se formó

el bebé.

¿Cómo así? Mi hijo. Sí, eso me dijo.

Es un caso que parece un embarazo normal,

pero que no se forma el bebé.

Ay, mi hijo, que lo siente.

Y ahorita la van a operar.

¿En serio? ¿Y por qué?

Porque tienen que limpiarle el útero.

El doctor dice que es algo complicado,

pero me aseguró que ya va a salir bien.

¡Qué fácil todo esto!

Ay, Lo bueno es que ya la están

atendiendo, mi hijo.

Todo va a salir bien. Ya vas a ver.

Eso espero, mamá.

Yo solo quiero que Andrea se recupere.

¿Y será que la dejan salir hoy?

Pues va a depender de su estado.

Así me dijo el doctor.

Sí, pues a ver que tal.

Aunque ahora también lo que me preocupa

es cuánto me va a salir todo esto.

Si ven a mi hijo.

Si el doctor me dijo que pase a caja

de una vez.

¿De veras?

Sí, mamá.

Bueno, voy a ir a que me den otro susto.

Ay, mi hijo. Ojalá

que no vaya a hacer mucho.

Ya regreso y le cuento.

Buenas.

Buenas tardes. Señor.

Disculpe.

¿Me podría decir

cuánto es la cuenta de Andrea Orellana?

Con gusto, joven.

Solo deme unos segundos. Claro.

Tómese su tiempo.

Igual no me urge saberlo.

Creo que a nadie le gusta pedir la cuenta.

Solo los que tienen pisto. No les importa.

Ya la tengo.

Andrea, su num de Orellana.

¿La van a operar ahorita, verdad?

Y si bueno, la tarifa

ya le incluye la operación, los exámenes

que le realizaron

y un día de internado, en total

son 6000 quetzales.

¿Cuánto?

6000 quetzales.

¿No tanto, pero si le dan de alta

de una vez bajaría la cuenta, verdad?

No creo que le den de alta

acá indica que se va a quedar

en observación

y si todo está bien mañana sale.

Y si no.

Y pues se quedaría

hasta que el doctor lo ordene.

Pero aumentaría la cuenta.

Así es. Joven, la gran

y tengo que pagar todo de una vez.

Ahorita puede dar un 50%

que serían 13.000 quetzales,

el resto lo puede pagar mañana

antes de que se retiren.

Prácticamente es lo mismo.

Así es la norma del hospital

señor Orellana.

Claro,

solo que ahorita no tengo esa cantidad,

sino habrá posibilidad que cancele

mañana todo.

Permítame, voy a preguntar.

Por favor, señor.

Se lo voy a agradecer.

Bueno, si quiere yo le llamo,

porque ahorita la persona encargada está

en su hora de almuerzo.

Está bien, yo espero.

Gracias, señor.

De nada. Yo le aviso.

No sé qué voy a hacer, mamá.

Porque mi hijo.

Son 6000 quetzales

los que tengo que pagar.

No te creo, Jefferson. ¿Sí, mamá?

Ay, si La única opción que

me queda es vender la moto.

¡Mamá, mi mano!

¿Alex? ¿Estás ahí?

Soy Willa.

Pasa. Está abierto.

¿De qué rato? Si estoy en la casa.

Y no sabía que estabas aquí en tu 4.º.

Ni ruido. Haces.

Ah, es que estoy algo ocupado.

Ajá. ¿Y esa?

Tu mochila. ¿Qué onda?

Es que.

No me digas que te vas de la casa.

Pues sí, me voy.

Pero por favor, no le digas nada, Gabriel.

No quiero tener clases con él.

El Gabriel no te va a dejar

ir así de fácil.

Es que no puedo seguir así, Richard.

Ya me cansé de que el Gabriel me

esté diciendo que deje de estudiar

y que me salga del equipo de fútbol

para estar con él en su cara.

¿Y qué vas a hacer? ¿Para dónde te vas?

Te lo voy a decir, pero no quiero que lo

sepas.

Gabriel me extraña.

Vos me conoces, Alex.

Me voy a vivir a la casa de Don Cruz.

¿En serio?

Sí. Ya hace rato

me había ofrecido un lugar en su casa.

Pero yo no he querido dejar

solo al Gabriel.

Es mi hermano, eso sí.

Pero tenés razón.

Mejor que Gabriel no sepa dónde te vas.

Ya, de por si le cae mal don Cruz. Yo sé.

Por eso me quiero ir antes de que regrese.

Ya te jodiste. ¿Entonces por qué lo decís?

Porque el Gabriel hace rato

está durmiendo en el sillón

y ni cuenta se ha dado que estás aquí.

A la gran.

¿Y ahora cómo le hago para salir? Mmm.

Mira,

pues si querés yo lo meto en la cocina

y lo distraigo mientras vos

salís despacio para la calle.

Mira, vos.

Ya vas a ver que no se da cuenta.

Buena onda, Wichi.

Bah, dame un chance y cuando se me caiga

un sartén vos aprovechas para salir.

Órale.

No sé si está bien que usemos el

móvil.

¿Qué pasó, muñeca? ¿Dónde andabas?

En el baño, mi amor. ¿Tan rápido

te despertaste?

Pues sí.

Me despertó

el olor que viene de la cocina.

Qué estás. ¿Haciendo?

Ya sabes que cuando tengo ganas de probar

una receta nueva, me gusta cocinar aquí.

Eso sí, todo lo que haces te queda bien.

Bueno, mi amor.

Pues siempre tan exagerado.

Mejor venite a la cocina

y me servís una michelada.

Desde que vine metí un six a la refri.

Se me hace que hoy vamos a cenar.

Bien. Ojalá venga el Alex temprano.

Ya no tardará en venir.

Yo creo que anda con la

tal Barbarita ya ido y.

Aseguro que sí, aunque yo lo he visto

que le gusta más la otra pata,

la amiga de la Bárbara.

Seguro varias patojas quieren con el

Alex esta chulita tu hermanito.

¿Jajaja cómo así?

¿Estoy molestando?

Además ustedes son igualitos.

Venite a la cocina y me haces compañía.

Uy, me gusta.

Ah, sí, sí, me gusta cocinar.

Mami y papi, Si seguimos así

se me va a quemar la comida a.

¡Él que se está quemando! Soy yo.

Ay, Gabriel, Por tu culpa

se me cayó el sartén.

Ah, déjalo ahí. Es un sartén, viejo.

Mejor dame más besitos.

Mmm. ¿Quién anda ahí?

Ah, sí. Sos vos, Alex.

¿Y qué onda?

¿Vas o venís?

¿Eh? Estaba aquí, en el 4.º.

¿Y esa mochila?

¿Para dónde vas?

No te enojes, Gabriel,

pero me voy de la casa.

Papá.

Ahí el nene se manda solo ahora.

En el canal. No es eso.

Pero ya no

quiero saber nada de tus negocios.

Aquí el que manda soy yo.

Y vos te quedás en la casa

porque yo lo digo.

Bájale a tu enojo, Gabriel.

Ya no aguanto ese tu carácter.

Solo gritos.

Ay, sí, Ahora resulta que te molestan

los gritos y el billete que te doy.

¿Este no te molesta?

Déjalo, Gabriel ya está grandecito

para tomar sus propias decisiones.

¿Lo que pasa

que el viejo ese de Cruz ya le calentó

la cabeza con esas sus babosadas, verdad?

No, Gabriel, Don Cruz

no tiene nada que ver. No me.

Des casaca. Vos para allá.

No. Ya te lo dije.

Sí, ese viejo está vivo.

Es porque yo quiero mejor que él. Mala.

Porque si le pasa algo al viejo

ese también va a llevar tu firma.

Yo me voy por mi cuenta, Gabriel.

Por mi cuenta.

Será la vieja de aquí.

¿No te vas, patojo, cabrón?

¡Gabriel! ¿Qué te pasa? Es tu hermano.

Qué necedad la tuya,

andar sacando esa navaja por todos lados.

Guarda esa babosa, hombre.

Vos no me des órdenes.

Guárdala o yo también me voy.

Déjalo que me mate.

Solo eso le falta al diablo

matar a su único hermano.

Dale. Ya no tengo miedo, Gabriel.

¿Vos qué crees?

¿Que no lo puedo hacer para luego?

Es tarde.

Hacelo de una vez, Gabriel.

Así me voy al cementerio con mis papás

y mi abuelita, que son las únicas personas

que me han querido. Ya, Carmela, los dos.

La que se va soy yo.

No quiero ver nada. Esto.

¿Sabes qué, patojo cabrón?

Agarras a tu porquería

y te vas Ahorita mismo.

Me dejas. ¿Ir? Te digo que te vayas ya.

A ver que chingados haces.

De ahora en adelante ya no te quiero ver.

Pues prefiero vivir

en cualquier otro lado,

pero seguir estudiando y jugando fútbol.

No te vas a arrepentir, Alex.

Ya Gabriel, deja que se vaya.

Va a regresar.

Vas a ver a. Bueno, estás en.

Un. Estúpido, Gabriel. Ya no te aguanto.

No te pongas en mi contra, güey,

ya que no te conviene.

Y ahora también me amenazas.

¿Sabes una cosa?

Ahí te queda comida como para tres días.

Porque de ahora en adelante

vas a estar solo.

Y ojalá te atragantes.

Toma mi mano.

Lucía Santos, Pasar a la Clínica dos.

Lucía Santos a la clínica dos.

Ya te llaman Clínica dos. Sí, abuelita.

Aquí está.

En frente.

Con permiso.

Pasen adelante.

Ay, disculpe.

Yo pregunté

si nos podía atender una doctora.

No se preocupe, yo les atiendo. Igual.

Lucía. ¿Verdad? Sí, doctor, soy yo.

Es que pensé que nos iba a atender

una doctora.

Doña Esperanza. ¿Verdad? Sí, doctor.

Mire, aquí trabajamos doctores y doctoras

y atendemos a nuestros pacientes

con el respeto que se merecen.

Sí, lo que pasa es que.

Pues me sentiría más

tranquila si la atendiera una doctora.

Confía en mí, doña Esperanza.

¿Sabe qué pasa, doctor? Dígame.

Es que Lucía es mi nieta.

Yo solo la estoy cuidando

mientras regresan sus papás.

¿A qué hora regresa?

No, doctor.

Ellos trabajan en Estados Unidos.

No me han dicho cuando vuelven. Entiendo.

Lucía es más bien como su hija.

Imagínese la gran responsabilidad

que cae en mis hombros.

La entiendo.

Yo también tengo nietos.

Y uno los quiere tanto como a los hijos.

Entonces ya sabrá usted por

qué estoy tan preocupada por esta niña.

Lucía, tu abuelita es una buena persona

y está muy pendiente de ti.

Si usted lo dice.

Bueno, veamos qué tenemos aquí.

Fíjese que la traje

solo para que le hicieran unos exámenes

y pedí que me dieran a mí los resultados.

Tranquila, doña Esperanza.

Es parte de nuestro trabajo explicar

el informe que nos envían del laboratorio.

¿No es así, Lucía? Sí.

Porque lo que usted nos diga

es importante.

Muy bien. Chócala.

Te voy a poner 100 puntos.

Me imagino que las dos están muy ansiosas

por saber qué dice el examen de sangre.

¿Verdad? Sí, doctor.

La verdad es que yo no. Sí.

Pues ella. ¿Qué va a querer saber?

No le conviene oír

lo que usted le tiene que decir.

Doña Esperanza, cálmese, que aún

no les digo el resultado de la prueba.

Este informe dice.

Que está embarazada. Ya lo sabía.

Por eso se tardó tanto en decírmelo.

¿Verdad?

Usted no quería que yo me angustiar

más de la cuenta.

¿Abuelita, que le pasa?

¿Qué me pasa? ¿Estás embarazada, Lucía?

Doña Esperanza. No he terminado.

Ya lo sabía, Doctor.

Por favor, abuelita,

deje. Que el doctor hable.

Señora Lucía no está embarazada.

¿Cómo que no?

Si yo tengo la prueba de embarazo

aquí, la traigo en mi bolsa.

Abuelita.

No lo puedo creer.

Usted anda cargando eso.

¿Una prueba de embarazo, Lucía?

Sí, doctor, pero no es mía, doctor.

Pero es la prueba.

Mire, doña Esperanza,

su nieta, ya nos dijo que no es de ella.

¿Y cómo va a confiar en la palabra de

Lucía si la acaba de conocer?

Porque un examen de sangre es suficiente.

Además, es seguro para confirmar

si existe o no un embarazo.

Lucía no está embarazada.

¿Pero cómo puede ser?

Yo estaba tan segura.

Ahora puede estar muy segura que no hay

tal embarazo.

Lucía, no llores.

Debes estar contenta. Ya pasó.

Es que mi

abuelita no me creyó cuando se lo dije.

Y ahora que tiene las pruebas,

tampoco quiere creerlo.

Yo no sé qué le pasa, doctor.

Es que tal vez algo no salió bien

en los exámenes.

Señora, necesito que se calme

y que me ponga mucha atención.

¿Le parece?

Pero es que. Escúcheme, doña Esperanza.

Sí, doctor.

En este tipo de examen

buscamos la presencia de una hormona

en la sangre que solamente aparece

si la mujer está embarazada.

Si no se encuentra esa hormona

en la sangre, no hay embarazo.

Creo que ya le entendí.

En la sangre de su nieta

no está esa hormona.

Eso significa que.

Que Lucía no está embarazada.

Así es.

Lucía no está embarazada.

Doctor, Ahora yo tengo otra duda.

¿Qué será?

Quisiera saber

si ella sigue siendo virgen.

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